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Fundación republicana | La Valencia romana imperial | La Valencia visigoda | La Valencia musulmana |
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Fundación de la ciudad (Época republicana romana) MILITAVERANT AGROS ET OPPIDUM / DEDIT QUOD VOCATUM EST VALENTIA / SIC XXI SIC PLURIMA SAECULA FELICITER SENATUS POPULUS / QUE VALENTINUS XXI SAECULO / EXPLETO
Año 616 de la fundación de Roma (ab urbe condita), 138 a. C., Décimo Junio Bruto cónsul de Hispania, a los que habían luchado en
tiempos de Viriato dio campos y una ciudad fortificada que se llamó Valentia. Así (han pasado) 21 siglos, así
(pasen) muchos siglos más felizmente, el senado y el pueblo valenciano (lo hizo), terminado el siglo 21.
El inicio de reconquista del territorio valenciano se inicia a finales de 1231 cuando el noble Blasco de Alagón toma la población de Morella (Castellón) sin la autorización del rey Jaime I. Después de duras negociaciones entre el rey y el noble, finalmente en 7 de enero de 1232, el rey Jaime I el Conquistador entra en la ciudad. La toma de Morella es el pistoletazo de salida para el inicio de las hostilidades. A continuación se toma la población de Ares (1232) y continúa con Burriana en 16 de julio de 1233. La conquista de Burriana tiene por objetivo dividir el territorio musulmán en dos mitades, la zona norte queda aislada y las poblaciones allí situadas van a ir cayendo una a una: la difícil Peñíscola en 1233, Oropesa en 1233, Castellón en 1234 y Alpuente en 1236. Los territorios al sur de esta línea imaginaria quedan de momento a salvo. La segunda campaña o fase de conquista la podemos situar entre 1237 y 1238 y centra su atención en la capital de la taifa, Balansiya, esta capitulará el 28 de septiembre de 1238. En esta fase, las acciones militares son prácticamente inexistentes, limitándose a cabalgadas, conquista de pequeñas poblaciones y acosos puntuales propios de un periodo de guerra. Tal vez convenga matizar que el único hecho verdaderamente de armas que podemos citar sea la conocida como batalla del Puig, donde las tropas cristianas se enfrentaron en campo abierto a las tropas musulmanas que habían salido de la ciudad de Balansiya. Las tropas de Jaime I llegaron en 1237 en su avance hacia el sur, a la población hoy conocida como El Puig de Santa María, entonces conocida por los cristianos como Puig de Çebolla y Enesa por los musulmanes. En una colina de la población se levantaba el castillo musulmán de Enesa, que fue destruido por los propios musulmanes ante el avance de las tropas cristianas. Estos se retiraron a la ciudad de Balansiya y las tropas cristianas reconstruyeron con gran celeridad el castillo, en apenas tres meses. La importancia estratégica del castillo es inmensa, desde su emplazamiento se divisa amplísimas extensiones a su alrededor, incluida la costa. Jaime I regresó a Aragón para recabar ayuda, víveres y hombres para la conquista de la ciudad de Balansiya, situada a escasos 20 kilómetros del Puig. Jaime I dejó al frente de las tropas a su tío, hermano de su madre María de Montpelier, Bernat Guillem de Entença quien tenía ordenes de esperar la llegada de refuerzos. Los musulmanes enterados que el rey había abandonado Enesa salieron de la ciudad a fin de acometer a las tropas cristianas refugiadas en el castillo. Los cristianos en una operación un tanto arriesgada decidieron combatir a los musulmanes en campo abierto a pesar de encontrarse en inferioridad numérica. La batalla conocida como del Puig o de Enesa tuvo lugar en 20 de agosto de 1237 (634 de la Hégira) y fue una completa derrota para los musulmanes. Estos tuvieron que retirarse tras las murallas de Valencia y ya tras esta batalla nunca pudieron efectuar ninguna acción bélica de carácter ofensivo. En la batalla murió el tío del rey, Bernat Guillem de Entença, quien fue enterrado y allí sigue, en el Monasterio del Puig de Santa María. Según la tradición en el lugar del enfrentamiento se levantaría en 1575 una ermita en honor a san Jorge, ermita que aunque reformada todavía permanece en pie. Hasta entonces el lugar de la batalla solo estaba marcado por una cruz clavada sobre una piedra de molino. La intitulación de la ermita a san Jorge tiene un aire de leyenda, ya que es tradición que el propio santo se apareció montado en un caballo en plena batalla, dando fuerzas y ánimos a los aragoneses para seguir combatiendo, no hay que olvidar además, que san Jorge es el santo patrón de Aragón. Esta aparición santa en el fragor de la batalla, ha pasado al imaginario colectivo del pueblo valenciano y ha sido ampliamente representada en obras pictóricas. El Puig de Çebolla se convertiría en base principal donde reunir fuerzas, avituallar a las tropas y preparar el sitio a la ciudad. En este periodo según cuenta la historia, el futuro santo, Pedro Nolasco (* Mas-Saintes-Puelles, Francia 1180 † Barcelona 1245) de la orden de la Merced y que acompañaba al rey en la reconquista, tuvo unas visiones donde siete estrellas revoloteaban en un lugar cercano al castillo, Pedro Nolasco y el propio rey investigaron y encontraron en el lugar un icono de la Virgen María oculta en el interior de una campana, que a su vez estaba enterrada en el suelo. El hallazgo se consideró milagroso y el propio rey mandaría edificar un monasterio que puso bajo la protección de la Virgen y que sería llamado Santa María del Puig, quedando al cuidado de la orden de la Merced. A raíz de este milagroso hallazgo Santa María del Puig sería nombrada patrona del Reino de Valencia, título que algunos siglos después compartiría con la Virgen de los Desamparados. El 24 de enero de 1238 el rey Jaime I llega al Puig de Çebolla y se pone al frente de las tropas. La nobleza que le acompaña, le desaconseja atacar la ciudad, pero el rey hace promesa de no volver a Aragón hasta tanto haber conquistado la ciudad. Y para demostrar la veracidad de lo dicho, hace traer a su esposa Violante de Hungría a Burriana, para que permanezca junto a él, en señal de su promesa. El 22 de abril de 1238 pone sitio a la ciudad de Balansiya, las tropas aragonesas sitúan su campamento en la almunia de Rusafa y desde este emplazamiento inician el hostigamiento sobre la ciudad. Otro hecho histórico que se mueve en el ámbito de la leyenda es aquel que hace referencia a la presencia del murciélago en la heráldica de la ciudad y que hunde sus raíces en la misma conquista de la ciudad. Según cuenta la leyenda, mientras Balansiya estaba sitiada, un numeroso grupo de musulmanes salieron de noche de la ciudad, con ánimo de atacar el campamento cristiano mientras estos dormían. Ni los perros que guardaban el campamento, ni la propia guardia militar se percataron de la salida enemiga, sin embargo en la tienda de campaña del rey, se había posado un murciélago y sus grandes orejas si escucharon el poco ruido que hacía el enemigo, inmediatamente echó a volar y con el revuelo que formó el animal en el campamento, las tropas cristianas se percataron de la presencia de los atacantes y después de una breve lucha, les obligaron a regresar al amparo de las murallas. Desde ese momento el murciélago se convirtió en animal totémico de las tropas cristianas de la ciudad de Valencia y en el futuro sería incorporado al escudo de la ciudad, tal y como nos llegado hasta hoy día. El murciélago en valenciano es denominado rat penat castellanizado como "rata penada". Lo rat penat es ya, un símbolo propio del Reino de Valencia (hoy Comunitat). Si la conquista de la ciudad de Valencia está rodeada de leyendas fantásticas, hay una historia que si que está confirmada documentalmente. La historia la cuenta el propio rey en su Crónica de Jaime I (llibre dels feits), una crónica no escrita con su mano, pero si escrita por un amanuense a su dictado. Nos cuenta como mientras hacía un recorrido a caballo cerca de las murallas de Valencia, un ballestero musulmán logró alcanzarle con una flecha en la cabeza. La saeta penetró en el interior del casco dejándolo herido de gravedad, la providencia quiso que el rey pudiera recuperarse de la herida y el cerco de la ciudad no se malograse ante la posibilidad de la muerte del monarca. Esta historia tiene una segunda parte, aunque esta mucho más reciente. Durante la guerra de la independencia, los franceses saquearon el monasterio de Poblet, donde estaba y está enterrado el rey Jaime I el Conquistador. En el saqueo los franceses desvalijaron todas las tumbas y esparcieron los huesos de todos los reyes por el suelo de la iglesia, un monje de Poblet consiguió recoger los huesos reales y esconderlos en grandes bolsas aunque todos juntos. Finalizada la guerra y al intentar devolver los huesos a sus legítimos propietarios, hallaron un cráneo con una herida de flecha en la cabeza, señal inequívoca que la calavera pertenecía al rey conquistador. La sorpresa fue mayúscula, cuando entre los restos encontraron otra calavera también con una herida de flecha en la cabeza. Ante la duda de cual de las dos calaveras pertenecía al rey Jaime, estimaron conveniente guardar las dos cabezas en el sarcófago del rey Jaime I, por lo que actualmente en su sepulcro hay dos cabezas guardadas.
E, quant veem nostra senyera sus en la torre, descavalcam del cavall e dressam-nos vers orient e ploram de nostres ulls, besant la terra, per la gran merçé que Déus nos havia feyta (Y, cuando vimos nuestra senyera (bandera) en lo alto de la torre, descabalgamos del caballo y nos pusimos de cara a oriente y lloramos de nuestros ojos, besando la tierra, por la gran merced que Dios nos había hecho). (Crónica del rey Jaime I). De toda las acciones de reconquista de la taifa musulmana, la más importante fue sin duda la toma de la ciudad de Balansiya. Las tropas de Jaime I el Conquistador cruzan el Turia (Guadalaviar) por la desembocadura del Grao y establecen su campamento en Ruzafa, poniendo sitio a la ciudad de Balansiya el 22 de Abril de 1238. El martes 28 de septiembre de 1238, el rey musulmán Zayyán firma en Ruzafa, las capitulaciones para la rendición de la ciudad al rey Jaime I el Conquistador (Haymi o Yaqmih rey de los rum, en las crónicas árabes). Estamos en el 17 de safar del año 636 del calendario musulmán. El 9 de octubre, el rey Jaime I entra en la ciudad y dirigiéndose a la mezquita mayor oficia la primera misa en la recién conquistada ciudad. Por entonces se calcula que la ciudad de Valencia podía tener alrededor de 15.000 habitantes aunque la población podría ser tres o cuatro veces mayor a consecuencia de los refugiados que se habían protegido al amparo de las murallas. En las capitulaciones se establece un plazo de 20 días para que abandonen libremente la ciudad todos aquellos musulmanes que lo deseen junto con las pertenencias que puedan llevar. Además se establece un periodo de tregua de siete años en el cual el rey Jaime I el Conquistador se compromete a no realizar ningún actividad hostil sobre las tierras situadas al sur del Júcar con Cullera como nueva frontera. El rey Zayyán abandona Balansiya el día previo a la entrada del rey conquistador en la ciudad y pone rumbo hacia Cullera. Las condiciones de capitulación se cumplieron, no así lo referente a los siete años de tregua, pues a la primera ocasión que pudo, Jaime I comenzó las cabalgadas y los ataques sobre Cullera. Iniciadas nuevamente las hostilidades, en 1240 Cullera fue tomada por las tropas del rey. El avance cristiano continuaría hacia el sur, conquistando: Rebollet (1240), Bairén (1240), Villena (1240), Alzira (1242), Xátiva (1244), Denia (1244), Villajoyosa y Biar en 1245, considerada como la última plaza a conquistar por el rey aragonés, en virtud del tratado de Almizrra, firmados en 26 de marzo de 1244 en la población de Campo de Mirra (Alicante) y por el cual, la Corona de Castilla y la Corona de Aragón, establecían los límites de conquista entre ambas coronas. En el tratado por tanto se distribuyen las áreas de influencia y posesión de la corona de Aragón y de alguna manera configura el futuro territorio de lo que años después sería el Reino de Valencia. El tratado sería firmada por el rey Jaime I el Conquistador por Aragón y el infante Alfonso (futuro rey Alfonso X el Sabio) por Castilla. Todas estas conquistas no podemos considerarlas como tales, ya que la mayoría de las veces se trata de una ocupación más o menos pacífica del territorio más que una conquista militar. Con estas acciones queda por tanto configurado en gran medida el territorio que más tarde incluirá el Reino de Valencia y por otra parte queda cerrado el camino aragonés hacia el sur, pues la zona de la taifa de Murcia es territorio de conquista castellana. Sin embargo la pacificación del territorio ganado no es definitiva, entre 1247 y 1258 tiene lugar diversas sublevaciones de la población musulmana contra el rey Jaime I. Ello es consecuencia de la política de pactos llevada por el rey que en la práctica consistía en la permanencia de la población musulmana a cambio del reconocimiento de la autoridad del rey y la entrega de los castillos. La sublevación será llevada por el mudéjar Al-Azraq que durante once largos años pondrán en jaque a las tropas cristianas pero que finalmente conllevará su autoexilio al reino de Granada. En 1248 se decretó una expulsión de los musulmanes del reino de Valencia pero este decreto tuvo un alcance muy limitado. Aún durante el periodo 1275 y 1277 los musulmanes que todavía quedaban en territorio cristiano llevaran a cabo diversas sublevaciones, estas fueron motivadas por los múltiples abusos que los cristianos cometían contra los musulmanes y el constante aumento de población cristiana. Sería conocida como gran revuelta mudéjar. Con la conquista cristiana, Valencia, ya nunca más volverá a manos musulmanas. Otra historia, otra cultura, otra religión, un cambio de población, un cambio de estructura urbana, otra manera de entender la vida, entrará en juego en la historia de Valencia, de Aragón y de España. Jaime I dará forma legal en 1240 al Reino de Valencia, sustituto de ese antiguo reino de taifas conocido como Balansiya. Hay constancia que ya desde abril de 1239 el rey Jaime I tiene la voluntad de crear un nuevo reino que no tuviera dependencias de otros territorios de la Corona, ya que consideraba que la conquista del reino era producto de su esfuerzo y empeño personal, el reino le pertenecía por conquista y no por herencia de sus antepasados. Haciendo uso del fuero catalán, el rey Jaime I hace entrega a su caballerizo mayor Juan de Pertusa, de las espuelas, freno del caballo y escudo que portaba el rey en la campaña. Estos trofeos quedaron custodiados en la capilla que la familia Pertusa poseía en la catedral de Valencia, para posteriormente ser donados a la catedral por uno de sus sucesores: Ramón Guillem de Pertusa, quedando instalados a partir de entonces en la capilla mayor de la catedral. Durante la guerra civil de 1936 estos trofeos pasaron a ser custodiados por el Ayuntamiento de la ciudad, que una vez finalizada la guerra no los devolvió quedando depositados desde entonces en el Museo Histórico Municipal. La repoblación de la ciudad de Valencia se realizó con gentes venidas de toda Aragón, destacando los contingentes catalanes, aragoneses, navarros y occitanos. Por lo general los grupos humanos se agrupaban por barrios o zonas dependiendo de su lugar de origen. El reparto de tierras y casas de musulmanes entre los cristianos queda reflejado en el conocido como Llibre del Repartiment donde antes incluso de la conquista de Valencia, el rey hace entrega a sus partidarios de las tierras y casas a ocupar. Así sabemos que la primera anotación realizada en el Llibre del Repartiment lleva fecha 25 de julio de 1237, cuando el rey Jaime se encontraba todavía acampado en tierras de la zona del Puig. Jaime I de camino hacia el monasterio de Poblet, fallece en Alzira (Valencia) en 27 de julio de 1276, sus restos mortales fueron traídos a Valencia y depositados en el crucero de la catedral hasta que en 1278 su hijo Pedro III el Grande pudo cumplir los deseos del monarca fallecido, que deseaba que sus restos reposaran en Poblet. Con la entrada del rey Jaime I el Conquistador en la ciudad de Valencia, bien pronto se establece una nueva forma administrativa de gobierno de la ciudad. Esta se agrupará en parroquias (algo parecido a los actuales barrios), cada parroquia elige una serie de ciudadanos que lo representan en el Consejo de la Ciudad (una forma de ayuntamiento), cada parroquia dispone de una demarcación, una iglesia y cementerio propio. La ordenación de las parroquias y sus cementerios quedó delimitada por una concordia firmada por todos su rectores en 1245. En total la división de la ciudad se realiza en doce parroquias, toman como centro el lugar de emplazamiento de la iglesia parroquial, que en ocasiones a su vez se construye sobre una antigua mezquita. Las doce primeras parroquias de la ciudad y germen del actual ordenamiento urbano son:
Recién conquistada la ciudad en 1238, la mezquita musulmana es purificada y convertida en catedral con la intitulación de Santa María. Desde 1238 hasta 1262 en que se coloca la primera piedra de la nueva catedral, será el edificio musulmán purificado centro de la vida espiritual de la ciudad. En 1262 esta situación cambia pues el obispo de la ciudad Andrés de Albalat decide la construcción de una nueva catedral de nueva planta. Desde tiempo antes de la conquista de la ciudad se había planteado una fuerte disputa entre Pedro de Albalat, arzobispo de Tarragona y Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, por el control de la nueva diócesis que se veía cercana una vez conquistada la ciudad de Valencia. En 1245 el papa Inocencio IV decretó que la diócesis valentina será dependiente de la provincia eclesiástica de Tarragona, zanjando así un problema que llevó a una fuerte división interna e incluso al uso de las armas por parte de las facciones enfrentadas. El 13 de septiembre de 1245 el rey Jaime I concede un privilegio autorizando la creación de un consejo municipal formado por jurados y consejeros elegidos libremente por los ciudadanos y prohoms de la ciudad, sin que haya intervención real. El rey delega pues, los poderes necesarios para gobernar, administrar y regir la ciudad. El gobierno de la ciudad es asumido por cuatro jurados que asumen la representación de un consejo de ciudadanos, la renovación del cargo de jurado se hacía anualmente. Esta situación cambiará en 1283 cuando se crea el Consell General de la Ciutat. Este consell estará formado por seis consellers por cada una de las doce parroquias de la ciudad, más cuatro consellers por cada uno de los quince gremios reconocidos, lo que hace un total de 132 consellers que serán los encargados del gobierno municipal. Nace así un sistema de doble representación (parroquial y gremial). Los elegidos para los cargos municipales se denominaban según su procedencia social: Caballeros: (cavallers) miembro de la pequeña nobleza que habían sido nombrados caballeros. Generosos: (generós) miembro de la pequeña nobleza que no ostentaban la condición de caballero. Ciudadanos: (ciutadans o prohoms) vecinos de la ciudad que formaban parte de los distintos gremios u oficios. En 1240 el rey Jaime I establece en la ciudad de Valencia un nuevo cuerpo legislativo distinto de los Usatges catalanes y los furs aragoneses, son las Costums que poco a poco se irán ampliando a todo el Reino de Valencia. Las Costums regirán los destinos del Reino hasta el 22 de febrero de 1261 en que son sustituidos por los Furs valencianos. En 1245 con la conquista del castillo de Biar, considerado el punto y final de la reconquista cristiana aragonesa, el código jurídico de la ciudad de Valencia se aplicará a todo el Reino de Valencia. Las Costums serán pues el primer código legislativo del Reino de Valencia. El 15 de junio de 1247 el rey concede el privilegio de creación de una nueva moneda de uso en todo el Reino, llevará el nombre de real (real de València). En 1249 es creada Vila Nova Maris Valentiae, nuevo poblado urbano (Grao) que agrupa a la población que vive y trabaja cerca del mar y que será el germen de lo que en el futuro se conocerán como los poblados marítimos. El 7 de abril de 1261 tiene lugar un hecho clave en la historia de Valencia y más concretamente del Reino, pues en esta fecha el rey Jaime I jura por primea vez los fueros (furs) ante las Cortes Valencianas, lo que se considera como el nacimiento del Reino de Valencia como entidad diferenciada del Reino de Aragón. Los fueros junto con los privilegios (privilegis) serán la base del ordenamiento jurídico valenciano que estarán en vigor hasta 1707 en que con el decreto de Nueva Planta del rey Felipe V de Borbón, los mismos sean derogados. Los fueros eran las leyes por las que debía regirse el Reino de Valencia, y eran un compendio tanto de los fueros aragoneses, las costums valencianas como las usatges catalanas. Los fueros valencianos sustituyen a las Costums, estos estaban escritos en latín y por primera vez se traducen a la lengua romance que se habla en Valencia. El 11 de abril de este mismo año, Jaime I firma un privilegio en el que dispone que sus sucesores estarán obligados a jurar los fueros valencianos al comienzo de su reinado. En 1276 el rey aragonés Jaime I muere en Alzira cuando iba camino de Poblet (Tarragona). El cadáver recibe sepultura provisional en la catedral de Valencia hasta que su hijo años más tarde decide el traslado al panteón de Poblet. En su testamento Jaime I divide la Corona de Aragón entre sus hijos: a Pedro el Grande le hace entrega de Aragón, los condados catalanes y el Reino de Valencia y a su hijo Jaime, el reino de Mallorca y el Rosellón. Siglo XIV En 1317 el rey Jaime II el Justo crea la orden militar de Montesa, es la única orden militar estrictamente valenciana. Uno de los fines de creación de esta orden militar era recoger los bienes de la desaparecida y extinta orden del Temple que el papa Clemente V había suprimido en 1312. Su sede estuvo en la población valenciana de Montesa pero en el siglo XVIII y como consecuencia de un terremoto que destruyó el castillo y la sede, esta se trasladó a la ciudad de Valencia, frente al Puente del Real construirían su casa palacio, conocida en la actualidad impropiamente como Palacio del Temple. En 1333 tiene lugar un hecho que ha pasado al ideario colectivo de los valencianos. En esta fecha el rey de Aragón Alfonso IV el Benigno quiso separar de la jurisdicción real, algunas ciudades y villas del Reino de Valencia (Xátiva, Alzira, Sagunto, Morella, Castellón y Burriana) con el fin de entregárselas en propiedad a su hijo Fernando. En el origen de esta decisión parece estar oculta la mano de su segunda esposa, Leonor de Castilla que deseaba entregar al hijo de ambos estas villas y ciudades, ya que el heredero de la Corona era su hijastro Pedro, más tarde conocido como el Ceremonioso. Esta decisión era un claro contrafuero, es decir, iba en contra de los fueros valencianos a los que el rey había jurado defender. Encontrándose el rey en el Palacio del Real de Valencia, se presentaron ante él, los jurats de la ciutat y Francesc de Vinatea como jurat en cap. Tomando la palabra Francesc de Vinatea le reprochó al rey tal decisión, recordándole que esta acción era un contrafuero y que estos no estaban dispuestos a consentirlo. La esposa del rey que estaba presente, recriminó al rey que permitiese tal ofensa a su persona, pero este contestó a su esposa "¡reina, reina!, el nostre poble és franc e no és així subjugat com és lo poble de Castella, car ells tenen a Nós com a Senyor e Nós a ells como a bons vassalls e companyons". Acto seguido anuló el contrafuero. Si la decisión real hubiera continuado habría supuesto la división del Reino de Valencia; con la acción de Francesc de Vinatea y el resto de sus compañeros, se siguió garantizando la unidad de las ciudades y villas del Reino de Valencia. En marzo de 1347 el rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso, proclama como heredera a la Corona de Aragón, a su hija Constanza en detrimento de su propio hermano Jaime de Urgel a quien le correspondía la corona, ya que la ley no permitía que las mujeres reinaran en la Corona de Aragón. Este hecho supuso el enfado de amplios sectores de Aragón y de Valencia en lo que consideraban una vulneración de los fueros, por lo que se crean la Unión Aragonesa y la Unión Valenciana o simplemente la Unión. Este hecho dio lugar a una guerra civil que tendría lugar entre 1347 y 1348 y que pasará a la historia como la guerra de la Unión. En el caso valenciano, además, se unía un clamor general por la crisis agraria que se arrastraba en el campo, una alta presión fiscal por parte del rey, empeñado en guerras que necesitaba de grandes cantidades de fondos y una acusación de autoritarismo que había provocado un estado de malestar latente. En mayo de 1347 un grupo de ciudades del Reino encabezada por la ciudad de Valencia se enfrenta a las tropas reales ayudadas por algunos sectores de la nobleza valenciana. En julio pactan la Unión Aragonesa y la Unión Valenciana. Los primeros enfrentamientos tienen lugar en diciembre de 1347 con las batallas de La Pobla Llarga (Valencia) y Bétera (Valencia), ganadas por las tropas de la Unión. Inclusive en los primeros meses de 1348 el propio rey cae prisionero de las tropas de la Unión y es sometido a vejaciones y burlas. A mediados de 1348 el rey es liberado y lleno de rencor vuelve a la carga contra la Unión Aragonesa a la que vence totalmente en Épila (Zaragoza) el 25 de julio de 1348. Este descalabro militar deja a la Unión Valenciana en minoría y no pueden evitar ser derrotados en la batalla de Mislata (Valencia) el 9 de diciembre de 1348; al día siguiente el rey Pedro entra en la ciudad de Valencia y realiza un escarmiento general entre los cabecillas de la rebelión. Es conocida la tortura sufrida por el unionista Joan Sala, que fue obligado a beber el bronce fundido de la conocida como campana de la Unión, por ser esta la encargada de tocar "a rebato" a la Unión. El rey Pedro anuló todos los privilegios que tuvo que firmar mientras estuvo prisionero de los unionistas entre marzo y abril de 1348 y establece fuertes penalizaciones de guerra. Sin embargo la tensa situación que se iba gestando con el reino de Castilla hace que el rey tenga que echar freno a su política sancionadora y suavizar la mano ante lo que se le podía venir encima. El 23 de enero de 1350 nace en la ciudad de Valencia, un niño que llegará a santo, Vicente Ferrer, más conocido como San Vicente Ferrer. De todos conocido no vamos a extendernos en la vida del personaje, santo taumaturgo, dominico, doctor en teología, amigo del antipapa Benedicto XIII (papa Luna) y consejero de reyes y nobles aragoneses. Pieza clave en el conocido como compromiso de Caspe que tanta importancia tuvo en los destinos de la Corona de Aragón. San Vicente Ferrer falleció en Vannes (Francia) el 5 de abril de 1419, y allí descansan sus restos. En 1356 estalla una guerra entre la Corona de Castilla y la Corona de Aragón, la conocida como guerra de los dos Pedros (entre 1356-1365), pues son sus protagonistas el rey de Castilla Pedro I el Cruel y el rey aragonés Pedro IV el Ceremonioso. La guerra obligará a la ciudad de Valencia a construir un nuevo recinto amurallado que englobará a los nuevos barrios y arrabales que habían desbordado las viejas murallas musulmanas. Son las conocidas como murallas cristianas de Valencia y que con mayor o menor fortuna subsistirán hasta 1865 en que son demolidas para permitir el ensanche de la ciudad. De este periodo bélico, habría que destacar las dos veces que las tropas castellanas se encontraron a las puertas de la ciudad y no la pudieron conquistar, el rey de Aragón agradecido concedió en 1377 el uso en el escudo de la ciudad de dos letras "L" en señal de lealtad por los dos asedios a la ciudad, el primero que duró veinte días en el año 1363 y el segundo ya en el 1364. En 1358 se crea la Junta de Murs i Valls, encargada de las obras públicas de la ciudad tanto civiles como militares. Entre las obras realizadas por este organismo estarán las nuevas murallas de la ciudad, el alcantarillado, la construcción de puentes y los pretiles de la ciudad. Esta junta sería sustituida en 1595 por la Fàbrica Nova del Riu encargada de los mismos cometidos. El rey Pedro IV de Aragón autoriza el 3 de junio de 1365 la creación de una milicia cuya misión es proteger y dar escolta a la Real Senyera en todas sus salidas, ya sea en tiempos de guerra o de paz. El privilegio firmado en Murviedro (actual Sagunto) llevará por nombre Ballesters del Centenar de la Ploma o Companya de Ballesters. Formada por cien caballeros (centenar), su capitán será el justicia de lo criminal. El patrón de esta milicia será san Jorge y disponía de capilla propia en la actual plaza de Rodrigo Botet. La milicia fue disuelta en 1707 al ser suprimidos los fueros valencianos por el rey Felipe V de Borbón. En 1391 tiene lugar uno de los hechos más tristes de la historia valentina, nos referimos al asalto de la judería aljama. Esta se encontraba localizada entre las actuales calles del Mar donde se encontraba la sinagoga mayor y el edificio del Corte Inglés de Pintor Sorolla donde se encontraba la conocida como puerta de los Judíos y el cementerio judío. Aunque el odio hacía los judíos venía de lejos no solo en el Reino de Valencia sino también en el resto de los reinos hispanos, fue el 9 de julio cuando se produjo un levantamiento general que acabó con la vida de muchos judíos de la ciudad de Valencia y la desaparición de la aljama incluyendo la sinagoga que acabaría convirtiéndose en el Convento de San Cristóbal. Un hecho similar tuvo lugar el 1 de junio de 1456 pero esta vez el asalto fue realizado en la morería, que era el barrio donde residían los descendientes de los musulmanes que habían decidido quedarse en la ciudad después de la conquista de Jaime I. A raíz de este asalto, la judería valenciana desapareció. Siglo XV - El siglo de oro valenciano El conocido como siglo de oro valenciano (siglo XV) comienza en sus primeros años con el asesinato en 21 de marzo de 1407 de Ramón Boil Dies, II barón de Bétera y gobernador de la ciudad entre 1393 y 1407 fecha de su muerte. El asesinato tuvo lugar en la actual plaza de San Vicente Ferrer, cerca de su domicilio, en el lugar donde hoy día se levanta la Iglesia de Santo Tomás y San Felipe Neri. Una noche cuando salía Ramón Boil de su casa fue apuñalado por un sicario; la causa parece ser un asunto de faldas por una mujer que jugaba con dos barajas. Aunque el motivo del crimen es el aludido, tuvo también un cierto trasfondo político ya que Ramón Boil era afín a la familia de los Vilaragut que defendían al conde Jaime de Urgell como legítimo heredero a la corona de Aragón y Joan de Pertusa afín a los Centelles que defendían a Fernando de Antequera como heredero a la corona aragonesa. Si juntamos ambas causas, los celos y los motivos políticos tendremos el motivo del asesinato. El responsable del asesinato fue el caballero Joan de Pertusa. Horas antes de subir al patíbulo había confesado el asesinato haciendo alarde del mismo. El autor del crimen subió al patíbulo y fue ahorcado, la calle donde vivía Ramón Boil fue renombrada como calle del Gobernador Viejo con el fin de distinguirlo de su hijo Ramón Boil y Montagud († Nápoles 1458) llamado el Joven. Todavía se mantiene en el callejero municipal el nombre de Gobernador Viejo y aunque algo vetusta, pasa por ser una de las calles nobiliarias de la ciudad. En 22 de abril de 1412 tiene lugar el conocido como Compromiso de Caspe (Zaragoza) del que salió elegido como rey de la corona de Aragón, Fernando de Antequera. Los antecedentes del hecho vinieron motivados por la muerte sin sucesión legítima del rey de Aragón Martín I el Humano († 1410), lo que trajo consigo diversas desavenencias y conflictos entre los posibles candidatos y las facciones que las apoyaban. Se llegó el 15 de febrero de 1412 a un pacto conocido como Concordia de Alcañiz (Teruel) por la cual los estados de la corona de Aragón se reunirían en Parlamento General y nombrarían un nuevo rey elegido por nueve prohombres entre los distintos estados de la corona aragonesa. Se implicaron el Reino de Aragón, el Reino de Valencia y el Condado de Barcelona, los cuales eligieron a tres representantes por cada territorio; los valencianos eligieron a fray Vicente Ferrer (futuro santo), su hermano fray Bonifacio Ferrer y Ginés Rabassa que por su avanzada edad sería sustituido por Pedro Bertrán. Por el condado de Barcelona fueron elegidos Pere Sagárriga (arzobispo de Tarragona), Guillem de Vallseca (jurista) y Bernat de Gualbes (doctor en leyes) y por el Reino de Aragón, Domingo Ram (arzobispo de Huesca), Fernando de Aranda (caballero) y Berenguer de Bajardí (caballero y jurista). En el compromiso tuvo especial relevancia nuestro Vicente Ferrer ya que dado su carisma personal supo atraer a su bando al resto de los compromisarios, el resultado fue la elección de Fernando de Antequera como rey de Aragón y la llegada de la dinastía castellana de los Trastámara en Aragón. Fue elegido por seis votos a favor, una abstención (Pedro Bertrán de Valencia) y dos compromisarios catalanes que votaron por otro candidato (Pere Sagárriga y Guillem de Vallseca). La elección fue proclamada el 28 de junio de 1412. Los candidatos a la sucesión de la corona de Aragón fueron: Jaime (conde de Urgell), Luis (duque de Calabria), Fadrique o Federico (conde de Luna), Fernando (infante de Castilla) y Alfonso (duque de Gandia), aunque de hecho solo dos candidatos tenían posibilidades: Jaime de Urgell y Fernando de Antequera, infante de Castilla. Jaime de Urgell era yerno del rey Pedro IV el Ceremonioso y por tanto cuñado del difunto rey Martín el Humano. Tras el Compromiso de Caspe se levantó en armas contra el nuevo rey, fue derrotado y encerrado en el castillo de Xátiva (Valencia) hasta que murió en 1 de junio de 1433. En el siglo XV tiene lugar el llamado siglo de oro valenciano, un periodo en el que la vida literaria, artística y edilicia se impone sobre el resto de territorios de la corona de Aragón. Valencia llega incluso a convertirse en la ciudad más poblada de todo el Mediterráneo superando incluso a Barcelona y Zaragoza por número de habitantes. Es en este siglo de oro cuando surgen los personajes más importantes de la vida cultural valenciana:
Uno de los personajes que anduvieron por nuestro suelo valentino durante el siglo XV fue María de Castilla. Una mujer no especialmente conocida pero si con relativa importancia en la historia de la ciudad. Y si la traemos a colación es por estar enterrada en nuestra ciudad, siendo como era reina de Aragón. María de Castilla (* Segovia 14-11-1401 † Valencia 04-10-1458), era hija del rey de Castilla Enrique III el Doliente y de su esposa Catalina de Lancaster, era por tanto infanta de Castilla e incluso en algún momento llegó a ostentar el título de Princesa de Asturias. Contrajo matrimonio en la catedral de Valencia el 12 de octubre de 1415 con el futuro rey de Aragón Alfonso V el Magnánimo. Los casó el propio papa (antipapa) Benedicto XIII inmerso como estaba en el cisma de occidente. María fue desde su mismo nacimiento una mujer de salud delicada, se cree que entre otras enfermedades era epiléptica, además no era especialmente guapa, de pequeña había padecido viruela y tenía señales de la enfermedad en el rostro. Es por ello que el matrimonio no fue muy venturoso, era de dominio público que ambos cónyuges se odiaban, ella era muy religiosa y él de carácter libertino y mujeriego. Dado que el rey Alfonso no tenía el mínimo interés por su esposa no llegaron a tener hijos. El rey Alfonso V marchó a conquistar el reino de Nápoles y ya de paso conquistar a las mujeres napolitanas. En ausencia de su esposo, en ocasiones a María de Castilla le tocaba realizar funciones de lugarteniente del reino; desde el palacio del Real, María de Castilla regía los destinos de un reino. Si bien es cierto que ambos se odiaban, hay que reconocer que María de Castilla y Alfonso V mantuvieron una correspondencia más que correcta solo en cuestiones que afectaban a la gobernabilidad del reino. Cuando María de Castilla se enteró que su esposo había tenido un hijo con una amante napolitana, no tuvo mejor ocurrencia que comunicarle a su marido que su madre había fallecido, cosa que era mentira, por lo que el disgusto y el enfado debieron ser monumentales. María de Castilla fue reina consorte de Aragón desde 1415 hasta su muerte en 1458. Murió pocos meses después que su esposo Alfonso († 27-06-1458). A la muerte del rey, fue su hermano Juan II quien se haría cargo de la corona de Aragón. María de Castilla fue enterrada en el Monasterio de la Trinidad de Valencia (junto a los Viveros), su cuerpo no llegó a ser profanado por lo que se conservan sus restos en aceptable estado de conservación. Su tumba es visitable en el claustro del monasterio de la Trinidad. En un primer momento el rey Alfonso V y su esposa María habían elegido ser enterrados en el convento de Santo Domingo, para ello construyeron la capilla ahora conocida como de los Reyes, pero dado que si en vida no se habían soportado, nada hacía presagiar que después de muertos fueran a cambiar las cosas, por lo que la capilla quedó vacía y las hornacinas de los muros donde iban a ser enterrados nunca fueron ocupadas, eso si, la capilla sigue recibiendo el nombre de capilla de los Reyes o capilla Real. Elevación a sede metropolitana de la catedral El 9 de julio de 1492 el papa Inocencio VIII eleva la sede episcopal valentina a la categoría de metropolitana, era en ese momento obispo de la diócesis Rodrigo de Borja, más tarde futuro papa Alejandro VI y como sufragáneas de la valenciana las iglesias de Mallorca y Cartagena. Siglo XVI - El siglo de las guerras de las Germanías La primera vista que tenemos de la ciudad de Valencia es de 1563, cuando el artista flamenco Antoine van den Wijngaerde († Madrid 07-05-1571) dibujó por encargo del rey Felipe II una serie de grabados de distintas ciudades españolas, entre ellas la de Valencia. En esta vista realizada desde alto podemos ver la estructura de la ciudad y principalmente la muralla en su fachada norte (la que mira al río Turia), los puentes, el trazado de algunas calles y alguno de los barrios extramuros. Guerra de las Germanías El acontecimiento que marca sin genero de dudas el siglo XVI valenciano, es la conocida como Guerra de las Germanías. Aunque no es un conflicto estrictamente valenciano, en nuestro Reino adoptó tintes particulares. La Guerra de las Germanías fue un conflicto armado que tuvo lugar entre 1519 y 1523 entre las asociaciones gremiales de artesanos y la nobleza apoyada por el poder real. Se trató pues de una revuelta social entre la clase trabajadora y la nobleza. El nombre Germanías proviene de uno de los bandos del conflicto: las Hermandades Gremiales de donde derivará Germanías o Hermandades. La Guerra de las Germanías tuvo lugar simultáneamente con las Guerras de las Comunidades de Castilla (1520-1522) con las que guardan algunos puntos comunes pero difieren en otros muchos. Los gremios ya desde los tiempos del rey Fernando el Católico habían formado milicias armadas para defenderse de los ataques berberiscos a las costas mediterráneas. La epidemia de peste de 1519 llevó a la nobleza valenciana a las casas de campo donde se consideraba más segura la vida, ello llevó a un vacío de poder en las ciudades que fue ocupado en alguna medida por los gremios. En noviembre de 1519 se creó una junta de 13 de personas representantes de los gremios (la junta de los trece), que se hicieron cargo de la situación. La junta tenía su lugar de reunión en la iglesia de San Martín. Al frente del movimiento agermanado se encontraban el erudito Joan LLorens († Valencia 1521) y el jurado de la ciudad Guillém Castellví († Xátiva 1522), más conocido como Guillém Sorolla, ambos además miembros de la cofradía de Sant Jordi. En primera instancia los gremios agermanados dominaron la situación, se asaltó el barrio de la morería a los que se les acusaba de estar en connivencia con la nobleza, se asaltaron las haciendas rurales y se saquearon las huertas. El virrey de Valencia (1520-1523), Diego Hurtado de Mendoza y Lemos, I conde de Mélito († Toledo 1536) tuvo que huir a Denia donde juntó un ejercito realista. Mientras tanto las tropas agermanadas constituían juntas revolucionarias en las principales ciudades. El conflicto armado se desarrolló en varias fases, en 1521 las tropas reales conquistaron Orihuela (Alicante), capital de la gobernación de su mismo nombre. Desde el sur las tropas reales conquistaron Alicante y otras ciudades del sur del Reino, mientras tanto por el norte, Alonso de Aragón († El Puig de Santa María 1563), duque de Segorbe avanzaba en dirección a Valencia. El 18 de julio de 1521 el duque de Segorbe venció al agermanado Jaume Ros († 1524) en la batalla de Almenara (Castellón) consolidando el norte del Reino y dejando la ciudad de Murviedro (actual Sagunto) en manos agermanadas. Por el sur, el líder de las tropas rebeldes Joan Caro († Valencia 1524) después de algunas victorias se dedicaron al saqueo, por lo que Caro que difería con esta situación se apartó de la lucha, siendo sustituido por Esteve Urgellés († 1521). El nuevo líder toma el castillo de Xátiva el 14 de julio de 1521 pero muere en la batalla. Es sustituido por Vicente Peris (* Segorbe, Castellón 1478 † Valencia 1522), hombre de tendencias radicales y el gran líder revolucionario agermanado. Una de las maniobras que intentaron los agermanados esta vez política y no militar, fue dirigirse a Xátiva que estaba en manos de los rebeldes y entrevistarse con Fernando de Aragón, duque de Calabria que estaba prisionero en el castillo desde 1512 por orden del rey Fernando el Católico. Le propusieron liberarlo a cambio de que se pusiera al frente de la revuelta y que casara con Juana la Loca que estaba encerrada en Tordesillas (Valladolid). El objetivo era minar la autoridad del rey Carlos I y presentar un candidato alternativo a la corona de España. El caso es que el duque de Calabria se negó en redondo y continúo en prisión. Tiempo después el rey Carlos I en premio a su fidelidad, le concedió la libertad, lo casó con Germana de Foix, viuda del rey Fernando el Católico y viuda del marqués de Brandeburgo y como regalo de bodas los nombró virreyes del Reino de Valencia (1526-1538). Como la solución política no resultó, las armas hablaron y en la batalla de Vernissa (Valencia) un 23 de julio de 1521, Vicente Peris y las tropas agermanadas vencieron a las tropas realistas que estaban mandadas por el virrey Diego Hurtado de Mendoza inflingiéndole una fuerte derrota. El virrey tuvo que refugiarse en el castillo de Villena donde continúo concentrando tropas con las que dirigirse a Valencia. Sin embargo la guerra no corría bien para las tropas agermanadas. Si por el norte las tropas nobiliarias tenían cercada la ciudad de Murviedro, por el sur los rebeldes son derrotados en Orihuela (Alicante) cuando estas se encontraban bajo el mando de fray Miguel García, ya que Vicente Peris estaba en Murviedro intentando suministrar ayuda a los rebeldes. El 29 de septiembre de 1521 caerá Murviedro. Vicente Peris consciente que el destino de la guerra se decide en la ciudad de Valencia, hace su entrada triunfal en ella, pero el virrey y sus tropas toman la ciudad el 2 de marzo de 1522. Vicente Peris que se había refugiado en su casa de la actual avenida del Oeste es ejecutado y su cabeza fue colocada en la puerta de San Vicente como escarmiento a todos aquellos que se levantaran contra la autoridad real. Para entonces la suerte de las Germanías estaba decidida, de los lideres rebeldes Joan Llorens había fallecido de muerte natural en 1521 y el destino de los que habían sobrevivido a la guerra no se haría de esperar. En todo el Reino, únicamente las ciudades de Alzira y Xátiva permanecían en manos agermanadas. En este momento de la historia hace su aparición en la ciudad de Xátiva un personaje chusco que decía ser el hijo del príncipe Juan, primogénito de los Reyes Católicos y que falleció de muerte natural dejando a su esposa Margarita de Austria embarazada. Se decía heredero a la corona de España y que al momento de nacer había sido escondido, por lo que era el rey encubierto. Con este sobrenombre pasará a la historia valenciana El Encubierto (El Encobert). Este se convirtió en el nuevo líder agermanado sobre las dos únicas ciudades que quedaban en poder de las Germanías, pero estas acabaron por caer en manos realistas y El Encobert fue asesinado por dos de sus seguidores: Pedro Lluesa y Jusepe Aparicio en Burjassot (Valencia) el 19 de mayo de 1522. Su cadáver fue quemado en una hoguera en la plaza de la Seo (actual plaza de la Virgen) por hereje. Con la muerte del Encobert y la caída de Xátiva el 5 de diciembre de 1522 y Alzira el 7 de diciembre y con Valencia ya en manos realistas, el conflicto civil entre valencianos ha terminado. Las heridas sin embargo continuarán abiertas pues es el momento de la justicia o de la venganza, esta habría de llegar de las manos de los nuevos virreyes valencianos, Germana de Foix y Fernando de Aragón, duque de Calabria y esposo de Germana de Foix. Muerto Joan Llorens, ejecutado Vicente Peris y el Encobert ajusticiado, solo dos lideres rebeldes de renombre quedaban con vida. Guillém Sorolla fue traicionado y ejecutado en Xátiva en 1522 y Joan Caro que a mitad del conflicto y por discrepancias con la dirección agermanada se había retirado de la lucha y en primera instancia había sido perdonado, fue ejecutado por los nuevos virreyes el 12 de marzo de 1524, dos años después de haber acabado el conflicto. El último líder agermanado que quedaba con vida, Jaume Ros fue ejecutado también en 1524 aunque estaba demostrado que este se vio obligado por las circunstancias y que su participación había sido mínima. Si Germana de Foix ha pasado a la historia por muchas cosas, una de ellas fue por la dura represión que ejerció sobre el movimiento agermanado. En 1528 el rey Carlos I de España concedió un perdón general a todos los participantes en las Germanías con lo que nominalmente quedaba pacificado el Reino. Vida cultural y política El siglo XVI verá también el primer documento salido de la cancillería del palacio del Real de Valencia escrito en castellano y por el cual se concedía un indulto a algunos personajes del gremio de Pelaires. Este documento está considerado como de los primeros documentos escritos en castellano en el Reino de Valencia. Diversos fueron los personajes que en el siglo XVI pasaron por nuestra ciudad o sencillamente formaron parte de ella. Los más importantes sin duda fueron: Germana de Foix y Fernando de Aragón, duque de Calabria. Germana de Foix será especialmente recordada en Valencia, por ser en su condición de virreina la encargada de la represión de los agermanados una vez derrotados. Y justo hay que reconocer que no le tembló el pulso. Germana de Foix Úrsula Germana de Foix (* Foix, Francia 1488 † Liria, Valencia 08-11-1536) era hija de Juan de Foix y María de Orleans, hermana del rey Luis XII de Francia, por lo tanto era sobrina del rey francés. Pertenecía a la dinastía reinante en Navarra, su tío el rey de Francia decidió casarla por intereses políticos con Fernando el Católico, viudo de Isabel la Católica desde 1504. La boda tuvo lugar en Dueñas (Palencia) en 18 de marzo de 1506, con anterioridad el matrimonio ya se había realizado por poderes. Germana de Foix hizo su entrada en la península para contraer matrimonio por Barcelona y allí conocería a Fernando de Aragón, duque de Calabria que por entonces era lugarteniente general de Cataluña. No hay pruebas, pero las malas lenguas apuntan a que Germana de Foix (futura esposa del rey Católico) mantuvo una relación de algo más que amistad con el duque de Calabria. Bien sea por un intento del duque de Calabria por escapar a Nápoles y reclamar el trono de ese reino, o bien sea por estar enterado el rey Católico de la relación adultera, el caso es que Fernando el Católico envió al duque de Calabria al castillo de Xátiva (Valencia) como prisionero. A la muerte de Fernando el Católico el 23 de enero de 1516 vino a España en 1517 desde Flandes el futuro rey Carlos I. A pesar de la diferencia de edad y el parentesco que les unía Germana de Foix y Carlos I mantuvieron un idilio e incluso se dice que tuvieron una hija en común de nombre Ysabel. Germana de Foix era abuela no de sangre (abuelastra) de Carlos I. Para acallar las críticas Carlos I, casó a Germana de Foix con Juan de Brandeburgo, marqués de Brandeburgo (* Plassemburgo, Alemania 09-01-1493 † Valencia 05-07-1525), un hombre de su total confianza dispuesto a hacer cualquier favor a su Señor. La boda tuvo lugar en Barcelona el 17 de junio de 1519. Para acallar conciencias el rey Carlos I nombró en 1523 a Germana de Foix, virreina del Reino de Valencia y al marqués Capital General del Reino. De la relación entre ambos se sabe que fue muy tormentosa, el marqués maltrataba a su esposa y además era un mujeriego, de hecho su muerte se produjo a consecuencia de una enfermedad venérea el 5 de julio de 1525 en el Palacio Arzobispal de Valencia. Fue enterrado en el ya desaparecido Convento de Jerusalén de Valencia. En 1521 el rey Carlos I concede la libertad al duque de Calabria que estaba encerrado como prisionero de lujo en el castillo de Xátiva. Su negativa a unirse al bando agermanado, le valió el favor real y la concesión de su libertad. Además a la muerte del marqués de Brandeburgo, autorizará la boda del duque de Calabria con Germana de Foix en lo que sería su tercer matrimonio. El 13 de mayo de 1526 contrae matrimonio en Sevilla con Fernando de Aragón, duque de Calabria. Los padrinos son el rey Carlos I y su esposa Isabel de Portugal. Como regalo de bodas los nombra a ambos virreyes de Valencia, Germana ya lo era desde 1523. Entran como virreyes en la ciudad de Valencia el 28 de noviembre de 1526. En el testamento que redactó poco antes de morir († 1536) indicó que su voluntad era que el monasterio de San Bernardo de Rascanya, pasase a manos de los monjes jerónimos y le sirviese de enterramiento. Dejó todos sus bienes para la construcción de un nuevo monasterio (San Miguel de los Reyes). Su marido ya viudo acogió como propio el proyecto y amplió el concepto de enterramiento al de panteón familiar, dejando también sus bienes para la construcción del monasterio. La comunidad jerónima llegó a Valencia en 1546 y tras la muerte del duque en 1550 la orden jerónima fue nombrada heredera universal de don Fernando. Germana de Foix murió de hidropesía en la masía del Espinar, cerca de la población de Liria, entonces monasterio jerónimo y hoy en día a consecuencia de la acción desamortizadora decimonónica, finca particular. Germana de Foix sufría una ligera cojera, no era especialmente guapa y en los últimos años de su vida sufría una severa enfermedad que la hacía engordar y que a la larga fue el motivo de su fallecimiento. En principio Germana de Foix fue enterrada en el monasterio de San Bernat de Rascanya pero el 8 de junio de 1537 su esposo el duque de Calabria llevó sus restos mortales al Convento de Jesús, hasta tanto sus restos pudieran descansar en un monasterio jerónimo como había sido su voluntad. No consta que los restos de Germana de Foix salieran del convento de Jesús y con toda seguridad no reposan en San Miguel de los Reyes. Germana de Foix ha pasado a la historia por ser la encargada de reprimir los actos derivados de la guerra de las Germanías, represión que ya en su momento levantó fuertes ampollas en la sociedad valenciana por su gran dureza. Fernando de Aragón, duque de Calabria. Fernando de Aragón y Balzo (* Andria, Italia 15-12-1488 † Valencia 26-10-1550) fue duque de Calabria; es decir heredero al trono de Nápoles (su equivalente español sería Príncipe de Asturias). En nuestra ciudad es recordado como virrey de Valencia entre 1526 y 1550 junto con su esposa Germana de Foix. La deposición de su padre el rey Fadrique I de Nápoles (Federico) en 1501 y su propia claudicación meses después, puso fin a una experiencia dinástica de sesenta años iniciada por el rey de Aragón Alfonso V el Magnánimo. El reino de Nápoles quedaba dividido entre franceses y aragoneses, finalmente en 1504 el reino napolitano pasaría definitivamente a manos aragonesas, en la persona del rey Católico. El adolescente duque es hecho prisionero en 1502 por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán y conducido detenido a tierras hispanas por orden del rey. Por intereses políticos el rey Fernando el Católico lo nombra en 1506 lugarteniente general de Cataluña. Intenta escapar de Cataluña para restaurar sus derechos dinásticos en Nápoles, pero es detenido y acusado de alta traición, es enviado al castillo de Xátiva. Según las malas lenguas el duque de Calabria habría conocido a Germana de Foix cuando este era lugarteniente general de Cataluña y allí habría tenido un romance a pesar de ser la futura esposa del rey Católico, y éste sería el verdadero motivo de su detención y posterior encierro en Xátiva. Encontrándose encerrado en la fortaleza como prisionero de lujo, los agermanados que habían tomado Xátiva, le proponen unirse a su causa, cosa que él rechaza. El 13 de diciembre de 1521 el rey Carlos I le devuelve la libertad en premio a su lealtad. En 1526 contrae matrimonio en Sevilla con Germana de Foix (viuda primero del rey Fernando el Católico y más tarde desde 1525 de Juan de Brandeburgo). Como regalo de bodas, el rey Carlos I los nombra virreyes de Valencia. El 28 de noviembre de 1526 entran en la ciudad de Valencia como virreyes del Reino de Valencia. La pareja se establece en el palacio del Real y allí Fernando de Aragón duque de Calabria que es un amante de las letras y de la música establece una pequeña corte de refinada cultura, promueve la actividad poética, escénica y musical. En este periodo virreinal se usa por primera vez el castellano en un documento oficial del Reino, Germana de Foix no hablaba valenciano y nunca tuvo interés en aprenderlo, por lo que era habitual escuchar a la nobleza hablar en castellano y a los sirvientes en valenciano. Germana de Foix fallece el 15 de octubre de 1536, y el duque vuelve a contraer matrimonio en 1541 con la viuda de Enrique de Nassau, doña Mencía de Mendoza, marquesa de Zenete, mujer ilustrada del Renacimiento, discípula de Luis Vives, la cual se encuentra enterrada en el Convento de Santo Domingo de nuestra ciudad. Fernando de Aragón continuaría siendo virrey de Valencia hasta su muerte en 1550. Sus restos reposan en la cripta de la iglesia del monasterio de San Miguel de los Reyes. Miguel de Cervantes En el siglo XVI la ciudad de Valencia contará con la presencia de Miguel de Cervantes. El genial escritor fue bautizado como Miguel de Cervantes y Cortinas (* Alcalá de Henares, Madrid 29-09-1547 † Madrid 22-04-1616), el segundo apellido Saavedra, lo adoptará después de su cautiverio en Argel, pues allí era conocido como shaibedraa (mano tullida). Cervantes era uno de los soldados que participaron en la batalla de Lepanto (1571) "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros" en palabras del escritor. En esta batalla fue herido en su brazo izquierdo y perdió el movimiento de esa mano "bien se que en la naval dura palestra perdiste el movimiento de la mano izquierda, para gloria de la diestra". En 1575 partió desde Nápoles (Italia) con destino a España en la galera Sol, cerca ya de la península, el barco fue apresado por piratas berberiscos y hecho cautivo junto con su hermano Rodrigo. Ambos fueron llevados y tratados como cautivos a Argel. Su hermano Rodrigo fue liberado previo pago de un rescate dos años después, pero Cervantes no tuvo la misma suerte y permaneció prisionero hasta 1580 en que fue liberado previo rescate, por los hermanos de la orden de los Trinitarios, que se encargaban de la redención de cautivos. El 19 de septiembre de 1580 fue pagado el rescate y el 24 de octubre salió del puerto de Argel con destino a España. Su arribada a la península tuvo lugar en el puerto de Denia (Alicante) el 27 de octubre, primera ciudad española que pisó Cervantes después de cinco años de cautiverio. Desde Denia pasó a Valencia, donde fue acogido por los padres trinitarios en el convento de Nuestra Señora del Remedio (hoy desaparecido) y situado grosso modo en la actual avenida de Navarro Reverter. La llegada a nuestra ciudad tuvo lugar entre finales de noviembre y primeros de diciembre de 1580. En nuestra ciudad permaneció algo más de un mes, el tiempo necesario para cumplir una serie de trámites: presentación a las autoridades, circunstancias de su cautiverio y procesiones y misas en acción de gracias. En la ciudad, Cervantes mantuvo contactos con otra serie de cautivos también liberados, así como con personas y mercaderes que habían ayudado en su liberación. También mantuvo contacto con escritores que mantenían la vida cultural de la ciudad. Finalmente a primeros de 1581 Cervantes partió de Valencia con destino a Madrid ya como hombre libre. De su paso por Valencia, Cervantes hará varias menciones en su obra escrita, todas ellas elogiosas. Lope de Vega En otro orden de cosas y ya avanzando el siglo, en 1588 es desterrado a nuestra ciudad, Félix Lope de Vega y Carpio (* Madrid 25-11-1562 † Madrid 27-08-1635), el gran dramaturgo español. En nuestra ciudad residió durante dos años junto con su amante Isabel de Urbina, y en nuestra ciudad escribió o ambientó algunas de sus obras: Los locos de Valencia (1620), ambientada en el Hospital General de Valencia, La viuda valenciana (1604) y el Grao de Valencia. En nuestra ciudad frecuentó los círculos intelectuales de la Academia de los Nocturnos y frecuentó los corrales de comedias de la ciudad (el corral de la Olivera y el corral de els santets). En 1590 volvió a Toledo una vez finalizado su destierro, aunque aún volvería a nuestra ciudad en un par de ocasiones. Valencia le puso su nombre a una de sus calles, en el barrio de Pescadores hoy desaparecido. Actualmente la plaza Lope de Vega que recuerda su paso por Valencia se encuentra en la plaza que se abre a la iglesia de Santa Catalina y a la Plaza Redonda. Boda del rey Felipe III Cerrando el siglo nuestra ciudad fue escenario de un acontecimiento especial, la boda del rey Felipe III y Margarita de Austria, que tuvo lugar un 18 de abril de 1599 en la catedral de Valencia, siendo oficiada la ceremonia por el arzobispo de Valencia San Juan de Ribera. Siglo XVII - El siglo de la expulsión de los moriscos Jeroni de Valeriola Si el siglo XVI finalizaba con una boda real, los inicios del XVII comenzaba con un hecho luctuoso que causó gran conmoción en la ciudad de Valencia. El 20 de octubre de 1606 es degollado en su palacio de la calle del Mar, Jeroni Valeriola. La historia es digna de una novela de misterio. Jerónimo de Valeriola, casado con Felipa Carroz, fue degollado el 20 de octubre de 1606 en su gabinete. La sospecha del asesinato recayó en su hijo Cristóbal de Valeriola ayudado por un personaje de mal vivir de nombre Luis de Sosa. Detenido Luis de Sosa, este pregonó su inocencia en el crimen, entonces fue sometido a una curiosa prueba para determinar si era responsable del asesinato. La prueba consistía ni más ni menos en abrazar al difunto y si este se estremecía era prueba suficiente de culpabilidad. La prueba fue superada ya que el difunto como era de suponer ni se inmutó, no obstante haberlo tenido que sacar de su sepultura en el convento de Santo Domingo. Como inductores del crimen fueron investigados Francisco Crespí de Valdaura, señor de Sumacárcel y Pedro Figuerola, pero ambos fueron puestos en libertad ante la falta de pruebas. Finalmente el hijo de difunto fue juzgado, encontrado culpable y condenado a morir en garrote vil en la plaza del Mercado. Durante su detención y bajo tortura había dado los nombres de sus presuntos cómplices: Francisco Crespí y Pedro Figuerola. Minutos antes de morir tuvo un arrebato de dignidad, se retractó de su confesión y manifestó ante el gentío que los nombres que había dado a la justicia eran inocentes y que los había dado por qué eran los nombres que sus jueces querían escuchar. Murió ejecutado el 28 de mayo de 1607. En 1620, trece años después de los hechos, Miguel Pertusa, antiguo jurado del consell de Valenciá, en su lecho de muerte y arrepentido, confesó ser, el autor del crimen en unión de unos sicarios y que lo había hecho instigado por Crisóstomo Ruiz de Lihory enemigo mortal del Valeriola. Ni uno ni otro fueron juzgados pues fallecieron de muerte natural al poco tiempo. Luis de Sosa el otro de los implicados aunque inocente en el asesinato de Jerónimo de Valeriola, moriría ejecutado el 6 de junio de 1607 por otros crímenes cometidos. Finalmente se demostró que Cristóbal de Valeriola había sido ejecutado siendo inocente. Plano de Mancelli De 1608 es el segundo plano conocido de la ciudad, realizado por el italiano Antonio Mancelli, tiene la particularidad que en el mismo figuran los nombres de los edificios más sobresalientes de la ciudad y donde se puede observar con gran fidelidad el entramado urbano y los espacios más significativos. La expulsión de los moriscos Sin lugar a dudas el siglo XVII está marcado en la historia de Valencia y su Reino por un hecho trascendente, que todavía forma parte de una historia no cerrada a día de hoy; se trata de la expulsión de los moriscos de todos los reinos hispánicos y del valenciano en particular. En el Reino de Valencia, la fecha clave es 1609, aunque las expulsiones continuarán realizándose en años sucesivos en otros lugares del solar hispano. El rango de tiempo oscila entre 1609 y 1613. Desde la conquista del reino musulmán de Balansiya por el rey Jaime I el Conquistador en 1238, los cristianos y los musulmanes vivían en una "relativa coexistencia" pacífica. Los musulmanes aunque considerados de alguna manera como ciudadanos de segunda, vivían relativamente tranquilos en la seguridad de un barrio apartado de la ciudad, era conocida como la morería. Esta tranquilidad se vería interrumpida en 1455 cuando la morería fue asaltada por hordas de cristianos. El barrio de la morería toma su nombre por ser el lugar de habitación de los moros, nombre usado para referirse desde los tiempos de la reconquista a los musulmanes. En tiempos del imperio romano, la provincia del norte de África era conocida como Mauretania Tingitana, cuando los musulmanes arribaron a Hispania en el 711, los peninsulares los llamaron maurus como habitantes de la Mauretania, de ahí a moros solo hay un paso. Obviaremos el detalle que no todos los musulmanes procedían del norte de África, los habían sirios y árabes que no eran moros, pero no nos detendremos en pequeños detalles que a nadie parece importar. Por extensión todos los musulmanes empezaron a ser conocidos como moros (en ocasiones sarraïns) y con tal nombre se ha mantenido incluso hasta la actualidad. Los moros que en el momento de la conquista cristiana quisieron quedarse en territorio cristiano fueron llamados mudéjares (del árabe mudaggan, domados) y como ya hemos comentado vivían principalmente en el barrio de la morería. Este barrio, grosso modo ocupaba el espacio del actual barrio del Carmen, su mezquita aljama se encontraba en la confluencia de la actual calle de San Miguel con la plaza del Profesor López Chavarri, mezquita luego reconvertida en iglesia católica con la advocación de San Miguel y San Dionisio. Esta iglesia sería derribada en 1941 ante el deterioro que sufría. En 1521 en el transcurso de las guerras de las Germanías (1519-1523), la morería de Valencia fue asaltada por segunda vez en su historia. El detonante del asalto, además del típico y habitual odio que se tenía a los mudéjares, era la acusación por parte de los agermanados, de que los mudéjares se habían colocado de parte de la nobleza en su conflicto militar. No les faltaba razón, aunque justo es reconocer que los mudéjares no consideraban la guerra agermanada un problema de su incumbencia y se limitaron a permanecer junto a la nobleza para la que trabajaban por una simple cuestión de supervivencia. Muchos de los mudéjares o moros eran personas que trabajaban en los campos propiedad de la nobleza, otros eran artesanos (buenos y cualificados) y también muchos de ellos trabajaban en casas de los nobles en calidad de criados. En los pueblos del Reino de Valencia, la situación era muy distinta, la gran mayoría eran agricultores que trabajaban las tierras de los grandes nobles y en muchas comarcas y pueblos podían ser población mayoritaria. En los pueblos las relaciones entre cristianos y mudéjares eran más razonables. Los mudéjares valencianos al contrario que en otros lugares de España, conservaban la lengua, escritura, religión, vestimenta y cultura árabe. En 4 de abril de 1525 el rey de España Carlos I, firmó una orden por la cual todos los mudéjares del Reino de Valencia debían bautizarse, una política antimudéjar que ya había comenzado años antes en el resto de España. La orden se llevó obligatoriamente al año siguiente, el bautizo era obligatorio y además no venía precedido de un plan de catequización, por lo que fue una conversión forzada que ni siquiera los propios interesados se tomaron en serio. A estos musulmanes bautizados se les llamó moriscos, como una forma despectiva de recordarles su antigua condición mora. En términos historiográficos se les llamó "cristianos nuevos" en contraposición a los "cristianos viejos", dos términos que en los años del imperio español, llegaron a tener mucha importancia. La orden de bautizarse fue recibida con estupor, los moriscos disconformes se rebelaron a inicios de 1526 refugiándose en lugares de difícil acceso de las montañas valencianas, fueron famosas las rebeliones de la sierra de Bernia, la muela de Cortes, la sierra Espadán (Castellón) y de Benaguacil (Valencia). Rebeliones que fueron reprimidas con la mayor dureza por las tropas reales. Era una situación anómala de un pueblo bautizado a la fuerza, que no se sentían cristianos y que seguían practicando su religión musulmana a escondidas, que eran tratados como gentes de segunda y que constantemente eran maltratados, engañados y vejados, lo que llevó a algunos de ellos a colaborar con los piratas berberiscos del norte de África que asolaban las costas valencianas. Los moriscos empezaron a ser considerados como enemigos, no tanto por los vecinos que convivían con ellos, pero si por la autoridad real que veían en ellos una quinta columna en el interior del reino y un atentado contra la religión cristiana al ser considerados renegados y por tanto objeto de investigación por el Santo Oficio o Inquisición. En 1563 el rey Felipe II ordena el desarme de los moriscos, incautándose de grandes cantidades de armas blancas y muchas de fuego, algo por otra parte que no era extraño, ni siquiera en el caso de los moriscos. La cuestión morisca se alargaba en el tiempo, finalmente en 1609 el rey Felipe III firmó el decreto de expulsión de todos los moriscos de los reinos hispánicos. Entre los muchos motivos alegados se hablaba de la falta de integración de los moriscos, el peligro colaboracionista con los piratas otomanos y berberiscos del norte de África y algo muy importante, la necesidad de intitularse como reino católico frente al peligro secesionista de los rebeldes flamencos y holandeses. El primer lugar de España en ejecutarse el decreto de expulsión, fue en el reino de Valencia, así desde los puertos del Grao de Valencia, Denia (Alicante), Vinaroz (Castellón), Alicante y Moncófar (Castellón), fueron llevados en galeras reales todos los moriscos censados en el reino, destino: Berbería, en el norte de África. La salida del reino fue traumática, disponían de tres días para salir, solo podían llevarse lo que pudieran llevar en sus manos, por el camino eran asaltados y el trato recibido inhumano. La llegada a tierras africanas no fue mejor, allí muchos de ellos fueron asesinados, aunque otros muchos pudieron rehacer su vida en el país, creando una nueva cultura morisca en esos países africanos. Sin embargo algunos moriscos del reino fueron escondidos por sus propios vecinos o se refugiaron en lugares de difícil localización, muchos otros lograron eludir la orden de expulsión incluso durante años. También se dio la circunstancia que muchos de los moriscos expulsados, con el tiempo regresaron a su lugar de origen y pudieron reestablecer su vida anterior con las lógicas limitaciones y el miedo a una nueva expulsión. Otros moriscos se dedicaron a la actividad arriera, un oficio que por su constante movimiento les impedían ser localizados y censados. A pesar de todo, la tragedia humana fue enorme y sin paliativos. La persona que se vio en la obligación de ejecutar la orden de expulsión del Reino de Valencia, fue el virrey Luis Carrillo de Toledo (* La Puebla de Montalbán, Toledo 1564 † Madrid 02-02-1626), marqués de Caracena, cargo que ocupó entre 1606 y 1615. Con él estuvo a su lado el arzobispo de Valencia, San Juan de Ribera. El arzobispo era un firme partidario de la expulsión, pero quería que antes de llegar a ese punto, los moriscos recibieran educación cristina y abrazaran la fe de Cristo con sinceridad. No lo consiguió y finalmente colaboró con el virrey en la expulsión de los moriscos. Las primeras noticias que llegaban a España del poco amable recibimiento por parte de sus hermanos africanos, disuadieron a muchos de ellos de obedecer las ordenes de expulsión, muchos de ellos se refugiaron en las zonas montañosas de Cortes de Pallás (Valencia) y otros lugares del reino, allí fueron masacrados sin piedad por las tropas del rey, los que sobrevivieron prefirieron suicidarse arrojándose mujeres y niños desde lo alto de las peñas de Cortes. Finalmente la rebelión fue sofocada y los supervivientes expulsados. Como es de suponer el número de moriscos que se vieron obligados a salir del Reino de Valencia, se desconoce, pero se calcula que debió superar ampliamente los 130.000 habitantes y que pueblos enteros en las comarcas valencianas quedaron deshabitados, muchos otros tuvieron que ser repoblados con gentes de otros reinos, y en el lenguaje de la época con cristianos viejos. La expulsión de los moriscos fue un trauma poblacional de consecuencias gigantescas. Los nobles cuyas tierras de señorío eran cultivadas por moriscos, vieron como los ingresos disminuyeron de forma alarmante, no obstante la actuación de la nobleza fue de total colaboración en el decreto de expulsión. Grosso modo se calcula que un tercio del total de la población del reino fue expulsada. Siglo XVIII - El siglo de la guerra de Sucesión El siglo XVIII verá el tercer plano y tal vez el más importante de todos los vistos hasta el momento. En 1704 el padre Tosca realiza un plano de la ciudad de Valencia con una gran fidelidad y a una escala verdaderamente fidedigna. Este tercer plano marca una gran diferencia con sus predecesores de 1563 y 1608, ya que el primero lejos de ser un plano, solo es una vista de la ciudad. El segundo plano si que es un antecedente del que cien años después realizara Tosca pero muy mejorado por este y mucho más actual. El plano del padre Tosca será la base fundamental del conocimiento actual de la ciudad. Un plano del que todavía todos los investigadores echan mano para conocer muchos aspectos de la ciudad. La guerra de Sucesión a la corona de España Sin lugar a dudas uno de los hechos más impactantes e importantes ocurridos en el siglo XVIII valenciano son los acontecimientos derivados de la guerra de Sucesión a la corona de España. A la muerte sin descendencia del rey Carlos II el Hechizado († 01-11-1700), se proclama rey de España, Felipe V, primer rey de la dinastía francesa de los Borbones. Carlos II lo había nombrado sucesor en su testamento en detrimento de otro candidato. El 18 de febrero de 1701, Felipe de Anjou, ya Felipe V, entra en la ciudad de Madrid como nuevo rey de España. No conforme con esta sucesión, el archiduque Carlos, de la dinastía de los Austria se autoproclama a su vez rey de España, y comienza una guerra civil que pasará a la historia con el nombre de guerra de "sucesión" y no de "secesión" como en ocasiones se dice. El archiduque Carlos de Austria era hijo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Leopoldo I y al igual que Felipe V, tenía derechos a la corona española. No vamos a entrar quien de los dos pretendientes tenía más derechos, pues entraríamos en otro debate. El inicio del conflicto armado tuvo lugar el 15 de mayo de 1702, aunque el conflicto ya se había puesto de manifiesto un año atrás. La guerra se alargaría hasta 1714 en que las últimas tropas austracistas fueron derrotadas en Barcelona, lo que se considera el fin de la guerra. La causa austracista sería apoyada principalmente por Inglaterra, Portugal y los Países Bajos, mientras que la causa borbónica sería apoyada por Francia. Valencia y su reino se decanta en principio por la facción borbónica, pero con el transcurrir de la guerra abrazará la causa austracista sin que sepamos muy bien este cambio de actitud. El 10 de agosto de 1705 desembarca en Altea (Alicante), el general austracista Joan Baptiste Basset y Ramos (* Alboraya, Valencia 05-06-1654 † Segovia 15-01-1728). Este personaje se hará merecedor de la confianza de las villas y ciudades del Reino, pues promete suprimir los tributos y gravámenes que pesan sobre las poblaciones. La capital del reino que se encontraba escasamente defendida por tropas borbónicas es tomada por Baptiste Basset el 16 de diciembre de 1705 y el 30 de septiembre de 1706 el archiduque Carlos de Austria entra personalmente en la ciudad donde es recibido con vivas y vítores. La ciudad de Alicante es tomada por los de Austria el 7 de septiembre de 1706, con la conquista de esta ciudad todo el Reino de Valencia está en manos aliadas, a excepción de algunas poblaciones que resisten todavía. Pero la alegria no dudará mucho tiempo, pues el 7 de marzo de 1707 y ante el avance de las tropas borbónicas, el pretendiente Carlos tiene que salir de la ciudad en dirección a Barcelona. El 25 de abril de 1707 tiene lugar en Almansa (Valencia) una batalla decisiva, pues las tropas austracistas son derrotadas y el Reino de Valencia cae en manos de los borbones. El 8 de mayo las tropas de Felipe V al mando de James Fitz-James Stuart (* Moulins, Francia 21-08-1670 † Philippsburg, Alemania 12-06-1734) I duque de Berwick entran en la ciudad y la declaran rebelde junto con otras ciudades importantes del reino, la peor parada Xátiva que es incendiada por el general D'Asfeld e incluso se le cambia su nombre por el de San Felipe. Se da la circunstancia que el duque de Berwick a pesar de ser inglés, luchaba con las tropas francesas. Con la derrota en la batalla de Almansa, el destino de la guerra está decantada aunque aún se alargará en el tiempo, el 29 de junio de 1707 el rey Felipe V sanciona el "decreto de nueva planta", por el cual quedan derogadas todas las instituciones, derechos, fueros y privilegios que tiene el Reino de Valencia e impone y unifica las leyes castellanas sobre los reinos hispánicos, lo que supone la unificación y centralización de dichos reinos. Los jurados de la ciudad son cesados y en su lugar los "corregidores" se convertirán en la máxima autoridad municipal y los capitanes generales en la militar. La guerra de Sucesión formaba parte de un conjunto de intereses de dos dinastías europeas, los borbones franceses por una parte y los austracistas por el otro. Otras naciones se verán involucradas en la guerra, pero en menor medida. A nivel interior, la desaparición de los fueros supone la sustitución de los mismos por las leyes imperantes en Castilla, lo que suponía un proceso centralizador que chocaba frontalmente con las leyes forales hasta entonces vigentes. En la práctica suponía la desaparición de los estados de la corona de Aragón, formados por el reino de Aragón, reino de Valencia, reino de Mallorca y principado de Cataluña. El reino de Navarra que se había declarado leal a la dinastía Borbón continúo con sus fueros al no haber sido declarada provincia rebelde. Uno de los personajes involucrados en la guerra de Sucesión, fue el arzobispo de Valencia, Antonio Folch de Cardona. La situación de la iglesia valentina era de absoluta división entre los partidarios de Felipe V y los partidarios del archiduque Carlos; el arzobispo Folch de Cardona se encontraba entre los partidarios de los borbones, cuando Valencia capituló en diciembre de 1705 ante los austracistas, este marchó como refugiado a Madrid. Con la victoria borbónica de Almansa y la salida del archiduque de Valencia, el arzobispo volvió a la ciudad y a ocupar su diócesis, no obstante el trato que daban los borbónicos a sus enemigos, la eliminación de los fueros, la violencia indiscriminada y los enfrentamientos dialécticos entre el arzobispo y la autoridad militar, dio lugar a que Folch de Cardona marchara a Madrid y jurase en 1710 fidelidad a Carlos de Austria con lo que su destino quedaba ligada a la casa de Austria. Cuando el archiduque abandonó España en 1711, Folch de Cardona, se vio obligado a salir de España y buscar refugio en Viena, donde el archiduque había sido nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Folch de Cardona murió en Viena en 1724. Un segundo personaje ligado a Valencia y que también se vio involucrado o fue victima de la guerra de Sucesión, fue el canónigo Antonio Pontons García (* ca. 1650 † Rubielos Bajos, Cuenca 18-11-1706). Antonio Pontons, conocido en nuestros lares como canónigo Pontons, es famoso por haber sido propietario de una finca de recreo o de descanso, conocida como "Huerto de Pontons". Nuestro personaje se mostró partidario de Felipe V, por lo que cuando llegaron los austracistas a la ciudad tuvo que abandonarla y refugiarse en Castilla donde el apoyo a la causa borbónica era mayor. Pontons disponía de una excelente colección de esculturas de tradición grecolatina, obra del escultor Giacomo Antonio Ponzanelli (* Massa, Toscana 1654 † Génova 1735), esculturas que hoy día se encuentran desperdigadas por distintos puntos de la ciudad (el puente de la Trinidad, la Glorieta y el Museo de la Ciudad). El huerto de Pontons se encontraba en el actual barrio de Patraix; una vez el canónigo marchó de la ciudad, la casa fue ocupada por el archiduque Carlos de Austria mientras permaneció en nuestra ciudad. Al abandonarla, la casa también quedó abandonada y poco a poco entró en ruina, salvándose solo las esculturas que hoy día se conservan. El huerto de Pontons ha pasado al ideario colectivo de la ciudad de Valencia. En 1703 dan comienzo las obras de construcción de la portada barroca de la catedral de Valencia, en ella intervendrá como arquitecto y escultor: Konrad Rudolf († Viena 1732). Rudolf trabaja en las obras de la catedral, pero al mismo tiempo pertenecía al sequito de confianza del pretendiente a la corona española, Carlos de Austria. Por ello cuando el pretendiente salió de España, el arquitecto marchó con él y las obras de la portada quedaron paralizadas unos años. Finalmente la portada quedaría finalizada en 1741 por los discípulos de Konrad Rudolf. La guerra de Sucesión nos trajo dos palabras o apodos por los que eran conocidos cada uno de los contendientes. Los del bando borbónico eran conocidos como botiflers; aunque no hay unanimidad sobre el origen del vocablo, habitualmente se considera que la voz procede de la voz francesa beauté fleur (bella flor) en alusión a la flor de lis que figura en la heráldica de la dinastía Borbón. Los austracistas eran conocidos como maulets, voz que procede del árabe y que es diminutivo de "maula", como persona inútil, inepta, despreciable etc., y que en un sentido más amplio se suele interpretar como algo de muy poco valor. Vida cultural A pesar de la guerra de Sucesión, el siglo XVIII valenciano, es un siglo donde nacen o viven personajes de la talla de Gregorio Mayans (* Oliva 1699 † 1781) y Antonio José Cavanilles (* Valencia 1745 † 1804). El 12 de marzo de 1784 el francés Charles Bouché se eleva en globo por primera vez en Valencia desde el huerto de Duclós, un pequeño y cortísimo viaje en este nuevo invento que pone de relieve el nivel científico e intelectual que se desarrolla en gran medida en Europa y a menor escala y en contadas ocasiones en España. En 1768 se funda la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y en 1776 la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia. Otros hechos importantes tienen lugar en el siglo XVIII en Valencia, así en 1763 se inaugura el servicio de alumbrado público por gas en las calles y los días 12 y 13 de julio de 1755 tiene lugar una espectacular puesta en escena de una naumaquia en el río Turia para conmemorar el III centenario de la canonización de San Vicente Ferrer. Siglo XIX - El siglo que marcó el futuro del siglo XX La guerra de la Independencia El siglo XIX comienza con uno de los hechos que más han influido en la historia de España: la guerra de la Independencia (1808-1814). El 2 de mayo de 1808 tuvo lugar el levantamiento de los madrileños contra los franceses de Napoleón Bonaparte (Ajaccio, Córcega 15-08-1769 † Santa Elena 05-05-1821) que habían invadido la península con la escusa de continuar hacia Portugal. Es el conocido como simplemente dos de mayo. Desde esa fecha los valencianos se encontraban inquietos porque se recibían noticias de la capital pero no estaban confirmadas y el cúmulo de rumores iba en aumento. Por fin el 23 de mayo en la plaza de les Panses, lugar de llegada del correo de Madrid llegó la noticia, el 2 de mayo, los madrileños se habían levantado contra el invasor. Inmediatamente un palleter llamado Vicente Domenech levantó el grito de independencia y la ciudad se preparó a la defensa de la ciudad. El 5 de junio tuvo lugar uno de los sucesos más luctuosos en la historia de la ciudad, fue el asesinato por parte de hordas incontroladas de cerca de 400 franceses que residían en la ciudad, ajenas totalmente a los sucesos que se desarrollaban en el resto de España. El 28 de junio de 1808, 9.000 franceses a las ordenes del mariscal Jeannot Moncey (* Palise, Francia 31-07-1754 † París 20-04-1842) se presentaron ante la Puerta de Quart. La artillería batió durante todo un día la ciudad pero esta no sucumbió y sus maltrechas murallas aguantaron el empuje francés. Estos que habían llegado pensando que la ciudad se entregaría sin lucha se retiraron al día siguiente hacia Almansa ya que no disponían ni de artillería ni de hombres suficientes para sitiar la ciudad. Las señales de artillería que tienen las torres de Quart corresponden a este momento de la guerra. Para estas fechas se calcula que el número de habitantes que tenía la ciudad rondaría por arriba de las 80.000 personas. El 5 de marzo de 1810 sería el conde Louis Gabriel Suchet (* Lyon, Francia 02-03-1770 † Marsella, Francia 03-01-1826), entonces todavía no era mariscal, quien se presentó con su ejército frente a la ciudad de Valencia. Este situó su cuartel general en el Puig pero sus tropas se pertrecharon al otro lado del río, en el Llano de Zaidía y en el camino de Morverdre aproximadamente. El entonces capital general de Valencia José Caro Sureda (* Palma de Mallorca 04-07-1764 † 813) y el general Joaquín Blake Joyes (* Vélez Málaga 19-08-1759 † Valladolid 27-04-1827) no quisieron capitular, y la ciudad sufrió un asedio de cinco días. Por cuestiones de estrategia las tropas francesas se retiraron sin tomar la ciudad, hacia Aragón y Cataluña. El segundo sitio a la ciudad había vuelto a ser favorable para los españoles. El ya mariscal Louis Gabriel Suchet empezó su campaña por el norte de Aragón y dirigiéndose hacia el sur llegó al Reino de Valencia y a su capital el 26 de diciembre de 1811 en que la ciudad es rodeada completamente. El 9 de enero de 1812 la ciudad capitula y los franceses entran ese mismo día en la ciudad. El general Joaquín Blake Joyes que defiende la ciudad es hecho prisionero. Suchet es nombrado duque de la Albufera y se instala en el Palacio de Cervelló de nuestra ciudad. En este punto hay que anotar que hasta este momento la ciudad de Valencia no estuvo nunca ocupada por los franceses, al contrario de lo que pasaba en el centro y sur de la península donde los franceses se habían adueñado de las capitales y poblaciones más importantes. También hay que manifestar que la zona del Levante peninsular por ordenes directas de Napoleón quedo bajo la jurisdicción de Suchet, ninguneando a su propio hermano José I cuya autoridad sobre Valencia en particular era prácticamente nula. El 31 de agosto de 1812 el rey intruso José I visita la ciudad de Valencia a instancias de las autoridades municipales. El rey entra en la ciudad por la puerta de San Vicente (en la actual plaza de San Agustín) y se aloja en el Palacio de Parcent. A finales del mes de octubre, el rey regresa a Madrid y al poco tiempo, tiene que salir de la capital de España ante el avance de las tropas aliadas (inglesas, portuguesas y españolas). La guerra para entonces ya se volvía en contra de los franceses. El mariscal Scuhet salió de la ciudad el 5 de julio de 1813 en dirección a Barcelona, la ciudad volvía a estar libre de la opresión francesa. La ocupación había durado aproximadamente año y medio. Fernando VII volvería a ser rey de España. Este, en agradecimiento por los dos sitios que tuvieron que soportar los valencianos concedió a la ciudad el uso de las ramas de laurel bajo el escudo de la ciudad. La Constitución de 1812 y el absolutismo fernandino En 19 de marzo de 1812 las Cortes Generales de España reunidas en Cádiz, aprueban una Constitución de corte liberal, conocida como "La Pepa". Esta constitución emerge en un momento muy particular, cuando España todavía está en guerra contra los ejércitos de Napoleón y cuando el rey de España se encuentra en una prisión de lujo fuera de España. En 8 de diciembre de 1813 se firma en la ciudad francesa de Valençay el tratado del mismo nombre por el cual Napoleón Bonaparte reconoce a Fernando VII como rey de España; con este tratado se da por finalizada la guerra de la Independencia. El 22 de marzo de 1814, el rey Fernando VII regresa a la península, entra por Gerona y continúa camino hacia Zaragoza. Finalmente en 16 de abril de 1814 hace su entrada en la ciudad de Valencia, alojándose en el palacio de Cervelló en la actual plaza de Tetuán. Fernando VII en Valencia contará con las tropas del general Elío para lo que fuera menester. Nada más llegar a Valencia, un grupo de diputados de tendencias absolutistas, ponen en manos del rey el conocido como Manifiesto de los Persas, firmado en 12 de abril de 1814, en el cual se le insta a reestablecer la monarquía absoluta del antiguo régimen y la abolición de la Constitución de Cádiz de 1812. Fernando VII que no hubiera necesitado de ningún manifiesto, firma el 4 de mayo de 1814 un decreto por el cual se suprime la Constitución de 1812, dejando sin efecto cualquier ley que se hubiera derivado de la misma. El decreto de supresión sería firmado en Valencia, en el palacio de Cervelló. La Constitución de 1812 solo llegaría a estar vigente entre el 12 de marzo de 1812 y el 4 de mayo de 1814, poco más de dos años. Con esta infausta decisión a sus espaldas, el rey Fernando VII abandona Valencia para hacer su entrada en Madrid el 13 de mayo de 1814. Solo un par de líneas para contar como acabó esta historia, aunque no tenga relación con nuestra ciudad. Fernando VII ya en Madrid como monarca absoluto, sería obligado por el liberal Rafael Riego después del pronunciamiento militar en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) el 7 de marzo de 1820 a jurar la Constitución de 1812. Este periodo de tres años (1820-1823) será conocido como el Trienio Liberal. Finalmente en 1 de octubre de 1823 un ejercito realista francés conocido como los Cien mil Hijos de San Luis invade España y pone fin al Trienio Liberal, restaurando la monarquía absoluta de Fernando VII acabando nuevamente con la Constitución de 1812. El periodo que viene a continuación será conocido como la Década Ominosa (1823-1833) y finalizará con la muerte del que tal vez sea el peor rey de la historia de España: Fernando VII. Elío, un personaje a caballo del siglo XVIII y principios del XIX: Francisco Javier de Elío y Olóndriz (* Pamplona 05-03-1767 † Valencia 04-09-1822) fue ajusticiado mediante garrote vil en el entonces conocido como Campo de la Libertad (junto a las montañetas de Elío en los jardines de los Viveros). Elío hizo su entrada en la ciudad el 7 de julio de 1813, días después que el general francés Suchet la abandonara. Para entonces el palacio del Real, había sido demolido para evitar que en el mismo pudieran instalarse baterías francesas. En una primera instancia el general Elío consideró la posibilidad de reconstruir el palacio, pero era tal su estado de destrucción que consideró oportuno recoger todos los escombros y con ellos hacer dos pequeños montículos en el mismo, estos montículos empezaron a ser conocidos como las montañetas de Elío (les muntanyes d’Elío). Hoy estas montañetas forman parte de los Viveros, levantándose como una especie de mirador alto en un lugar completamente llano. El general Elío instaló la Capitanía General en el actual palacio del marqués de Campo. Siendo Capitán General de Valencia (1813-1820), durante el reinado de Fernando VII (el rey felón), ejerció una política de mano dura (muy dura) contra los liberales o constitucionalistas. De hecho fue quien proporcionó cobertura militar a Fernando VII mientras estuvo en Valencia una vez finalizada la guerra de la Independencia. Al instaurarse el Trienio Liberal (1820-1823) fue cesado de su cargo y detenido en la Ciudadela (hoy demolida). En 1822 a pesar de estar detenido, fue acusado de conspiración para reinstaurar el absolutismo y después de un juicio fue ejecutado el 4 de septiembre de 1822. Su cadáver fue enterrado en el cementerio de los ajusticiados del Carraixet, pero al reinstaurarse la Década Ominosa (1823-1833) sus restos fueron exhumados y llevados en 3 de septiembre de 1823 a la capilla de san Sebastián de la catedral de Valencia donde fueron enterrados después de haber sido amortajado con sus mejores galas. En 1831 los restos del general Elío fueron llevados a la capilla de la Santísima Trinidad de la misma catedral, pero fueron nuevamente sacados en 17 de abril de 1835 y a partir de ese momento se perdió la pista de donde fueron a parar sus restos. En 11 de diciembre de 1935 el periodista José Rico de Estasen redescubrió la momia del general en una de las criptas de la catedral, haciendo un detallado informe del estado de los restos y sus vestiduras. Se supone que los restos del general Elío siguen en la cripta de la catedral conocida como de los beneficiados. Días antes de morir, Elío escribió estas palabras: “Cincuenta y seis años tengo de edad; cuarenta he servido a la Patria; he procurado desempeñar bien los cargos que me han conferido; diez años estoy en esta ciudad, haciendo oficios de padre; he deseado el bien de todos, y pediré siempre a Dios y a María Santísima de los Desamparados, por Valencia y por todos los valencianos”. Desde 1940 el general Elío tiene rotulada una calle en Valencia con su nombre. Abdicación de la regencia de María Cristina de Borbón Dos Sicilias Nuestro palacio de Cervelló fue escenario en este siglo XIX de otro hecho importante en la historia de España. El 29 de septiembre de 1833 muere en Madrid, el rey Fernando VII que pasará a la historia con el nombre del rey Felón. En su testamento deja como heredera del reino a su hija Isabel, futura reina Isabel II. Según la ley sálica vigente en el momento de su muerte, las mujeres no podían ser reinas, por lo que el hermano del difunto rey Carlos María Isidro de Borbón se levanta en armas dando inicio a las conocidas como guerras carlistas. Mientras Isabel II es menor de edad, queda como reina regente la esposa del difunto rey Fernando VII, María Cristina de Borbón Dos Sicilias (* Palermo, Italia 27-04-1806 † Sainte-Adresse, Francia 22-08-1878). En 1840 encontrándose la reina regente en la ciudad de Valencia, y en el palacio de Cervelló, firmará el 12 de octubre el documento de abdicación a la regencia del reino, encargándole el cuidado de su hija Isabel, al general Baldomero Espartero. Desde Valencia parte hacia Marsella, en un autoexilio dorado en compañía de su marido (se había casado en secreto el 28 de diciembre de 1833) Agustín Fernando Muñoz Sánchez (* Tarancón, Cuenca 04-05-1808 † El Havre, Francia 11-09-1873). La reina Isabel II se alojaría al menos en dos ocasiones en el palacio de Cervelló, la primera en mayo de 1844 y en una segunda visita en mayo de 1858. Otro rey que también pasaría por nuestro palacio sería: Amadeo de Saboya, que lo ocuparía entre el 3 y el 7 de septiembre de 1871. Siglo XX Valencia y la Guerra Civil La Guerra Civil Española fue un conflicto armado que tuvo lugar en todo el territorio español entre 1936 y 1939. El 18 de julio de 1936, los generales Emilio Mola Vidal (* Isla de Cuba 09-07-1887 † Alcocero, Burgos 03-06-1937), José Sanjurjo Sacanell (* Pamplona 28-03-1872 † Cascaes, Portugal 20-07-1936) y Francisco Franco Bahamonde (* El Ferrol, La Coruña 04-12-1892 † Madrid 20-11-1975) se sublevaron contra el gobierno legítimo de la II República Española. Inmediatamente se formaron dos bandos irreconciliables: los conocidos como nacionales (bando sublevado) apoyado por la Alemania nazi y la Italia fascista y el bando republicano apoyado por la Unión Soviética y las democracias occidentales, aunque estas últimas sin mucho entusiasmo. El general Sanjurjo moriría en un accidente de aviación al poco de iniciarse el golpe y el general Mola un año después en otro accidente aéreo, por lo que el general Franco quedó en solitario al frente del Alzamiento. El conflicto civil se dió por finalizado oficialmente el 1 de abril de 1939 con el triunfo de las tropas nacionales: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. El generalísimo Franco, Burgos, 1 de abril de 1939". Desde bien pronto la capital de España quedó rodeada por las tropas nacionales, el jefe de gobierno Francisco Largo Caballero († París 23-03-1946) decide evacuar al gobierno hacia la ciudad de Valencia que se mantenía fiel a la República; así el 7 de noviembre de 1936 la ciudad de Valencia se transforma en capital oficiosa de la República y hasta aquí se trasladarían la gran mayoría de los ministros del gobierno y una gran mayoría de intelectuales de izquierda. Finalmente el 31 de octubre de 1937 (apenas un año después), el gobierno de Juan Negrín López († París 12-11-1956) sale en dirección a Barcelona en busca de un lugar más seguro, por lo que Valencia deja de ser capital de la nación. Mientras Valencia fue capital de la República algunos edificios y palacios de la ciudad fueron ocupados o incautados para que sirvieran como sedes de los distintos ministerios u organizaciones políticas o sindicales. Asi destacaremos:
Durante toda la Guerra Civil fue Director General de Bellas Artes, el ilustrador valenciano Josep Renau. A él se debe la organización de sacar un gran número de obras de arte del Museo del Prado con el fin de protegerlas ante la posible entrada de las tropas nacionales en Madrid. Entre algunas de las medidas que se adoptaron por parte de las autoridades republicanas, destacó la de traer a Valencia para su custodia, cerca de 400 obras de arte que se encontraban en el Museo del Prado, entre ellas Las Meninas de Velazquez, joya de la corona del museo. Las obras de arte fueron protegidas en las Torres de Serranos; cuando el gobierno de la nación marchó a Barcelona, allá fueron las obras del Prado, donde pasarían a Francia y a Ginebra (Suiza). Al finalizar la guerra civil en 1939, las obras de arte evacuadas, regresaron al Prado. Al tiempo que Valencia se convertía en capital de la República y los representantes políticos llegaban a la ciudad, otro grupo de personajes llegaban con ellos, todos intelectuales de izquierdas ligados de una u otra manera a grupos antifascitas, el más importante la Alianza de Intelectuales antifascitas para la defensa de cultura. Entre el 4 y el 17 de julio de 1937 tuvo lugar en la ciudad, la inauguración del II Congreso Internacional de Escritores para la defensa de la cultura, entre los más conocidos que pasaron por la ciudad tenemos a: María Zambrano, Ramón Gómez de la Serna, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Rosa Chacel, Luis Buñuel, Luis Cernuda, Ramón J. Sender, Max Aub, Josep Renau, Juan Gil-Albert, Manuela Ballester, Antonio Ballester, Nicolás Guillén y León Felipe. Dos lugares emblemáticos de la vida cultural valenciana surgieron al amparo de este grupo de intelectuales, el primero, el Hotel Palace (calle de la Paz), convertido en Casa de Cultura y en algún que otro momento como Ministerio de Instrucción Pública. El principal personaje que encabezó a este grupo de intelectuales fue el poeta Antonio Machado que repartía su tiempo entre el hotel Palace y su residencia oficial en Villa Amparo en la cercana población de Rocafort. El segundo lugar a destacar es el café-bar Ideal Room (inaugurado en 1908), situado en la calle de la Paz esquina calle Comedias. Esta cafetería se convirtió en lugar de reunión y de tertulias literarias de toda la intelectualidad desplazada hasta Valencia, además muy cercana al hotel Palace. Se puede decir que por esta calle pasearían un gran número de glorias nacionales, diplomáticos, espias, periodistas e incluso corresponsales de guerra como fueron Ernest Hemingway (* 1899 † 1961) y John Dos Pasos (* 1896 † 1970) . Se puede decir que Valencia, además de capital de la República, se convirtió en capital de la intelectualidad de izquierdas. En otro orden de cosas, solo hacer mención de un edificio que también resultó emblemático en el transcurso de la guerra civil en su versión valenciana, el hotel Metropol (enfrente de la plaza de Toros, fue utilizado como Embajada de la Unión Sovietica y extraoficialmente como centro de la NKDV (anterior denominación de la actual KGB). Por sus habitaciones pasearía uno de los espias más siniestros que actuaron durante la Guerra Civil Española: Alexander Orlov († Cleveland, USA 25-03-1973). A Orlov se le atribuye la operación de traslado del oro del Banco de España a la Unión Sovietica, episodio conocido como el "Oro de Moscú", un hecho que a día de hoy todavía despierta recelos entre los historiadores. También se le atribuyen los asesinatos de personajes ligados a sectores comunistas españoles discrepantes con la política de la Unión Soviética y del Frente Popular. Orlov acabaría escapando en 1938 a Canadá huyendo de las purgas de Stalin. También se cuenta que en una de las habitaciones del hotel, el escritor Ernest Hemingway escribió o finalizó su novela Fiesta. Valencia fue una ciudad que estuvo relativamente alejada del frente de guerra, no así sus cielos, que prácticamente desde el primer momento fue objeto de la aviación nacional y de la italiana en particular, que desde sus bases de Baleares, bombardeaban la ciudad, especialmente la zona portuaria y los nudos de comunicaciones. Todavía en la ciudad se pueden encontrar desperfectos ocasionados por las bombas en algunos monumentos de la ciudad. También el conocimiento de refugios contra la aviación de guerra (refugios antiaéreos) nos hablan a las claras del tipo de guerra que tuvo que sufrir la ciudad. La construcción de refugios quedó en manos de la Junta de Defensa Pasiva. Valencia tuvo muchos refugios, unos particulares o colectivos y otros para la población civil, algunos de los más conocidos o catalogados son:
A finales de marzo de 1939, las tropas nacionales ya están próximas a la ciudad, el 30 de marzo de 1939 las primeras fuerzas nacionales empiezan a aparecer por las calles de Valencia, sin encontrar ningún tipo de resistencia. Al día siguiente, el 31 de marzo, las fuerzas nacionales entran oficialmente en la ciudad con un desfile por la actual plaza del Ayuntamiento. En el balcón del ayuntamiento, se encuentra el general Antonio Aranda Mata (* Leganés, Madrid 13-11-1888 † Madrid 08-02-1979), el militar victorioso que ha conseguido tomar la ciudad del Turia. El 3 de mayo de 1939 visitó la ciudad de Valencia, el general Franco como generalísimo de los ejércitos y virtual jefe de estado español. El último alcalde la ciudad en el periodo republicano fue Domingo Torres Maeso, el fin de la guerra le pilló de viaje en California, cuando regresó ya finalizada la guerra se instaló en Marsella y luego en Toulouse. Regresaría a Valencia después de la muerte de Franco († 1975). Solo unas líneas para comentar una de las páginas más negras de la historia de la Guerra Civil: las checas de Valencia. Las checas eran centros de detención e interrogatorio que acabaron convirtiéndose en centros de tortura y asesinatos. Las habían que dependían de los propios organismos gubernamentales, pero otras dependían de partidos políticos, centrales sindicales o países extranjeros, entiéndase la Unión Soviética. En Valencia habían numerosas checas por donde pasaban no solo personas que no comulgaban con la república, sino religiosos (hombres y mujeres) y en muchos casos disidentes comunistas o republicanos. Tal vez la más famosa checa de Valencia era la conocida como checa de Santa Úrsula, por encontrarse en el convento de Santa Úrsula, conocida en toda España y especialmente atroz, violenta y sanguinaria. Otras checas famosas fueron la de la Casa Corell (c/Sorní nº 7), la checa del Temple (Palacio del Temple), la checa de Carniceros en el colegio de los Escolapios (c/Carniceros) y la checa del Seminario (c/Trinitarios). También había un barco prisión en el Puerto de Valencia que ejercía como tal. Las torturas que se contaban de la checa de Santa Úrsula pondrían los pelos de punta al más pintado. Estos centros de tortura son una de las páginas más desconocidas de nuestra guerra civil, al menos en cuanto a conocimiento popular, solo estudiadas por historiadores de la guerra civil o personas con especial interés. Pocas o ninguna referencia podemos encontrar en las calles de Valencia que hagan referencia a las checas. La riada de 1957 Uno de los hechos en este caso catastrófico y que ha pasado a la memoria colectiva de los valencianos, es sin lugar a dudas la conocida como riada de 1957 (la riuà). El río Turia a su paso por la ciudad ha tenido siempre un caudal de agua bastante plácido y tranquilo. Frente a momentos de escasez de agua, en otros periodos de tiempo, el caudal del río aumenta considerablemente y se producen las riadas, grandes avenidas de agua que se expanden por las riberas del río anegando y embarrando todo lo que encuentra a su paso. Se conocen un buen numero de ocasiones en que el río Turia se ha desbordado ocasionando grandes daños, principalmente la destrucción de puentes que cruzaban el Turia y los arrabales que circundaban la ciudad. Con la intención de mitigar en lo posible esta situación, los jurados de la ciudad encargaron en el siglo XVI a la Junta de Murs i Valls la construcción de unas defensas en piedra que permitieran encauzar el río evitando en lo posible los daños sobre la ciudad y sus arrabales; son los conocidos pretiles del río. Se conocen en la historia de la ciudad más de una veintena de riadas, avenidas o desbordamientos contabilizadas al menos desde el siglo XIV. Las dos más conocidas fueron las de noviembre de 1897 y la más reciente de octubre de 1957. Tal vez sea esta última la más conocida, ya que avanzado el siglo XX, los medios de comunicación (prensa, radio y televisión) hicieron de altavoz y pusieron en conocimiento de la gente la magnitud de la desgracia acontecida. La riada de 1957 grabó a sangre y fuego el sentido de la vida de los valencianos y de la ciudad, al menos durante tres generaciones. Entre el 13 y el 14 de octubre de 1957 se produjeron dos grandes avenidas de agua que acabaron por saltar por encima de los puentes y de los pretiles del río, extendiéndose las aguas al interior de la ciudad por el marginal derecho del Turia. Gran parte de la ciudad quedó inundada, el nivel de las aguas alcanzó los 40 centímetros en su mínima altura y los 5,20 metros de altura en el barrio de Marchalenes. La zona costera (los poblados marítimos) fueron también inundados pues el choque entre el agua de mar y la avenida del Turia hacía imposible desaguar tanta agua y el reflujo del agua inundó toda la zona costera y aún más. Los daños ocasionados fueron innumerables. La cifra oficial de fallecidos fue de 81 muertos aunque se cree que el número fue mayor. Si muchos fueron los fallecidos, los daños causados por la riada fueron ingentes, Valencia tardó años en recuperarse, el ejercito tuvo que intervenir construyendo puentes provisionales y limpiando las calles de agua y barro. La ayuda económica del Estado fue escasa, la solidaridad con el pueblo valenciano tuvo su reflejo en ayudas particulares y sociales, se hicieron tómbolas, los personajes famosos hicieron donaciones de sus pertenencias y cualquier actividad fue bienvenida sin con ello se atenuaba la perdida material. Era alcalde del momento Tomás Trénor y Azcárraga (1955-1958), que ante la pasividad de las autoridades gubernativas por la escasa ayuda prestada, acabó siendo cesado por el gobierno de la nación, siendo sustituido por Adolfo Rincón de Arellano (1958-1969). Durante el mandato de Rincón de Arellano darían inicio las obras del Plan Sur. Los diarios y los reporteros gráficos de la época, han dejado innumerables fotografías del daño causado y a donde llegó el nivel de las aguas, de hecho todavía por la ciudad se pueden encontrar placas de metal con la leyenda escrita "hasta aquí llegó la riada", marcando el nivel del agua en ese punto determinado. A fin de acabar con estos hechos que periódicamente se producían, se diseñó un plan consistente en la construcción de un nuevo cauce artificial con mucha mayor capacidad de caudal de agua y que además discurriera por fuera de la ciudad, fue el conocido como Plan Sur (1965-1969), construcción ya terminada hace años y que nunca ha llegado a ser utilizado. El viejo cauce del Turia por donde siglos discurrió el río, hoy es una zona ajardinada conocida como Jardín del Turia. Todavía vive gente (ya mayor) que conoció de primera mano la riada y sus efectos devastadores y otra generación que conocemos sus consecuencias en la vida de la ciudad. Tal vez llegado a este extremo, sea necesario aclarar que el derribo de las murallas de la ciudad en 1865, provocaría un agravamiento de los daños de la riada, ya que la propia muralla servía de alguna manera como dique de contención para las aguas, trasladando los daños extramuros de la ciudad, pero evitando en alguna medida su entrada en la ciudad. Con la desaparición de las murallas ese dique de contención desapareció y las aguas desbordadas pudieron introducirse por gran parte de la ciudad. 23 F Por 23 F se conoce el intento de golpe de estado que tuvo lugar en la capital de España en 1981. El 23 de febrero de 1981 un grupo de guardias civiles al mando del teniente coronel Antonio Tejero Molina (* Alhaurín el Grande, Málaga 30-04-1932) asalta con violencia el Congreso de los Diputados secuestrando a la totalidad del gobierno de la nación y a los diputados de las Cortes Generales. En el momento de los hechos se votaba la elección de un nuevo presidente del gobierno. El presidente saliente era Adolfo Suárez González († Madrid 23-03-2014) y el entrante Leopoldo Calvo Sotelo († Pozuelo de Alarcón, Madrid 03-05-2008). El hecho del asalto al Parlamento, tenía que ser el detonante para que las capitanías militares de España se alzaran contra el orden establecido. La jugada no salió como se esperaba ya que la autoridad del rey Juan Carlos I como capitán general de los ejércitos, consiguió que los capitanes generales más proclives al golpe no se sumaran al mismo. La excepción fue la Capitanía General de Valencia en la III Región Militar. La noche del golpe, el teniente general Jaime Milans del Bosch y Ussía (* Madrid 09-06-1915 † Madrid 26-07-1997) declara el estado de excepción en la ciudad y ordena la salida de unidades militares y carros de combate que se pasean amenazantes por la ciudad. Después de una larga noche, la situación empieza a resolverse de madrugada cuando el teniente general Milans del Bosch presionado por el rey, el resto de los capitanes generales y el convencimiento que el asalto al Parlamento ha sido un fracaso, anula el estado de excepción y ordena la vuelta de todas las unidades militares a sus cuarteles. El golpe ha fracasado. Aunque visto con la perspectiva del tiempo, el estado de excepción y la salida de los tanques a la calle se puede considerar como una amenaza y una bravuconada, no hay que olvidar que una mala decisión, un accidente inesperado o un enfrentamiento fortuito con la población, podía haber llevado a la ciudad y al país a un punto de no retorno de imprevisibles consecuencias. Con el golpe del 23 F, otro hecho pasa a la memoria colectiva de los valencianos, pues el ver paseando tanques por las calles es un hecho difícilmente de olvidar. ... seguimos trabajando |