Real Iglesia de los Santos Juanes - Plaza de Brujas
Sant Joan del Mercat

Declarada en 1947 Monumento Histórico Artístico Nacional, ostenta desde 1858 por decreto de la reina Isabel II, el titulo de Real Iglesia de los Santos Juanes. En ocasiones y de una forma simpática a los Santos Juanes se le ha llamado la "iglesia de los pillos", porque en su interior se refugiaban "los pillos" (niños que se dedicaban a pequeños hurtos) y que hacían sus pillerías en el trasiego de gente en los alrededores del Mercado o con los propios vendedores del mercado.

La primitiva iglesia de "Sant Joan del Mercat", o "Sant Joan de la Boatella" se alzó en el siglo XIII en el arrabal de la ciudad conocido como "la Boatella", fuera de las murallas musulmanas. La primera mención de la que disponemos es de Teixidor y nos dice que en 1240 el obispo de Valencia Ferrer de Pallarés (1240-1243) hace donación de una antigua mezquita para que sobre ella se construya una iglesia dedicada a San Juan Bautista. En 1245 ya estaba construida pues se tiene constancia de la firma de Petrus Ferran como rector de Sant Joan de la Boatella en un documento de la época. Puede ser que este antiguo templo compartiera todavía parte de la estructura de la mezquita. Después pasaría a tener como segundo titular del templo a San Juan Evangelista.

En 1311 un incendio obligó a edificarla de nueva planta siguiendo el estilo gótico. En 1362 otro incendio, este de menores dimensiones afecta al Altar Mayor y obliga a reedificarla de nuevo manteniendo el estilo gótico anterior. Este templo gótico era de una sola nave, con capillas laterales entre los contrafuertes, cabecera recta y cubierta con bóvedas de crucería tanto en la nave como en las capillas laterales.

De esta antigua estructura gótica aún queda la nave única, los contrafuertes y el gran óculo cegado, conocido como "la O de Sant Joan", que fue concebido como un gran rosetón en la fachada de los pies, pero que nunca se llegó a abrir. La iluminación de este templo se realizaba mediante óculos situados en las portadas (hoy cegados) y ventanas de arcos apuntados, algunos de los cuales todavía se mantienen pese a las reformas posteriores.

El 10-11-1592 la iglesia sufrió un aparatoso incendio que obligó a una reconstrucción casi total del templo que se prolongaría a lo largo del siglo XVII. La nueva reconstrucción impulsada por el patriarca San Juan de Ribera, se basaba en un nuevo concepto decorativo y dinámico derivadas del Concilio de Trento.

Esta reconstrucción la podemos dividir en dos fases: en la primera entre 1603 y 1608, se modifica el ábside plano adoptando una forma poligonal pero se mantiene la nave única, se construyen las sacristías de la cabecera, se alarga la longitud del templo en un tramo más con sus correspondientes capillas laterales y se construye el arco triunfal. Además se levanta un muro exterior para ocultar los contrafuertes y se abre una galería de vanos adintelados que recorre el perímetro exterior del templo por la fachada de la calle Vieja de la Paja y la plaza del Mercado. Esta galería sólo tiene efectos decorativos y no cumple ninguna función práctica.

En este momento la nave central está formada por siete tramos con capillas laterales y presbiterio poligonal. El Altar Mayor sería decorado en 1628 con un retablo del escultor aragonés Juan Miguel de Orliens (retablo quemado en 1936). Este desaparecido retablo que conocemos a través de fotos, era de estilo manierista-barroco y se articulaba con tres cuerpos horizontales y tres calles verticales rematados en un ático. En el centro dos grandes esculturas de los santos titulares: San Juan Bautista y San Juan Evangelista, flanqueados por San Jerónimo y San Gregorio. El centro del segundo piso estaba ocupado por una imagen de la Inmaculada Concepción flanqueada por San Ambrosio y Moisés y por San Agustín y David. En el ático Cristo en la Cruz en compañía de la Virgen, San Juan y la Magdalena. Flanqueaban al crucificado San Pedro y San Pablo. El resto del retablo estaba ocupando por hornacinas con diversas esculturas de la iconografía cristiana. El dorado del retablo fue obra del artista Luis Campos.

En una segunda fase que se alarga durante el restante siglo XVII, se construye la Capilla de la Comunión (1644-1653), se construye la torre campanario (1625-1650) y se construyen en 1647 las dos capillas exteriores de arcos apuntados que se abren en la plaza de la Comunión de San Juan, al objeto de que los fieles puedan oír misa en dichas capillas desde la misma plaza.

Sin embargo la gran reforma efectuada en el templo se realiza entre 1693 y 1710, es lo que conocemos como la reforma barroca del templo. Esta reforma consiste básicamente en redefinir el espacio interior del templo y en la decoración interna adaptándola a los gustos barrocos de la época. Una de las primeras obras que se efectúan es cubrir las antiguas bóvedas de crucería por una bóveda de cañón con lunetos. Se construye la fachada exterior de la cabecera recayente a la Plaza del Mercado, y la portada a los pies del templo y la lateral situada en la calle Vieja de la Paja.

Para redistribuir el espacio interior se venden todos los retablos y altares que ocupaban el espacio interior e impedían la libre circulación y se compran nuevos retablos adaptados a la estética barroca siguiendo además un mismo criterio unitario de los mismos.

La reforma interior adopta una decoración de tendencia italiana y centroeuropea, en el que tienen una decisiva responsabilidad artistas extranjeros como el italiano Giovanni Giacomo Bertessi (Jacobo Bertessi) (Soresina-Cremona 1643 - Cremona 1710) y el alemán Antonio Aliprandi (Laino-Austria 1654 - 1718). De esta época es donde le viene su definitiva configuración tal y como la observamos hoy día.

A inicios de la Guerra Civil de 1936, el templo es incendiado, durante tres días y tres noches estuvo ardiendo y gran parte del patrimonio mueble (retablos, pinturas, archivos etc.) se perdió para siempre. A día de hoy todavía las pinturas de la bóveda permanecen ennegrecidas a consecuencia del incendio y las mismas que podíamos encontrar en el ábside se perdieron para siempre.

La Iglesia de los Santos Juanes tiene cuatro fachadas: la principal situada a los pies, recae a la plaza de Brujas, la trasera a la plaza del Mercado y las laterales la situada al sur a la calle Vieja de la Paja mientras que la norte a la plaza de la Comunión de San Juan.

Fachada principal (Plaza de Brujas). En la reforma se abrió en la fachada de los pies, la portada barroca bajo el gran óculo de piedra (la O de Sant Joan) en cuyo interior se abrió una ventana poligonal. Este de origen medieval siempre ha estado cegado pese a lo que pudiera parecer. Se desconoce el motivo por el que no fue abierto pero se especula con la posibilidad que dado el tamaño del mismo no hubo voluntad de acometer una obra de tal envergadura. En la actualidad podemos ver en el óculo la ventana que fue abierta en su día, con bastante mal gusto y mala leche. En la portada realizada en 1701 por el cantero Domingo Laviesca y Gil Torralba destaca el cordero (símbolo de Juan el Bautista) y el águila (símbolo de San Juan Evangelista), los Santos Juanes titulares de la iglesia. El águila se sitúa en el interior del óculo mientras que el cordero de menor tamaño se sitúa en la misma portada.

A los pies de la iglesia encontramos la torre campanario de tres cuerpos, el inferior conserva una ventana circular que nos recuerda su original origen gótico y una ventana con un pequeño arco conopial; mientras que el segundo cuerpo es macizo y conserva una ventana con arco conopial igual que la del piso inferior. La torre fue realizada entre 1625 y 1650, tiene planta cuadrada que apoya sobre los dos primeros contrafuertes del templo. El tercer cuerpo lo forma el cuerpo de campanas. De estructura barroca, se abre en cada lado un arco de medio punto flanqueada por dos pares de pilastras dóricas. Por encima de este tercer cuerpo una balaustrada de piedra con adornos flamígeros, y coronando el conjunto una linterna octogonal de dos cuerpos y un cupulín cubierto con teja vidriada de color azul. Ver nota

El nombre de las campanas, alojadas en el cuerpo de campanas son: el Rafelet (56 kilogramos, de 1942), el Vicent (107 kilogramos, de 2023), el Roc (232 kilogramos, de 1942), la Marieta (410 kilogramos, de 1942), el Pere (802 kilogramos, de 1942), el Joanot (1272 kilogramos, de 1942), el Evangelista (2098 kllogramos, de 1738, de sobrenombre el Borrego). La campana "El borrego de sant Joan" es la campana más grande de uso litúrgico en Valencia ciudad. La primera vez que se fundió la campana fue en 1647 con el nombre de Lo Antoni, en 1681 se volvió a fundir y se le puso por nombre san José, finalmente en 1738 se volvió a fundir con el nombre de Evangelista en su forma actual. De esta campana hay que contar que durante la guerra civil fue tirada desde el campanario, al finalizar la guerra fue localizada en el puerto de Barcelona y pudo retornar a la ciudad. La campana el Pere también se le llama en el gremio como de la peixcateria ya que es la campana que asoma a la parte del mercado central donde se vende el pescado. Todas las campanas han sido restauradas en 2023. Aún tenemos dos campanas más en el templo, la Sana Rita (26 kilogramos, de 2022) situada en la espadaña y la campana el Joanet (130 kilogramos, de 1942) y que se guarda en el interior del templo.

Fachada lateral sur (Calle Vieja de la Paja). En esta fachada lateral se elevó el muro y en ella se abrió una galería de ventanas rectangulares a principios del siglo XVII. Este nuevo paramento tapa casi completamente los contrafuertes. En 1701 se construyó la portada de estilo barroco a la que rodean ventanas apuntadas con parteluz y tracería gótica de la antigua fábrica.

Esta portada está formada por dos cuerpos, en el inferior se encuentra la puerta adintelada, mientras que en el cuerpo superior destaca la presencia de una hornacina, con una imagen de la Inmaculada bajo una concha de venera, escultura realizada por Leonardo Julio Capuz (1660-1731). Completa la portada diversa decoración al gusto barroco de la época, como son adornos de bolas, jarrones y lámparas. En la parte más alta de la portada, dos ángeles niños. Sobre el dintel de la puerta un medallón de San Juan Evangelista en el interior de una corona vegetal. La portada es obra del cantero montañés Domingo Laviesca.

Fachada lateral norte (Plaza de la Comunión de San Juan). En esta plaza se construyó la capilla de la comunión antes citada. Podemos ver la puerta de acceso a esta capilla y otra puerta que da acceso al interior de la iglesia. Estas portadas son las mas sencillas de todas las puertas de que dispone la iglesia. En la portada de acceso a la iglesia destacan en un nicho situado en el dintel, dos esculturas muy deterioradas, pero que se adivina que son los dos animales representativos de los Santos Juanes: el águila y el cordero. Al otro extremo de la fachada dos arcos góticos rehundidos, recuerdo de la antigua fabrica, que bien podría tratarse de nichos sepulcrales o capillas exteriores.

En esta fachada podemos encontrar un panel de azulejos con una oración del Cardenal Benlloch a la Virgen de los Desamparados y que dice así: "Mare de Deu dels Desamparats no me desampares ni en la vida ni en la mort ni en el tribunal de Deu".

Fachada trasera (Plaza del Mercado). Destaca por lo infrecuente la amplia fachada del Mercado, concebida como un grandioso retablo de piedra sobre una terraza que domina la plaza frente a la Lonja de los Mercaderes, formando un conjunto urbanístico único. Esta terraza era un lugar de representación de espectáculos de carácter religioso y formativo.

En la parte inferior de la terraza, se abren las conocidas como covetes de Sant Joan, semisótanos en los que antaño se ubicaban talleres artesanales y tiendas de viejo, pero que en la actualidad permanecen cerradas y tapiadas. Realizadas entre 1700 y 1702 por Leonardo Julio Capuz con su patrimonio particular. En la actualidad estas covetas están en manos particulares, menos una de ellas que es propiedad de la parroquia.

En 1700 esta fachada era completamente lisa, a excepción de la galería de ventanas de la parte superior. En esta reforma de principios del siglo XVIII se modificó la fachada: se abrieron las dos puertas que flanquean a la Virgen del Rosario y se levantó en la parte superior el campanil triangular de inspiración italiana.

En la cornisa de la fachada, encontramos de izquierda a derecha cuatro estatuas exentas que representan a San Francisco de Borja con la corona ducal sobre un cráneo, San Juan Bautista, San Juan Evangelista y San Luis Bertrán con un cáliz sobre un libro, talladas de la mano de Leonardo Julio Capuz y Felipe Corral. Completa la decoración de la cornisa diversos adornos de bolas.

Rematando la fachada, se levanta en el centro un campanil triangular con un reloj obra de Bernardo Pons. Tiene tres pequeños balcones de hierro flanqueados por columnas salomónicas en cada una de sus esquinas; el campanil se remata con unas pequeñas esculturas de san Vicente Mártir, san Vicente Ferrer y san Lorenzo mártir. En lo mas alto una pirámide con una esfera sobre la que descansa la veleta. Todo el conjunto profusamente decorado con motivos propios del barroco. Debajo del reloj vemos la presencia del "Agnus Dei" o cordero místico sentado sobre el libro de los siete sellos del Apocalipsis. Y debajo de este los símbolos de los titulares del templo sostenido por dos ángeles.

La veleta es una representación del águila del Apocalipsis con el tintero en la boca, está construida en metal y es obra moderna junto con la esfera, de Antonio Almela y Gregorio Ucell. Recibe el nombre de "Pardal de Sen Joan", y según cuenta la tradición se hacía mirar a los niños cuando sus humildes padres los abandonaban en la plaza. (tradición recogida en la novela Arroz y Tartana de Vicente Blasco Ibáñez).

En el centro de la fachada encontramos el retablo de la Virgen del Rosario. Obra de 1700 realizada en estuco por Jacobo Bertessi, cuya firma aparecía en el pedestal. La imagen se encuentra bajo un tejadillo realizado por José Martínez. La Virgen del Rosario sostiene con su brazo izquierdo al Niño Jesús que a su vez sostiene una gran esfera con una pequeña cruz, en la mano derecha, la Virgen sostiene un rosario. El conjunto se eleva sobre una gloria de nubes y querubines; a los pies de la Virgen los Arcángeles San Miguel y San Gabriel. En la parte superior un ángel sostiene sobre la cabeza de Nuestra Señora el nimbo de santidad, mientras que a su espalda irradia un haz de rayos luminosos. En la parte inferior un cartucho con una inscripción en latín dice: "Non tibi sit grave diccere Mater Ave", que en mi latín olvidado quiero traducir como "Que no te pese decir Ave María".

Debajo de este conjunto escultórico vemos una ventana cerrada por una reja de hierro; en su momento era un transparente que proporcionaba luminosidad al trasagrario. Por encima de la ventana una cartela donde constaba una inscripción dedicatoria.

A cada lado de este retablo una puerta barroca, con imágenes en sendas hornacinas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Estas puertas permiten el paso a las sacristía y a la sala vestuario.

Interior El interior del templo es de una desbordante imaginación barroca, con estucos de Antonio Aliprandi. La nave central queda separada de las capillas laterales mediante arcos de medio punto, decorados por Aliprandi con tallas y estucos en los pilares que separan las capillas. Sobre los arcos, óvalos pintados al fresco por Antonio Palomino, en la mayoría ennegrecidos por el incendio de la iglesia ocurrido durante la Guerra Civil Española. A ambos lados de cada óvalo dos figuras de mujer, alegorías en estuco realizadas por Jacobo Bertessi que guardan relación con la escena pintada en el óvalo. En total 17 óvalos y 34 alegorías, seis óvalos en cada lado de la nave central, dos en el presbiterio y tres a los pies del templo. El resto es una desbordante decoración barroca de hojarasca y otros elementos decorativos salidos de la mano de Antonio Aliprandi. Por encima de los óvalos unas cartelas alusivas a la pintura del óvalo.

En los Santos Juanes podemos encontrar tres niveles decorativos: el primero formado por los estucos con las esculturas de Jacob y las doce tribus de Israel y las alegorías antes citadas, el segundo nivel formado por las pinturas de los óvalos que sobre los arcos de las capillas laterales y el presbiterio narran la vida de los Santos Juanes, y el tercer nivel, las pinturas al fresco de la bóveda.

Los óvalos pintados al fresco por Antonio Palomino narran aspectos de la vida de los Santos Juanes. En el lado del evangelio historias alusivas a San Juan Bautista y en el lado de la epístola a San Juan Evangelista. Las narraciones de los frescos están tomadas de las Sagradas Escrituras y del libro escrito por Santiago de la Voragine, llamado "La Leyenda Dorada" que narra la historia de los primeros santos de la iglesia. Las representaciones de las alegorías están recogidas de la Iconología de Cesare Ripa aunque hay evidentes interpretaciones personales del autor del programa iconográfico. Una alegoría la podemos definir como una figura masculina o femenina que en función de los elementos que lleva entre sus manos o que aparecen junto a ella, encarna una virtud; en caso de estar asociado como es el caso a un personaje, lo interpretamos como virtudes asociadas al personaje.

En el lado del evangelio comenzando por la cabecera encontramos los siguientes óvalos pintados al fresco y dos alegorías realizadas en estuco por cada pintura. En la parte superior una cartela con un texto aclaratorio de la pintura inferior. Prácticamente la totalidad de las pinturas se han perdido o están ennegrecidas como consecuencia del incendio del templo en 1936, pero conocemos su contenido gracias a Palomino que las describe en su trabajo: "Descripción de la idea de la pintura del presbiterio de la iglesia parroquial de San Juan del Mercado. Año 1699". En total en el templo encontramos 34 alegorías, 17 óvalos y 17 cartelas.

Comenzando por la cabecera en su lado del evangelio y con escenas relativas a San Juan Bautista: (izquierda mirando al altar)

• Óvalo: Exaltación de la cabeza de San Juan Bautista por Teodosio emperador de Constantinopla. Alegorías: Virtud y Honor. (Este conjunto se encuentra en el presbiterio sobre la hornacina con la imagen de San Juan Bautista). Cartela superior: HONOR VIRTUTIS PROEMIUM. La alegoría de la virtud está representada por una mujer con una espada en la mano derecha (hoy perdida) mientras que en la mano izquierda lleva un espejo. Esta figura femenina podría ser confundida con un ángel ya que está representada con alas. Sobre el pecho lleva grabado el Sol. El Honor es un hombre maduro que lleva un ramo de flores en su mano derecha alzada.

• Óvalo: La degollación de San Juan Bautista. Alegorías: Santo Celo y Constancia. El Santo Celo lleva en su mano derecha un azote, mientras que con la mano izquierda sostiene una luz (ambos elementos hoy desaparecidos). La Constancia está representada por una matrona que abraza una columna mientras que con la mano izquierda introduce un puñal o espada en un brasero encendido. Cartela superior: ZELO INCENSUS, CONSTANTIA OBLATUS

• Óvalo: Recriminación de San Juan Bautista a Herodes y Herodías. Alegorías: Castidad y Corrección moral. Cartela superior: CASTITATEM DILIGIT, LASCIVIAM CORRIPIT. La alegoría de la castidad está representada por una matrona que lleva en su mano derecha una lucerna, mientras que con la mano izquierda hace sonar un trompeta pregonando la virtud. La alegoría de la Corrección moral está representada por una mujer que acaricia un pequeño cordero.

• Sobre el acceso a la capilla de la Comunión. Óvalo: Bautismo de Cristo por San Juan Bautista en el río Jordán (perdido en el incendio de 1936). Alegorías: Obediencia y Ministerio sacerdotal. Cartela superior: SACERDOS MAGNUS (Gran sacerdote). La alegoría de la obediencia se representa por una matrona con hábito, una cruz en una de sus manos y un yugo sobre sus hombros, en el que se puede leer: IUGUM MEUM SUAVE EST (Mi yugo es suave). El Ministerio sacerdotal se representa por un sacerdote con capa pluvial que levanta en su mano una concha en actitud de bautizar (hoy perdida). LLeva una cartela en su mano que dice: NISI QUIS RENATUS (el que no naciere de nuevo).

• Sobre la puerta lateral recayente a la plaza de la Comunión de San Juan. Óvalo: San Juan Bautista reconoce al cordero de Dios en la persona de Jesús (perdido en el incendio de 1936). Alegorías: Conocimiento y La Profecía. Cartela superior: PROPHETA ALTISSIMI. La alegoría del conocimiento está representada por un hombre joven con una antorcha en la mano izquierda, mientras que con la derecha sostiene o señala un libro. La alegoría de la profecía está representada por una matrona con los brazos abiertos.

• Óvalo: San Juan Bautista se despide de sus padres para retirarse al desierto (perdido en el incendio de 1936). Alegorías: Puericia y Senectud. Cartela superior: AB INFANTIA SENEX. La puericia está representada como una niña joven que lleva una pandereta en la mano derecha y una flecha en la mano izquierda. La senectud por su parte se representa como una mujer anciana que lleva en su mano derecha un reloj de arena y unos anteojos, mientras que en la mano izquierda sostiene un báculo o bastón.

• Óvalo: Nacimiento de San Juan Bautista (perdido en el incendio de 1936). Alegorías: Esterilidad y Fecundidad. Cartela superior: DE STERILI NATUS. La alegoría de la esterilidad está representada por una mujer mayor ya en la ancianidad que se cubre la cabeza con una toca. Junto a ella (a la izquierda) la alegoría de la santificación que pertenece a otra escena. La alegoría de la fecundidad está presentada por una mujer joven en edad de procrear.

Continuamos a los pies del templo:

• A los pies del templo. Nave del evangelio. Óvalo: El ángel anuncia a Zacarías el nacimiento de su hijo San Juan Bautista y la visita de la Virgen a su prima Santa Isabel (perdido en el incendio de 1936). Alegorías: Anunciación y Santificación. (capilla del testero en la nave del evangelio). Cartela superior: PRAEDICTUS. La alegoría de la Anunciación está representada por el Arcángel San Gabriel que se encuentra con los brazos extendidos. La alegoría de la Santificación se presenta como una mujer con los brazos cruzados sobre el pecho en señal de obediencia. Junto a ella, a la derecha, la alegoría de la esterilidad que se corresponde con otra alegoría del arco lateral.

• A los pies del templo. Encima de la puerta. Óvalo: Fresco alusivo a los dos Santos Juanes. Alegorías: Nombre y Protección (perdido en el incendio de 1936). Cartela superior: IOANNES EST NOMEM EIUS. La alegoría del nombre situada a la derecha se representa como un hombre anciano que lleva un libro en su mano, mientras que con un dedo de la otra lo señala. La alegoría de la protección está representada por un hombre joven que sentado encima de un delfín toca la lira.

• A los pies del templo. Nave de la epístola. Óvalo: Vocación de San Juan Evangelista ante la llamada de Jesús (perdido en el incendio de 1936). Alegorías: Dignidad y Favor. Cartela superior: VOCATUS ELECTUS, DILECTUS. La dignidad se representa en forma de matrona que sustenta un gran peso sobre sí, en este caso un trozo de algún elemento arquitectónico. Se encuentra junto a la alegoría del Misterio que corresponde a otra de las escenas alegóricas del templo al hacer esquina. El Favor está representado por una joven que lleva un cetro en su mano izquierda, mientras que con la mano derecha sostiene un libro.

Continuando por la nave de la epístola: (derecha mirando al altar)

• Óvalo: San Juan Evangelista dando la comunión a la Virgen (perdido en el incendio de 1936). Alegorías: Ministerio y Misterio. Cartela superior: SUPREMUM UNDIQUE MUNUS. La alegoría del Ministerio se ejemplariza en un joven con alas que porta un incensario. La alegoría del Misterio se representa con un hombre mayor barbado, que cubierto por un manto se lleva el dedo índice de la mano izquierda a los labios en señal de silencio, mientras que con la mano derecha extendida nos enseña un anillo. Esta última alegoría se sitúa junto con la alegoría del Favor que corresponde a la arcada situada a los pies del templo.

• Óvalo: Martirio de San Juan Evangelista en una tinaja de aceite por orden de Domiciano (perdido en el incendio de 1936). Alegorías: Martirio y Maravilla. Cartela superior: INANIS INSANIA. El martirio está representado por un hombre joven que tiene la mano derecha sobre el pecho, mientras que con la mano izquierda sostiene un puñal que se lo va a clavar en la garganta. La alegoría de la Maravilla se escenifica en forma de mujer joven que con el dedo índice de su mano derecha señala hacia arriba, mientras que con la mano izquierda sostiene una flor, conocida como Maravilla o Campanilla.

• Óvalo: San Juan Evangelista en Patmos escribiendo el libro del Apocalípsis (perdido en el incendio de 1936). Alegorías: Soledad y Sabiduría Divina. Cartela superior: IN SOLITUDINE SAPIENTIA. La Soledad está representada por una mujer en actitud pensativa que apoya el codo izquierdo en un libro mientras se sujeta la cabeza, en la mano derecha sostiene lo que parece es un pajarillo. La alegoría de la Sabiduría Divina se representa como una mujer que lleva en su brazo izquierdo un escudo grabado con la paloma del Espíritu Santo, mientras que con la mano derecha sostiene una antorcha (hoy desaparecida).

• Óvalo: San Juan Evangelista proclama la generación eterna de Cristo (perdido en el incendio de 1936). Alegorías: Divinidad y Espanto. Cartela superior: PERTERRITUS MYSTERIO. La alegoría de la divinidad está representada por una mujer joven con alas que señala con el dedo de la mano derecha hacia arriba, mientras que el brazo izquierdo lo tiene extendido hacia el arco. El espanto está representado por una mujer que tiene la cabeza vuelta y desencajada por el miedo mientras extiende los brazos hacia adelante en señal de súplica.

• Óvalo: La prueba de la copa envenenada. Alegorías: Fe y la Conmiseración. Cartela superior: VIRUS, OBITUM SUPERANS. La Fe esta representada por una mujer que lleva un corazón en llamas en la mano derecha, mientras que con la mano izquierda sostiene los evangelios con los diez mandamientos a la vista. La alegoría de la conmiseración se representa con una doncella que cruza su mano izquierda sobre el pecho y con la derecha sostiene una cornucopia de la que salen frutos.

• Óvalo: Muerte de San Juan Evangelista. Alegorías: Muerte de los Justos y la Buenaventuranza. Cartela superior: PRETIOSA IN CONSPECTU DOMINICI. La alegoría de la muerte se representa como una mujer que apoya su rostro en su mano izquierda. La alegoría de la bienaventuranza se representa en forma de un joven con una paloma en sus manos.

• Óvalo: Aparición de San Juan Evangelista al emperador Teodosio. Alegorías: Auxilio o Socorro y Victoria (en el presbiterio, encima de la imagen de San Juan Evangelista). Cartela superior: AUXILIATUR VOTIS. La alegoría del Auxilio está representado por un joven con casco en la cabeza, lleva en su mano derecha una espada mientras que con la izquierda sujeta un escudo. El hombre aparece sentado sobre un león como símbolo de la fortaleza. La alegoría de la Victoria efigiada como una mujer con un cáliz en su mano derecha mientras que la izquierda la lleva a su pecho.

La decoración interior se completa con grandes figuras que representan a las Doce Tribus de Israel, estucos realizados por Jacobo Bertessi. En la bóveda de medio cañón encontramos el conjunto de frescos que ejecutó con gran maestría Antonio Palomino entre 1699 y 1702.

En la nave encontramos trece grandes figuras en escayola sobre pedestales, representan a Jacob y las doce tribus de Israel del Antiguo Testamento, obras de Jacobo Bertessi. Son conocidos popularmente como "Els Blancs". Han sido restauradas y se les ha colocado el nombre de cada tribu a cada una de ellas. Fueron realizadas en torno a los años 1695 y 1700. Las representaciones iconográficas de los personajes de las doce tribus de Israel están sacadas de los grabados de Jan Sadeler (* Bruselas 1550 † Venecia 1600).

En el lado del evangelio; mas cercano al presbiterio, Rubén con una corona y un cetro en la manos (simboliza que él es el heredero de Jacob), a sus pies un cántaro como símbolo de la fortuna que ha dilapidado, le sigue Leví (con atributos sacerdotales), Simeón vestido de guerrero y con intención de desenfundar la espada, alusión a su carácter violento, Judá con cetro y corona sobre el sombrero, Dan (juez) con una vara símbolo de su autoridad en la cual se enrolla una serpiente (en alusión a la prudencia en el juicio); Isacar con un arado en la mano en alusión a su vida de campesino.

En el centro de la nave junto a la puerta de entrada a los pies de la iglesia, continúan Zabulón, con un ancla y un remo en las manos en alusión al carácter marinero y Jacob padre de las doce tribus.

En el lado de la epístola comenzando por los pies de la iglesia, Gad vestido de militar, casco y con una lanza en la mano, Aser con un haz de trigo y una hoz, Neftalí con un cuervo en el medallón de la repisa, José con flechas sobre un carcaj y Benjamin con un perro cogido por una cadena que defiende a los ganados.

A destacar que mientras en el lado del evangelio encontramos seis figuras, en el lado de la epístola, sólo encontramos cinco, ello es debido a que junto a la puerta de salida que desemboca en la calle Vieja de la Paja, en el lugar donde podía ir la sexta figura se encuentra un púlpito elevado que en origen era de mármol pero que en la actualidad está reconstruido parcialmente en escayola. El púlpito en mármol era obra de Giacomo Antonio Ponzanellli (* Massa-Italia 1654 † Génova 1735), ya que en la base del púlpito podemos ver su nombre y el lugar de procedencia: Génova (IACO ANTO PONZANELLVS INVE ET FE GENVAE). El púlpito fue parcialmente destruido durante la Guerra Civil Española y en 1942 fue restaurado por el escultor valenciano José Estellés Achotegui (* Valencia 11-02-1905 † Valencia 10-06-1975) con el resultado que vemos en la actualidad.


El responsable del programa iconográfico pictórico del interior de la iglesia de los Santos Juanes fue el canónigo de la colegiata de Xátiva, Vicente Victoria (* Denia-Alicante 13-08-1650 † Roma 22-05-1709), el trabajo les fue encomendado a los hermanos Eugenio y Vicente Guilló, que ya habían realizado en 1693 las pinturas del presbiterio de la capilla de la comunión a plena satisfacción de la iglesia. Los hermanos Guilló trabajaron entre 1695 y 1697 en la bóveda central del templo, pero ante la incompetencia de estos para realizarlo tuvieron que dejarlo y se encomendó la obra al pintor de cámara del rey, Antonio Palomino. Vicente Guilló Barceló, nació en Vinaroz (Castellón) en 2 de febrero de 1647 y se le impuso el nombre de Joseph Vicent Domingo. Se dice que su muerte fue a consecuencia del disgusto que sufrió al ser apartado de las obras pictóricas de los Santos Juanes. Murió en 12 de marzo de 1698 y su viuda Paula Cano arrancó de la iglesia de los Santos Juanes el permiso necesario para ser enterrado en el vaso funerario de la capilla de la Virgen de Pilar, como una forma de desagravio. Por su parte su hermano menor Eugenio Guilló (* Vinaroz 08-09-1666 † ca.1731) regreso a tierras de Castellón y en ellas estuvo trabajando hasta el final de sus días.

Los frescos de Palomino son tal vez junto con la fachada antes descrita de lo mejor que podemos encontrar en esta iglesia. Su temática desde el presbiterio hasta los pies es amplísima: La gloria de la Santísima Trinidad, El libro de los siete sellos con el cordero, la Inmaculada con la luna en los pies, los Santos Titulares, los coros de las vírgenes, los patriarcas, los doctores, los ángeles, los santos del Apocalipsis, San Vicente Ferrer y la lucha de San Miguel con Lucifer y los demonios. En definitiva una representación del Cielo en la bóveda del templo y la Iglesia triunfante.

En los lunetos de las ventanas aparecen los Apóstoles sentados sobre tronos y nubes. A los pies: la humildad, la Verdad y la paz y San Judas Tadeo.

En 1861 Luis López restauró las pinturas que se encontraban en mal estado, pero en 1936 a raíz de los daños e incendios sufridos durante la Guerra Civil quedaron ennegrecidas, estando en este momento en proceso de recuperación. Una parte cuyas pinturas no han podido ser recuperadas son la que cubrían la bóveda del presbiterio. El Retablo Mayor desapareció como consecuencia del fuego.

Capilla Mayor El actual retablo mayor de la iglesia procede de la desaparecida Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Betolaza (Álava) y fue traído a este templo en 1969. El retablo barroco construido sobre 1700 por Domingo de Ascorbe Beitia, consta de tres calles, de madera policromada y dorada. La hornacina central alberga la talla de la Virgen de la Asunción y a su lado en sendas hornacinas, imágenes de San Pedro y San Pablo entre cuatro columnas salomónicas doradas adornadas con pámpanos y racimos. En el ático Cristo en la Cruz con un fondo pictórico del Gólgota con la Virgen y San Juan. Por debajo del ático un relieve policromado con la degollación de San Juan Bautista, y en los extremos del cuerpo inferior del retablo otros dos relieves representando a San Pedro ante el Sanedrín y la Conversión de San Pablo. El dorado del retablo fue obra del cántabro Fernando Antonio de Fonteagudo.

En los muros laterales del presbiterio, a ambos lados del retablo encontramos dos grandes imágenes, la primera de San Juan Bautista y una segunda de San Juan Evangelista ambas obras del escultor Octavio Vicent. Ambas obras se encuentran en unas hornacinas que siguen el mismo modelo arquitectónico y decorativo que el resto de las capillas laterales del templo y llevan sus animales representativos a los pies.

Capillas laterales del lado del evangelio (comenzando por la cabecera):

Capilla de San Antonio Abad. Bajo la hornacina del santo imagen de Santa Ana (madre de la Virgen) con la Virgen niña y el Niño Jesús.
Capilla del Sagrado Corazón de Jesús. Bajo la hornacina central con la talla de Jesús, imagen de la Virgen como Inmaculado Corazón de María. A ambos lados de la imagen dos ángeles arrodillados en señal de adoración.
• Pasillo de acceso a la Capilla de la Comunión
• Puerta de entrada/salida a la Plaza de la Comunión de San Juan
Capilla de la Virgen de los Desamparados. Comparte capilla con una imagen de la Virgen del Rosario.
Capilla de la Virgen del Carmen. Bajo la hornacina donde se encuentra la titular de la capilla, una pequeña imagen de la Virgen de los Dolores (La Dolorosa).

A destacar que en el pasillo de acceso de la iglesia a la Capilla de la Comunión encontramos la figura de Cristo, conocido como Santísimo Cristo de los Afligidos, de gran devoción popular. El Cristo de los Afligidos es titular de la Hermandad y patrono del Canyamelar. También indicar que antes de la construcción de la Capilla de la Comunión, este espacio de tránsito era una capilla lateral puesta bajo la advocación de San Miguel y San Jaime, en la actualidad lógicamente desaparecida y transformada en pasillo de tránsito.

A los pies del templo encontramos dos capillas más: en el lado del evangelio la Capilla de San Antonio de Padua y en el lado de la epístola la Capilla de San Vicente Ferrer. Bajo la imagen de San Antonio una pequeña pintura de Cristo Eucarístico.

Bajo el altar de la capilla de San Antonio de Padua (antes conocida como Capilla del Altar del Privilegio), se encuentran enterrados el pintor Francisco Ribalta y su hijo Juan Ribalta, aunque no se han efectuado catas que permitan acreditarlo de una manera fehaciente. Se tiene la certeza porque en los archivos parroquiales existe el acta de enterramiento de Ribalta a los pies de la iglesia. Las imágenes que acompañan a San Francisco de Padua en su altar son de San Enrique y San Roque. A ambos lados del retablo dos pequeñas figuras una de ellas de San Pancracio y la otra imagen de San Nicolás.

Capillas laterales del lado de la epístola (continuamos por los pies):

Capilla del Bautismo y antes de San Vicente Mártir
Capilla de Santa Rita de Casia. Bajo la imagen de la santa que ocupa el centro del retablo, escultura de San Judas Tadeo. En los muros laterales encontramos dos grandes lienzos con sendas escenas de la vida de Santa Rita. Retablo y altar es obra del escultor valenciano José Estellés Achotegui ( * Valencia 11-02-1905 † Valencia 10-06-1975), realizado en 1945 en escayola y dorado posteriormente.
• Puerta de entrada/salida a la calle Vieja de la Paja. Desde la calle se accede a un vestíbulo en el cual destacan las pinturas barrocas de temática vegetal, y una cubierta con falsa cúpula también pintada. En uno de los muros del vestíbulo se puede leer: "Domus Dei est locus orationis" (Mi casa es un lugar de oración). También encontramos unos pequeños vanos aspillerados que se corresponden con estancias del interior del templo.
Capilla de Nuestra Señora del Pilar en el centro del retablo. A sus pies una pequeña imagen de Santa Teresita del Niño Jesús.
Capilla del Patriarca San José. Ocupando el centro del retablo, San José y en la parte inferior en un nicho acristalado pequeña imagen del Ecce Homo de medio cuerpo. Retablo y altar es obra en escayola dorada realizada en 1945 por el escultor valenciano José Estellés Achotegui (* Valencia 11-02-1905 † Valencia 10-06-1975).
Capilla de San Francisco de Paula. Bajo el santo en un pequeño nicho acristalado, imagen de San Miguel Arcángel. También encontramos a ambos lados del retablo dos esculturas de San Expedito y San Gil.

La Capilla de la Comunión Construida entre 1644 y 1653, la Capilla de la Comunión se levanta según los postulados establecidos por el Concilio de Trento y el arzobispo San Juan de Ribera. La primera piedra de la capilla fue bendecida por el arzobispo fray Isidoro de Aliaga (entre 1644-1653) en 1 de enero de 1644 y la capilla terminada el 7 de septiembre de 1653 al ser trasladado a ella el Santísimo Sacramento.

El responsable de las trazas fue el monje carmelitano descalzo fray Gaspar de Sent Martí (1574-1664). La ejecución de la obra fue llevada a cabo por Diego Martínez Ponce de Urrana (autor de la Basílica de la Virgen de los Desamparados) en unión de otros maestros de obra. Está realizada con ladrillos cara vista sobre un zócalo de piedra.

La portada de acceso por el exterior es adintelada y en un ovalo sobre el dintel de la puerta podemos ver el símbolo del patriarca San Juan de Ribera, la sagrada forma en un cáliz con un braserillo a cada lado. La portada es obra del cantero Vicente Mir y fue realizada en 1652.

La capilla que como ya hemos comentado fue construida entre 1644 y 1653 sufrió una total remodelación interior en estilo neoclásico, entre 1779 y 1784. El resultado de esta reforma es la que podemos ver en la actualidad. Así vemos pilastras de orden corintio unidas entre si por guirnaldas y casetones poligonales en tramos de la bóveda y paredes. Esta reforma neoclásica fue obra de Antonio Martínez y de Joaquín Martínez hijo del anterior. El dorado de la capilla corrió a cargo de Benito Fernández mientras que los zócalos y chapados de mármoles de la capilla son obra de Benito Pons y Vicente de Miner.

Tiene acceso desde el interior por el lado del evangelio. Su planta es cruciforme, formada por tres tramos cubiertos con bóveda de medio cañón los de ambos extremos mientras que el del centro se cubre con una cúpula semiesférica apoyada sobre pechinas, linterna y cupulín. La cúpula se cubre al exterior con tejas vidriadas de color azul y los nervios con tejas blancas. En el tramo central dos pequeños brazos a cada lado le dan ese aspecto cruciforme.

El testero del Altar Mayor es recto y en el mismo encontramos un retablo con la imagen de la Virgen rodeada de una gloria de ángeles. En los extremos del pequeño transepto que forma la cruz encontramos dos pequeños altares ocupados el de la izquierda por una escultura de San Juan Bautista, mientras que el de la derecha lo ocupa una escultura de la Virgen de Lourdes. En la parte superior de cada uno de los altares, altorrelieves relativos a los santos titulares del templo: San Juan Evangelista y San Juan Bautista. Toda la capilla se encuentra decorada en estilo neoclásico con pilastras corintias, bóvedas de cañón, mármoles, jaspes y con pinturas al fresco, sobre todo en cúpula y pechinas, realizadas por José Vergara Gimeno. Esta decoración es producto de la reforma neoclásica realizada entre 1780 y 1787.

En el sencillo retablo del Altar Mayor encontramos en el centro una escultura de La Inmaculada rodeada de ángeles, obra realizada en 1947 por el escultor Vicente Benedito Baró (1884-1956). En el ático del retablo un lienzo de la Piedad (la Virgen María con Jesús muerto) obra de autor anónimo.

En la bóveda del techo más cercana al presbiterio un fresco con una curiosa representación de San Juan Evangelista dando la comunión a la Virgen María, obra atribuida a los hermanos nacidos en Vinaroz, Vicente y Eugenio Guilló en 1693. En los muros laterales del Altar Mayor dos lienzos con la representación de la entrega de las llaves del cielo a San Pedro y la escena del Lavatorio de los pies. En su lado opuesto, la bóveda más cercana a la entrada, un fresco de los mismos autores representando el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. En los laterales dos frescos en la actualidad deteriorados y prácticamente desaparecidos pero que representaban dos escenas del regreso del hijo pródigo.

Entre 1782 y 1786 José Vergara Gimeno pintó en la cúpula de la capilla y en las pechinas los frescos sobre la Exaltación de la Eucaristía. Así en las pechinas encontramos cuatro frescos con las siguientes representaciones: El encuentro de Abraham con Melquisedec (Melquisedec ofrece a Abraham los panes y el vino), Aarón con los panes de la proposición, Elías despertado y alimentado por un ángel y Moisés con los exploradores de regreso de la Tierra Prometida. En la cúpula encontramos la obra maestra de José Vergara; en el centro la Sagrada Forma sobre un fondo de rayos dorados, y rodeándola la Santísima Trinidad con la Virgen María y San Juan Evangelista; Los cuatro evangelistas, San Agustín, San Ambrosio, San Gregorio, San Jerónimo y Santo Tomás de Aquino (doctores de la iglesia). También la Última Cena con los Apóstoles y diversos papas, obispos, santos y fieles.

En la capilla podemos encontrar dos grandes figuras exentas realizadas en piedra, procedentes del exterior de la iglesia y que a falta de mejor ubicación han sido colocadas en la capilla con bastante poco acierto. Se trata de los originales de San Francisco de Borja y de San Luis Bertrán cuyas copias se encuentran en la cornisa de la fachada recayente a la plaza del Mercado.

En el exterior del testero de la iglesia, recayente a la plaza del Mercado encontramos un panel cerámico colocado en 1952 en honor a San Vicente Ferrer. Destaca en el centro la imagen de San Vicente y a ambos lados en el interior de unas cartelas, dos de los milagros realizados por el santo: el milagro del mocadoret y el de la curación de la muda. Completa la decoración del panel diversos atributos alusivos al santo, a los titulares de la iglesia, escudos de la ciudad y un poema de Vicente Ramírez Bordes.

La Iglesia de los Santos Juanes en el recuerdo