La mancebía
Situada en parte de lo que hoy es el
Barrio del Carmen, fue el rey de Aragón
Jaime II el Justo quien en 1321 prohibió la prostitución en las calles de la ciudad. Para regular este tipo de actividad estableció
fuera de las murallas árabes de la ciudad, en un arrabal conocido como La Pobla de
Bernat de Villa todo un conjunto de casas (que posteriormente sería cerrado por una muralla) donde se podía ejercer la prostitución
regulada, nace así el bordell. En castellano, burdel, es una casa donde se ejerce la prostitución.
Sus límites aproximadamente los marcarían las actuales calle de la Corona, la plaza de Na Jordana y la calle
de Salvador Giner. Englobaría aproximadamente el actual
Centro Cultural de la Beneficencia, el IVAM y la zona
del
Convento de San José, donde se planta hoy día la Falla Na Jordana.
La mancebía era conocida también como la Pobla de les Fembres Pecadrius, el bordell, el partit o más claramente Pobla de les Males
Dones, constituyó durante mas de un siglo el mas famoso, lujoso y organizado burdel de Europa,
siendo visitado por cuantos nobles, monarcas y príncipes extranjeros se acercaban a la Corte valenciana
en la que se desarrollaba el siglo de oro valenciano.
Sus regulación quedaba bajo
la jurisdicción directa de la Corona representada por los jurados de la ciudad, que establecieron
toda una serie de normas destinadas a controlar tanto la sanidad de las prostitutas que allí
trabajaban, como los precios que debían pagarse a los hostalers o propietarios de las casas donde se ejercía la prostitución.
De entre sus personajes destaca la figura del llamado rey Arlot
que se constituyó en cabeza o jefe de les males dones explotándolas de tal manera que fue
apresado y encarcelado en 1337 por orden del rey
Pedro IV el Ceremonioso.
El 13 de mayo de 1345 el Consell general de la ciutat de Valencia acuerda la construcción de una casa para albergar a las
prostitutas que abandonasen la profesión. Dicha casa que en primera instancia fue conocida como casa de las arrepentidas, acabaría
siendo el
Convento de San Gregorio regida por monjas con el fin de acoger a estas mujeres. El convento hasta bien
entrado el siglo XX se encontraba situado en la calle san Vicente, en el solar que hoy ocupa el Teatro Olympia.
En 1356 el rey Pedro el Ceremonioso en guerra con el rey de Castilla
Pedro I el Cruel,
ordena levantar una nueva muralla que englobe todos
los barrios nacidos fuera de la muralla, entre ellos estaba la Pobla de les Males Dones, lo que provoca que nuevamente esta actividad que
hasta entonces se realizaba fuera de las murallas de Valencia, volviera a realizarse intramuros, con el consiguiente escándalo o enfado de
las autoridades municipales y religiosas.
En 1385 se dicta un bando por el cual las mujeres públicas debían ser encerradas en la Casa de Penitencia (Convento de San Gregorio) los días
de Semana Santa a fin de que los hombres no pecasen en esas fechas. También el Consell de la Ciutat autoriza dotar con cierta cantidad
de dinero, a todas aquellas mujeres que abandonasen la profesión y contrajeran matrimonio, dinero que era conocido como la dote.
En 1444 el rey
Alfonso V el Magnánimo siguiendo los consejos de su esposa María de Castilla ordena levantar un muro cerrando toda la
pobla y dejando una sola puerta de entrada y salida. A partir de entonces empezaría a ser conocido el lugar como la Pobla Nova. La puerta
cuya situación exacta se desconoce estaría situada en las actuales calles Huertos y Gutemberg.
La Pobla Nova estaba formada por un conjunto de casas, tabernas y hostales donde las mujeres vivían y trabajaban.
Las mujeres públicas se sentaban a la entrada de las casas bajo un farol y allí sentadas esperaban a sus clientes.
El 6 de agosto de 1453 el futuro rey de Aragón
Juan II como regente del reino en ausencia de su hermano,
firma un privilegio conocido como salvaguarda del bordell
por el cual todos los habitantes de la Pobla Nova (prostitutas, hijos, hostaleros
etc.) quedaban bajo protección Real, siendo encargado el Justicia criminal de Valencia de la seguridad de la villa. Se crea la figura del Regent del
Publich, encargado del orden público, el control de la villa y el cumplimiento de las normas que regulaban la actividad. Se coloca así mismo
en la puerta del burdel, una horca, que servía de recordatorio del destino que le esperaba a todo aquel que incumpliese la normativa
al respecto.
Entre las obligaciones que debían cumplir las prostitutas, se encontraba la de ser revisada periódicamente por un cirujano del
Hospital General de la
ciudad para comprobar que el estado de salud sexual de las mujeres fuera el adecuado, en caso contrario eran obligadas a ingresar en el hospital
mientras tanto no curaran de la enfermedad.
A la puerta del bordell un vigilante recogía los bastones y las armas de todo aquel que entraba en el mismo y a la salida les eran devueltos.
También se les advertía que si entraban con dinero podían dejarlo en la entrada con la promesa de que a la salida se les devolvería, en caso
de no hacerlo el vigilante no se responsabilizaba si el dinero les era robado.
A titulo de curiosidad, podemos decir que en el año 1556 las monjas del
convento de san José que se encontraban en la actual calle de la
Corona, abandonaron el monasterio y se trasladaron al convento de santa Tecla en el centro de la ciudad, ya que según Escolano, las monjas
se quejaban, que los relinchos de aquellas yeguas lascivas alcanzaban los honestos oídos de estas religiosas.
En 1677 el rey
Carlos II ordena el cierre del bordell aunque para entonces la actividad había ido decreciendo.
Diez años más tarde la muralla que cerraba el bordell
es derribada y los terrenos donde se alzaba el mismo es comprado por el
Convento del Carmen. Posteriormente, por el proceso
desamortizador de 1835 es vendido a manos particulares y sobre el solar se alzan nuevos edificios de viviendas así como se abren y se
cierran nuevas calles.
Con el cierre del bordell la
prostitución de la ciudad quedó dispersa por otros lugares de la ciudad. Uno de los sitios que mas prostitutas albergó fue el conocido
como barrio de pescadores, situado sobre el lugar que hoy ocupa el
edifico de correos en la plaza del ayuntamiento.
La morería
Junto a la mancebía y ocupando también parte del barrio de Carmen, se encontraba la morería, que era el barrio que
ocupaban los musulmanes que optaron por quedarse en Valencia después de la conquista de la ciudad por el rey Jaime I
el Conquistador. Disponía de una mezquita propia situada en el lugar donde luego se construiría la iglesia de san Miguel
y san Dionisio (aproximadamente por la plaza del profesor López Chavarri).
Rodeada por una muralla disponía de puerta propia que recibía el nombre de puerta de Bab-Alahix. La
morería disponía de amplia autonomía y estaba protegida por el mismo rey, circunstancia que no pudo evitar un asalto
en 1455. Asalto que fue castigado posteriormente por la autoridad real. Su ubicación aproximada se encontraba entre
las calles de la Corona, la calle Quart, la calle Baja y la ronda interior donde se encontraba la muralla cristiana.
De entre las crónicas más importantes editadas sobre esta parte de la ciudad medieval, destacan las realizadas in situ por el
conde de Lalaig y el marqués de Cruilles, de nacionalidad francesa y española respectivamente
que no olvidan en sus escritos que al otro lado de los muros que la delimitaban, en el lecho
del río, se asentaba el temido cremador de la santa inquisición, lugar en el que se ajusticiaba
a los reos que tenían la desgracia de caer en las garras de tan poderosa institución.
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