Personajes valencianos
Antonio Pontons García (canónigo Pontons)

Antonio Pontons García nació hacia 1650 y falleció en Rubielos Bajos (Cuenca) en 18 de noviembre de 1706. Hijo de Pablo Pontons Soriano y Josefa García. Fue canónigo de la catedral de Valencia, jurista, miembro de la fábrica nova del riu y regente de la cancillería real del Reino de Valencia. Además de todo lo dicho fue un hombre que consiguió un gran patrimonio con sus negocios mercantiles.

Compró en el lugar de Patraix unos terrenos y allí construyó hacia finales del siglo XVII una finca de recreo o alquería, la hizo rodear por un gran jardín que plantó con especies arbóreas decorativas y otras especies frutales y hortícolas. Adornó el jardín con toda una serie de esculturas de mármol de Carrara que encargó al escultor italiano Giacomo Antonio Ponzanelli (* Massa, Toscana 1654 † Génova 1735). Esta finca o alquería sería conocida como Huerto de Pontons (Hort de Pontons) y estaba regada por la acequia de Favara. El término huerto hay que entenderlo en su acepción de jardín.

Pontons como miembro de la fábrica nova del riu había mediado en 1691 para la compra de dos esculturas con destino al puente de san José de nuestra ciudad, aunque en la actualidad lucen en el puente de la Trinidad, son las esculturas de san Luis Beltrán y santo Tomás de Villanueva, ambas del escultor Ponzanelli. Probablemente de esta adquisición nacería la admiración del canónigo Pontons por el artista italiano que le llevaría a comprar una serie de esculturas para su propio jardín.

Durante la guerra de sucesión a la corona de España, Pontons se manifestó favorable a la causa de Felipe V de Borbón y tuvo que exiliarse de la ciudad ante la proclamación de esta, como fiel a la causa del archiduque Carlos. Se sabe que en septiembre de 1706, Pontons ya no estaba en la ciudad y se había refugiado en tierras de Castilla que mostraban lealtad al rey Borbón.

Pontons murió poco tiempo después en el exilio y dejó escrito en su testamento que nombraba heredero de sus bienes al cabildo de la catedral, a excepción de la alquería de Patraix que se la dejaba a los reyes de España Felipe V y esposa. Acabada la guerra de sucesión, el huerto de Pontons cambió varias veces de propietarios dedicándose a distintas actividades, tal vez la más conocida como fábrica de hilaturas de seda. Cuando cesó esta actividad la alquería de Pontons entró en estado de abandono y algunas piezas del conjunto escultórico ya habían desaparecido.

Antonio Pontons había encargo a Ponzanelli un total de nueve esculturas que decoraban el jardín: Baco, Ceres, Flora, Neptuno, Tritón, Venus, Apolo, Diana y Plutón a quien acompañaba dos perros realizados en piedra por el escultor y arquitecto Konrad Rudolf, autor de la puerta barroca de la catedral de Valencia. Todas las obras fueron realizadas por Ponzanelli en mármol de Carrara y traídas a nuestra ciudad desde Génova. La figura principal era el Tritón que adornaba una fuente en el centro del jardín, mientras que el resto de las esculturas se distribuían por el resto de la zona ajardinada.

Las esculturas de Baco, Ceres, Flora y los dos perros de Plutón habían desaparecido, el resto fueron compradas por el capitán general de Valencia, Francisco Javier de Elío (* Pamplona 05-03-1767 † Valencia 04-09-1822) a los propietarios de la alquería (los cinco gremios mayores de Madrid) y colocadas en los nuevos jardines de la Glorieta en 1818. En 1925, el Neptuno pasó a los jardines del Parterre y las figuras de Venus, Apolo, Diana y Plutón pasaron a los jardines del Real, el Tritón permaneció y permanece en la Glorieta. En 2014 las cuatro figuras de los jardines del Real fueron retiradas de su emplazamiento ante los constantes actos vandálicos y previa restauración llevadas al edificio del Museo de la Ciudad en el Palacio del Marqués de Campo.

Con el abandono de la casa por parte del canónigo Pontons, la casa fue ocupada por el archiduque Carlos de Austria (pretendiente al trono de España) durante su permanencia en Valencia entre 1706 y 1707. Una de las salas de la alquería fue redecorada con gran lujo y sería conocida impropiamente como salón del trono, aunque más bien sería un salón de recepciones y representación del archiduque. Se sabe que la sala estaba adornada con toda una serie de retratos de diversos reyes y personajes del momento todos ligados a la casa de Austria o con alguna relación con ella. Su interior estaba adornado con una decoración suntuosa a base de estuco, obra del estucador italiano Antonio Alipandri (* Lombardía, Italia 1654 † 1718).

El huerto de Pontons ya sin esculturas aún permaneció en pie hasta la década de los años 30 del siglo XX cuando finalmente fue demolida y a mediados de los años 50 el solar fue urbanizado con viviendas, integrándose en el barrio de Patraix a donde pertenecía pero conservándose en la memoria colectiva del imaginario popular.

En 2018 cuando las esculturas de los jardines del Real fueron colocadas en el Museo de la Ciudad, se hicieron réplicas exactas de las mismas y han sido colocadas en unos jardines construidos (calle Tres Forques) sobre parte de los terrenos que ocupó al antiguo huerto de Pontons; jardines que en honor al canónigo llevan por nombre "Jardines de Pontons".