El convento de Jerusalén o Convento del Santo Sepulcro de Jerusalén (hoy desaparecido) se encontraba en la zona comprendida por las
actuales calles de Convento de
Jerusalén, Játiva y San Vicente Mártir, extramuros de la ciudad. Del convento allí existente tan solo nos queda el recuerdo del
nombre de una de sus calles en la zona donde se hallaba.
Este convento franciscano de religiosas descalzas se encontraba bajo la advocación de la Virgen de Santa
María del Espasmo (Nuestra Señora del Pasmo).
Esta curiosa advocación proviene del hecho recogido en el Evangelio apócrifo de Nicodemo, ante el desmayo (pasmo) de la Virgen María al ver pasar a su
hijo con la cruz a cuestas por la calle de la Amargura de Jerusalén.
En 9 de junio de 1496 el papa
Alejandro VI concedió una bula para que las religiosas franciscanas de la orden de Santa Clara pudieran ocupar una casa de honestas mujeres
que allí se situaba al menos desde 1341. Esta casa había sido un legado de Nicolasa, esposa de Miquel Folquer a unas beatas
de la tercera orden de San Francisco de Asís para que pudieran vivir en oración y amparar mujeres de vida pública.
Fue ampliada en 1497 por don Luis de Cavanilles y Vilarrasa, señor
de Benisanó y Gobernador del Reino de Valencia (♛ 1481-1503), a quien además se le considera "alma mater" del monasterio y donde quiso y fue enterrado.
La iglesia de estilo gótico era de una sola nave y disponía de decoración barroca.
En la cripta de la iglesia estuvo enterrado el marqués de Brandeburgo (* Plassemburgo-Alemania 09-01-1493 † Valencia 05-07-1525), segundo
esposo de Germana de Foix (que había estado casada en primeras nupcias con el rey Fernando el Católico, y que casaría por tercera y última vez con el Duque de
Calabria). Juan de Brandeburgo-Ansbach falleció de peste en el
Palacio Arzobispal de Valencia en 1525. Además del marqués de Brandeburgo, varios miembros de la familia Cavanilles-Vilarrasa fueron enterrados en su cripta.
El convento situado en las cercanías de la Puerta de San Vicente de las
murallas de Valencia, fue parcialmente destruido
por los españoles en 1811 para evitar que desde el mismo los franceses pudieran hacerse fuertes o bombardear la ciudad
aprovechando la protección de los muros del convento. Finalizada la guerra de la independencia el convento fue restaurado y
las monjas pudieron volver a habitarlo en 1815.
La Desamortización de Mendizábal de 1836 no supuso el abandono del monasterio, pero si fue el inicio del declive total del convento que por otra parte ya había comenzado
tiempo atrás. En 1868 las monjas franciscanas que ocupaban el convento acogieron de forma provisional a las monjas canonesas de San Agustín, cuyo
Convento de San Cristóbal de la calle de la Paz había sido demolido.
En 1873 estas monjas abandonaron el convento para trasladarse a una nueva ubicación en el Monasterio de San Antonio
Abad de la calle Sagunto.
En 1932 el convento fue vendido a particulares y en 1933 fue demolido y su puerta de entrada desmontada y
regalada al Ayuntamiento, sin que hasta el momento sepamos donde ha ido a parar.
La portada realizada en 1503 era de estilo gótico flamígero, con decoración renacentista, estaba formada por una puerta adintelada y
en la parte superior un arco apuntado en cuyo tímpano se podía ver una imagen de la Virgen sobre un fondo en forma de venera o concha. Encuadraba
este arco un alfiz, en cuyas enjutas se encontraba duplicado el escudo de la familia Cabanillas. En el neto del arco un querubín.
Los dos escudos idénticos que encontrábamos en la portada estaban formados por los diversos entronques de la familia Cavanilles-Vilarrasa. En el primer cuartel se
encontraban los cinco bezantes de la familia Vilarrasa y el Agnus Dei de la familia Cavanilles. Debajo un lebrel (perro) de la familia Catalá y el ajedrezado de la familia
Centelles, a la derecha un monte surmontado por una flor de lis de la familia Monsoriu.
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