El Palacio del Real que no Palacio Real como algunas veces se le suele llamar, ya que
su nombre proviene del árabe "rahal" (casa de campo) o del latinizado "Reial".
Si bien es cierto que en él se alojaron muchos reyes y reinas tanto de la corona de Aragón, como
de la dinastía de los Austria y de los Borbones, nunca fue residencia real, solo
en las ocasiones en que los reyes visitaban el Reino de Valencia, por lo tanto bajo
ningún concepto puede definirse como Palacio Real.
El origen de este edificio, se corresponde con una finca de recreo o almunia musulmana, donde
los reyes de la Taifa de Balansiya (Valencia) se retiraban para descansar. Se situaba extramuros de la
ciudad, al otro lado del río Turia. Mandado construir en el siglo XI para descanso del rey
musulmán Abd al Aziz.
En primer lugar hay que destacar que este palacio hoy en día, ya no existe, desapareció
en el año 1810 en un conflicto bélico y aunque parezca extraño no por obra de las tropas
francesas de Napoleón, sino por los propios españoles que ante la posibilidad de que el
palacio pudiera convertirse en una plaza fuerte de los asaltantes fue demolido antes de la
llegada de estos ante las
murallas de la ciudad. Esto ocurría un 12 de marzo de 1810 siguiendo
las ordenes del general español Joaquín Blake Joyes.
Comenzó como hemos dicho como finca de recreo en época musulmana, continuó como tal durante
la época de conquista cristiana y solo en tiempos de rey de Aragón Pedro el Ceremonioso
en el siglo XIV comenzó a ser reedificado para convertirse en palacio de los reyes de la
Corona de Aragón en sus estancias en el Reino de Valencia.
Del recuerdo de este palacio, aparte de los grabados que lo representan, nos quedan algunos
nombres; así tenemos el
Puente del Real (que permitía el acceso de la ciudad al palacio), el
nombre de la plaza a la que desemboca el puente (El LLano del Real) y sobre todo los
Jardines
del Real o Viveros que en su momento ocupaban una pequeña parte de lo que fueron los jardines
del palacio. Recientemente (ene07) se han redescubierto unos planos del palacio realizados
en 1802 y que se encuentran en la Biblioteca de Paris (Francia) y que fueron sustraídos en
tiempos de las guerras napoleónicas.
Volvamos a insistir que nació como finca de recreo musulmana, continuó a partir del siglo
XIV como palacio de los reyes de Aragón, más tarde sería residencia oficial de los virreyes
de Valencia para acabar siendo Capitanía General hasta su destrucción en 1810.
Parece ser que se trataba de un gran edificio, su fachada principal llegó a alcanzar los
200 metros, se le ha llamado el palacio de las 300 llaves en alusión al número de habitaciones
que llegó a tener, y siempre dispuso de varias torres bien fortificadas, ciertamente debido
a que su condición de estar situado extramuros de la ciudad lo hacía fácilmente vulnerable
en caso de guerra.
Los estudiosos del tema, afirman que se componía de dos cuerpos; el llamado palacio viejo (Real Vell) y el
palacio nuevo (Real Nuevo). El palacio viejo sería la antigua almunia musulmana ampliamente reformada,
mientras que el llamado palacio nuevo sería una ampliación de nueva planta del viejo palacio. El Real Vell es fácilmente
identificable porque disponía de una torre con chapitel.
La antigua finca de recreo, fue reedificada por Pedro el Ceremonioso (1336-1387) y posteriormente
ampliada por el rey Alfonso el Magnánimo (1416-1458). A destacar que en el 1363 durante las
guerras entre Castilla y Aragón el palacio fue incendiado por las tropas castellanas.
En ambos casos los dos cuerpos giraban alrededor de un patio, de dos patios en el caso
del palacio nuevo. Albergaba numerosos jardines, parte ellos hoy son los Viveros y además
contaba con una colección zoológica compuesta de leones, osos, ciervos, faisanes, pavos
reales etc.
La parte mas antigua del palacio (Real Vell) giraba alrededor de un patio, en una de las dependencias del piso superior se
encontraba la capilla del palacio, puesta bajo la titularidad de Santa Catalina. La Capilla sería renovada en 1714, los hermanos Francisco
Vergara "el Mayor" y Manuel Vergara "el Mayor" realizaron el retablo de la sala según diseño de Leonardo Julio Capuz Calvet (1660-1731).
Disponía de cuatro torres, una en cada esquina,
y si bien durante años sirvió como dependencias de uso exclusivo de la reina, con el tiempo llegaría
a ser un espacio destinado a viviendas del alcailde y personal de servicio. En la planta baja de se situaban las dependencias del
servicio y auxiliares (caballerizas, cocinas, almacenes etc.)
La parte nueva (Real Nuevo) giraba alrededor de dos patios, en el mas grande se encontraba la
escalera principal que daba acceso a los salones principales. El patio pequeño disponía
de una escalera que daba acceso a la nueva capilla del palacio.
Estos salones estaban dedicados para servicio de los reyes, audiencias, fiestas o recepciones
según las épocas.
Los aposentos del rey se situaban en la torre principal llamada de los Ángeles y fácilmente
identificable en los grabados antiguos porque en ella campeaba un gran escudo real. Ya hemos indicado
que las habitaciones de la reina se situaban en otro lugar del palacio, concretamente alrededor del patio pequeño.
Sería en el siglo XVII cuando se acometería una gran transformación en el palacio
modificando su estructura interna y sobre todo la externa, añadiendo una galería de
arcos en su fachada principal y eliminando las ventanas de tradición gótica que daban
al palacio un aspecto excesivamente medieval.
Los grabados y pinturas que disponemos hoy día corresponden a este periodo de la historia
del palacio.
Entre los maestros canteros cuyos nombres han llegado hasta nosotros y que de una manera u
otra trabajaron en la fabrica del palacio podemos citar a Joan Franch (siglo XIV) que también
trabajó en las obras del
Convento de Santo Domingo y al "piquer" Mateu Teixidor que trabajó en las obras del
Puente de la Trinidad. Entre 1482 y 1498 el maestro de obras del rey Johan Corbera trabajo en las
obras del Palacio. Este maestro de obras es famoso por haber trabajado también en la construcción de la
Lonja de los Mercaderes de Valencia.
En 1986 y a raíz de unas obras realizadas en los colectores de la ciudad, fue levantado
el asfalto de la calle General Elio, y bajo ella aparecieron los restos del palacio, cosa
que por otra parte se conocía. Después de una fuerte
polémica sobre si los restos debían vueltos a ser enterrados o dejados al descubierto, se
opto después de hacer las catas e investigaciones correspondientes por volver a enterrar los
restos ya que la calle es una de las arterias principales de la ciudad. Por tanto los
restos permanecen nuevamente enterrados bajo el asfalto de nuestra ciudad. Lo único visible
es un pequeño montículo existente en los Jardines del Real, conocida como la montañeta del General
Elio que se dice está formada por los cascotes que se fueron acumulando en el momento de la
destrucción del palacio. Montañeta que hoy forman parte integrante de los Jardines del Real.
En la actualidad parte de las
ruinas arqueológicas que se encuentran por debajo de los Jardines del Real, han sido excavadas
y permanecen al descubierto para recuerdo y memoria.
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