Antiguo Hospital General
c/Hospital nº 13

En época medieval el concepto de hospital era distinto a como lo entendemos en la actualidad. El nombre de hospital proviene del latín hospitalem que quiere decir albergue. Era por tanto el hospital una institución o casa encargada no solo del cuidado médico sino también dedicado a acoger personas sin recursos, niños huérfanos, peregrinos y naturalmente enfermos. El cuidado no se limitaba exclusivamente al aspecto médico, se dedicaba especial dedicación al sustento tanto espiritual como material. Es por eso que los hospitales eran fundaciones mayoritariamente religiosas de carácter benéfico y mas adelante civil pero con el mismo carácter benéfico. Normalmente contaban con dos galerías o salas, una para hombres y otra para mujeres y casi todos los hospitales contaban con camas, capilla y cementerio propio. A partir del siglo XIV se institucionaliza la figura del visitador médico.

El origen del antiguo Hospital General hay que buscarlo en el manicomio u hospital que fundara en 1409 fray Joan Gilabert Jofré con el nombre de Hospital de Ignoscents, Folls e Orats. Fue el primer manicomio que se construyó en Europa y se encontraba en las proximidades del antiguo portal de Torrent de las murallas de Valencia, en el barrio de Velluters. Hasta este momento, los locos (folls) eran considerados apestados que no tenían derecho a ningún tipo de tratamiento. Con fray Gilabert Jofré, los locos empezaron a ser tratados como enfermos susceptibles de ser curados y tratados y por tanto con derecho a cuidados médicos y lo que es más importante con posibilidad de poder ser recuperados en la medida de los posible para la sociedad. De este revolucionaria premisa nace la fundación de este hospital y de ahí su importancia en la historia de la medicina y del tratamiento de este tipo de enfermos.

Según cuenta la historia el padre mercedario fray Joan Gilabert Jofré, se dirigía un 24 de febrero de 1409 a la catedral de Valencia para realizar el sermón del primer domingo de cuaresma, cuando de camino se encontró a unos niños que apedreaban y atacaban a unos pobres locos. El fraile salió en defensa de los dementes y al llegar a la catedral realizó un sermón en favor de los locos y furiosos que vagaban por la ciudad y que no tenían asistencia alguna.

Parte del sermón decía así: en la present ciutat ha molta obra pia e gran caritat e sustentació: empero una hi manca, qui es de gran necesitat, ço es un hospital o casa hon los pobres ignoscents e furiosos fosen acullits. Car molts pobres ignocens van per aquesta ciutat, les quals pasen grans desaires de fam, fret e injuries. Per tal, com per sa ignoscencia e furor no saven guanyar ni demanar lo que han menester per sustentació de llur vida; e per ço dormen per les carreres e pereixen de fam e de fret, e moltes malvades persones, no havent Deu davant les ulls de sa consciència, los fan moltes injuries e enuigs; e moltes malvades persones, no havent Deu davant, senyaladament ahon los troben adormits los nafren alguns, e a algunes fembres ignoscens ahonten. E aixi mateix les pobres furiosos fan dany a moltes persones anants per la ciutat, e aquestes coses son notories a tota la ciutat. Per que seria sancta cosa e obra molt sancta que en la ciutat de Valencia fos fet una habitació o hospital en que semblants folls e ignocens estiguesen de tal manera que no anassen per la ciutat, ni poguessen fer dany n'ils ne fos fet (Libro viejo de las constituciones del Hospital General).

Traducción: "En la presente ciudad hay mucha obra pía y de gran caridad y sustentación; pero aún falta una, que es de gran necesidad, cual es un hospital o casa donde los pobres inocentes y furiosos sean acogidos. Porque muchos pobres inocentes y furiosos van por esta ciudad, los cuales pasan grandes desaires de hambre, frío e injurias. Por tal, como por su inocencia y furor no saben ganar ni pedir lo que han de menester para sustentación de su vida, por lo que duermen por las calles y perecen de hambre y de frío, muchas personas malvadas, no teniendo a Dios ante los ojos de sus conciencia, les hacen muchas injurias y daño, y señaladamente allá donde les encuentran dormidos los vejan y matan a algunos y a algunas mujeres avergüenzan. Asimismo, los pobres furiosos hacen daño a muchas personas que van por la ciudad. Estas cosas son notorias a toda la ciudad, por lo que sería santa cosa y obra muy santa que en la ciudad de Valencia fuese hecha una habitación u hospital en que semejantes locos e inocentes estuviesen de tal manera que no fuesen por la ciudad ni pudiesen hacer daño ni les fuese hecho".

Al momento un comerciante de la seda, de nombre Lorenzo Salom transmitió a diez mercaderes de Valencia y de la misma actividad, el mensaje que el padre Jofré había lanzado y al poco tiempo ofrecieron su apoyo para fundar un hospital que atendiera a este tipo de enfermos. Con esta acción nacería el primer hospital de locos o manicomio del mundo. Los nombres de los diez primeros benefactores son conocidos: Ferrán García, Joan Armenguer, Francesc Barceló, Pere Zaplana, Jaume Dominguez, Esteve Valencia, Sanç Calvo, Bernat Andreu, Pere Pedrera y Pere de Bonia, además del propio Lorenzo Salom. En razón a la actividad sedera de los fundadores, el hospital se creó en el barri de Velluters o barrio de los sederos o terciopeleros.

En la Edad Media la ciudad de Valencia contaba con numerosos hospitales de modesta capacidad fundados por piadosos burgueses, ordenes hospitalarias o por disposición real, y que se dedicaban al socorro de pobres y enfermos. Estos hospitales eran pequeños, algunos de ellos con solo cuatro o cinco camas y con escasos recursos. Los hospitales que se podían encontrar en la ciudad por aquel entonces eran:

siglo XIII
Hospital de Sant Vicent fundado en 1238 por el rey Jaime I para el cuidado de los peregrinos, puesto bajo la advocación original de santa María Magdalena. Situado en el monasterio de san Vicente de la Roqueta.
Hospital de sant Joan de Jerusalén fundado en 1250 por la orden de san Juan del Hospital para atención a peregrinos. Se encontraba junto con la iglesia de san Juan del Hospital en la calle Trinquete de Caballeros. La iglesia todavía permanece en pie, siendo una de las mas importantes de la ciudad.
Hospital de sant Guillem fundado en 1252 por Guillem Escrivá, escribano del rey Jaime I el Conquistador y señor de Patraix para la atención de pobres y enfermos. El hospital estaba al cuidado de los monjes trinitarios. En 1445 es cedido a las monjas clarisas y desaparece el hospital. En la actualidad sobre su emplazamiento se encuentra el Monasterio de la Trinidad.
Hospital de Sant Llátzer (san Lázaro) fundado en 1254 en la calle Murviedro (hoy Sagunto) para atención a leprosos y enfermos contagiosos. Fue mandado levantar por el rey Jaime I el conquistador y se encontraba extramuros de la ciudad, tanto con las murallas musulmanas como las posteriores cristianas.

siglo XIV
Hospital de santa Llúcia o de la Reina fundado en 1310 por la reina Constanza de Suabia († 1302) (esposa del rey Pedro III el Grande) para huérfanos y expósitos. Situado cerca del Convento de san Francisco (hoy plaza del Ayuntamiento). Se fundó con el legado testamentario de la reina tras su fallecimiento.
Hospital de En Clapers o de santa María fundado en 1311 por Bernat Dez Clapers († 1311) y situado al comienzo de la calle Murviedro (hoy Sagunto). Dedicado al cuidado de enfermos y expósitos. Al morir sin descendencia quiso que su fortuna se utilizara en la construcción de un hospital que llevaba el nombre de santa María, aunque fue mas conocido por el nombre de su benefactor. Desapareció en el siglo XVI al unirse en 1512 al Hospital General.
Hospital de santa María o de En Beguins fundado por Ramón Guillem Catalá en 1334. Estaba situado frente a la actual iglesia de san Agustín. En él se recogían los ermitaños que poblaban las diferentes ermitas situadas extramuros de la ciudad cuando enfermaban o cuando pasaban necesidades. Las personas recogidas en el hospital eran llamados beguines de donde procede su nombre. Beguin es una palabra de origen alemán, su correspondiente en castellano sería beato.
Hospital de santa María de Roncesvalles Fundado por la orden de santa María de Roncesvalles en 1316, estaba situado en la calle san Jaime cerca de la cofradía de san Jaime. Tuvo corta duración.
Hospital En Soler fundado en 1376 por Berenguer Soler, acogía a peregrinos. Estaba situado cercano al portal de N´Avinyó (en la calle Aparisi y Guijarro).
Hospital D'en Conill, de san Miguel o de Menaguerra, fundado por el boticario Francesc Conill en 1393 para la atención a peregrinos. Se encontraba situado al final de la calle Carniceros cerca de la puerta del Cojo. De este antiguo hospital nos queda una ménsula en piedra (35x73x40 cm.) con los escudos de la familia Conill que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia. También se le conoce de Menaguerra, porque Juan Menaguerra (Juan de Mena Guerra) estuvo casado con una hermana de Francesc Conill y como administrador que era del hospital, por su nombre se le conoció. En 1847 se incorpora al Hospital General. En 1872 debido al estado de ruina del edificio, el mismo se derribó y sobre sus ruinas se levantó posteriormente diversos edificios entre ellos el cine Doré y después de la guerra civil el cine Colón.
Hospital de sant Antoni Abad fundado en 1340 por la orden de san Antonio para enfermos de ergotismo (enfermedad causada por la ingesta del hongo del cornezuelo de centeno). Esta enfermedad era conocida como "mal de los ardientes" o "fuego maldito". El hospital se situaba junto al antiguo camino de Aragón, en la calle Sagunto, donde hoy se encuentra la iglesia de san Antonio Abad y el colegio de los Salesianos.
Hospital de En Bou fundado en 1399 por Pere Bou para la atención a pescadores enfermos. Se encontraba cerca de la puerta de Ruzafa, en el cruce del actual paseo de Ruzafa y la calle Colón. Sobre su solar se construiría hacia 1908 el hoy desaparecido Teatro Eslava. Se conserva una foto parcial con su fachada de arcos apuntados.
Hospital de sacerdotes pobres www.

siglo XV
Hospital En Guiot fundado en 1458 por Francesc Guiot para acoger a pobres y necesitados. Estaba situado en la huerta de Ruzafa.
Hospital En Sorell fundado en 1471 por Tomás Sorell Sagarriga († 15-11-1485); se encontraba en la actual plaza Beneyto i Coll nº 3, entonces conocida como plaza d'en Borrás. Construido para albergar a mendigos y gente sin hogar. Tomás Sorell pertenecía al linaje de los Sorell que levantaron en nuestra ciudad el ya desaparecido palacio de mosén Sorell. El hospital tuvo una corta duración de apenas una decena de años.
Hospital dels Folls fundado en 1409 a iniciativa de fray Gilabert Jofré dedicado al cuidado de locos (folls). Origen del futuro Hospital General y tal vez cabeza de todo el sistema hospitalario actual.

El 19 de marzo de 1409 Llorenç Salom y sus diez compañeros compran una casa en los terrenos donde hoy día se ubica la Biblioteca Pública de Valencia -antiguo Hospital General- y al año siguiente comienza a funcionar como hospital. El 15 de marzo de 1410 el rey Martín I el Humano desde su residencia de Barcelona autoriza las nuevas constituciones del hospital de locos, inocentes y orates (Spital de Ignoscens, Folls e Orats) ya que hasta entonces se regían por unas provisionales, también el papa Benedicto XIII expide en Barcelona el 26 de febrero de 1410 la bula de fundación del hospital (Super Hospitali Innocentum) bajo el patronazgo de los Santos Inocentes Mártires, autorizando la creación de una capilla, un cementerio y una capellanía que tuviese a su cargo la administración de los sacramentos a los enfermos del naciente hospital.

Los orígenes del Hospital fueron modestos, pues su mantenimiento corría a cargo de los fundadores y de limosnas. No obstante durante este periodo pudo construirse la puerta gótica que aun se conserva y que hacía de entrada principal al hospital. El 11 de marzo de 1413 mosén Juan de Rodella expone la idea de creación de una cofradía que se encargara del mantenimiento y búsqueda de limosnas para el sostenimiento del hospital. La idea cristalizará en 1414 cuando el rey Fernando de Antequera autorice en Morella (Castellón) el privilegio de fundación de la "Cofradía de Nostra Dona Sancta María dels Ignoscents" (Santa María de los Inocentes), entre cuyos objetivos se encontraba, la asunción del costo del mantenimiento del hospital, ayudar y servir a los dementes, enterrar los cadáveres de los ajusticiados y los desconocidos y acompañar a los reos de muerte hasta el cadalso. Con el tiempo se irían asumiendo más obligaciones: amparar a los desamparados, a los niños expósitos (abandonados), presos, dotar a doncellas pobres y proteger a las fembres pecatrius del bordell (prostitutas). El 29 de agosto de este mismo año de 1414, Llorenç Salom el principal de los promotores de la creación del Hospital de Folls obtiene del papa Benedicto XIII el privilegio papal de fundación de la cofradía.

El 5 de octubre de 1416, el rey Alfonso el Magnánimo firma un real privilegio autorizando la construcción de una imagen para la cofradía y el hospital, imagen que con el paso del tiempo será conocida como Virgen de los Desamparados. En 1417 tenemos la primera noticia de la existencia de una imagen perteneciente a la cofradía y en 1426 en uno de los inventarios de la cofradía consta la imatge que va sobre los cosos (imagen que va sobre los cuerpos) en clara alusión a una imagen que se colocaba sobre los cuerpos de los difuntos. Esta imagen estaba realizada en pasta de cartón y su interior era hueco, y es la misma aunque con añadidos y modificaciones que preside la actual Basílica de la Virgen de los Desamparados. En 1451 otro inventario recoge con más exactitud dicha imagen: Imatge de la Verge María e ab los Jhs al bras ab la creu al coll e Ignocents al peus e dos angels.

Entre los nombres de médicos que trabajaron en el hospital destacamos a Jaume Roig entre 1463 y 1478 y a LLuís Alcanyís, que acabaría sus días en manos de la inquisición, siendo quemado en la hoguera en 1506 junto con su esposa por judaizante.

En 1493 el hospital dels folls sería ampliado y reformado conformándose como un edificio de planta de cruz griega aunque no llegó a terminarse por problemas económicos. El edificio estaba compuesto por dos enfermerías con planta de cruz griega de desigual longitud y anchura, dos pisos y cimborrio octogonal en el centro o crucero con cúpula sobre tambor, siguiendo un modelo que había surgido en el norte de Italia y que permitía separar a los enfermos según su sexo y sus dolencias, al tiempo que se podían controlar todas las salas desde el espacio central. El hospital de Valencia es el primero de España que siguió este práctico esquema. Esta distribución de planta de cruz griega se debe al arquitecto italiano Antonio Filarete quien en 1456 había diseñado el Hospeddale Maggione de Milán (Italia).

El 3 de junio de 1493, el rey Fernando el Católico firma un real privilegio por el cual la patrona de la cofradía llevará a partir de ese momento como nueva titulación la de Nostra Dona dels Desamparats llamándose por tanto "Santa María de los Inocentes y Desamparados".


En 17 de abril de 1512 una sentencia del rey Fernando el Católico decretó la unificación de todos los hospitales, creándose el "Santo Hospital General de Valencia", que se ubicaría sobre nuestro hospital de locos y que englobaría todos los hospitales a excepción del hospital de leprosos (san Lázaro-sant LLátzer) que dadas sus características con enfermos contagiosos actuaba de forma independiente. Recibió el nombre de "General" porque proporcionaba una asistencia general y el motivo de elección del hospital de locos como eje vertebrador lo fue por tratarse de un hospital bien dotado, bien gestionado, con gran prestigio y con instalaciones adecuadas.

De esta primera fase, anterior al gran incendio de 15 de enero de 1545 solo queda la portada gótica que hoy se conserva exenta ante la entrada. Se trata de una puerta gótica del siglo XV, compuesta por un arco conopial bajo un tejado y que alberga una imagen de la Virgen María en su tímpano vacío. La imagen es copia de la original, es de realización moderna ya que la original fue destruida.

El incendio de 1545 puso de manifiesto lo peligroso que podían resultar los techos de madera por lo que en su reconstrucción se decidió el uso de bóvedas de ladrillo en lugar de la madera. La inmediata reconstrucción después del incendio respetó la misma planta cruciforme y fue llevada a cabo por el maestro Gaspar Gregori. Esta era una obra del renacimiento pleno, con forma de cruz griega, cada brazo con tres naves, que se separan por robustas columnas con capiteles decorados que sustentaban bóvedas vaidas de ladrillo. El conjunto se organizaba en dos pisos y en el centro un crucero cubierto con linterna y cúpula sobre tambor octogonal que daba luz al interior del recinto. Había mas de cien columnas por planta, las del piso inferior de orden compuesto y las del piso superior de orden toscano.

Esta disposición en forma de cruz es muy interesante, ya que desde el crucero se podía controlar al mismo tiempo las cuatro alas del hospital, así como que los enfermos pudieran seguir los oficios divinos en el altar de cuatro frentes situado en el centro. No conviene perder de vista que la asistencia hospitalaria llevaba implícita la asistencia religiosa.

De las dos plantas que disponía el edificio, la planta inferior estaba dedicado a las mujeres, mientras que en la superior se encontraban los hombres. En el centro del piso inferior situado como hemos dicho en el crucero, existía un retablo con cuatro altares: en el lado norte Cristo Crucificado; en el sur Nuestra Señora de los Agonizantes, en el este san Vicente Ferrer y hacia el lado oeste santo Tomás de Villanueva.

La distribución de los enfermos se realizaba por "quadras" o secciones, así estaban la de febres (fiebres), malt de sement (sífilis), nafrats (heridos), y borts (niños expósitos o abandonados). Los locos (dements) estaban en edificios separados y a su vez se dividían en dos secciones, los llamados furiosos o peligrosos que estaban encerrados en habitaciones tipo celdas (gabias) y frecuentemente atados con grilletes, y los no peligrosos que tenían libertad de movimientos.

La decoración interior del hospital encuentra su mejor desarrollo en el crucero con profusión de medallones, guirnaldas, puttis, etc., teniendo como motivo central a la Virgen de la Misericordia, que cobija bajo su manto a los enfermos. El resto de la decoración se encontraba en las enjutas de los arcos, formada por diversas figuras que representaban los del piso inferior las virtudes teologales y cardinales, mientras que en el piso superior la decoración representaba imágenes del nuevo y antiguo testamento entre otras escenas. Las columnas de piedra que hoy podemos ver desnudas se encontraban lucidas con imitación de mármol.

Hacia 1588 se adosó otro edificio en forma de cruz, pero solo llegaron a realizarse dos brazos, esta última edificación no ha llegado hasta nosotros, pues fue demolida en la década de los años sesenta del pasado siglo XX. Muchas de las columnas que procedían de esta segunda cruz se encuentran hoy desperdigas por el jardín anexo. En 1589 se crea una sección de convalecientes. Estas nuevas salas fueron reservadas para los enfermos de sífilis (mal de sement), especialidad médica en la que el hospital general de Valencia fue muy reconocido en toda la península ibérica y aún en parte del extranjero.

Con la construcción de esta segunda cruz el hospital general de Valencia se consolida como un gran complejo hospitalario, en él podíamos encontrar enfermerías, botica, jardines o patios, huerta, farmacia, iglesia, salas de curas, salas de enseñanza, hospicio de niños abandonados, etc. y según avance el tiempo hasta la facultad de medicina ya en el siglo XIX.

En el momento de máximo esplendor, hacia 1749, el hospital disponía de dos entradas, ambas situadas en la calle del Hospital. Una de ellas recaía a la plaza de la Iglesia (a los pies del templo), al hospital de locos y a la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados (El Capitulet). La segunda llamada del "torno" facilitaba el acceso a las enfermerías, a la farmacia (actual Instituto Valenciano de la Juventud-IVAJ) con su huerto, a la primera enfermería (actual biblioteca pública) y a la segunda enfermería o de cirugía (actual cafetería del IVAM). Recibía el nombre de "torno" por que estaba situada junto al torno donde eran abandonados los niños recién nacidos. Enfrente de esta puerta todavía perdura en la actualidad el nombre de la calle del Torno del Hospital. Esta puerta es la considerada como principal y permitía el paso a un claustro descubierto que hacía de antesala a todo el conjunto hospitalario.

La asistencia médica en el hospital general era gratuita y en él solo se ingresaba de forma voluntaria, a excepción de los locos que podían ser internados por orden municipal al igual que las prostitutas. La administración del hospital o el gobierno del mismo estaba formado por cuatro administradores civiles: un canónigo de la catedral, uno de los diez diputados de la cofradía de los inocentes y dos regidores municipales. Estos elegían a un clavario que ejercía las funciones de máxima autoridad, el cargo era de duración anual y llevaba consigo la obligación de residir en el hospital. Bajo su tutela actuaban los médicos, los cirujanos y el boticario en el plano sanitario y otra serie de gentes dedicados a servicios auxiliares o complementarios.

El ingreso en el hospital como hemos dicho se realizaba de forma voluntaria, cuando ingresaban eran atendidos por el "revedor de pobres" que los alojaba en unas camas que habían en el crucero hasta que fueran confesados por un sacerdote, una vez cumplimentado este trámite era visitado por el médico o en su defecto por un ayudante médico (bachiller) o un cirujano que diagnosticaba la enfermedad y en función de la misma se le asignaba sala y cama. El "revedor de pobres" tomaba nota de la filiación del enfermo, de la sala asignada y la ropa y bienes que disponía en el momento de su llegada. El enfermo era desnudado por los serviciales y toda la ropa y propiedades quedaban en poder del hospital hasta que este salía, momento en el cual se le devolvían sus pertenencias, si el enfermo moría las prendas y el dinero quedaban en poder del hospital. Habían camas de diversos tamaños ya que era frecuente que una misma cama pudiera estar ocupada por varios enfermos, si el número de enfermos excedía de la capacidad total del hospital se usaban colchones que se extendían en el suelo. Los enfermos estaban desnudos en las camas pero en 1589 las autoridades estimaron oportuno vestirlos con un camisón.

El personal del hospital estaba formado por personal de servicio (cocineros, panaderos, labradores que se encargaban de la huerta etc.), empleados de la administración, serviciales (personas sin ninguna cualificación y que estaban encargados de los distintos trabajos) y finalmente el personal sanitario formado por médicos, cirujanos y boticarios. Los médicos se encargaban del seguimiento del enfermo, debían pasar visitas en el hospital al menos dos veces al día y no estaban obligados a vivir en el hospital como el resto del personal. Podían además compatibilizar su trabajo en el hospital con otras actividades. El boticario era el encargado de preparar las pociones recetadas por los médicos y adquirir los productos necesarios para su actividad. Los cirujanos eran los encargados de curar las heridas y efectuar las operaciones y sangrías dictadas por los médicos. Además en el hospital trabajaban los bachilleres o estudiantes de medicina que ejercían su labor a cambio de la manutención y práctica de la medicina, y por último las damas piadosas que realizaban funciones de cuidado a los enfermos, por amor a Dios. Algunas de estas mujeres pertenecían a la burguesía valenciana.

En 1827 las monjas de las "Hijas de la Caridad" se hacen cargo del cuidado de los enfermos. En 1887 el hospital cambia de nombre pasando de llamarse "Hospital General" a "Hospital Provincial de Valencia" dependiente de la Diputación Provincial. En 1867 los enfermos tratados de locura son trasladados al desamortizado Convento de Jesús que queda convertido en manicomio dependiente de la Diputación Provincial, también conocido como "Sanatorio Psiquiátrico Provincial". En este precario lugar permanecerían hasta que en los años setenta del siglo XX pasarían al nuevo centro psiquiátrico de la cercana población de Bétera.

El proyecto de la antigua Facultad de Medicina fue obra de Sebastián Monleón Estellés en 1875 y fue continuado a la muerte de este en 1878 por Antonio Martorell que la finalizó en 1885 con la construcción de la portada que aun persiste de forma parcial. El conjunto educativo fue derribado hacia principios de los años setenta del siglo XX dejando algunos elementos de su portada en el lugar como recuerdo y homenaje. Las instalaciones educativas habían pasado en 1949 a la nueva Facultad de Medicina situada en la actual avenida de Blasco Ibáñez donde aún permanecen.

Hacia 1882 el estado lamentable en que se encontraba la fachada principal del hospital (recayente a la actual calle del Hospital), aconsejó la construcción de una nueva, las labores fueron encargadas al arquitecto Joaquín María Belda Ibáñez, quien realizó una obra de carácter clasicista, aunque la portada que se abría a la entonces conocida como plaza de la iglesia, en el interior del recinto hospitalario, tenía una estructura neogótica. En la parte superior de la portada se podía encontrar el escudo del Hospital Provincial. De esta portada solo se conserva in situ el marco adintelado de la portada, en cuyo dintel se puede leer en letras góticas: "Hospital Provincial".

Con la inauguración el 22 de diciembre de 1962 del nuevo Hospital General situado en la avenida del Cid, el gran complejo hospitalario queda vacío y abandonado. Los intereses urbanísticos entran en acción y comienzan a ser derribados los edificios, solo la declaración del conjunto como Monumento Histórico Artístico Nacional en noviembre de 1963 logra salvar una parte de este gran centro hospitalario. Quedan en pie, el primer edificio cruciforme y la capilla conocida como El Capitulet, además de una serie de restos que se encuentran desperdigados por el lugar. La segunda cruz y la iglesia no pudieron salvarse. Hoy en día parte del espacio que ocupaba el antiguo Hospital General, es un gran jardín en conjunción con un parque o jardín arqueológico.

En una de las entradas al jardín (por la calle Guillen de Castro) podemos contemplar la triple puerta de la antigua Facultad de Medicina, con medallones que representan a Andrés Piquer, Crisóstomo Martínez, Hipócrates y Abel Chol Chol y en segundo plano la figura sedente en piedra de Esculapio (dios de la medicina) obra del valenciano José Aixa.

El edificio en cruz (antigua enfermería) es rehabilitada y en 1979 transformada en Biblioteca Pública de Valencia (la principal de la ciudad). La misma mantiene su característica planta en cruz griega, su crucero con cúpula y tambor octogonal, cuatro entradas, dos pisos y sus columnas que desde el siglo XVI sustentan sus bóvedas.

Otro elemento a tener en cuenta en este parque arqueológico es la capilla conocida como El Capitulet. Se trata El Capitulet de la primitiva capilla de la "Real cofradía de Nuestra Señora de los Inocentes, mártires y desamparados", donde el pueblo valenciano por primera vez admiró y veneró la imagen original de la después conocida como Virgen de los Desamparados y en donde se instaló la real cofradía en 1411. Renovada por la misma corporación en 1667, la capilla fue restaurada en 1867.

Distribuida por los jardines anexos, alrededor de la biblioteca pública y de la capilla del Capitulet, podemos encontrar una serie de esculturas que sirven de ornato al conjunto y jardines.

En el muro interno de la fachada principal que recae a la calle del Hospital, encontramos una lápida conmemorativa que expresa el agradecimiento de la institución a Carlos Homo Dei Moura Corte Real y Pacheco, (* Madrid 1654 † Madrid 16-01-1725), marqués de Castelrodrigo y de Almonacid, conde de Lumieres y duque de Nochera, además de virrey de Valencia entre 1691 y 1696.

El antiguo Hospital en el recuerdo