Desde la conquista cristiana de la ciudad de Valencia, los difuntos eran enterrados en los alrededores de las parroquias.
Así nacieron los cementerios parroquiales, cada parroquia o iglesia tenía su propio cementerio y en ella eran enterrados los difuntos que
pertenecían a la citada parroquia. Igualmente cada convento o monasterio disponía de su propio cementerio aunque estos normalmente se
encontraban en el interior de los muros del convento.
Mediante una Real Orden expedida por el rey Carlos III en 3 de Abril de 1787, se mandó que a partir de entonces los difuntos fueran enterrados
en cementerios generales alejados de la ciudad, ya que se consideraba y no le faltaba razón que la costumbre de enterrar a los muertos en el
interior de la ciudad era antihigiénico e insalubre.
No será hasta principios del siglo XIX cuando la real orden se cumpla en nuestra ciudad, los terrenos de los
cementerios parroquiales son vendidos y con el
producto de la venta se construye el Cementerio General, entonces alejado de la ciudad en el conocido como Camino Viejo de Picassent.
La obra fue realizada entre 1805 y 1807
por el arquitecto municipal Cristóbal Sales Gutiérrez (* Valencia 1763 † Valencia 23-06-1833), en colaboración con el también arquitecto
Manuel Blasco Vergara (* 1764 † 1825). Fue inaugurado el 7 de junio de 1807.
Originalmente se componía de una planta cuadrangular en cuyo testero se situaba la capilla. En la actualidad con la constante ampliación
del cementerio esta capilla ha quedado prácticamente en el centro de la superficie. La misma se encuentra bajo el patronazgo de la Virgen
de los Desamparados.
En 1837 el cementerio tuvo que ser ampliado por la saturación de difuntos, en la ampliación colaboraron los arquitectos municipales Cristóbal Sales, Manuel Fornés, Francisco
Calatayud, Joaquín Tomás y
Timoteo Calvo Ibarra. En 1847 el arquitecto Jorge Gisbert realizó un proyecto de nueva ampliación. En 1901 nuevamente tuvo que ser ampliado por el arquitecto
municipal Rafael Alfaro. Desde entonces las ampliaciones han sido
constantes en todo momento y circunstancias.
El sistema de enterramiento al principio se hacia en fosas comunes, pero bien pronto se empezaron a construir nichos, considerándose este
sistema como el más idóneo para economizar espacio e individualizar al difunto para que pudiera ser recordado por sus familiares.
A mediados del siglo XIX comenzaron a construirse los primeros panteones por parte de la burguesía y nobleza local. Los primeros en
ser construidos fueron los de la familia Romero, marqueses de San Juan (1849), familia Dotrés (1851) y la familia White-Llano en 1853.
El cementerio general siempre ha estado en constante ampliación debido sobre todo al constante incremento de la población en la ciudad. Todos los
ciudadanos eran enterrados en este cementerio y en el caso de gente adinerada estos se hacían enterrar en panteones sólo al alcance de las
gentes más pudientes. Los mismos eran realizados por grandes arquitectos o escultores de la época, lo que ha motivado que hoy día el cementerio
general sea un referente cultural muy importante. Parte del cementerio puede ser visitado como referente museístico en el conocido como
Museo del Silencio, donde se hace un recorrido por los panteones y tumbas más importantes por su carácter monumental o artístico, así como por
los personajes que en el cementerio están enterrados, pongamos por ejemplo Vicente Blasco Ibáñez.
En contadas ocasiones el régimen de enterramientos sufría modificaciones, así en los casos de grandes epidemias y guerras, los difuntos eran
enterrados en fosas comunes. Huelga decir que la fosa más conflictiva ya que no ha sido completamente investigada es la que se realizó en
la guerra civil española. Para recordar estas grandes hecatombes se han levantado monumentos conmemorativos, destacando
los dedicados a los
muertos del cólera del siglo XIX, realizado en 1891 por el arquitecto Antonio Ferrer y el
monolito conmemorativo levantado en memoria de los muertos de la guerra civil y posterior represión franquista.
En un primer momento el texto del monolito recogía una leyenda un tanto aséptica sobre la procedencia de los muertos, haciéndose hincapié en los muertos
de ambos bandos. Posteriormente y con el cambio de gobierno municipal, el texto del monolito ha sido cambiado, refiriéndose solamente a las victimas del
franquismo. En el frontal del actual monolito se dice: "En memòria dels / qui ací van ser llançats, / víctimes del franquisme, / l'odi i la intolerància". En ambos
laterales del monolito se puede leer: en uno de ellos un poema del poeta oriolano Miguel Hernández ("Para la libertad"). El segundo texto es una declaración de principios.
El
anterior texto que lucía este monolito decía así: "En memoria / de / todos / los que / dieron la vida / por la España / que / creían / mejor".
En 1988 se inauguró el Crematorio Municipal, anexo a las tapias del Cementerio General y fuera de sus muros, pero formando parte
del mismo. Es obra del arquitecto Fernando Romeu. En el año 2000, un poco separado del cementerio, el arquitecto Jordi Pinyol construyó el
actual Tanatorio Municipal.
El cementerio general está dividido por secciones, algunas de ellas con claras particularidades como son las secciones conocidas como
Cementerio Civil y Cementerio Islámico, aunque en el primer caso tal distinción es irrelevante en la actualidad, pues los difuntos son
enterrados en nichos por orden de llegada con independencia de sus creencias religiosas.
Destacan algunas lápidas, panteones o tumbas con claras alusiones ideológicas, personales, religiosas o sentimentales, así podemos ver una
tumba con claras alusiones masónicas, al representar la imagen
del "ojo que todo lo ve" en el interior de un circulo.
Más común es la representación de
ángeles en distintas actitudes o posiciones, así el ángel
de la muerte es enviado por Dios para acompañar al difunto en su largo viaje.
También puede encontrarse en algunas tumbas la
estrella de David, clara referencia a enterramientos de personas de religión judía.
En la mayoría de las veces la tumba alcanza la categoría de monumento
con la incorporación de
elementos arquitectónicos y escultóricos. Otros más sencillos pero tétricos, como esa
mano que parece querer agarrarse a la vida. Muy habitual
es la presencia de las
mascotas a los pies de su dueño y las más habituales de representar la
efigie del difunto. A veces el recuerdo del difunto toma caracteres monumentales como es el caso de
Alfredo Calderón situado en el cementerio civil, obra realizada en 1908 por el escultor Francisco Paredes García.
Una de las secciones más emblemáticas es el conocido como "los pórticos", espacio en forma de patio
rodeado en todo su perímetro por un pórtico sustentado
por más de 170 columnas de orden dórico. Construido hacia 1880 en estilo neoclásico por el arquitecto
José Calvo Tomás y concluido en 1892 por el también arquitecto Antonio Ferrer Gómez. Se desconoce quien diseñó los planos y el proyecto de los pórticos, solo que
en 1891 el arquitecto José Calvo Tomás firmó el pliego de condiciones de la obra.
Tumbas memorables dignas de ser visitadas por distintos motivos son: la del cantante Nino Bravo, el filántropo
José Rodrigo Botet,
el pintor Joaquín Sorolla, el escritor
Vicente Blasco Ibáñez, el compositor Maximiliano Thous, el torero
Manuel Granero Valls fallecido en 1922 a consecuencia de una cornada siendo el autor de la obra el escultor
José Arnal García.
También conocidos son
Félix Pizcueta, la cantante Lucrecia Bori o la tumba de
Amparo Meliá esposa del fundador del socialismo español Pablo Iglesias.
También el elenco de personajes famosos o curiosos pueden encontrarse en nichos: así destacamos el del
último inquisidor que tuvo la ciudad de
Valencia antes de su disolución, don Nicolás Rodríguez Laso (1747-1820) y como no el celebrado
Vicente Blasco Ibáñez que se encuentra en un nicho en el conocido como Cementerio Civil. También encontramos la tumba del pintor
valenciano
Genaro Lahuerta.
La entrada principal al cementerio se realiza a través de un vestíbulo cerrado por una reja realizada en 1898 por el arquitecto
José Manuel Cortina. Por una avenida recta se accede hasta la capilla que queda enfrentada con la puerta principal. En la parte
superior de la reja y también realizada en hierro podemos ver la figura del
búho, animal emblemático de la noche.
El cementerio dispone de otras varias entradas, consideradas todas ellas como secundarias.
En el vestíbulo nos encontramos con una campana fundida en 1877 y con la inscripción Jesús, María y José. Esta campana servía en su
época para avisar a los guardianes de la presencia de un entierro caso de encontrarse el cementerio cerrado o para avisarles de que alguien
se había quedado encerrado en su interior. Hoy naturalmente esta campana esta fuera de uso.
En el interior del vestíbulo podemos encontrar dos inscripciones:
La primera dice:
"Este cementerio general fue construido según proyecto del arquitecto municipal Cristóbal Sales, en colaboración con el también
arquitecto y académico Manuel Blasco. Las obras comenzaron en julio de 1805 y concluyeron en 1807, inaugurándose la mañana del
domingo 7 de junio. Un año después de esta apertura se alzaron los primeros ochenta nichos. 1 de noviembre de 2008. En conmemoración
de sus 200 años de existencia. Excmo. Ajuntament de Valencia.
La segunda dice:
Ni los más ostentosos panteones -ricamente decorados con intrincados relieves, junto a las sencillas lápidas de inscripciones anónimas borradas
por la erosión del olvido trazan un desacuerdo ante el fin de la vida. Esta diferenciación está concebida por lo que quedan ... el oro se
convierte en ceniza, los nombres desconocidos se remarcan y la guadaña, convertida en símbolo, recuerda la esencial igualdad. Rafael Solaz
Traspasado el vestíbulo enfrente nuestro queda el paseo central que lleva directamente a la capilla del cementerio. Realizada en ladrillo,
en lo alto de la capilla
podemos ver la imagen de la Virgen de los Desamparados, colocada en este lugar en 1960 según boceto del escultor Francisco Gutiérrez
Frechina (* Sueca 19-11-1908 † 14-09-1950). Por debajo de la escultura una inscripción con las letras
D.O.M, inscripción latina que quiere decir DEO OPTIMO MAXIMO y cuya traducción podría ser "Para el más grande y mejor Dios" expresión que
la religión católica se ha apropiado de la mitología romana.
La capilla tiene planta rectangular y testero plano. Al fondo de la capilla, en una hornacina abierta en la pared y presidiendo el recinto, una escultura
de Cristo Crucificado y en la mesa que hay a sus pies dos pequeñas imágenes de San José y de la Virgen de los Desamparados. A la derecha según
nuestro punto de observación encontramos un óleo sobre lienzo que lleva por titulo
San Vicente Ferrer, mediador de la paz. Obra de la pintora
Fina Martín Balaguer (* Cheste-Valencia 1946), y que conmemora el sexto centenario de la muerte de San Vicente Ferrer que tuvo lugar en Vannes-Francia el 5 de
abril de 1419. En el lienzo, bendecido el 2 de noviembre de 2018
vemos representado al Santo con el dedo levantado y un paisaje a través de una ventana con distintos edificios ligados al santo, siendo
identificable
el Micalet.
En el interior de la capilla podemos encontrar a ambos lados dos criptas, son las conocidas como Cripta de los Venerables y Cripta de los
Regidores, en esta última eran enterrados los regidores de la ciudad de Valencia entre 1816 y 1969.
Y desde aquí alrededor de la capilla e irregularmente cuadriculado por secciones,
se alzan los distintos nichos, sepulturas y panteones que forman
el Cementerio General de Valencia. A destacar en la parte alta de una de las tramadas de nichos, la ubicación del
osario o lugar donde son guardados los huesos de los difuntos una vez sacados de su lugar de descanso al haber
caducado los derechos de enterramiento.
Sarcófago de Vicente Blasco Ibáñez
En el vestíbulo de entrada al cementerio general, podemos ver expuesto el sarcófago o más propiamente, el cenotafio del escritor
Vicente Blasco Ibáñez.
Este sarcófago debía formar parte de un
gran monumento en homenaje al insigne escritor, que debía ejecutar el arquitecto
Francisco Javier Goerlich Lleó. El sarcófago
debía coronar el monumento donde reposarían los restos del escritor. El proyecto no se llevó a cabo y solo el sarcófago fue acabado en 1935. En 1940 este quedó
guardado en los almacenes del
Museo de Bellas Artes San Pío V.
En 1998 el sarcófago fue expuesto en el
Convento del Carmen (hoy Centro cultural del Carmen). En 2017 volvió a
viajar al Museo de Bellas Artes para finalmente recalar en abril de 2021 en el cementerio general.
El sarcófago realizado en 1935 en bronce, mármol y latón por
Mariano Benlliure tiene una inscripción que dice:
"Valencia a Vicente Blasco Ibáñez". Nunca ha llegado a contener los restos del famoso escritor que
murió en Mentón (Francia) en 1928, sus restos llegaron a Valencia en el acorazado Jaime I en 29 de octubre de 1933 siendo
enterrados en el cementerio general donde reposan en un simple nicho. La llegada de los restos del escritor estuvo presidida por el presidente de la república española
Niceto Alcalá Zamora, siendo alcalde de la ciudad Vicente Lambies Grancha (entre junio de 1932 y octubre de 1934).
En febrero de 1935 el entonces alcalde de la ciudad Vicente Alfaro encargó al escultor y amigo de Vicente Blasco Ibáñez, Mariano Benlliure, un cenotafio que debía coronar un monumento
funerario que se iba a levantar en memoria del escritor. A los dos meses de recibir el encargo, Benlliure ya tenía finalizado el sarcófago (29 de abril).
Puede sorprender a quien mire el sarcófago que tiene una forma un tanto extraño, ello obedece a que el acceso al mausoleo debía hacerse por la parte superior, entonces la
primera visión del sarcófago sería desde arriba, y así podríamos ver la figura yacente de Blasco Ibáñez envuelto en un sudario, con la cabeza apoyada en un cojín y
rodeado de ramas de laurel, cosa que vista al mismo nivel es difícil de observar.
En el
frontal del sarcófago podemos ver el escudo de la ciudad de Valencia con dos mujeres semidesnudas como alegorías que representan a las Artes y a las Letras;
en la parte posterior un globo terráqueo con la leyenda superpuesta "Valencia a Blasco Ibáñez" y la fecha "ABRIL DE MCMXXXV". Además dos cornucopias, dos
águilas y en la parte superior una cabeza de la que irradian rayos de sol, tal vez alegoría de Prometeo, nombre de la editorial fundada por Blasco Ibáñez.
En los laterales encontramos una
procesión de dieciocho figuras leyendo los libros de Blasco Ibáñez, mientras que por la
parte inferior rodeando todo el sarcófago podemos leer los títulos de sus obras.
Panteones famosos, artísticos o curiosos:
Panteón de la familia Moroder
panteón de estilo modernista realizado en 1907 por el arquitecto
Antonio Martorell Trilles, con esculturas de Mariano Benlliure. Destaca la figura desnuda del ángel realizada en
mármol blanco de Carrara que abre la puerta de bronce del panteón. En la parte superior
dos figuras desconsoladas ocultan el rostro, mientras sujetan el
Santísimo Sacramento. La inscripción del frontal dice: "Velad porque no sabéis el día ni la hora de la muerte". |
Panteón de la familia Pau
Construido todo él en mármol. Sobre un basamento se alza un féretro mientras un ángel permanece pensativo y apoyado en él, en su mano
sujeta una corona de flores. |
Panteón de la familia Risueño Ortiz, de 1909, arquitecto Vicente Sancho Fuster, escultor José Carreras. El ángel apocalíptico toca la trompeta
y varios difuntos se aprestan
a salir de la tumba para ser juzgados. Es uno de los panteones más tétricos de todo el cementerio. |
Panteón del Marqués de Sotelo obra del arquitecto Luis Matoses Rico († 1963). Carlos Sousa Álvarez de Toledo, marqués de Sotelo (1862-1937), fue
alcalde de la ciudad de Valencia entre 1927 y 1930. Las esculturas son obra de Alfonso Gabino Pariente (* 1894 † Valencia 18-07-1975) realizadas en 1940.
Panteón del marqués de Campo Adosado al muro exterior izquierdo de la capilla del cementerio, se encuentra el panteón de
José Campo y Pérez, marqués de Campo. Además del marqués en el mismo están enterrados sus familiares
más directos como son la familia Soler Dhyver.
Panteón de Caro
Si el panteón del marqués de Campo se sitúa a la derecha, el panteón de Caro se encuentra a la izquierda de la capilla.
En el panteón está enterrado Ventura Caro y Fontes (* Valencia 14-07-1731 † Valencia 19-05-1808), capitán general que fue de Valencia.
El marqués de Campo y Ventura Caro participaron en la financiación y construcción de la capilla del cementerio.
Panteón de la familia Giner
realizado en mármol y con esculturas de Vicente Navarro Romero. A destacar la gran figura del ángel con las alas abiertas que destaca en el centro
del panteón. El ángel se lleva el dedo a la boca solicitando silencio. Por detrás del ángel un friso en bronce, con bajorelieves representando una procesión de personas que quieren
representar la amargura y el desconsuelo por los fallecidos.
Panteón de Ángel Cristo
Un sepulcro curioso es el del domador de circo
Ángel Cristo (* Huelva 17-10-1944 † Alcorcón, Madrid 04-05-2010) realizado por el arquitecto Juan José Ferrer Gila con esculturas de
Ramón de Soto Arándiga. Inacabado, además los
restos de Ángel Cristo están en el cementerio de la Almudena de Madrid y no en Valencia. Este panteón simula una carpa de circo; sobre la entrada
se encuentra el "ángel de la muerte" realizado en bronce y a ambos lados de la puerta dos leones también en bronce. En principio el panteón fue construido para contener
los restos de Renata Tanton († 1979), primera esposa de Ángel Cristo, pero la nueva boda con la artista Bárbara Rey, unido a problemas económicos hizo que el proyecto
fuera abandonado. La ejecución del panteón corrió a cargo del marmolista Rafael Flores.
Panteón de la familia Puig Luna
Este panteón destaca por la presencia de la gran cruz tallada por el escultor Rafael Rubio Rosell en 1921 y por los frisos esculpidos
en los laterales de los sepulcros y en la base de la cruz obra del escultor Luis Bolinches Compañ también en 1921.
Panteón familia Vilarrasa-Alsina
Curioso panteón que adopta forma de capilla de planta cuadrangular, inclusive un pequeño ábside en su testero. Dispone además de linterna central que proporciona
luz cenital al interior del panteón. Su acceso simula una decoración de estilo románico y en ella se pueden ver dos escudos, las armas de la ciudad de Valencia y las de la
población de Besalú. Este panteón guarda los
restos de Salvador Vilarrasa Sicra (* Besalú, Gerona 1890 † Valencia 01-02-1970) y de su esposa Nuria Alsina Bassols († 02-05-1971) así como la de sus hijos. Salvador
Vilarrasa fue el fundador de la famosa empresa de maderas muy conocida en la ciudad, de nombre "Vilarrasa S. A.".
Panteón de los marqueses de Colomina
El monumento fue proyectado en 1881 por el arquitecto
Antonio Martorell Trilles para la II marquesa de Colomina. En
forma de templete o edículo, se corona por la
escultura de un ángel con un libro en su mano derecha y mirada al frente.
En la base cuatro figuras sedentes esculpidas por
José Aixa Íñigo (al igual que el ángel) que representan: el trabajo, la industria, el comercio y la agricultura. Bajo el templete descansa un sarcófago de mármol (cenotafio).
En el frontal del monumento vemos el
escudo marquesal de la familia Colomina. La cripta con los moradores del panteón se encuentra bajo el monumento.
Cementerio Británico Internacional Declarado Sitio de Interés Local.
Enfrente del Cementerio General encontramos un pequeño cementerio cerrado al público y que solo se abre en contadas ocasiones. Es conocido
con nombres un tanto impropios como son el de cementerio protestante, cementerio británico e incluso algunos desconocedores del tema como
cementerio civil. En realidad y como reza el cartel que luce su entrada es un cementerio internacional aunque si es cierto que la gran mayoría
de las aproximadamente 350 tumbas son de ciudadanos británicos y que el rótulo de la pared de la portada reza: British Protestant Cementery.
La historia de este cementerio nace a mediados del siglo XIX cuando la ciudad de Valencia estaba inmersa en un programa de renovación industrial, con la
construcción de líneas férreas, creación de consignatarios de buques y obras de ingeniería y construcción
que trajo a nuestra ciudad, ingenieros y técnicos de distintas nacionalidades europeas. Muchas de
ellas cuando no todas, de religiones distintas a la católica, que no podían ser enterradas en lugar sagrado católico, por lo que hubo que buscar
una solución para estas personas no católicas y la solución consistió en la creación de un nuevo cementerio.
El lugar escogido fueron unos terrenos situados frente al cementerio general que habían sido adquiridos por ciudadanos británicos hacia 1830
para uso agrícolas. En 1872 los viceconsules Enrique Dart (británico) y Per Eknes (noruego) adquirieron estos terrenos para este nuevo
cementerio de extranjeros no católicos. La adquisición fue realizada con dinero de la Corona Británica, motivo por el cual el cementerio es
propiedad de la Corona Británica.
En 1879 el arquitecto valenciano
Antonio Martorell Trilles construye le portada del cementerio e incluye en la misma el escudo de la Corona Británica. También construye una
pequeña capilla acorde con la reforma luterana y desnuda de toda simbología católica.
Desde 2017 el cementerio es regentado por la Fundación de cementerios británicos de España. Aunque no hay muchos casos de inhumaciones en
este cementerio, en teoría se puede solicitar el enterramiento cumpliendo una serie de requisitos.
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