|
|
BENAVENTE
|
|
CAMPILLO DE ARENAS fotos
|
Iglesia visigoda de San Pedro de la Nave
www |
CASTILLO DE ALBA
|
Castillo de Alba de Aliste En un hermoso paraje, dominando el curso
del rio Aliste y desgastadas por el paso del tiempo, se hallan las ruinas del castillo, que en
otra época fue insignia del poder de los Alba, parientes de Fernando el Católico. Construido sobre
los restos de un antiguo castro vetón, del castillo sólo se conservan algunas paredes y un
torreón, aunque contaba con una planta irregular de 30 metros de ancho y 70 de largo, cuatro
torres, barbacana y almenería. Baluarte frente a las intrusiones lusas de épocas pasadas, hoy
sólo puede ofrecernos el sabor de una rancia historia y la contemplación de un hermoso paisaje
desde el cerro sobre el que descansa. |
FERMOSELLE
|
Gentilicio: fermosellanos |
FONTANILLAS DE CASTRO
|
Castillo de Castrotorafe A orillas del rio Esla se levantó en
tiempos una magna fortaleza de la hoy sólo se mantienen en pie desvastadas ruinas. De su importancia
habla el hecho de que fue llamada "Zamora la Vieja" y contó con fueros propios, concedidos por
Alfonso VII en 1129. La fortaleza dispuso de un gran recinto amurallado, castillo y ermita, abarcando
un perímetro de más de 4.000 metros cuadrados. Del castillo se conserva un murallón almenado con
torreones y las trazas de su antigua envergadura. Castrotorafe, que resistió asedios y fue
destruido por Enrique III tras haber pertenecido a la Orden de Santiago, está edificada sobre
restos romanos, como lo demuestran las ruinas del puente que se halla a sus pies. |
GRANJA DE MORERUELA
| Monasterio de Moreruela www |
LANSEROS
|
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Diseminado el pueblo en barrios agarrados a las pendientes que bajan hasta las mismas orillas del río Negro, dejan solitaria a la iglesia, aislada en el más ameno
asentamiento. Fue sede de encomienda de la orden de San Juan, con jurisdicción sobre otros lugares vecinos. Aparece ahora como templo poderoso, robusto y
macizo, reformado posiblemente en el siglo XVI. En él se englobaron escasos restos supervivientes de obra anterior, de ella quedan una portada con dos lisas
arquivoltas decididamente apuntadas, unos pocos canecillos y en el muro que fue del ábside recto, con ventanal tapiado, sobreelevado para el presbiterio actual. La
gran espadaña debe de ser de época en la que todo se realizó. |
MONTAMARTA
|
Monasterio de Santa María Siguiendo la antigua Vía de la Plata, el
viajero descubrirá junto a las aguas del río Esla el monasterio jerónimo de Montamarta, actualmente
en ruinas y que sólo mantiene en pie la fachada principal. Fundado en 1408 por don Fernando de
Valencia, regidor de la ciudad de Zamora e hijo del caballero Ferrán Alonso de Zamora, en el
siglo XV fue una importante escuela de Teología y Filosofía, de la que salieron personajes como
el primer prior del El Escorial y el confesor de Carlos V en el monasterio de Yuste. El cenobio
adquirió una gran importancia en los movimientos comuneros al servir de refugio a los procuradores
de Zamora, partidarios de Carlos I, tras una revuelta popular. |
POBLADURA DE ALISTE
|
Historia
Pobladura de Aliste se encuentra en el valle que forma el río Aliste sobre la sierra de la Culebra. El río cruza el pueblo dejando dos puentes, uno a la
entrada por la carretera proveniente de La Torre de Aliste y otro a la salida hacia Mahíde, transcurriendo el río por la ladera septentrional del mismo; en
este trayecto del río por Pobladura se pueden observar algunos significativos molinos de agua, algunos aún en funcionamiento. |
PUEBLA DE SANABRIA
|
En la lista de los pueblos mas bonitos de España |
RIOMANZANAS
|
Comarca de Aliste |
SAN MARTÍN DE CASTAÑEDA
|
Monasterio de Santa María En el pintoresco pueblo zamorano de
San Martín de Castañeda, junto al lago Sanabria, se sitúa este monasterio de origen medieval
que albergó en su día a los monjes cistercienses. Se conserva la iglesia de estilo románico
zamorano, con portada del siglo XVI, y la sacristía. En su interior destaca una pareja de
sepulcros góticos del siglo XIV. El ala oeste del monasterio, obra barroca de 1780, ha sido
rehabilitada como Centro de Interpretación del Parque Natural del Lago de Sanabria, visita
obligada para conocer y preparar excursiones por la montaña. |
SEJAS DE SANABRIA
|
Iglesia de Santa Marina
La iglesia de Santa Marina es de origen tardorrománico, pudiéndose datar a finales del siglo XII o principios del XIII, aunque ha sufrido
importantes transformaciones en época gótica, momento en que se remodela la cabecera con la adicción de una cubierta ochavada que
se ilumina por una ventana rasgada. El templo, coronado por una bella espadaña, está construido con sillares labrados en las esquinas y elementos
de refuerzo, mientras que en el resto se utilizó mampostería. La portada de acceso es de simple ejecución y se compone de un arco y una
arquivolta apuntados. En ella destacan dos cruces labradas, una es la cruz de Malta y la otra de seis brazos.
Ya en el interior, podemos comprobar cómo en los siglos
XVII y XVIII se reformó el lateral norte ampliando la nave mediante arcos de medio punto. |
TÁBARA
|
Monasterio de Santa María Situada en las estribaciones de la sierra
de la culebra y cuna del poeta León Felipe. Tábara exhibe su monasterio de Santa María, que llegó
a albergar 600 monjes de uno y otro sexo, hoy medio en ruinas y cuya iglesia conserva, de la
primitiva traza románica, una torre cuadrada con tres órdenes de ventanas de medio punto y
parte de los muros laterales. De su pasado mozárabe guardan memoria dos arcos de herradura que
dan acceso a la torre desde el interior de la iglesia. Del antiguo monasterio se guarda en el
Archivo Histórico Nacional un códice miniado conocido como el Beato de Tábara. |
TERA
|
Iglesia románica de Santa María siglo XI |
TORO fotos
|
La ibérica Albocela de los vacceos |
VILLALONSO
|
Castillo Es un típico y notable ejemplar del siglo XV, cuya paternidad,
a falta de mejores datos, puede atribuirse a Juan de Ulloa y su esposa María de Sarmiento, pues sus
escudos campean sobre la puerta de entrada. El castillo constaba de dos recintos y ancho foso que
aún se aprecia, aunque bastante cegado. Es de planta cuadrada con cubos en las esquinas y la torre del
homenaje, igualmente cuadrada, en el centro de uno de sus lados coronada por precioso matacán
corrido. Del interior apenas se conserva nada. |
VILLARDECIERVOS
|
En la Sierra de la Culebra |
WAMBA
|
ZAMORA fotos
|
Ciudad del románico Catedral de San Salvador www Ayuntamiento viejo en la Plaza Mayor Hospital de la Encarnación siglo XVII Iglesia de la Concepción Iglesia de Santa María de la Horta Iglesia de Santiago de El Burgo Museo de Semana Santa Palacio de los Condes de Alba de Aliste (renacentista) Iglesia de Santiago de los Caballeros www Castillo y muros de Zamora El Duero nos acompaña hasta la ciudad de Zamora, donde el castillo se hermana a la muralla para sugerir no pocos romances que el suceder de la historia provocó entre sus piedras. La fortaleza presenta una curiosa planta trapezoidal y su puerta principal está escoltada por una torre poligonal en punta. La construcción se realizó a lo largo de varios siglos y tuvo que ser restaurado en diversas ocasiones, tras los asedios que ha padecido la ciudad. El sistema defensivo de la ciudad tiene en el castillo su enclave fundamental y tanto el edificio como los jardines próximos han sido objeto de trabajos arqueológicos en 2009 que han sacado a la luz numerosas estructuras desconocidas. El castillo de Zamora vivió una época de gran esplendor en la Edad Media y se mantuvo en sus funciones hasta la guerra carlista y fue transformado con la llegada de los Borbones y durante la guerra de la independencia. Tiene planta romboidal y constituye un espléndido mirador desde el que contemplar la catedral, el río Duero y el Campo de la Verdad, donde el romancero sitúa la liza que tuvo lugar entre caballeros zamoranos y nobles castellanos por haberle dado muerte a Sancho II durante el cerco de la ciudad en la que reinaba su hermana doña Urraca. Desde el castillo, instalado en el vértice del primer recinto, continua la muralla que fue creciendo hacia el este en sucesivas ampliaciones, de tal modo que cuenta con tres recintos amurallados, cada uno de los cuales corresponde a una etapa histórica que comienza en el siglo IX hasta el XIV. Museo de Zamora El núcleo inicial del museo se constituyó a partir de fondos esencialmente pictóricos de los monasterios desamortizados. Hoy cuenta con dos secciones, Arqueología y Bellas Artes. Está formado por tres edificios distintos, el antiguo palacio del Cordón (siglo XVI), la iglesia románica de Santa Lucía (siglo XII) y un novedoso edificio de forma cúbica creado por los arquitectos Emilio Tuñón y Luis Mansilla en 1996. Destaca la colección de piezas arqueológicas y especialmente el tesoro de Arrabalde, un extraordinario conjunto de orfebrería celtibérica, así como mosaicos romanos y restos visigodos. Iglesia de Santa Lucía (Museo de Zamora) El templo más antiguo se construyó a fines del siglo XII o inicios del XIII en la denominada Puebla del Valle, junto a los barrios bajos de la ciudad, por donde se extendió la judería y se desarrollaron las principales actividades artesanales (sobre todo pelambres y alfarería). Pudo ostentar tres naves y solo ha conservado parte del primitivo muro norte, coronado por alero con canecillos muy simples. A los pies de la nave meridional se alzó una capilla cubierta con una crucería gótica que data de 1524. Durante el siglo XVIII las tres naves originales se redujeron a una sola, tal vez a causa de problemas de estabilidad, planteando potentes arcos perpiaños que soportan una cubierta a dos aguas, también se rehizo la cabecera plana, a la que fue adherido un camarín barroco cubierto con escamado de pizarra. La sencilla portada meridional, con huérfana hornacina avenerada, es obra del siglo XVII; la espadaña del hastial occidental, fue reconstruida en 1746. En la actualidad, la iglesia funciona como lapidario visitable del museo de Zamora. Museo etnográfico de Castilla y León El museo tiene su origen en el notable esfuerzo coleccionista de la antigua Caja de Ahorros que durante muchos años fue adquiriendo material de gran valor etnográfico. Hoy los fondos del museo regional reúnen una amplísima colección de objetos y útiles que formaban parte de la vida cotidiana, desde aperos de labranza, carros, telares, amuletos, muebles, ropa, y una espléndida colección de arte pastoril. Museo Baltasar Lobo Baltasar Lobos (* Cerecinos de Campos 1910 † París 1993), es un referente de la escultura contemporánea. Exiliado tras la guerra civil, forma parte de la denominada "Escuela de París", junto a destacados artistas que allí vivieron a mediados del siglo pasado. El museo recoge una importante colección de sus obras, promovida por la Fundación Baltasar Lobo, creada en la ciudad como homenaje al artista zamorano y para promover y difundir su obra. Está ubicado en la Casa de los Gigantes, incluye más de medio centenar de obras que realizó a lo largo de su vida, junto a dibujos, fotografías y útiles del trabajo de escultor. En el recinto del castillo pueden verse también varios bronces del autor, así como en varios puntos de la ciudad. Las Aceñas de Olivares Las Aceñas de Olivares fueron la primera industria de nuestra ciudad en el siglo X. La palabra aceña viene del árabe as-saniya que significa "la que eleva" para hacer referencia a las ruedas vitruvianas que ponían en funcionamiento las piedras de moler. Son las más antiguas de la ciudad y pertenecieron al cabildo catedralicio. En 1995 se reconstruyeron con técnicas tradicionales y acogen en su interior tres ingenios hidráulicos: un batán con que se trabajaba los paños de lana; un molino harinero y un martillo pilón. Palacio Episcopal Se trata de una edificación religiosa localizada en el casco viejo de esta localidad española. En el siglo X se creó la diócesis de Zamora cuando se le dio el obispado a la ciudad. El edificio actual del palacio es el resultado de una profunda remodelación ocurrida en el siglo XVII. En épocas mas recientes (siglo XX) se llevó a cabo la última restauración, donde se instaló una cubierta sobre el patio. El patio del Palacio Episcopal de Zamora procede del siglo XV y posiblemente pertenecía a una edificación anterior. La fachada del palacio se realizó con un estilo manierista, en donde el portal recuerda a una especie de arco del triunfo. Adyacente a este edificio se localiza la famosa Puerta del Obispo o Puerta Óptima. El Palacio Episcopal de Zamora se reedificó en el año 1762 durante el obispado de Cavanillas. Actualmente se compone por un par de plantas alrededor de un patio con pórticos. Distribuidos en torno a este patio se encuentran los distintos servicios del episcopado. Del interior del Palacio Episcopal hay que resaltar la imagen de la Virgen de la Cerecina de estilo románico y que proviene de Cerecinos. Palacio de Arias Gonzalo o Casa del Cid Situado frente a la Catedral, el Palacio de Arias Gonzalo es una de las poquísimas muestras de arquitectura civil románica que se conservan en España. La parte más antigua del edificio es la fachada que se encuentra adosada a la Puerta del Obispo, formando parte del primer recinto amurallado de Zamora. El edificio debe su nombre al aristócrata zamorano y albacea del rey Fernando I, Arias Gonzalo, aunque también es conocido como Casa del Cid, pues existe la leyenda de que el mismísimo Rodrigo Díaz de Vivar se crió en esta vivienda. Actualmente es una vivienda particular, pero está declarada Monumento Histórico Artístico. Inmueble románico de carácter civil integrado en el interior del primer recinto amurallado -que llegaba hasta san Ildefonso- y frente a la cabecera de la catedral. Para algunos fue casa del Cid, para otros de Arias Gonzalo, tuvo amplia planta rectangular de la que solo ha sobrevivido su caja de muros, alzada en excelente aparejo de sillería, en su interior construyeron una casa particular. Muy restaurada durante las décadas de 1950-1960, mantiene su fachada oriental, con portada central de medio punto guarnecida por chambrana, leves ornatos vegetales, tres saeteras y una línea de canes; pero la más notable es la fachada occidental, que se halla adosada a la Puerta del Obispo o de Olivares, en cuyo paramento -compartido con la muralla- se conservan dos ventanas ajimezadas de arquillos ultrapasados que parecen datar del siglo XI, si bien el conjunto de la edificación fue muy transformado a los largo de los siglos XII y XIII. Palacio de Puñoenrostro o del Cordón El Palacio del Cordón es un edifico alzado por Juan Arias Dávila, nombrado conde de Puñoenrostro y marqués de Maenza por Carlos I en 1523. Así lo delatan sus armas colocadas diagonalmente en la fachada y timbradas con celada ornada de cimera a la usanza centroeuropea. Su gran fachada de tendencia horizontal queda perforada por una puerta decorada con el cordón franciscano, tal vez porque el propietario manifestó especial devoción a la orden tercera del santo de Asís. Años más tarde se colocaría un nuevo escudo con león rampante sobre la cumbrera del cordón retorcido. Hacia el costado meridional, el Palacio del Cordón luce también una hermosa ventana en esquinera rematada por alfiz. La cornisa está decorada con conchas y gárgolas, rematándose en 1859. Hacia el interior tuvo patio con arcos de medio punto sobre columnas toscanas en la galería inferior, la superior debió estar cerrada. También se conserva la vieja escalera barroca integrada en el Museo de Zamora. Palacio de los Momos Se construyó a finales del siglo XV o principios del XVI, conservándose de la construcción original la fachada y no tal como era, ya que en el reinado de Carlos II se vino abajo el remate de la fachada. Su estilo es renacentista aunque utiliza elementos decorativos del gótico isabelino como cadenas, escudos, motivos humanos, florales o zoomorfos. En el año 1922 la fachada del palacio de los Momos fue declarada Monumento Nacional, siendo su elemento más significativo su puerta descentrada con un arco de medio punto con grandes dovelas, sobre la que tenemos el escudo de la familia Ledesma sostenido por dos desnudos de diferente sexo. El Palacio de los Momos fue construido por mandato del comendador de Peñausende, regidor de Zamora y Caballero de la Orden de Santiago, adoptando durante un tiempo el nombre de “Casa de los Sanabria”. Posteriormente y con el paso del tiempo fue usado como casa de arrieros y mesón, siendo utilizado actualmente como sede de la Audiencia Provincial de Zamora, por lo que se le denomina Palacio de Justicia. Del palacio solo se conserva original la fachada del edificio, ya que el resto se vino abajo a finales del siglo XVII. Consta de dos plantas, concentrándose los elementos decorativos y la mayor parte de las ventanas en la planta superior siendo casi todas ellas idénticas, con una columna central dividiéndolas en dos vanos cada una de las ventanas, estas se adornan con dragones y extraños animales. La planta baja de la fachada se caracteriza principalmente por las dos puertas descentradas con respecto al eje, siendo la principal hecha con un arco de medio punto de grandes dovelas con dos escudos lisos sobre ella y el escudo de la familia Ledesma sobre ella. Las ventanas de la planta baja son más sencillas que las de la planta superior, con un alfiz decorado con bolitas, corriendo todo ello bajo una cadena de piedra, que nace de cabezas de leones, lo cual no se sabe si es mera decoración para dividir la superficie o por algún privilegio de la familia. Palacio y puerta de doña Urraca Antes llamada puerta de Zambranos o puerta de la Reina, dicen que lo de Urraca viene por el desmigado escudo que campea encima pero está tan erosionado el pobre, que resulta de una edad indefinida y apenas podemos distinguir un busto bajo una serie de arquillos. Decir que es la testa de una dama es mucho suponer, porque otros se han empeñado en identificar el rostro con un príncipe omeya Ibn al-Quitt, cuya cabeza colgó Alfonso III de las puertas de la ciudad tras la campaña de 901. La puerta está flanqueada por sendos cubos muy restaurados, macizos bloques que hacen de muletas a un triple arco de medio punto que data del siglo XIII. Puente de Piedra Construido en el siglo XII sobre el río Duero, el Puente de Piedra es uno de los cinco que posee la ciudad, aunque en su época era el único paso posible para comunicar los barrios del arrabal con el centro histórico. De estilo románico, este puente consta de dieciséis arcos apuntados y una longitud de 250 metros. Fue levantado para sustituir el destruido puente romano, por ello también es conocido como Puente Nuevo. Inicialmente tenía dos torres en sus extremos, que cumplían una triple función: elemento de vigilancia, control de mercancías y cobro tributario del portazgo. Conocido como pontem novum en un documento de 1167, compartió función con el puente viejo hasta 1310, cuando fue destruido por una potente riada. Tiene 16 ojos de arcos apuntados y dispone de tajamaranes y óculos para domesticar las envalentonadas aguas del río, crecidas tras las precipitaciones invernales y los deshielos primaverales. Sus vestigios actuales no van más allá del siglo XIII, aunque resultó muy reformado durante los siglos XVI y XVII (Pedro de Ibarra, Martín Navarro, Hernando de Nates y Antonio Carasa). El Puente de Piedra ostentó una torre por cada imagen, ambas sirvieron como elementos de vigilancia, permitiendo el control de mercancías y garantizando el cobro del portazgo (La Gobierna hacia el sur). Entre 1905 y 1907 el puente sufrió su reforma más agresiva, calificada por Gómez-Moreno como "nuevo atentado artístico seguido de impunidad silenciosa". El proyecto de intervención promovido por Federico Requejo Avedillo se basó en la necesidad de facilitar el acceso a los vehículos desde el sur de la ciudad e implicó el desmonte de los pretiles y las torres de los extremos, la eliminación del último arco en la embocadura de la margen derecha y la desaparición de la puerta del último recinto amurallado de la ciudad. Portillo de la Traición Siglo XI. Ahora llamado Portillo de la Lealtad, es según la tradición el lugar por el que Vellido Dolfos entró en la ciudad después de haber dado muerte al Rey Sancho II El Fuerte siendo perseguido por El Cid, en el año 1072 durante el episodio del cerco de Zamora. Es una de las puertas integrantes del primer recinto amurallado y se sitúa en los jardines del castillo, entre la catedral y la iglesia de San Isidoro. Es alta y estrecha, está rodeada de vegetación y se levanta sobre una quebrada, en uno de los tramos más irregulares del perímetro de la muralla y contiene un simple arco de medio punto. Más que por su valor artístico es recordado por su valor histórico. Actualmente se puede pasar por ella, ya que une una parte de la ciudad con otra y su estado de conservación es perfecto. Del romancero zamorano proviene la historia que marca esta puerta. Se cuenta que, cuando el rey don Sancho se encontraba en Zamora, mientras le puso cerco y en la ciudad las condiciones de vida se hacían difíciles, un gallego que se encontraba allí, Vellido Dolfos, salió de la ciudad y se declaró vasallo del rey, quien le tomó bajo su protección. Un día, bajo el pretexto de enseñar al rey una puerta por donde acceder a Zamora y romper su cerco, se alejó con él del campamento sin más compañía. El rey sintió una repentina necesidad y se bajó del caballo para entregarle su daga a Vellido Dolfos, momento en que éste aprovecho para hundírsela en el pecho y emprender una galopada hacia el portillo. El Cid presenció la escapada desde lejos y montó su caballo, pero no logro alcanzarle. El rey murió poco después en el campamento, acusando de su muerte al gallego, y los castellanos, ya sin rey, levantaron el cerco de Zamora. No existe constancia real de semejante hecho, a lo sumo glosas de romancero enhebradas en prodigiosa oralidad y muy trastabilladas en época romántica. En 2010 el Portillo de la Traición cambió su nombre por el de la Lealtad. Iglesia de Santo Tomé El 3 de Junio de 1931 fue declarada Monumento Nacional. La iglesia de Santo Tomé presenta influencias prerrománicas, siendo una de las más antiguas de la ciudad y de origen monástico. A día de hoy, conserva destacados elementos románicos como el triple ábside en cabecera, parte del muro septentrional y la portada Norte. Se sabe que perteneció a un antiguo monasterio de fundación real, que posteriormente, en 1135, fue donado por Alfonso VII, El Emperador. Probablemente, a partir de esa fecha fue la Sede de la Diócesis durante la construcción de la Catedral. Debió elevarse en una sola campaña, restando solamente de lo románico la cabecera, que debe estar remontada, y la parte inferior de los muros. El resto del templo corresponde a sucesivas ampliaciones de época moderna. En su origen debió tener planta basilical de tres naves, aunque, después de su reconstrucción se hizo una sola nave, con cubierta a dos aguas y de planta rectangular con cabecera formada por tres ábsides rectangulares, siendo mucho más grande el central, que es casi cuadrado. Los arcos triunfales presentan forma de herradura, así como las bóvedas, ligeramente ultrasemicirculares. En el centro de la nave se abre una ventana cuyos capiteles presentan una tosca talla que recuerda en sus formas modelos prerrománicos, con dos arquivoltas. En el muro sur se puede apreciar aún la antigua puerta con un arco ligeramente apuntado y restos de pinturas. Los temas de decoración de los capiteles son vegetales y figurativos. Destaca el tema de la Epifanía; el eje de la composición es la Virgen con el Niño y flanqueándola a cada lado, los tres Reyes Magos y dos estrellas. En el exterior, se muestran tres ábsides rectangulares. El ábside central se divide en calles mediante dos columnas que al llegar a la parte superior se transforman en pilastras y, horizontalmente, tiene dos líneas de imposta ajedrezada que los dividen en tres cuerpos. En el centro se abre una ventana cuyos capiteles presentan un modelo puramente prerrománico. La portada norte, la única que es original, formada por un vano lobulado a cuyo alrededor se trazan varias arquivoltas decoradas con rollos cordobeses, tiene puntas de diamante terminadas en bolas, roleos y ajedrezado. La portada del lado sur, es muy parecida a la anterior y la portada del lado oeste se abrió al levantarse la espadaña en el siglo XIX. Iglesia de San Juan de Puerta Nueva Siglos XII-XIII. Inmediato a la muralla del primer recinto, en la que se abriría en 1171 la puerta más oriental que dio nombre al templo. Destaca la fachada sur rematada por un magnífico rosetón de rueda. En el interior dos enormes arcos formeros dividen su única nave que se cubre con un bello artesonado mudéjar. Templo alzado junto a la puerta oriental del recinto amurallado más antiguo de la ciudad, cuya apertura data de 1171. Las tres naves originales quedaron reducidas a una sola a partir de 1564, cuando el edificio resultó muy dañado tras el hundimiento de la torre en 1559, dos grandes arcos formeros soportan un sencillo artesonado. Las tres capillas de la cabecera se cubren con bóvedas de crucería del siglo XVI, sobre la misma capilla mayor se yergue una aparente torre, liberada de viviendas adosadas durante la década de 1980, y coronada por una réplica de la veleta del Peromato (un guerrero forjado en 1642 protegido por una armadura de finales del siglo XVI). La portada meridional presenta arquivoltas ornadas con flores octopétalas emparentadas con la portada septentrional de San Martín de Salamanca y otros sencillos asuntos vegetales que apoyan sobre capiteles y semicolumnas de elegante factura que evocan la cripta baja del Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela. Sobre la portada meridional el muro está perforado con un hermoso rosetón primorosamente labrado. Hacia occidente se abre otra portada gótica muy recompuesta, con un gran ventanal rasgado y calado. Iglesia de San Isidoro La iglesia de San Isidoro también es conocida como el Carmen del Castillo, ya que es sede de esta cofradía desde 1688. Ubicada junto al Castillo y la Puerta de la Traición (ahora de la Lealtad) se levantó en el siglo XII siendo su construcción atribuida a doña Sancha, hija de don Alfonso, como motivo de la conmemoración del paso por Zamora de las reliquias de san Isidoro de Sevilla en su traslado a León. Es una construcción de sillería arenisca de una nave de tres tramos, con cabecera cuadrada y espadaña a los pies. La portada del norte tiene tres arquivoltas planas sobre una imposta zamorana, correspondiente al románico; los aleros con imposta zamorana sobre canes troncopiramidales, así como los capiteles vegetales de las ventanas y la portada con cuatro arquivoltas de imposta zamorana son de época tardorrománica. En su exterior, la iglesia está reforzada con contrafuertes rectangulares y se pueden observar cornisas de nacela sobre modillones similares a los que se encuentran en la catedral, y ventanales abocinados en la cabecera. En los tramos extremos de la nave los vanos aparecen remozados por una obra acometida durante el siglo XVIII. A su vez, la espadaña y el camarín del testero, solución arquitectónica típica de la provincia zamorana, son también de esta época. En el interior, el arco triunfal apea sobre dos capiteles acastillados y es destacable también el sepulcro tardorrománico de principios del siglo XIII, que se encuentra en el muro norte interior del ábside. EL dintel está decorado con ángeles turiferarios, palomas y leones enmarcados por arquillos polilobulados. Dicho dintel se apoya en dos haces de columnillas de gusto protogótico. Templo de mediados del siglo XII, mantiene el paramento septentrional, con alero ajedrezado y sencillos canecillos. El resto del edificio debió alzarse a lo largo de la primera mitad del siglo XIII: cabecera de testero plano a la que se superpuso un camarín barroco, nave única de tres tramos pautada por contrafuertes que se manifiestan al exterior, portadas, cornisas y un curioso sepulcro empotrado en el muro norte y rematado por un grueso dintel, donde se tallaron aves y ángeles turiferarios remedando muy toscamente el de la Magdalena. La espadaña se alza sobre el hastial occidental, data de inicios del siglo XIX y recuerda la conservada en la ermita de los Remedios. Iglesia de Santa María Magdalena siglo XII. La Iglesia de Santa María Magdalena es una de las más interesantes del Románico de Zamora. Según diversas investigaciones, este templo se relaciona con los Hospitalarios, los Templarios y también debió pertenecer a la Orden de San Juan de Jerusalén hasta el siglo XIX. La elegancia en sus líneas y la pureza de formas hacen que tenga una perfección increíble. Es una de las más bellas iglesias de la ciudad y su construcción se debe al arquitecto Giral Fruchel, conocido por obras como la Catedral de Ávila. Esta Iglesia se construyó en dos fases: en la primera se abovedó toda la nave y en la segunda, tras el derrumbe de la bóveda, se rehizo la parte superior del muro sur, de ahí las ventanas casi góticas y la cubrición de la nave con madera. Se trata de un templo de una única nave que cuenta con una torre a los pies y con una cabecera semicircular que alberga la capilla mayor. Su interior, como todo el templo, destaca por su elegancia y sentido ascensional. Destaca un sepulcro románico del siglo XII de una dama desconocida que se atribuye a la reina Doña Urraca de Portugal, primera mujer de Fernando II, cuya figura yacente aparece empotrada en el muro con dos ángeles que llevan su alma al paraíso, todo un símbolo del edificio y dos tabernáculos incrustados en los ángulos delanteros de la nave y cubiertos con bóveda de cañón. En el interior es llamativa la falta de retablos. En el alzado, se encuentra un primer cuerpo con baldaquinos o tabernáculos del siglo XII y un segundo cuerpo con columnas y remate de canecillos. La mayor parte de la cubierta es de madera, a excepción de la cabecera, en cuya bóveda se encuentran nervios de refuerzo. Destaca su cabecera seccionada exteriormente por columnas, ventanales e impostas y por sus dos magníficas portadas. La portada meridional tiene una decoración vegetal que representan el paraíso celestial. Las demás portadas son más austeras. La parte septentrional fue modificada a lo largo de los siglos. En cuanto a la decoración, la de las puertas norte y oeste es vegetal. La puerta del sur es la más llamativa con una variada iconografía. Como curiosidad se dice que la iglesia de Maria Magdalena tiene la leyenda popular en la que si no ves al obispo labrado en su puerta meridional no te casas. Cuenta desde el año 1910 con la máxima calificación monumental y su conservación es inmejorable. Iglesia de San Andrés Construida en el Siglo XII por la familia Sotelo sobre un antiguo templo romano y reedificada en el Siglo XVI, posee elementos románicos y renacentistas mezclados. Ubicada en la Plaza del Seminario, esta antigua iglesia románica fue reedificada entre 1550 y 1570 por Antonio de Sotelo, que era uno de los capitanes de Hernán Cortes en la Conquista de México. De su construcción original conserva la torre (desmochada) y parte del alzado septentrional. Es un templo de notables dimensiones que presenta una sola nave muy amplia y la singularidad de contar en su cabecera con dos capillas gemelas que se comunican entre si. Las capillas están cubiertas por bóvedas de crucería, mientras que el cuerpo central presenta una armadura morisca sujeta por arcos perpiaños obra de García de Luzaga. En su origen una era para los feligreses y otra reservada para la familia Sotelo. Junto al templo en 1722 se adoso el Seminario Conciliar Diocesano, obra de los jesuitas. Entre 1991 y 1995 se realizó una restauración integral del templo y su contenido. En su interior como pieza destacable cabe citar el sepulcro de Antonio Sotelo y el retablo de Nuestra Señora del Pilar, finalizado en 1585. El retablo se encuentra entre las dos capillas mayores y lo forman tres cuerpos sobre banco columnas corintias y jónicas. En las calles se colocaron imágenes de la Asunción, del Salvador bendiciendo, del Calvario y de Dios Padre. A los lados aparecen los Apóstoles, diversos profetas y otras ornamentaciones. La obra escultórica funeraria destaca por la estatua orante de Antonio de Sotelo con la armadura de época recreada e inscripciones bajo los frontones, todo ello ejecutado en alabastro. En la Iglesia de san Andrés existen más retablos del siglo XVII y XVIII. De esta época son también los grandes óvalos y dieciséis paramentos que representan la Pasión y cuyos muros son cubiertos durante la Cuaresma. Iglesia de Santa María la Nueva Situada en el límite oriental del casco antiguo y original del siglo XI, fue víctima de un incendio por el pueblo zamorano y destruida en el llamado Motín de la Trucha de 1158, que según la leyenda, enfrentó a nobles y plebeyos en torno al mercado. "Los plebeyos apoyaron al hijo de un zapatero que se resistió ante el despensero de un noble que quería arrebatarle una trucha que había adquirido en el mercado. Antes de que decidieran el castigo a infringirles, los campesinos le prendieron fuego a la iglesia estando los nobles dentro. El rey ordenó reconstruir la Iglesia a cambio de no tomar represalias contra ellos." Conserva en traza románica el ábside y el muro meridional primitivos, siendo del mismo estilo la reconstrucción posterior, en torno a 1200. La disposición original de tres naves fue sustituida durante la reforma de mitad del siglo XII por un espacio unificado con grandes arcos fajones. En el muro norte del primer tramo de la nave se conserva la hendidura por la que, según la tradición, salieron las Sagradas Formas para alojarse en el Beaterio de Las Dueñas en el momento del incendio del Motín de la Trucha. Se mezclan estilos arquitectónicos en su fábrica: el románico de su cabecera y el tardorrománico del resto del templo. En su origen contaba con planta basilical de tres naves y ábside semicircular que se encontraba separado por un arco toral apuntado, con comunicación con las naves. Con su reconstrucción se transformó en una nave única, se hizo el arco toral y dos estancias adosadas a ambos lados del ábside central. De su exterior se conserva la cabecera y destaca su ábside semicilíndrico, decorado con siete arcos sobre columnas con delgados fustes. A cada lado de este se abren dos capillas planas. La fachada sur, que es la portada del templo, también original del románico, se articula mediante contrafuertes, con vano de ingreso compuesto por un arco de herradura doblado que descansa en columnas con capiteles historiados. Los demás accesos, ya hechos en su reconstrucción, presentan ausencia de decoración figurada. De su interior destaca una pila bautismal del siglo XII, bajo el cuerpo de la torre, con relieves del bautismo de Cristo y la figura del famoso Jesús Yacente del siglo XVII, tallada por Francisco Fermín. En 1959 se descubrieron unas pinturas murales de estilo lineal que se catalogan más hacia el naturalismo gótico que hacia el románico. Estamos ante uno de los solares legendarios de la Zamora medieval, donde en 1168 se fraguó el motín de la trucha, revuelta popular que cargó contra los nobles, prendiendo fuego al viejo edificio. Con ábside semicircular, datable a inicios del siglo XII pautado por media docena de columnillas adosadas y toscos capiteles, tuvo otros dos colaterales ya desaparecidos, y tres naves subsumidas en cubierta de madera. La portada meridional, quizás superviviente del viejo templo, es de medio punto doblado y ligeramente peraltado. En el muro occidental se abre otra, justo por encima asoma un ventanal de capiteles comparables a los catedralicios. La torre se alza sobre la esquina suroccidental del templo, trabada con un sólido aparejo local muy relamido por los siglos, quedó desmochada y roma, aunque fue travestida en sencilla espadaña. Las últimas prospecciones arqueológicas de 2011 revelan que la torre está exenta respeto al resto del edificio. En el interior se han conservado dos curiosos ciclos de pinturas murales del gótico lineal con escenas de la vida de Cristo y la Virgen, además de un san Cristobalón del siglo XVI. Iglesia de San Pedro y San Ildefonso El segundo templo en tamaño e importancia de la ciudad es la Iglesia de San Pedro y San Ildefonso, declarada Monumento Nacional. Fue levantada sobre una anterior iglesia visigoda y guarda los restos de San Ildefonso, primer obispo de Zamora. Iniciada en el siglo XII, fue renovada durante el siglo XV con una cubierta a base de bóvedas de crucería gótica. De su primitiva construcción románica se conserva la portada, la capilla mayor, un rosetón, y el muro meridional. A los pies del edificio se levanta una torre de origen románico alterada con elementos barrocos. Fue construida en el siglo XII, aunque reformada posteriormente debido a las frecuentes crecidas del Duero. Es de destacar la portada con dos arquivoltas de medio punto, el arco triunfal (único en Zamora) y las curiosas representaciones de los capiteles interiores. A pesar de su sencillez y reducidas dimensiones, esta iglesia también está declarada Monumento Nacional. Con aparatosa cabecera de triple ábside semicircular, cuenta con una magnífica portada a mediodía que remata en arquería ciega a imitación de la catedralicia del Obispo. El interior revela el mecenazgo del cardenal Meléndez Valdés (1496), modificando completamente las tres naves tardorrománicas, sobrealzando la caja de muros, trabando contrafuertes más potentes, trazando un gran arco escarzano en el tramo del presbiterio para presentar las reliquias de san Ildefonso y san Atilano y nuevos pilares sobre los que se apoyan bóvedas que en el siglo XVIIII, amenazaban con hundir los exhaustos muros. Fue entonces necesario trazar arbotantes hacia el sur, un estribo calado en el ángulo noroccidental y socalzos a los pies, al tiempo que se alzaba una nueva portada occidental con robusta complexión heráldica y un nuevo cuerpo de campanas sobre la vieja torre medieval. En el cuerpo bajo de la torre conserva una pintura mural con una déesis del siglo XIV y otro fragmento con una santa Catalina del siglo XVI en la capilla lateral meridional. Iglesia de San Cipriano Siglo XI. Declarada Monumento Nacional en 1931. Ubicada junto a uno de los mejores miradores de la ciudad, San Cipriano es una de las iglesias más antiguas de la ciudad. Posee un triple ábside cuadrado y conserva la puerta sur original, así como interesantes capiteles interiores. De finales del siglo XI y reconstruida durante los siglos XIII, XIV y XVIII, algunos autores destacan su alto componente de especialidad y exclusividad. Tres ábsides rectangulares en la cabecera y la decoración de los capiteles del interior caracterizan un templo románico en el que también se llevaron a cabo bastantes reformas posteriores. Por la inscripción de su portada se deduce que fue reedificada en 1157. Correspondiendo a esta época el arco toral, la bóveda de cañón y el arco de la capilla de la Epístola, la portada sur y la torre con el pasadizo. El hastial y el muro norte se reformaron en el siglo XVIII. La fachada sur, la única original, es de mediados del siglo XII y su portada es muy sencilla. En este costado se levanta la torre y, junto a ella, una portada formada por tres arquivoltas semicirculares. Al sur se conservan numerosas piezas del templo primitivo como una sirena, un herrero llamado Bermudo trabajando sobre el yunque, San Pedro con bonete y la correspondiente llave, un crismón, un monstruo de siete cabezas y la escena de Daniel en el foso de los leones. La decoración exterior se completa con los habituales modillones con figuras humanas y restos del ajedrezado en el alero. Debido al desgaste de la piedra no se descifran bien las escenas que se representan. En el interior se aprecian tres naves reformadas en el siglo XIII. Cuenta con varios capiteles interesantes, tanto figurativos como historiados, como es el caso de la capilla mayor. Los temas de los capiteles son vegetales, escenas bíblicas como la Adoración de los Reyes o la Expulsión del Paraíso. La antigua planta basilical se sustituyó por una sola nave de cabecera plana muy amplia y algunas capillas añadidas, conservando la triple cabecera recta propia del románico zamorano. La cabecera es la original y en ella hay numerosos relieves procedentes de un templo desaparecido, haciéndose notar la ventana e la capilla del Evangelio y tiene tres capillas cuadradas, siendo la central más amplia que las laterales. Iglesia de San Vicente El actual edificio se encuentra embebido entre las construcciones inmediatas, pero era templo de tres naves y cuatro tramos según revelan los estribos y responsiones de sus arcos, manteniendo románicas la torre del hastial y su portada occidental, con ruda labor vegetal que recuerda la meridional de la Magdalena. La torre era la más airosa de la ciudad de Zamora, si bien sus cuerpos altos tienen traza más gótica, como en San Cipriano y San Leonardo, rematando en chapitel cubierto de pizarra sobre el que se ensarta una afilada aguja octogonal. Su cabecera es moderna, correspondiéndose con una única nave trabada por perpiaños que datan del siglo XVI y se cubre con bóvedas de yeserías. Iglesia de San Frontis Iglesia de una nave que data del siglo XIII cubierta con madera y amplia cabecera semioctogonal, reforzada con estribos angulares y dotada de cornisa de toscos canecillos de nacela y figurados con testas zoomórficas. Recientes sondeos arqueológicos han descubierto una capilla funeraria septentrional y han demostrado que, en contra de la hipótesis tradicional, la cronología de la atípica capilla mayor (de san Antón) resulta posterior a la de la nave, además de descubrir evidencias de un osario y enterramientos documentados entre el medievo y el siglo XIX. En el siglo XVI se amplió el templo con una nueva nave hacia el lado meridional, comunicada mediante un par de arcos de gran envergadura. Junto al templo de San Frontis, alzado en el centro del arrabal homónimo, que surgió en la margen izquierda del Duero, existió una alberguería de la cual queda constancia epigráfica de su fundador. Aldovino de Perigord, que fuera canónigo de la catedral de Zamora y falleció en 1215. Insignes templos zamoranos como San Leonardo, San Antolín, la Magdalena y la catedral quedan engarzados por numerosas remembranzas francas en lo histórico y lo hagiográfico-devocional. Iglesia de San Claudio de los Olivares Con nave única, presbiterio de tramo recto y cabecera semicircular, el interior de su hemiciclo absidial está amenizado con arquerías ciegas. Aunque la primera noticia indirecta referida al templo de San Claudio de Olivares data de 1176, sus interesantes capiteles zoomórficos permitieron a un incisivo Gómez-Moreno hablar de su conexión con los escultores del grupo Frómista y Santillana del Mar (ca. 1125-50). La conexión norteña es además extensible al templo asturiano de Santa María de Villanueva de Carzana (Teverga). Sobre la portada septentrional presidida por el cordero, -que simboliza a Cristo Salvador- se despliega un interesante calendario litúrgico muy erosionado, es un ejemplar tardío pero muy rico y netamente hispánico por la presencia de escenas tan cotidianas como la trilla en agosto y el motivo de la sed en julio. Iglesia de San Leonardo Poco ha quedado de este viejo templo románico alzado en los barrios bajos de la ciudad y cuya advocación tiene claras connotaciones francesas. Su portada occidental, de motivos almohadillados policromados, recuerda la septentrional de Santiago del Burgo pero, sobre todo, el transepto de los cruzados del Santo Sepulcro de Jerusalén. En la misma fachada existen algunos epitafios de mediados del siglo XIII. Ostentó además una Virgen ya desaparecida y un interesante relieve expatriado al Metropolitan Museum de Nueva York en 1926, está decorado con una sintética Anunciación-Coronación de la Virgen, san Leonardo liberando cautivos, microarquitecturas imitando la cúpula gallonada de la catedral, un león victorioso y un par de arpías de cuellos entrelazados. Iglesia del Santo Sepulcro Templo perteneciente a la orden del Santo Sepulcro, así mentado en una bula de Honorio II de 1128, cubrió las necesidades litúrgicas y asistenciales de los repobladores asentados extra pontem de la ciudad desde inicios del siglo XII. De estructura muy sencilla, posee una sola nave cubierta con armadura de madera que conserva restos del viejo artesonado del siglo XV. La capilla mayor se cubre con bóveda de medio cañón apuntado y carece de impostas en sus arranques. El muro oriental de la sacristía, perforado con una rasgada aspillera, es el único testigo de las dependencias de la vieja encomienda, distribuidas en torno a un pequeño claustro que fue remozado por Cristóbal de Parada, Francisco de Bustamante y Cristóbal de Medina en 1603. Las excavaciones aquí acometidas detectaron la existencia de la habitual necrópolis, en uso hasta el siglo XVIII. También han sobrevivido varios fragmentos de pinturas murales que datan del segundo cuarto del siglo XIV y narran escenas del Nacimiento, Infancia y Pasión de Cristo, además de representar el Trono de Gracia. |