Palacio del embajador Vich - hoy desaparecido
Palau de l'ambaixador Vich

El palacio del embajador Vich tiene como personaje de referencia a Miguel Jerónimo Vich y Vallterra (* Valencia ca.1459 † Valencia 07-01-1534), II barón de Llaurí, embajador del rey Fernando el Católico y posteriormente de su nieto Carlos I ante la Santa Sede entre 1507 y 1518. En Roma representó a la monarquía hispánica durante los pontificados de los papas Julio II y León X, estancia que le permitió conocer el nuevo estilo imperante en Italia: el Renacimiento. El linaje de los Vich está ligado al Monasterio de san Jerónimo de la Murta en Alzira, algunos de cuyos miembros incluido nuestro embajador, fueron enterrados en el mismo. Se considera a Jerónimo Vich como el promotor de la construcción de la iglesia del monasterio.

Jerónimo Vich regresó a Valencia en 1521 y sobre la antigua casona familiar dispuso levantar un nuevo palacio en el lenguaje renacentista que había conocido en Italia y que empezaba a abrirse camino en España. La fecha de inicio de las obras se desconoce, pero si que se sabe que en 1527 el palacio estaba con las obras muy avanzadas. El palacio que no ha llegado hasta nosotros, fue demolido en 1859 con la oposición de la Real Academia de Bellas Artes de san Carlos; ya que el mismo se encontraba en estado ruinoso, pues hasta 1850 había sido utilizado como imprenta. Esta oposición no evitó el derribo del palacio, pero si consiguió que los elementos arquitectónicos que formaban el patio quedaran al cuidado de la "Academia de san Carlos". El patio quedó desmontado pieza a pieza en la sede de la academia situada entonces en el Convento del Carmen para acabar años después también desmontado en el museo de Bellas Artes de san Pío V.

El palacio quedaba situado en una manzana formada por las actuales calles del Embajador Vich, fachada trasera a la calle Moratín y fachadas laterales a la calle Santa Irene y a otra calle en la actualidad desaparecida por estar ocupada por una moderna edificación. Con estas referencias es perfectamente posible ubicar el palacio en el actual callejero de la ciudad. En tiempos del embajador, la calle era conocida como "dels Solers". En el plano de padre Tosca (1704) se puede ver que en uno de los ángulos se levantaba una torre de planta cuadrangular, mientras que el patio quedaba en el centro y articulaba el resto de las dependencias.

A principios de este siglo XXI, el museo de Bellas Artes de Valencia y la Generalitat Valenciana decidieron el montaje del patio (cortile en italiano) en el interior del museo. Los obras fueron encargadas a Salvador Vila Ferrer y así en 2006 las obras del patio del embajador Vich fueron inauguradas en el museo de Bellas Artes. Para el montaje del patio se sirvieron de unos bocetos del estudiante de arquitectura José Fornés quien en 1801 había dibujado partes del patio antes de su derribo. No obstante lo dicho, las piezas desmontadas que componían el patio cambiaron varias veces de lugar, se utilizaron piezas individuales para adornar recintos, se montó en el antiguo Convento del Carmen un engendro decorativo con piezas del patio sin guardar relación entre sí, y finalmente cuando al museo de Bellas Artes llegaron las piezas, se amontonaron en un jardín sin orden alguno, el resultado final es que aproximadamente solo un 80% del patio o cortile ha llegado hasta nosotros.

Las columnas que lucen en el patio son de mármol blanco de Carrara y fueron traídas desde Genova. En el patio podemos apreciar sus elegantes columnas con capiteles corintios de hojas de acanto, arcos de medio punto, cornisas, tondos y frontones. El patio está formado por ocho columnas exentas con capiteles de estilo corintio bien trabajados, sumando a estas las dobles columnas situadas en cada uno de los cuatro ángulos del patio. Conserva elementos de estilo tardogótico pero modernizado al nuevo estilo, como son las ventanas bíforas con columnillas-parteluces, propias del gótico valenciano y los frontones triangulares que se abren en la parte superior de las ventanas situadas en el segundo piso.

Las enjutas de los arcos se decoran con medallones de diversos tamaños, en la actualidad lisos. El patio se dispone en dos pisos: alto y bajo, y un tercero con paramento liso y al que se abren ventanas adinteladas sin ningún tipo de decoración. Este tercer piso bien pudiera tratarse de una adición del siglo XVII o XVIII. Las arquerías de los pisos bajos se forman a razón de tres arcos de medio punto en dos de sus lados, mientras que en otros dos lados, la composición es en "serliana", es decir un arco de medio punto, flanqueado por dos espacios adintelados, solución arquitectónica nacida en el siglo XVI e importada de Italia. Los intradoses de los arcos se decoran con casetones clásicos con adornos de rosetas o florones.

Faltan elementos de su decoración que no han llegado hasta nosotros, por lo que permanecen vacíos. Si que ha llegado hasta nosotros un grabado realizado en 1860 por el ilustrador y grabador Cecilio Pizarro Librado (* Toledo 1818 † Madrid 1886) que nos muestra como era la portada principal del palacio coetánea con el patio. Destaca el patio por el vistoso color azul que lucen sus muros y que no parece corresponderse con el color original del mismo.