Alquerías valencianas
Alquería del Moro - Alquería dels Moros

En el antiguo camino de Valencia a Burjassot (Camino Viejo de Burjassot) y en el término del antiguo poblado de Benicalap, hoy reconvertido en barrio de la ciudad de Valencia, se encuentra esta alquería denominada del Moro o "dels moros", que se encuentra además muy cerca de otra alquería de similares características denominada Alquería de la Torre. Al igual que su compañera, se trata de una casa rural residencial cuyo propietario ostentaba la propiedad de la casa y las huertas circundantes. Las tierras son alimentadas por aguas procedentes de la acequia de Tormos. Declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento en 2004.

No se han encontrado vestigios de pasado musulmán por lo que hay que considerar que la alquería nació en tiempos cristianos, probablemente a finales del siglo XIII o primeros del XIV. Su actual configuración abarca un periodo que comienza en el siglo XV pero con reformas en los siglos XVI y XVIII. En 2019 la alquería ha sido rehabilitada por el Ayuntamiento de Valencia para dedicarlo a uso municipal administrativo (Consell de L'Horta).

Aunque no se sabe de donde proviene su nombre, es conocida la popular costumbre de llamar a las edificaciones antiguas, con el sobrenombre de los moros, atribuyéndoles una antigüedad que se remonta a la época de los moros en nuestro territorio, es por tanto nombre atribuible a una población cristiana ya establecida en la zona. La primera mención escrita a esta alquería con el sobrenombre de los moros es del siglo XVII. La alquería es un concepto que hace referencia a una casa y a una serie de edificios auxiliares y huertas circundantes que forman en sí todo un conjunto, en nuestro caso a la casa propiamente dicha se le denomina la "Casa del Señor".

La alquería está dividida en dos espacios, el primero de ellos formado por un gran patio o zona ajardinada y el segundo por la edificación propiamente dicha. Todo el conjunto se encuentra protegido por una pequeña cerca que lo aísla del exterior. La entrada al patio se hace a través de un gran portalón de estructura reciente. Ya en el interior del patio vemos en una esquina junto a la casa, lo que fue el antiguo pozo de agua y enfrente una estructura en madera realizada en 2019 donde se han instalado los servicios, un pequeño bar llegado el momento y unas pequeñas salas para actividades varias; sin embargo este espacio originalmente estaba ocupado por los restos de estructuras (cobertizos) de lo que debieron ser corrales y caballerizas. Destacar en el patio la presencia de una gran higuera (ficus) que se encuentra incluida en el Catálogo de especies arbóreas protegidas y que por lo tanto no se puede talar y goza de protección. Desde este patio abierto en la fachada Norte se entra en la vivienda a través de una puerta en arco rebajado en ladrillo. En esta fachada podemos encontrar un banco corrido, elemento típico e importante en las alquerías valencianas pues permitía descansar al fresco sentados cómodamente.

La Casa del Señor, dispone de dos plantas en altura sobre una base rectangular. Tres cuerpos longitudinales paralelos entre si y un cuarto cuerpo transversal a los anteriores situado al fondo y cuya fachada exterior que mira al Sur, linda con el antiguo camino de Burjassot. Cada uno de estos cuerpos están divididos entre si por paredes medianeras que estructuran el espacio interior. Dado que las ventanas más elegantes y trabajadas se sitúan en el último tramo transversal que mira al camino de Burjassot, es de suponer que este espacio fuera uno de los más importantes de la alquería, reservándose como habitaciones principales, sobre todo el piso alto que estaría reservado para la gente principal dueña de la alquería. Este cuerpo transversal dispone de un tejado a una vertiente con alero, cubrición resuelta de manera distinta que el resto de las cubiertas que lo hace a doble vertiente, lo que ahonda en la aseveración de que este espacio era de mayor importancia. El hecho de estar situado al Sur, lo convierte de alguna manera en una de las zonas más cálidas de la alquería.

El cuerpo central que enfrenta con la entrada servía de distribuidor para las habitaciones de la planta baja. Este cuerpo se divide en dos crujías separadas entre si por un arco carpanel construido a finales del siglo XVIII. En uno de los laterales de la segunda crujía una escalera nos lleva a la planta alta o planta principal donde residían los señores de la alquería. En líneas generales la planta baja se utilizaba como zona de servicio y labor, mientras que la superior era utilizada como vivienda residencial. Una de las salas de esta planta baja era utilizada como establo para animales, en ella todavía se pueden ver los comederos de las caballerías y animales de labor. En otra de las salas se situaba la cocina, aún se puede ver el hogar con chimenea donde se cocían los alimentos, las estanterías y las pilas de agua. En la habitación situada al fondo, transversal al eje de la alquería, se ha localizado una balsa que debió ser utilizada para prensar uva y obtener vino. También en el suelo de la primera crujía podemos encontrar un silo o pequeño depósito (hoy protegido por un acristalamiento) que servía para guardar el grano en optimas condiciones.



No obstante esta división de papeles cambió a partir del siglo XVIII, la planta alta empezó a ser utilizada como zona de trabajo y la planta baja como residencia. Así en la planta alta se encontraban almacenes, secaderos de tabaco e incluso habitaciones para la cría del gusano de seda. En las obras de rehabilitación de la alquería se ha recuperado un arco que daba acceso a una habitación usada originariamente como capilla privada, en el arco se ha conservado parte de una inscripción en latín y sobre la parte superior se puede ver un escudo nobiliario que el genealogista Josep Mir Fenoll identifica con la familia Almunia y lo fecha a mediados del siglo XVIII.



La fachada que más llama la atención, en parte porque es la más visible y en parte por sus ventanas góticas que abren al camino de Burjassot y las que siempre le han dado un cierto aire palaciego, es la que mira al Sur. Esta fachada se estructura con tres ventanas rectangulares cerradas con rejas de hierro en la planta baja y dos ventanas mucho más elegantes (casi palaciegas) para el piso superior. Estas ventanas forman dos aberturas, al disponer de una delgada columna central o mainel que transforma su composición en ventana bífora de doble arco. Un adorno lobulado en la parte superior de cada abertura le da el aspecto palaciego gótico característico. De los dos maineles o parteluces solo uno es original, el otro es una reconstrucción actual ya que el original se perdió con el tiempo.

La cronología edilicia de la alquería la podemos dividir a grandes rasgos en los siguientes periodos: sobre una vivienda más sencilla y de una sola planta (siglos XIII-XIV), se reedificó en el siglo XV una vivienda con dos plantas, mientras que ya en el siglo XVI se transformó en residencia señorial e incluso como algunos autores afirman como palacio rural. La presencia de una habitación dedicada a capilla u oratorio (que no ha llegado como tal hasta nosotros) y la presencia de bancos festejadores en las ventanas que abren a la fachada Sur así parece atestiguarlo. Con las últimas reformas del siglo XVIII y principios del XIX la casa adquirió su actual configuración estando ya dedicada plenamente a labores agrícolas y habiendo perdido parte de su pasado señorial.

Frente a la fachada Este y solo separados por un estrecho camino que actualmente lleva el nombre de Camino de Alquería de los Moros, alzan una serie de edificios y construcciones de similares características realizados hacia el siglo XVIII y que eran utilizados como residencias permanentes de pequeños propietarios y como locales auxiliares de transformación agrícola o venta de productos en relación directa con la alquería madre. Es la conocida como Alquería del Torro o Alquería de la Luna. A este tipo de construcciones se les llama alquerías de viviendas agrupadas. Junto a este conjunto de casas debían existir viviendas construidas con materiales de escasa calidad y que no han llegado hasta nosotros y que estarían ocupadas por agricultores utilizados como mano de obra.

La Alquería del Moro en el recuerdo