Alquerías valencianas
Alquería de la Torre

El nombre de la alquería le viene dado por la pequeña torre que destaca con poca altura sobre la estructura del edificio. Aunque en la ciudad de Valencia, el término alquería es usado con diversas acepciones, podemos quedarnos como una vivienda rural aislada que sirve como eje vertebrador de una zona de huerta cultivable. La vivienda podía disponer además de zonas, construcciones anexas o salas utilizadas para labores propias de la vida del campo y la huerta. El aumento de la densidad poblacional de la ciudad hizo que con el tiempo algunas de estas alquerías hayan quedado de una manera u otra integradas en el entramado urbano de la ciudad. La Alquería de la Torre está declarada Bien de Relevancia Local. Su estado actual es de ruina a la espera de mejores tiempos.

La Alquería de la Torre se encuentra en el antiguo camino que desde Valencia conducía a Burjassot, en el llamado Camí de Burjassot. Se encuadra dentro de un tipo de asentamiento rural señorial aislada en la huerta de Valencia. En tiempos pertenecía al municipio de Benicalap, hoy perdida su independencia municipal, forma parte de la ciudad de Valencia, ubicándose en el conocido ahora como barrio de Benicalap. La actual estructura de la alquería es consecuencia de las reformas llevadas en el siglo XVIII por un miembro de la familia Castellví que ostentaba el título de conde de Castellá. También en 1939 despues de la Guerra Civil, la alquería sufrió reformas significativas. Destaca su torre almenada levantada hacia 1760 no tanto construida como torre defensiva sino como torre miramar, lo que daba un cierto prestigio a sus propietarios. El origen de la alquería es desconocido, pero probablemente tendría un origen musulmán, ya que a la llegada del rey Jaime I el Conquistador en 1238, la alquería fue entregada a repobladores cristianos. Sobre esta antigua alquería musulmana tomó forma alrededor del siglo XIV y XV una alquería tardomedieval que con las reformas del siglo XVIII es la que ha llegado hasta nosotros.


Adopta planta rectangular, dos alturas y torre en el ángulo sur-oeste. En su fachada principal se abren dos portalones de entrada. En la parte posterior encontramos un patio descubierto que además de su actividad agraria, sirve como eje vertebrador o estructurador del resto de dependencias. Adosada a la fachada principal encontramos un porche completamente abierto que se sustenta en cinco pilares de planta cuadrangular realizados en ladrillo y cuyo techado como suele ser habitual en la zona de huerta está realizado a base de un entramado de madera y hojas de parra. Pequeñas edificaciones adosadas a la casa eran utilizadas como caballerizas, corrales y almacenes. Frente a su fachada principal encontramos el horno tipo moruno utilizado para cocer el pan y una zona ajardinada que hoy día no lo es tanto.

Como casa de campo propia que es, la casa no dispone de ningún tipo de decoración, sus fachadas solo se ven rotas a intervalos regulares por la gran cantidad de vanos en forma de grandes ventanas muchas de ellas cerradas por verjas de hierro. Según nos cuenta Francisco Pérez de los Cobos Gironés, en la esquina de la torre, se podían encontrar los escudos de armas de la familia Castellá realizados en mármol. Hoy día estos escudos han desaparecido.