Introducción
Nombre: Santa María del Naranco
Emplazamiento: Oviedo (Asturias) Principado de Asturias
Monumento Nacional en 1885
Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1985 (Prerrománico Asturiano)
En las laderas del Monte Naranco (Naurancio) en las cercanías de Oviedo (3 km.)
Fecha de consagración: año 848 (siglo IX)
Estilo: Prerrománico asturiano (también conocido como "arte asturiano")
Historia
Mandado construir por el rey
Ramiro I de Asturias (842-850) en las faldas del Monte Naranco como
edificio palatino. Muy cerca también manda construir la Iglesia de
San Miguel de Lillo. Ambas construcciones formarían parte de un amplio
complejo palatino
de este rey, como lugar de descanso y recreo, no como sede permanente de la corte.
Se trataría tal vez entre otras funciones, de un edificio dedicado a Aula Regia o
Salón Real donde se celebrarían algunas actividades de gobierno.
La fecha de construcción se conoce con exactitud, ya que en el ara-altar existente
en el edificio, hay una inscripción procedente de la Iglesia de Lillo que nos lo indica y que corresponde con el
848 de nuestra era (siglo IX).
Este ara procede de la actual y cercana iglesia de San Miguel de Lillo. En su origen esta
iglesia se encontraba bajo la advocación de Santa María, pero ya a partir del siglo XII en
la crónica Silense encontramos la nueva advocación de la iglesia a San Miguel y el palacio pasa a convertirse
en iglesia dedicada a Santa María.
Parece ser por tanto que ya poco después de su construcción, el palacio pasa a realizar funciones
de iglesia, dedicándose a la advocación de Santa María, de donde le ha quedado el nombre.
El primer registro de su condición de iglesia, del que tenemos constancia data del año 1150 (siglo XII).
Características
El arte asturiano se manifiesta principalmente en la arquitectura y recoge pocos elementos de
tradición visigoda, pero con aportaciones del Bajo Imperio Romano e influencias carolingias, así
como artes aplicadas de tinte oriental bizantino.
Se extiende principalmente durante los siglos IX y X; es un arte que se da básicamente
en el reino de Asturias, de ahí su nombre, y destaca también por la ausencia de cualquier
influencia musulmana.
Características de Santa María del Naranco es el uso de la bóveda de cañón, los contrafuertes y
la utilización de arcos fajones para la sujeción de las bóvedas. Aunque es una
edificación en su origen palatino, el factor religioso impregna toda la construcción. Destaca también por el uso de columnas con el
fuste sogueado típico del arte asturiano, y la utilización de medallones y fajas como elementos decorativos.
Característica muy particular del arte asturiano, es la llamada cámara del tesoro. Se trata de
un espacio al que sólo se tiene acceso desde el exterior y que todavía hoy en día no se
sabe que función tenía, y que se manifiesta desde fuera por la existencia de
una ventana tripartita cerrada con celosías de piedra.
La imagen del edificio que hoy se nos ofrece, corresponde a la rehabilitación efectuada
en los años veinte y treinta del siglo XX por Luis Menéndez y Pidal.
Santa María de Naranco es un edificio de planta rectangular de veinte metros de largo, por seis de
ancho, que se eleva sobre un alto zócalo, que sirve para compensar las irregularidades
del terreno.
Se compone de dos plantas, la superior de doble altura que la inferior conocida como planta noble
y la inferior o cripta. Al piso superior se accede por una
escalera exterior situada en la fachada lateral norte. En cada una de sus fachadas laterales
(norte y sur) se alzan ocho
altos contrafuertes estriados (cuatro a cada
lado de la puerta), que se elevan
desde el zócalo hasta la cornisa, y que le proporciona una sensación de verticalidad admirable.
La planta inferior está dividida en tres estancias:
La central, más amplia, está cubierta con
bóveda de medio cañón de piedra toba con refuerzo de cuatro arcos fajones, que parten de
un zócalo o banco bajo que recorre todo su perímetro.
Está estancia estaría dedicado a oratorio palatino, aunque también se le cita como cripta.
Dispone de dos puertas, una a cada lado de la nave y no dispone de ventanas, por lo que la
iluminación es la que entra por sus puertas. El conjunto nos recuerda a la cripta de Santa
Leocadia, de la Cámara Santa de la
Catedral de Oviedo, con la que presenta indudables semejanzas.
Las dos estancias laterales
tienen cubierta de madera, una de ellas (la situada al oeste) está aislada de la
estancia central, se ilumina por cuatro pequeñas ventanas con arcos de medio punto y sólo
tiene acceso a través de una puerta desde el exterior situada en la fachada oeste. Se desconoce el uso de esta habitación.
La otra estancia lateral, situada en el lado este, se trataría de una sala de baños, pues en
ella se conserva una piscina y conducciones de agua. Se sitúa en un plano inferior al resto
de la planta (está por debajo del nivel del suelo). El acceso a este recinto se realiza a través de una puerta desde el
interior por una escalera de tres peldaños o por una pequeña puerta de arco de medio punto
situada en la fachada lateral norte. Además dispone la sala de varias ventanas, tres de ellas
situadas en la fachada este y muy características por encontrarse debajo del mirador este.
A la planta superior o noble se accede a través de una escalera exterior de doble derrame situada
en el lado norte del edificio. La escalera desemboca en un pequeño pórtico con tres
de sus lados abiertos al exterior y el cuarto por el que se penetra al interior del edificio. Se cubre por tejado de una sola
vertiente y dispone de dos altos contrafuertes.
En el lado contrario o fachada sur, existen los restos de una estructura similar, que
bien pudiera haber sido un mirador, balcón o belvedere.
La planta superior sigue la misma estructura que la planta inferior:
La estancia central y principal llamada planta noble, Salón Real o Aula Regia,
es una gran sala rectangular, el doble de alta que su homologa de la planta inferior.
La planta noble cubierta con bóveda de medio cañón, es de piedra toba volcánica, dispone de dos amplios miradores situados en las
fachadas este y oeste.
La bóveda se sustenta en siete arcos fajones o perpiaños que a su vez apean en ménsulas que descansan en una línea de imposta que recorre
toda la base de la bóveda. Por debajo de esta línea un conjunto de arquerías ciegas de arcos de medio punto ligeramente peraltados y
de dimensiones ligeramente decreciente hacia los extremos recorren el perímetro de la sala. Sus arcos
apoyan en columnas de fuste sogueado y capiteles tronco-piramidales. Las enjutas van decoradas con medallones y bandas
rectangulares. La sala dispone de hasta un total de siete arcos ciegos en cada uno de sus lados mayores.
Esta arquería ciega es soportada por pares de columnas
geminadas con fustes sogueados y capiteles tronco-piramidales
invertidos, con la misma decoración cordal en las aristas y temas de animales muy
esquematizados en las caras frontales. Estas a su vez se levantan sobre una pequeña basa prismática y sobre un pequeño
zócalo que recorre el muro.
El sistema responde a la tradición constructiva romana y muestra la pervivencia de
soluciones arquitectónicas del mundo tardoantiguo a través de la época goda. El edificio, por
sus características, podría ser considerado a su vez como protorománico.
Entre las ménsulas y las enjutas de las arquerías ciegas, se disponen unos
rectángulos enmarcados por sogueado y con figuras humanas en traje talar y
cayado, o bien jinetes. Bajo estos rectángulos se sitúan los medallones, como
elementos decorativos.
Los medallones se hallan decorados en su interior con temas de
origen oriental formados por aves y cuadrúpedos afrontados y jinetes en actitud de combate.
Según los estudios de Schlunk, la fuente de inspiración de la decoración ramirense son los
tejidos orientales importados por el Mediterráneo y muy apreciados en los ambientes reales.
En el medallón central se plasma el tema del enfrentamiento entre cuadrúpedo y serpiente,
mientras que en la banda rectangular se representan, repartidas en registros, dos figurillas
a caballo en el inferior y otras dos en posición frontal, en el superior. El tema se ha relacionado
tradicionalmente con los dos tipos de existencia que caracterizan la elite altomedieval: la vida
activa (bellatores) y la vida contemplativa (oratores). La labor de sogueado cumple en estos
relieves, al igual que en toda las plástica asturiana, una importante labor de enmarque.
Texto: Marta Cuadrado Sánchez. Historia 16
La luz entra en el interior de la nave por cuatro ventanas, dos a cada lado de la estancia. Son vanos formados por arcos de medio
punto situados entre los contrafuertes.
Lo mas original es que el edificio
dispone de dos fachadas-miradores, una situada al oeste y el principal en el este.
Y decimos el principal porque este mirador se ha convertido en el
símbolo turístico de Asturias.
Estos miradores quedan separados de la planta noble por unos muros pantalla a los que se abren tres arcos apoyados en columnas y que pueden
ser cerrados por batientes de madera. En la parte superior de este muro podemos ver una ventana que se corresponde con la cámara
supraabsidial propia del arte asturiano.
Los miradores son espacios rectangulares abiertos a los cuatro costados que se cubren con bóveda de cañón con un sólo
arco fajón. El triple vano apoya en cuatro columnas de fuste sogueado, dos de ellas exentas y las otras dos entregas. Las columnas llevan
capiteles de
tradición corintia. Los arcos que lo forman son de medio punto peraltados, siendo el central un poco más alto que sus gemelos.
Las fachadas de los miradores se organizan en tres cuerpos deslindados cada uno de ellos por medio
de impostas decoradas con estrías, que repiten los mismos motivos que se utilizan en
arcos y contrafuertes del edificio.
El primer y segundo piso se corresponden con la división interna del edificio, pero el
tercero es falso. En él se dispone una ventana trífora enmarcada por bandas verticales y
terminadas en grandes medallones. Los arcos de medio punto peraltados apoyan en dobles columnas gemelas de fuste
estriado y collarino sogueado. Da acceso a la llamada cámara del tesoro, pero que en este caso no existe.
La fachada este, esta formado por una gran ventana tripartita, en cuyo interior podemos ver una copia del
primitivo ara-altar de la iglesia de San Miguel de Lillo y cuyo original se encuentra en el Museo Arqueológico.
En esta fachada encontramos dos medallones con cuadrúpedos en su centro y elevándose sobre ellos
dos fajas grabadas, una de ellas con la
Cruz de los Ángeles. En el centro de ambas fajas una
ventana de tres vanos con arquería corresponde a la cámara alta o
cámara del tesoro de la que ya hemos hablado.
Las columnas de este mirador
presentan fustes de decoración sogueada y capiteles de tradición corintia.
Los arcos que sustentan las columnas son de medio punto muy peraltados, el central más alto
y ancho que los laterales. Por debajo de
este mirador encontramos tres vanos o ventanas con arcos de medio punto y que se
corresponden con la sala de baños de la planta inferior del edificio.
Alrededor de estas ventanas una faja con estrías recorre su perímetro.
El ara se alza sobre un podio de forma prismática construido a base de sillares. La mesa
presenta en su parte inferior una cavidad para guardar las posibles reliquias y lleva en el
reborde una franja decorativa a base de hojas de hiedra.
La inscripción del ara citada, que trata de una oración penitencial de
carácter privado dice:
Christe filivs dei qui in vtero virginis beatae mariae in gressvs es sine hv
mana conteptione et egressvs sine corrvptione qvi per famvlvm
tvvm ranimirvm principe gloriosvm cvm paterna regina conivge renovasti hoc
habitacvlvm nimia vetvstate consvmptvm et pro eis aedificasti hanc haram benedic
tionis gloriosae sanctae mariae in locvm hvnc svmmvm exavdi eos de caelorum habitacvlo tvo et dimitte pecca
ta eorvm qvi vivis et regnas per infinita saecvla saecvlorvm amen
die VIIII0 kalendas ivlias era DCCCLXXXVIA
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Cuya traducción sería:
Cristo, hijo de Dios, que entraste en el vientre de la Virgen Santa María sin
concepción humana y saliste sin corrupción; que mediante tu siervo Ramiro príncipe
glorioso con la reina cónyuge Paterna renovaste esta morada consumida por la mucha
antigüedad, y por medio de ellos edificaste este ara de bendición a la gloriosa
Santa María en este lugar elevado; óyelos desde tu morada de los cielos y
perdona sus pecados. Que vives y reinas por los infinitos siglos de los siglos,
amén. Día noveno de las kalendas de julio de la era 886 (23 de junio de 848).

La fachada oeste es muy similar a la descrita pero su mayor diferencia, es que en lugar
de los tres vanos que iluminan la planta inferior en la fachada descrita, en esta se sustituye por una puerta
con arco de medio de punto que permite el acceso a habitación de uso desconocido de la que ya hemos hablado.
Ambos miradores se cree deberían ir cerradas con barandillas y celosías.
El paso desde la nave central de la planta superior a los miradores se realiza a través de tres puertas
con arcos de medio punto o triple arquería. Los tímpanos de estos arcos están
cerrados por hormigón en una reforma reciente para dejar espacio a las puertas de
madera que dan paso al mirador. Encima de este conjunto un muro cierra la parte
que llega hasta la bóveda, sólo interrumpido por la existencia de un vano.
Se piensa que el interior del edificio estaría estucado contando con decoración
pictórica, hoy desaparecida. El suelo está formado por un enlosado sobre el que se
superpone un lecho de cantos y un "opus signinum" de baja calidad.
En cuanto a la decoración interior, lo que nos ha llegado es la decoración en los
capiteles de las columnas, tallas en las fajas y los medallones que adornan todo
el edificio. Los temas van desde los geométricos y vegetales hasta animales. Se trata
básicamente de medallones de inspiración bizantina. Es una decoración
escultórica y dependiente de la arquitectura, se considera que los mismos elementos
arquitectónicos adquieren en si mismos valor decorativo. Se han contado hasta treinta y dos
medallones.
Tradicionalmente se ha propuesto una filiación visigoda para explicar la procedencia de los
capiteles de la planta noble del edificio del Naranco, sobre los que descansan los arcos fajones.
La decoración historiada, en este caso cuadrupedos en actitud afrontada, y la importante labor
de sogueado, que envuelve el collarino y divide la cesta del capitel en triángulos, contribuyen
a crear una cierta sensación de "horror vacui". Esta representación plástica responde
fundamentalmente a una intención puramente decorativa, no pudiendo advertirse en el
conjunto del programa iconográfico intencionado.
Texto: Marta Cuadrado Sánchez.
Por último comentar que todo edificio se cubre con una techumbre a doble vertiente.
Santa María del Naranco en el recuerdo
Ficha técnica
Fecha de realización página: 15 de Diciembre de 2.005
Fecha última modificación: 22 de Marzo de 2.009
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