Los persas fueron un pueblo nómada de origen indoeuropeo que se asentaron en el actual Irán, en un territorio que no necesariamente se corresponde con las
actuales fronteras de este país, pero grosso modo así lo consideraremos para una mejor identificación. Este pueblo persa formaba parte de un imperio aún mayor, conocido
como imperio medo (Media) que desarrolló su historia entre inicios del siglo VIII a. C. y mediados del siglo VI a. C. La capital de Media, era la ciudad ya desaparecida de
Ecbatana, hoy Hamadán en Irán.
Los orígenes más remotos de estos pueblos se remontan al siglo XIX a. C. cuando tribus nómadas emigraron del Cáucaso al golfo Pérsico. Estos pueblos de raza
aria (indoeuropeos) fueron los medos (mada) y los persas (parsa). Con el tiempo los vemos asentados en "Iranshahar" (el país de los arios) en territorio del actual
Irán. Los medos al norte; los persas al sur, en Fars.
Serán los medos quienes prosperen en el nuevo territorio, extendiéndose hacia el oeste por Mesopotamia y Asia Menor y hacia el este, por el actual Afganistán. Los
persas serían uno de los pueblos integrados en el mundo medo.
Según el historiador griego Herodoto, el primer rey medo fue Deyoces (728 a. C. - 675 a. C.) que unificó todas las tribus medas en un imperio que se extendía por
el actual Irán y la parte oriental de la actual Turquía (Anatolia). Ectabana será la capital meda. A Deyoces le sucedió su hijo Fraortes (675 a. C. - 653 a. C.) a quien
se le debe someter a los persas a su imperio. Fraortes moriría luchando contra Asurbanipal, rey de Asiria. A la muerte del rey medo, el imperio entra en un periodo de
interregno, en la cual un pueblo surgido de las estepas asiáticas "los escitas" se hacen con el control de Media, este periodo se prolonga entre 653 a. C. y 625 a. C., cuando
Ciáxares, hijo de Fraortes los expulsa y se hace con el control de Media. Ciáxares (625 a. C. - 585 a. C.), el rey más conocido del imperio medo, reforma el ejercito y en
coalición con los babilonios, conquista la ciudad asiria de Ninivé (612 a. C.) dando por finalizado el imperio asirio para siempre.
El último rey de los medos, Astiages (585 a. C. - ca. 550 a. C.), hijo de Ciáxares,
ante la importancia que iba tomando el pueblo persa en el interior de su imperio, casó a su hija
Mandanae con el persa Cambises, hijo de Ciro I del clan persa de los aqueménidas.
La dinastía aqueménida toma su nombre de un jefe tribal de nombre Aquémenes (Hakhamanish),
del cual se duda su existencia real. Aquémenes pertenecía al clan de los pasagarda (parsuash)
y bajo su autoridad había unido al resto de las tribus persas hacia el 681 a. C. El sucesor de Aquémenes, será su hijo Teispes, y a este su hijo Ciro I (652 a. C. - 600 a. C.).
El hijo de Ciro I será Cambises I (600 a. C. - 559 a. C.) y el hijo de este último Ciro II.
De la unión de la meda Mandanae y el persa Cambises, nació un hijo de nombre Ciro, conocido en la historia como Ciro II el Grande y al que se
considera fundador del imperio persa aqueménida. Haciendo una pausa en el camino,
añadiremos que además de Mandanae, Astiages tuvo otra hija de nombre Amytis, casada con el rey de Babilonia Nabucodonosor II, y que por amor a ella mandó construir los
jardines colgantes de Babilonia, para que esta no sintiera tristeza de su añorada Media.
Ciro II el Grande (550 a. C. - 530 a. C.).
Cuando Ciro heredó el trono persa de su padre Cambises (559 a. C.), comenzaron los problemas con Astiages su abuelo materno, rey de los medos. Finalmente en una
corta batalla que tuvo lugar en los llanos de Pasagarda, Ciro venció a su abuelo, al pasarse la nobleza meda descontenta con su rey Astiages y con ellos el ejercito a su bando.
Ciro destronó a Astiages y se apoderó del imperio medo que pasó a llamarse imperio persa, imperio aqueménida o en ocasiones imperio medopersa.
Dueño del imperio medo, Ciro II se lanza a la conquista de los pueblos de alrededor. En 546 a. C. conquista manu militari el reino de
Lidia, aliado de su abuelo Astiages y el reino mas rico de la antigüedad, con el rey Creso (560 a. C. - 546 a. C.) a su cabeza. En 547 a. C., Creso ataca la ciudad
medo-persa de Pteria y convierte a la población en esclavos. Ciro II sale al encuentro de Creso y tiene lugar la batalla de Pteria (547 a. C.) donde no hay un
claro vencedor. Creso se retira a pasar el invierno en su capital Sardes en la creencia que Ciro haría lo mismo, pero este no espera y en un rápido avance se presenta
ante las murallas de Sardes. En la batalla de Timbrea (546 a. C.) los persas derrotan a los lidios y pocos días después la capital Sardes cae en manos de los persas. El
reino de Lida queda en manos de Ciro II y ya es dueño de toda Anatolia.
Lidia era un reino situado en la parte
occidental de la actual Turquía, sus costas estaban bañadas por el mar Mediterráneo, el mar Negro y el Egeo. Además Lidia pasa por ser el primer lugar del mundo donde se
acuñó y se utilizó moneda. Después de la conquista de Lidia, Creso sería hecho prisionero
en su capital y después de una rocambolesca historia ejecutado. Con la victoria sobre Lidia, Ciro tendrá acceso a las colonias jonias del mar Egeo en la
costa de Asia Menor.
Según una leyenda, el rey Creso solicitó al oráculo de Apolo en Delfos (actual Grecia), la conveniencia de iniciar la guerra con los persas, la pitia (pitonisa)
profetizó: que si comenzaba la guerra, se perdería
un gran reino. Creso pensó que el reino que se perdería sería el persa, pero en su lugar el reino que se perdió era el suyo propio, con lo cual el oráculo no se equivocó. De
cualquier modo tanto si ganaba como si era derrotado se iba a perder un gran reino, por lo que la pitonisa jugaba con ventaja a "caballo ganador".
En 539 a. C. Ciro II se apodera de Babilonia sin lucha, con la conquista de esta ciudad se da por finalizado el conocido como imperio neobabilónico.
Ciro destrona al rey babilónico Nabónido (556 a. C. - 539 a. C.), el cual se encontraba enemistado con la casta sacerdotal pues había arrinconado al dios local
Marduk del panteón babilónico. En 533 a. C., Ciro somete las ciudades del valle del Indo, en la región de Gandhara.
En este momento el imperio persa es ya por
extensión el mas grande del mundo. Toda la actual Turquía, Canáan (Israel), Mesopotamia (Iraq), y el actual Irán forman ya un imperio inmenso. Será Ciro II quien
autorice a los judíos cautivos en Babilonia desde los tiempos de Nabucodonosor II, que puedan regresar a Palestina y reconstruir su templo en Jerusalén.
A continuación el rey Ciro II pone sus ojos en las estepas de Asia central, en el territorio de los "masagetas" a cuyo frente se encontraba la reina Tomiris, con capital en
Bactria. Los masagetas eran un pueblo de las estepas que ocupaban un territorio situado entre el mar de Aral y el mar Caspio.
En un primer enfrentamiento los persas de Ciro derrotan al ejercito masageta que se encontraba comandado por el hijo de Tomiris, este es asesinado y la reina
jura venganza contra Ciro. En un segundo enfrentamiento la derrota es total para el ejercito persa y Ciro muere en la batalla (530 a. C.).
La reina Tomiris toma su venganza con el cadáver del rey persa, le corta la cabeza y la introduce en una cuba de vino ya que había prometido que la muerte de su
hijo sería vengada y ahogada en sangre.
Los restos de Ciro el grande serían llevados a Pasagarda, ciudad del sur de Persia y en un sencillo mausoleo fueron depositados sus restos, mausoleo que a día de hoy
todavía se conserva.
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Cambises II (529 a. C. - 522 a. C.)
A la muerte de Ciro II le sucede en el trono de Persia, su hijo Cambises II cuyo mayor logro fue la conquista del Egipto faraónico. El nuevo rey establecerá su centro
de operaciones en Babilonia y desde aquí partirá hacia Egipto. Cambises derrotó al joven e inexperto
faraón Psamético III en la batalla de Pelusio (Egipto) en 525 a. C. que murió en la batalla. Cambises se proclamó faraón de Egipto dando comienzo a la
XXVII dinastía egipcia dentro del imperio persa. Cambises además integraría al imperio persa, la franja costera de Libia y el litoral griego del norte de África.
De Cambises II y Egipto se recuerda una historia (no sabemos si leyenda) en la cual, el rey persa envío en 524 a. C. un ejercito de 50.000 hombres al oasis de Siwa en un
territorio completamente desértico al oeste de Egipto. Este ejercito desapareció misteriosamente en su totalidad, no sabemos si tragado por las arenas del
desierto, si las tropas desertaron o en definitiva si se volatilizaron pues nunca más se supo de ellos. Siwa se haría famosa ya que dos siglos después, Alejandro Magno visitaría el
oráculo de Amón en Siwa, donde este le confirmó que efectivamente él, era el hijo del dios Amón y por lo tanto llamado a ser el nuevo faraón de Egipto.
En ausencia de Cambises, su hermano Bardiya, también conocido como Esmerdis, se subleva y se proclama rey con el apoyo de la nobleza meda, no tuvo
oportunidad Cambises de luchar contra su hermano pues muere en algún lugar de Siria, cuando regresaba de Egipto. Su muerte pudo ser accidental (de una
caída del caballo) y según otras fuentes, Cambises se suicidó.
Proclamado rey Bardiya (522 a. C.), no tiene tiempo de disfrutar del poder, un noble
persa, pariente lejano de Ciro II el grande, lo asesina en su tienda de campaña y se proclama rey, su nombre pasará a la historia como Dario I el grande. De
Bardiya se cuenta una historia-leyenda según la cual un mago (sacerdote mazdeista) de nombre Gaumata se hizo pasar por Bardiya a quien previamente
había asesinado y que este sería el personaje a quien Dario dio muerte.
Podría ser esta historia una maniobra propagandística de Dario I para justificar el asesinato de Bardiya y legitimar su ascenso al poder.
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Dario I el Grande (522 a. C. - 486 a. C.)
aunque del linaje aqueménida, era hijo de Histapes y de Atosa,
fue un rey usurpador, no obstante fue el verdadero organizador del imperio persa. Hasta el momento el imperio persa era un conglomerado
de naciones unidas por un "rey de reyes" o "Gran Rey" (también conocido como shah),
pero cada una con sus propias leyes, su propia religión y sus propias costumbres, solo estaban sujetas a dos
condiciones: el pago de los tributos correspondientes y el envío de tropas cuando el "Gran Rey" lo necesitara.
Una vez sofocadas las revueltas provocadas por la sucesión, Dario I puso manos a la obra para organizar el imperio. Una de las primeras medidas
fue dividir el imperio en veintitrés "satrapías" (provincias), al frente de las cuales puso en cada una a un "sátrapa" (gobernador) con plenos poderes. El sátrapa era aconsejado
por un general (encargado de los asuntos militares) y un secretario de estado (encargado de los asuntos civiles). Los sátrapas eran personas de confianza de Dario (familiares o
personas de su círculo íntimo). No obstante Dario tenía una amplia red de espías que le informaban puntualmente de todo lo que sucedía en cada satrapía.
Los reyes persas eran itinerantes, acudían allá donde fuera necesario, sin embargo ya desde los tiempos de Ciro habían una serie de ciudades principales que ejercían
como capitales. Dada la inmensidad del imperio, Dario instituyó cuatro capitales: Pasagarda (antigua capital persa),
Susa (antigua capital de Elam), Ecbatana (la antigua capital meda) y Babilonia (antigua capital de Mesopotamia). A estas habría que incluir una quinta ciudad: Persépolis,
comenzada a construir hacia 518 a. C. por el rey Dario como ciudad palatina a mayor gloria de su persona y que sería terminada y ampliada por sus sucesores Jerjes y Artajerjes.
En ella construiría su palacio y desde ella ejercería poder absoluto sobre todo el imperio.
Persépolis será una ciudad símbolo representativo del poder, esplendor y riqueza de Dario, más que una capital administrativa, además de ser el lugar escogido para ser
enterrado a su muerte.
Persépolis es el nombre que le dieron los griegos, para los persas era Parsa.
Construí este lugar así como Ahura Mazda lo hubiera construido.
La principal celebración que se realizaba en Persépolis, era la llegada del año nuevo (Now Rooz, o No-Rooz) que para los persas mazdeistas
daba inicio a la primavera, y era el momento en
que todos los pueblos y razas que formaban parte del imperio, entregaban tributos y regalos al Rey de Reyes. Las veintitrés satrapías debían acudir a Persépolis, para lo cual
en ocasiones tenían que salir con meses de antelación. Aunque Persépolis era por excelencia la ciudad de Dario, no pudo disfrutar mucho de ella, sería su hijo Jerjes I
quien realice la gran mayoría de sus construcciones.
Tiene la característica que la ciudad fue levantada sobre una explanada de piedra tallada por trabajadores libres y no
por esclavos como solía ser habitual. En un territorio desértico y militarmente poco defendible, Dario mandó levantar una inmensa ciudadela palatina.
En su interior se ubicaban toda una serie de construcciones de distintas características: la Apadana también conocida como "salón de recepciones". Iniciada por
Dario y terminada por su hijo Jerjes, era una gran sala con capacidad para albergar 10.000 personas y que alzaba 20 metros de altura
con 72 columnas de las que se conservan trece, la
sala se cerraba con una techumbre de madera de ciprés traídos del Líbano. Los capiteles de las columnas tenían formas de animales unidos por el torso.
Aquí Dario recibía las embajadas y los tributos de las satrapías siguiendo un rígido y estricto protocolo.
En esta ciudadela también encontrábamos otras salas importantes: la sala de las cien
columnas o salón del trono, mandada levantar por Jerjes y terminada por su hijo Artajerjes. Otra sala importante era la tesorería, mandada construir por
Dario I. Además encontramos el palacio de Dario I, el palacio de Jerjes I
y la casa del harén entre otras edificaciones. En Persépolis se hablaban las tres lenguas oficiales del imperio: el persa antiguo, el elamita y el babilonio, una
lengua derivada del acadio que se hablaba en gran parte de Oriente Medio.
La única entrada al recinto se hacía a través de una puerta conocida como "puerta de las naciones" o "puerta
de Jerjes", muy conocida porque estaba flanqueada por gigantescos toros alados con cabezas humanas barbadas y tocados con el típico gorro persa.
De ella solo se conservan dos de los toros.
La ciudad sería destruida por Alejandro Magno en 331 a. C. en represalia por la destrucción de Atenas en la segunda guerra médica.
En el estricto protocolo persa hay algunos aspectos curiosos, uno de ellos es que todos los cortesanos incluida la familia real y todos los visitantes tenían que
permanecer de rodillas mientras Dario estuviera presente, solo unos pocos miembros de la realeza y de la nobleza
podían permanecer de pie y además sin mirarlo a los ojos. Dario por otra parte permanecía sentado en su trono. Otro
aspecto curioso es que los presentes debían tener las manos ocultas entre la ropa; esta curiosa costumbre recogida del mundo medo
era tan simple como evitar que se pudieran cometer atentados contra la vida del rey. Otros aspectos del protocolo, es que en la corte persa estaba mal visto reír en público y la
familia real no podía hacer preguntas y solo podían responder con monosílabos.
Una de las reformas que impuso en todo el imperio fue el uso de la moneda, pues hasta ese momento, los intercambios comerciales se hacían mediante trueque (intercambio
de mercaderías). También el pago de tributos se hacía en especie, lo que ocasionaba un quebradero de cabeza para los administradores persas.
La moneda nacional fue llamada el dárico cuyo nombre no procede de Dario, sino del hecho que estaba acuñada en oro, que como todo el mundo sabe es dorado.
Junto al dárico circulaba una moneda de plata de menor valor llamado siclo. Dario fue además impulsor de una institución que hoy llamaríamos "entidades de crédito",
por el cual el Estado prestaba pequeñas cantidades de dinero a cambio de un interés.
El inmenso imperio persa estaba formado a su vez por un gigantesco ejercito de todas las procedencias y de todas las lenguas. La principal unidad del ejercito eran
"los inmortales", un cuerpo de infantería formada por 10.000 hombres. La única condición que se imponía a esta unidad es que su procedencia
fuera meda o persa. El número de soldados que formaban esta unidad era fija siempre (10.000) cuando un hombre moría o enfermaba, era sustituido inmediatamente
por otro, por lo que el número nunca variaba, de ahí que se tuviera la sensación que no morían nunca y eran inmortales. Aunque existe la creencia de que los inmortales
eran la guardia personal del rey, no es cierto, eran una unidad de infantería del ejercito, y si es cierto, que la guardia personal del rey procedía de esta unidad, pero su número
rondaba los 1.000 soldados. Dario antes de proclamarse rey, fue comandante en esta unidad.
Un imperio tan grande era imposible de mantener sin una red de carreteras adecuadas, la principal unía
Sardes (antigua capital de Lidia) y Susa en Irán, esta calzada era llamada "Camino Real" y por ella solo
podían circular los correos imperiales (cuerpo creado por Dario) y los funcionarios
o gobernadores autorizados por el emperador. El resto de las calzadas del imperio eran carreteras pavimentadas aptas para el paso de carros y unían las ciudades mas
importantes del imperio. El camino real era una antigua calzada de origen asirio, que el rey Dario se encargó de reconstruir y mejorar. Los correos se desplazaban por los caminos
montados a caballo y efectuando relevos entre postas o posadas donde se relevaban los caballos y los mensajeros cada cierto tiempo.
Dario practicaba la religión mazdeista, fundada por Zoroastro (Zaratustra) y cuya principal divinidad era Ahura Mazda. En líneas generales el mazdeismo era una
religión dual: frente al bien estaba el mal, frente a la verdad, la mentira, el día y la noche etc. Ahura Mazda era la representación del bien. Con Dario la religión mazdeista se
convierte en religión oficial del imperio, pero no por ello se abandonan las religiones de las distintas satrapías. De la vida personal de Zoroastro se desconoce todo,
se especula con su lugar de nacimiento (Persia o Afganistán) pero con la fecha de su nacimiento no hay acuerdo. Su doctrina se conoce a través de escritos posteriores y
poco mas. Los sacerdotes del culto mazdeista eran conocidos como "magos".
El imperio persa aqueménida de Dario alcazaba desde el río Indo hasta Egipto, parte de Afganistán, Siria, Palestina,
Mesopotamia, Irán (Persia), Turquía y amplias zonas de las
estepas del sur de Rusia, el mayor imperio de la historia, un imperio mundial, prácticamente no había reino ya que conquistar en Asia.
En 499 a. C. la ciudad de Mileto junto con su rey Aristágoras se subleva contra el imperio persa y recibe el apoyo de las ciudades
helenas de Atenas y Eretria. Esparta se mantuvo al margen. Mileto de cultura helénica se encontraba bajo dominio persa en la costa jónica de Asia Menor.
En 498 a. C. los sublevados conquistan la importante ciudad de Sardes, la antigua capital de Lidia. La sublevación se extiende a Caria y Chipre.
Finalmente en 494 a. C. Dario I toma las ciudades sublevadas, el rey Aristágoras huye a Tracia donde morirá luchando contra los tracios.
Como represalia por la ayuda prestada por las ciudades helenas a sus hermanos de Jonia, Dario pone su vista en la Hélade (actual Grecia).
En 513 a. C. conquista Tracia (hoy en parte, territorio búlgaro) y Macedonia tuvo que declararse vasallo de Persia.
Esta operación terrestre tenía como objetivo rodear la península helena por el norte.
El siguiente paso fue la propia península helena, en 492 a. C., Dario I envía un ejercito que cruza el Helesponto al mando de su yerno Mardonio.
Después de penetrar victoriosamente por tierra y por mar, la mitad de la flota persa es hundida por una tempestad a la altura del monte Athos y Mardonio
tiene que regresar a Persia. En 490 a. C. Dario I envía
un segundo ejercito, que penetra en la Hélade por el sur a través del Egeo. Al frente del ejercito persa se encuentran Datis (de origen medo)
y Artafernes. Es el inicio de la primera guerra médica.
Los persas conquistan la isla de Naxos, desembarcan en la costa helena y toman: Eubea, Caristo y Eretria.
Solo dos ciudades se oponen a Persia: Atenas y Platea, Esparta se desmarca de ayudar a estas ciudades pues estaban inmersos en festividades sagradas (fiestas carneas).
Finalmente los ejércitos helenos se enfrentan al persa en la llanura
de Maratón, con resultado de clara victoria de los helenos (septiembre de 490 a. C.). El mando de las tropas
helenas en Maratón las tenía el ateniense Milcíades, y junto a él, Temístocles, Arístides, Calímaco y un general de Platea en el ala izquierda,
mientras que las tropas persas estaban comandadas por Artafernes (hermanastro de Dario I), ya que Datis marchaba por mar hacia Atenas. El término "médica"
proviene de los antiguos medos, pues los helenos todavía llamaban a los persas con el nombre de medos. La victoria helena fue consecuencia de una mala estrategia militar
de los persas, un profundo sentimiento griego de luchar y morir por su tierra, y una superioridad militar en base a su mejor armamento,
mejor equipo y una excelente utilización de unidades militares integradas en una nueva manera de combatir: las falanges.
Las carreras de maratón que se celebran actualmente tienen su origen en esta famosa batalla. Aunque el número de intervinientes es más que dudoso, las tropas
helenas podían contar con 10.000 hoplitas (9.000 atenienses y 1.000 de Platea), mientras que los persas podrían ser entre 20.000 y 30.000 efectivos.
Se cuenta que después de la victoria, un
hoplita ateniense de nombre Filípides, fue encargado de llevar la noticia a Atenas con el fin de dar aviso de la victoria y comunicar que la flota naval persa se acercaba a la ciudad,
en el momento de dar la noticia, el soldado cayó fulminado al suelo por el esfuerzo realizado. Se considera que en el enfrentamiento de Maratón, murieron
unos 6.000 persas frente a 192 helenos.
Con la batalla de Maratón los persas se retiran a sus fronteras derrotados, aunque es justo decir, que para el ingente mundo persa esta derrota no era nada
significativa y en nada afectaba a su poder militar. Con esta batalla finaliza la primera guerra médica.
Inmediatamente Dario empieza los preparativos para volver a invadir la Hélade, pero en 486 a. C. muere y le sucede en el trono su hijo Jerjes I. Dario fue enterrado
en una tumba excavada en la roca, cerca de la ciudad de Persépolis.
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Jerjes I (486 a. C. - 465 a. C.) hijo de Dario I.
El rey aqueménida se dispuso a vengar la derrota de su padre frente a las polies griegas diez años atrás. El ejercito persa compuesto por 200.000 hombres de todas partes
del imperio, cruza el Helesponto (hoy estrecho de los Dardanelos)
construyendo un puente de barcas e invade la península helena, comienza la segunda guerra médica (480 a. C. - 479 a. C.).
Una coalición de ciudades griegas entre las que destacan Corinto, Atenas y Esparta se disponen al enfrentamiento con los persas.
Heródoto, historiador griego, cuenta al respecto del puente de barcas tendido por los persas, que construyeron un primer puente de barcas pero una tormenta se lo llevó
por delante. Jerjes contrariado ordenó a sus torturadores que azotaran al mar como castigo al dios Poseidón, señor de los mares. El rey persa construyó un segundo puente
de barcas y esta vez si, las tropas pudieron pasar sin mayores complicaciones, el castigo infligido a Poseidón, debió dar sus frutos.
Los gobernantes helenos decidieron consultar al oráculo de Delfos lo que debían hacer, la respuesta fue: "Salamina llevará la muerte a los hijos de muchas madres, pero
los griegos serán salvados por una muralla de madera". Desorientados por la respuesta, el general ateniense Temístocles consideraba que el oráculo hablaba de la flota
griega (muralla de madera), mientras que otros dirigentes hablaban de construir una muralla de madera alrededor de Atenas.
Unos pocos optaron por esta solución y el tiempo les haría ver que se habían equivocado.
Mientras tanto el rey
Leónidas con sus 300 espartanos intenta retrasar el avance persa en el estrecho paso de las Termópilas (septiembre de 480 a. C.).
En las Termópilas un gigantesco ejercito persa se enfrenta a Leónidas, con el general Hidarnes al frente de los inmortales. En el ejercito aqueménida, tropas medas, persas y
elamitas entre otras. Por su parte frente a estos, los 300 espartanos de Leónidas junto con algunas tropas tebanas, tespios, focenses y locrios, unos 4.000 hombres.
Leónidas logra detener a las tropas persas en el estrecho desfiladero, pero un campesino de la región de nombre Efíaltes, enseña a los persas un camino oculto entre las
elevaciones y estos caen sobre la retaguardia helena. Leónidas y sus trescientos compañeros caen muertos en la batalla, el resto escapan o son hechos prisioneros.
Simultáneamente a la batalla en el paso de las Termópilas, tiene lugar la batalla
naval del cabo Artemisio, donde la coalición helena comandadas por el espartano Euribíades y el ateniense Temístocles es derrotada.
Jerjes I entra en la ciudad de Atenas y la destruye a pesar de su muralla de madera, pues los atenienses habían huido de la ciudad ante la imposibilidad de
defenderla, aquellos que se habían quedado fueron pasados a cuchillo.
En el saqueo es destruida la acrópolis. Los atenienses refugiados en Corinto se preparan para enfrentarse a los persas.
El encuentro se produciría en la bahía de Salamina donde la flota griega estaba resguardada.
Temístocles decidió engañar a Jerjes, para ello envió al campamento persa a Sicinnus, un criado de su total confianza, este haciéndose pasar por un traidor le hizo
creer a Jerjes que la flota ateniense se estaba retirando, el rey persa creyó ver su oportunidad y encaminó su flota a la bahía de Salamina, donde le esperaba la
flota griega que jugaba en terreno propio.
La batalla naval de Salamina tiene lugar quince días después de lo acontecido en las Termópilas. Jerjes desde una colina cercana (el monte Aegaleo) pudo ver el desarrollo de la batalla.
La flota de Jerjes integrada por naves persas, jonias, egipcias, cilicias y fenicias se podría estimar en 700/800 barcos, mientras que la flota ateniense
podría contar con 360/400 naves. Al mando
de las naves helenas se encontraban el espartano Euribíades y el ateniense Temístocles, siendo este último el que tenía la última palabra. Por parte persa la flota estaba
mandada por el hermanastro del rey, Ariamenes (Ariabignes).
Con la flota persa luchaba Artemisia de Halicarnaso, reina de Caria, ciudad de Asia Menor aliada de Persia.
La batalla de Salamina tuvo lugar en 29 de septiembre de 480 a. C. y la victoria fue para las ciudades helenas. En la batalla murió el almirante persa Ariamenes y destacó por su
intrepidez y audacia, la reina Artemisia de Halicarnaso, lo que llevó a decir a Jerjes I "que los hombres habían luchado como mujeres y las mujeres como hombres".
Después de esta batalla Jerjes volvió a Persia y dejó el mando de las tropas a su cuñado Mardonio.
El segundo enfrentamiento importante tiene lugar en Platea en 27 de agosto de 479 a. C. En esta batalla terrestre los persas tienen sobre el terreno 120.000 hombres, incluidas tropas
mercenarias aliadas helenas y al mando del general persa Mardonio. Las tropas helenas contaban con cerca de 110.000 soldados de las ciudades de Atenas, Esparta, Tespias y
Platea, al mando del general espartano Pausanias. En la batalla murió Mardonio, lo que puso en retirada a las tropas persas, la victoria helena era ya un hecho. Paralelamente
la flota persa es incendiada por la flota griega en el promontorio jonio de Micala frente a la isla de Samos. En la batalla naval de Micala al frente de la flota griega está Jantipo, padre
de Pericles. Con la derrota de Platea y Micala, los persas se retiraron a sus fronteras y se puede decir que con ellas acabó la segunda guerra médica.
Con Jerjes I el imperio empieza a mostrar síntomas de decadencia. Egipto y Babilonia se rebelan contra el poder persa, y Jerjes I tiene que intervenir, pero el imperio se
mantiene unido en base a la amplia libertad de actuación de la que gozan y que convierte a los distintos sátrapas en verdaderos reyezuelos.
En 465 a. C. Jerjes es asesinado en la ciudad de Susa por un general de su guardia personal. Le sucede su hijo Artajerjes I
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Artajerjes I (465 a. C. - 424 a. C.) hijo y sucesor de Jerjes I y de su esposa Amestris.
Es conocido con el sobrenombre de "longimanos" (el de las manos largas).
En una sucesión bastante conflictiva por el asesinato de su padre, elimina a todos los conspiradores, incluso a miembros de su familia.
Artajerjes se verá obligado a pactar una paz con los helenos, la paz de Calias (ca. 449 a. C.), por la cual Persia les cedía Jonia, en Asia Menor.
Esta independencia jonia es consecuencia directa de la presión helena sobre territorio persa, en una coalición conocida como "Liga de Delos" (478 a. C.) encabezada por
Atenas. Los atenienses hostigan a los persas en Sestos (478 a. C.) y en el río Eurimedonte (468 a. C.) lo que llevará finalmente a la paz de Calias.
Una vez afianzado el poder, el rey persa cambia de estrategia con
las polis griegas, en lugar de atacarles militarmente, adopta una política de sobornos y chantajes a las polis y nobleza helena, avivando las rivalidades entre las ciudades.
El desorden interno que ello provoca hacen perder importancia
el componente heleno y en su lugar y sin mediar actividad militar, los persas se erigen como nación emergente en el mundo egeo.
Artajerjes I no dudó en dar asilo a Temístocles, vencedor griego en la batalla de Salamina contra su padre Jerjes I, que al tener que huir de Grecia por asuntos internos fue
acogido en Persia con todos los honores.
Esta política que tan buenos resultados estaban dando, se trunca con la muerte del rey. A Artajerjes le suceden toda una serie de reyes mediocres o grises que no hacen mas
que mantener el imperio de una manera nominal pero sin poder alguno. Así tenemos a: Jerjes II (424 a. C. - 424 a. C.) hijo legitimo de Artajerjes I y
que solo está en el trono 45 días ya que es envenenado
por su hermanastro ilegitimo Sogdiano (424 a. C. - 423 a. C.) que a su vez fue asesinado por Dario II Noto, también hermanastro ilegitimo.
Sogdiano estuvo en el trono solo seis meses. En ocasiones
ni Jerjes II, ni Sogdiano son citados como reyes persas, pasando la realeza directamente a Dario II Noto desde Artajerjes I.
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Dario II Noto (424 a. C. - 404 a. C.)
era sátrapa de Hircania, hijo de Artajerjes I y de una concubina babilónica. Su reinado estuvo marcado por las constantes sublevaciones en el imperio, los medos,
y Egipto principalmente. Intervino sutilmente en las conocidas como guerras del Peloponeso ayudando a las distintas facciones según sus intereses. Finalmente obtuvo
tributos de las colonias griegas de Asia Menor. Murió en Babilonia en 404 a. C. Su muerte daría comienzo a un nuevo periodo de luchas fraticidas.
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Artajerjes II (404 a. C. - 358 a. C.) de sobrenombre Mnemón (por su gran memoria).
Hijo y sucesor de Dario II y de su esposa, la intrigante Parisátide. Al inicio de su reinado tuvo que luchar contra su hermano menor "Ciro el joven" (sátrapa de Asia Menor) a quien
derrotó en la batalla de Cunaxa, cerca de Babilonia (401 a. C.) y que murió en la batalla.
El reinado de Artajerjes II estuvo sujeto a un debilitamiento general del imperio persa mezclado con victorias
militares sobre los pueblos rebelados, en especial sobre Egipto.
Durante el reinado de Artajerjes II y en la batalla antes citada contra su hermano Ciro el joven, se desarrolla la historia escrita por el griego Jenofonte en su libro
la Anábasis o la retirada de los diez mil. En el relato se nos cuenta como después de la derrota de Ciro en la batalla de Cunaxa, el ejercito mercenario griego
que había luchado con Ciro tuvo que retirarse hacia Armenia atravesando territorio persa, la novela narra los sufrimientos que tuvieron que pasar hasta llegar
a la península helena. El autor de la obra Jenofonte, fue uno de los participantes en la expedición.
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Artajerjes III Oco (358 a. C. - 338 a. C.)
Hijo y sucesor de Artajerjes II. Su reinado dio comienzo con el asesinato de un gran número de miembros de la familia real que pudieran hacer sombra a su elección.
Particularmente salvaje fue el asesinato de todos sus hermanastros que se disputaban el trono. Esta situación era algo habitual, los reyes persas tenían gran número
de concubinas y también gran número de hijos de ellas, por lo que todos se consideraban con derecho al trono pues aunque de distintas madres todos eran hijos del
rey. A la muerte de un rey, la sucesión podía complicarse y en ocasiones se elegía acabar con los posibles candidatos.
El mayor logro de Artajerjes III fue someter nuevamente a Egipto al poder persa, que hacia tiempo actuaba de manera casi independiente. Realizó expediciones
de castigo contra Egipto, sobre las ciudades de Canáan y sobre las satrapías que se rebelaban contra su poder, ejerciendo sobre ellas una gran crueldad. Fue
asesinado por su médico en una conspiración palaciega encabezada por el visir y eunuco Bagoas.
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Artajerjes IV Arses (338 a. C. - 336 a. C.)
Hijo menor de Artajerjes III, no estaba llamado a la sucesión. La conspiración que había llevado a la tumba a su padre, había sido encabezada por el
visir Bagoas quien inmediatamente puso en el trono a Arses en la creencia que podría dominar al nuevo rey. No fue así, Arses quiso acabar con la vida
de Bagoas y este se adelantó envenenándolo. Puso como nuevo rey a Dario III familiar lejano del difunto rey.
Su breve reinado estuvo marcado por una creciente hostilidad con un reino fuera de sus fronteras que marcaría la vida y la muerte de su sucesor,
este reino era Macedonia y su rey Filipo II.
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Dario III Codomano (336 a. C. - 330 a. C.) último rey de la Persia aqueménida.
Igual que había ocurrido con sus antecesores, el visir y jefe de la guardia Bagoas, pensaba que Dario III sería fácil de manipular. Nuevamente se equivocó, así que
dispuso asesinarlo, pero Dario, conocedor de los antecedentes del visir, le obligó a beber la copa que le servía Bagoas y murió envenenado por sus propias manos.
La vida de Dario III hubiera pasado sin pena ni gloria, si en su camino no se hubiera encontrado con la figura de Alejandro III de Macedonia. Filipo II de Macedonia al frente
de una coalición conocida como liga de Corinto (337 a. C.), integrada por Macedonia y algunas polis griegas ya había comenzado a acosar a las ciudades persas
de Asia Menor en un claro intento de venganza por los daños sufridos en las pasadas guerras médicas por parte de los persas. El asesinato en 336 a. C. de Filipo II de
Macedonia en circunstancias no aclaradas hasta el día de hoy, puso en el trono al hijo de Filipo, Alejandro III, que será conocido como Alejandro Magno.
En 334 a. C. el ejercito de Alejandro de Macedonia cruza el Helesponto (estrecho de los Dardanelos)
e invade Asia Menor y por tanto el imperio persa. Hay un primer enfrentamiento entre persas y helenos en la famosa
batalla del río Gránico (334 a. C.) donde Alejandro sale victorioso frente al comandante persa Memnón de Rodas. Gránico es un río que discurre por el occidente de
Turquía cerca de la antigua ciudad de Troya.
Alejandro decide pasar el invierno en la ciudad de Gordión. En esta ciudad había un carro atado a un yugo por un nudo muy intrincado (el nudo gordiano) que nadie había podido desatar.
Corría la leyenda que aquel que consiguiera desatar el nudo, sería el amo de toda Asia. Alejandro ni se molestó en intentar desatar el nudo; sacando su espada y de un solo
tajo lo cortó, señal inequívoca que sería el amo de Asia y que su victoria sería por la fuerza de las armas. Alejandro comentaría tanto monta cortar como desatar, lema
que siglos después adoptaría nuestro rey Fernando el Católico.
En 333 a. C. Dario III que se había puesto al frente del ejercito, es derrotado en la batalla de
Issos (en la actual Turquía); en la batalla Dario III huye y en el campo de batalla deja a merced de Alejandro a
toda su familia (esposa e hijas). Alejandro tratará a la familia real persa con el respeto que se merecen.
En 332 a. C. Alejandro conquista Tiro (capital de Fenicia), Canáan y Egipto, cerrando el círculo sobre territorio persa.
En Egipto Alejandro fundará la ciudad de Alejandría que llegaría a convertirse en una de las principales ciudades del mundo conocido.
Después de la conquista de Egipto, Dario recluta un gigantesco ejercito en todos los lugares
del imperio y planta cara a Alejandro en Gaugamela (cerca de Mosul en la actual Iraq).
Las fuerzas contendientes se estiman en 50.000 soldados macedonios frente a 250.000 soldados persas de todas las partes del imperio. En 331 a. C. tiene lugar la conocida
como batalla de Gaugamela donde el ejército persa es completamente derrotado y Dario III vuelve a huir. Refugiado en la satrapía de Bactria, allí será asesinado por el
sátrapa Bessos (Beso) y otros conjurados. Alejandro de Macedonia que no deseaba la muerte de Dario, llegó tarde para salvarlo.
Alejandro trató con respeto el cadáver de Dario III y fue llevado a enterrar a Persépolis, la ciudad de los reyes persas.
El asesino Bessos se autoproclamó rey con el nombre de Artajerjes V, pero Alejandro lo capturó y lo mandó ejecutar crucificándolo, que era el castigo estipulado para los
regicidas.
Con la muerte de Dario III (330 a. C.) se pone punto y final al imperio persa aqueménida y Alejandro, un joven general, rey de un pequeño
estado, se convierte en amo del mundo. En 324 a. C. Alejandro contraería matrimonio con una hija de Dario III, Estatira en una clara actuación política para
legitimar vía matrimonio la conquista del imperio persa. Después de la muerte de Alejandro, Roxana otra de las esposas de Alejandro, asesinó a Estatira.
En definitiva el mayor imperio del mundo, el persa, solo había durado 220 años, apenas dos siglos.
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