Capilla del Gremio de Pelaires - San Cristóbal
Sant Cristófol
- (hoy desaparecida)

Los pelaires eran los artesanos que se encargaban del lavado y el cardado de la lana. Con una herramienta llamada "carda" (una especie de cepillo con púas) se separaba el pelo de la lana y se desenredaba esta, dejándola lista para su hilado y manipulación posterior. Este oficio hoy prácticamente desaparecido, tenía mucha importancia en la baja edad media y sus trabajadores se agrupaban en gremios, siendo el de esta actividad conocida como gremio de pelaires o peraires.

Los gremios eran asociaciones formadas por trabajadores de un mismo oficio que tenían como fin diversas iniciativas: el control de calidad de los productos que se confeccionaban, la cualificación y ordenamiento de las personas que formaban el oficio, la ayuda mutua entre los agremiados, obras caritativas y ejercer de interlocutor con las autoridades civiles y religiosas en el ámbito de su oficio.

Desde sus orígenes los pelaires se agruparon en cofradías, la mas antigua creada en 1340 fue puesta bajo la advocación de san Agustín y tenía su capilla oratorio en la iglesia de san Agustín. Fue suprimida en 1349 por participar en las conocidas como guerras de la Unión (1347-1348) en contra del rey Pedro el ceremonioso. Esta cofradía no obstante tenía un fuerte carácter devocional y piadoso.

En 1353 se crea una nueva cofradía, llamada "Cofradía de macips peraires" (oficiales) que años mas tarde se añadiría de la "Santísima Trinidad", tenía su capilla oratorio en la iglesia de san Nicolás, mientras que la sede de la cofradía estaba en una calle en el entonces conocido como cami sent Vicent (hoy calle san Vicente).

En 1388 nace una nueva cofradía, la "Cofradía de mestres peraires" (maestros) que fue puesta bajo el patronazgo de san Miguel y tenía capilla en la iglesia de san Nicolás, mientras que la sede social se encontraba en una casa con huerto junto a las torres de Quart" y la "Casa de la Ballestería" frente al huerto del Tirador (hort del Tirador).

En 1477 ambas cofradías se unieron en una sola, creándose el conocido como gremio de pelaires, y tenían como patrón a san Miguel y a Todos los Santos, pues la capilla de la Santísima Trinidad había cambiado de nombre por Todos los Santos en la iglesia de san Nicolás. La casa gremial junto a las torres de Quart fue vendida en 1479 para el pago de deudas de la cofradía y ante lo deterioraba en que se encontraba.

En 1722 el artista Tomás Comergues realiza para el gremio de pelaires, una monumental escultura de san Cristóbal (sant Cristófol). La escultura de 6,10 metros de altura, salía en procesión en las fiestas de la ciudad y para su traslado tenía que ir arrastrado por una yunta de bueyes, tal era su peso y tamaño, esta escultura fue conocida como san Cristófol dels peraires. La escultura salió por última vez en procesión en 1867 pues el carro que lo transportaba tuvo un problema y al final se decidió que no saliera mas en procesión. Huelga decir que era la imagen procesional que mas admiración despertaba.

Por su descomunal tamaño no tenían las casas gremiales espacio para su guarda y custodia, por lo que se compró un terreno en la actual calle de la Corona, frente al hoy conocido como Asilo del marqués de Campo y en ese terreno se construyó una capilla con suficiente altura para guardar en ella la escultura. La capilla de mas de seis metros de altura, era sin embargo muy estrecha (3,40 x 2,52 metros), justo el espacio para albergar la escultura. La techumbre se resolvía con una cúpula semicircular y el interior se encontraba parcialmente chapado con azulejos en su zócalo. En la parte superior de la portada había un cartel que decía "Asociación lanera de pelaires". En 1908 la capilla que se encontraba en condiciones ruinosas fue demolida y la escultura trasladada a la iglesia de san Miguel. Esta iglesia que se encontraba muy deteriorada, sufrió los efectos de la guerra civil, la escultura fue destruida en 1936 y finalmente la iglesia sería demolida.

Fue la escultura de sant Cristófol dels peraires una de mayores atracciones de la Valencia medieval que hasta el día de hoy ha dejado huella de su paso por la ciudad. Cuando procesionaba la escultura, su descomunal tamaño era la comidilla popular y por todos era conocido que su propietario era el gremio de pelaires, lo cual le daba cierta importancia ante el resto de los gremios procesionales.