Iglesia de San Salvador de Cantamuda
Introducción

Nombre: Iglesia de San Salvador de Cantamuda
Ubicación: San Salvador de Cantamuda. Municipio de La Pernía (Palencia). Comunidad Autónoma de Castilla y León
Comarca: Montaña palentina
La población se sitúa a los pies de la Peña Tremaya (1.441 metros)
Declarada Bien de Interés Cultural el 4 de febrero de 1993
En las cercanías del río Pisuerga y del río Lebanza

Historia

Su fundación se atribuye a inicios del siglo XI a la condesa Elvira Favílaz, esposa de Munio Gómez (conde de la Liébana). Su actual estructura en estilo románico es sin embargo de finales del siglo XII y formaba parte del desaparecido monasterio de San Salvador de Pernía. En documentos conservados en la catedral de León, fechados en los años 1037 y 1069, la condesa viuda Elvira Favílaz dona a la diócesis leonesa, el monasterio de San Salvador que ella había fundado.

El rey de Castilla y León, Alfonso VII el Emperador (r. 1126 - 1157) hace entrega del señorío de Polentinos (Palencia) y el monasterio de San Salvador al obispado de Palencia. En 1181 el rey de Castilla Alfonso VIII (r. 1158 - 1214) ratificó la donación del monasterio de San Salvador de Campo de Muga (monasterium Sancti Salvatoris de Campo de Muga), al obispo de Palencia, Raimundo II (r. 1148 - 1184) a quien además le concede el título de conde de Pernía. Es de este periodo cuando el templo adquiere su actual configuración románica. A partir de ese momento la dignidad episcopal palentina se intitulará también conde de Pernía, este título lo conservaría el obispado de Palencia hasta 1718. En 1478 adquirió el rango de colegiata, intitulación que mantuvo hasta 1851 en que pierde esa condición y pasa a ser iglesia parroquial.

Alrededor de la población y de su iglesia se escucha una leyenda que nos cuenta la procedencia del sobrenombre Cantamuda. Según esta, el conde Munio sospechaba de la virtud de su mujer y en una noche fría y de tormenta, lleno de ira y celos, la montó en una mula coja y ciega, solo acompañada por una sirvienta, sorda y muda. El conde pretendía deshacerse de ella y que se despeñara en su bajada desde el castillo. Como prueba de su inocencia la mula las llevó sanas y salvas hasta la población y a preguntas de las gentes, la muda empezó a contar la historia del malvado conde, quedándose con el apelativo: donde cantó (habló) la muda (cantamuda). La población que llevaba por nombre San Salvador de Tremaya (por la cercana peña Tremaya) cambiaría su nombre por San Salvador de Cantamuda. Enterado el conde del milagro, pidió perdón a su mujer y la acogió nuevamente en el castillo. A raíz de este hecho milagroso, la condesa decidió construir un templo en agradecimiento al Salvador que la había ayudado. Este episodio fue recogido por el escritor y jurista Matías Barrio Mier (* Verdeña, Palencia 10-02-1844 † Madrid 23-06-1909) con el título La venganza del conde.

Más fiabilidad parece tener la explicación histórica. La población nació alrededor del monasterio de San Salvador, hasta el siglo XVI se le conocía como San Salvador de Campo de Muga, pasando más tarde a ser conocido como San Salvador de Cantamuda. La palabra muga de origen prerromano, tiene la acepción de frontera o límite, pues se considera, que en este lugar se reunían los ganados antes de empezar la trashumancia a los pastos altos de montaña; de Campo de Muga pasó a Cantamuda por corrupción fonética.

Características

La iglesia de San Salvador de Cantamuda es uno de los edificios más emblemáticos del románico palentino. Destaca por su unidad arquitectónica, solo rota por los dos añadidos que en nada desmerecen su diseño original. Construida con piedra de sillería y mampostería, inclusive en alguna de sus bóvedas.

Presenta planta de cruz latina con una sola nave de tres tramos, nave de transepto con crucero y tres ábsides semicirculares precedidos por un tramo recto en la cabecera. El ábside de la nave de la epístola (derecho) es usado como sacristía. En la fachada oeste se eleva su magnífica espadaña de tres cuerpos y remate triangular (a piñón). La torrecilla cilíndrica (husillo) situada en la fachada norte, conteniendo la escalera de acceso, es probablemente de 1605 (siglo XVII), mientras que el pórtico meridional es del siglo XVI.

Interior La nave central se cubre con bóveda de cañón ligeramente apuntada y bóveda de crucería simple en el crucero. El ábside central se cubre con bóveda de cuarto de esfera sustentada en cuatro gruesos nervios aristados, mientras que el tramo recto es de cañón. Los nervios descansan a su vez en cuatro semicolumnas con capiteles decorados: uno de ellos con una pareja de bueyes, un segundo con caballos y una serpiente y los dos restantes con decoración de tipo vegetal (piñas). Al nivel intermedio entre las columnas se abren tres ventanas aspilleradas con vistas al exterior.


Ábside central Los ábsides abren al interior de las naves a través de arcos apuntados doblados que se apoyan en columnas pareadas con capiteles decorados con formas vegetales. Pasillos de comunicación entre los ábsides laterales y el central. La escultura del Salvador que preside la capilla y títular del templo es obra del siglo XVI.

El ara del altar es una losa de piedra apoyada en siete columnas, cada una de ellas con el fuste decorado con motivos geométricos, cada uno de ellos distinto (estrías helicoidales, encestados, rombos y ochos). Igual ocurre con los capiteles que toman formas vegetales con algunos pequeños rostros humanos en uno de ellos. Este conjunto columnario se cree pueda proceder del antiguo monasterio de San Salvador y se puede considerar como uno de los hitos del románico hispano.

Ábside nave epístola El ábside lateral derecho (lado de la epístola) se encuentra cerrado por una reja, ya que hace funciones de sacristía. En el frontal pegado a la reja, encontramos un altar con un conjunto columnario de base similar al ara central, pero en este caso formado por tres columnas. Sobre la mesa, el sagrario, obra del siglo XVI realizada en madera policromada y decorada con un relieve de Cristo Resucitado de aspecto musculoso. El cascarón del ábside se encuentra decorado con una techumbre de madera policromada, con decoración de óvalos y ramajes de vivos colores de impronta barroca.

Este ábside ha sido muy modificado y reconstruido por lo que tanto su planta como su decoración interior se muestra algo extraña al resto de la estructura del templo.

Ábside nave evangelio A los pies del ara del ábside lateral en la nave del evangelio, se ha colocado una lauda sepulcral (parte de una tapa de sarcófago), datada entre mediados del siglo IX y principios del XI y considerada obra del arte mozárabe. Fue hallada en unas obras de cimentación del presbiterio en 1970, conserva una inscripción incompleta en latín y está decorada con arcos de herradura y una greca geométrica. La inscripción dice: ALME PIE OPIFE DA VENIAM QUIESCENTI OBITU + FA VOLUERIS EPERARE RA VIDIE DNICO ORA NONA IIN.MS DIDAGO A AS que se puede traducir como: Alma piadosa, Creador da el perdón a quien descansa en la muerte. Siervo de Dios habrás querido esperar ... domingo a las seis de la tarde ... abad Diego ... Esta lápida vendría a confirmar la existencia en este lugar de un edificio anterior a la actual fábrica románica. Sobre la mesa del altar, pequeña imagen del Niño Jesús sujeto a una cruz.

En el muro testero de la nave transepto (lado del evangelio) encontramos un conjunto escultórico con tres figuras algo descontextualizadas. En el centro Cristo en la cruz, imagen gótica del siglo XIV. Flanqueando a Cristo, en un nivel inferior y apoyadas sobre ménsulas, talla de la Virgen María con el Niño Jesús y la Virgen de Rosario con el Niño en brazos.

Coro Ocupando el último tramo a los pies, se encuentra el coro alto. Al mismo se accede por una escalera situada en el lado del evangelio junto a la puerta de entrada. El coro esta realizado completamente en madera. Está presido en su barandilla que asoma a la nave central, por un crucificado de madera. El coro se ilumina a través de una ventana que se corresponde al exterior sobre el vano apuntado que se abre en la fachada principal oeste sobre la puerta de entrada.

Exterior La cabecera está formada por tres ábsides semicirculares, el central mayor que los laterales. El ábside del lado sur está reconstruido y por tanto no guarda la simetría requerida para las cabeceras-tipo del románico. El ábside central se divide horizontalmente en dos mitades separadas por una sencilla imposta, y verticalmente en tres paños separados por dos pilares que en su mitad superior se convierten en columnas pareadas. En cada uno de los paños se abre una ventana. Los capiteles se decoran con entrelazos, aves afrontadas, roleos con frutas, acantos, tréboles y decoración de panales.

La decoración exterior es escasa, destacan los canecillos que corren por los aleros del tejado, los hay de formas zoomorfas, humanas y en mayor proporción cavetos lisos. Entre ellos destaca la figura de un osezno (en una de las esquinas del crucero norte). Entre los capiteles decorados destacamos la ventana sur del crucero, el guardapolvos toma formas de puntas de diamante, el capitel de la derecha con decoración de entrelazos perlados y el de la izquierda con la fisonomía de un rostro humano. También conviene destacar la figura de un pequeño rostro en el fuste de una de las columnas que apoya uno de los vanos inferiores de la espadaña.

Pórtico y accesos de entrada Hacia mediados del siglo XVI se construyó un pórtico cubierto en su fachada sur. De planta rectangular, su fachada más larga se abre al exterior a través de tres arcos de medio punto, mientras que en sus lados menores, solo se abre un vano también de medio punto. En uno de los ángulos del pórtico se colocó un reloj de sol en piedra. El pórtico protege además una de las puertas de acceso, concretamente la portada sur, que suele ser la entrada habitual al templo. La portada de acceso a la iglesia es apuntada, con tres arquivoltas aristadas y guardapolvos. Como único elemento decorativo, podemos ver una serie de adornos de bolas en una de sus arquivoltas.

Una segunda portada es la que se abre en la fachada oeste, es la puerta principal aunque de ordinario permanece cerrada. Encima de esta fachada se levanta la espadaña, uno de los signos de identidad de la iglesia. Esta puerta debía ser la entrada habitual para las gentes del pueblo, mientras que la portada lateral que se abre en el pórtico, era la utilizada para el clero adscrito a la colegiata. La puerta oeste guarda similitudes con la sur, pues ambas son de arco apuntado con tres arquivoltas, en el caso de la portada occidental sin ningún tipo de decoración.

Espadaña Considerada como la más bella del románico hispano. Se eleva en la fachada occidental con 18 metros de altura. Formada por tres cuerpos y cuatro vanos de campanas en dos niveles. El cuerpo inferior queda enmarcado por un gran arco de descarga apuntado, en el que se inserta la portada occidental y una ventana que sirve de iluminación al interior, a la altura del coro. A la izquierda (fachada sur) se alza una pequeña torrecilla cilíndrica (husillo), de principios del siglo XVI, por donde corre la escalera que permite la subida a la espadaña. El remate del ático es a piñón o frontón triangular. Los vanos de campanas del primer piso apoyan en capiteles de entrelazos y hojas estilizadas. Uno de los fustes tiene una pequeña cabeza humana tallada en piedra.



Ficha técnica

Fecha de realización página: 4 de noviembre de 2024
Fecha última modificación:

Lugares de interés de San Salvador de Cantamuda

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