Hacia el año 2500 a. C., Mesopotamia estuvo gobernada durante más de un siglo por el rey de Mari, ciudad-estado situada en el curso medio del Éufrates, en la actual Siria
frontera con la actual Iraq, cercana a una pequeña población llamada Abu-Kémal.
Sería conquistada y saqueada por
Sargón, rey de Acad. Finalizado el poderío acadio, la ciudad se convirtió en capital provincial de un nuevo imperio conocido como III
dinastía de Ur o
imperio neosumerio (2113 a. C. - 2006 a. C.) cuyo primer rey fue Ur-Nammu. Con la desaparición de Ibbi-Sin, último rey de la dinastía
neosumeria, el destino de la ciudad de Mari quedó ligada a una dinastía de pueblos nómadas amorritas
(imperio paleobabilónico).
Después de un periodo de inestabilidad, Samsi-Adat, rey asirio, conquista la ciudad y Mari pasa a la orbita de una
potencia todavía emergente (periodo paleoasirio) como era la asiria.
El rey asirio nombra gobernador a su hijo Iasmah-Adat.
La ciudad de Mari fue descubierta en el año 1933 por el militar francés Emile Cabane. Unos beduinos le indicaron haber encontrado en el desierto una estatua que
sobresalía del suelo. Se trataba de una gran escultura de piedra de 300 kilogramos de peso y que fue identificada como el dios Shamash.
La estatua se encontraba mutilada y sin cabeza, con sus manos juntas a la altura del pecho y la parte inferior del cuerpo con una prenda de vestir
en forma de escamas. Hoy esta escultura es conocida como "estatua Cabane".
A raíz del descubrimiento, el museo del Louvre encargó al
arqueólogo André Parrot las investigaciones y excavaciones arqueológicas del lugar.
En los trabajos de excavación se localizó una estatua en cuyo hombro de podía leer Lamgi-Mari
(rey de Mari), prueba inequívoca de que se trataba de la legendaria ciudad de Mari. Se descubrieron numerosos restos: estatuas, cerámica, restos del zigurat, el palacio real, pero sobre
todo se descubrieron 20.000 tablillas en escritura cuneiforme que arrojaron luz sobre la historia de la ciudad y otras tantas ciudades de Mesopotamia. A la muerte de Parrot, le sucedió
en la dirección de las excavaciones, el también francés Jean-Claude Margueron.
En una de las tablillas se puede leer la carta que Samsi-Adat (rey asirio) escribe a su hijo Iasmah-Adat (rey gobernador de Mari), lo cual nos dice algo de él:
"No eres mas que un niño ... no hay barba en tu mentón ... Mientras tu hermano obtiene victorias militares, tu te pierdes entre las mujeres. Ahora que debes partir a Qanatum
con el ejército, ¡se un hombre! De la misma manera que tu hermano se está creando una fama y una reputación, también tú, en tu tierra, debes forjarte
fama y reputación".
Este rey de Mari, de carácter poco enérgico, sucumbió ante el poder del rey de Babilonia, Hammurabi, que reinó entre 1792 a. C. y 1750 a. C. y unificó todo el país
de los dos ríos.
En 1782 a. C. murió el rey asirio Samsi-Adat y fue elevado al trono de Asiria su hijo Ishme-Dagan, hermano del "flojito" rey de Mari.
Otra carta entre ambos hermanos nos dice: "No tengas miedo. El trono es claramente tuyo, y yo tengo en mi mano a los dioses Adat y Shamash. Tengo muy bien sujeta a la
gente del Elam, al hombre de Esnunna. No tengas miedo. Hasta nuestra muerte -la mía y la tuya-, siempre permanecerás sentado en tu trono". A los pocos meses el rey de
Mari fue destronado por el príncipe de Mari, Zimri-lim (rey entre 1782 a. C. - 1759 a. C.).
Después de un periodo de buenas relaciones entre Hammurabi y Zimri-lim, el primero destrona al segundo, Mari es saqueada e incendiada en 1759 a. C.
Una parte importante de los restos arqueológicos encontrados, fue el palacio real, una construcción rodeada por una enorme muralla, que en algunos de sus tramos
era de 12 metros de espesor.
La muralla se encontraba reforzada por torres. El palacio era un gran complejo palatino, no solo residencia del rey, disponía de: talleres, biblioteca, harén, salas, escuelas de escribas y de
aprendizaje, capillas para el culto privado, cocinas, salón
del trono, habitaciones etc. y también patios descubiertos.
Nada más traspasar la puerta y después de atravesar un vestíbulo de seguridad se llegaba a través de un corredor estrecho y
oscuro a un gran patio descubierto que servía tanto de lugar de reunión como punto de partida hacia el resto del palacio. En el centro de este patio una cisterna distribuía a su vez
agua al resto de las habitaciones a través de un complejo sistema de cañerías.
La presencia de escaleras en el recinto nos hace pensar que el palacio podía disponer de una segunda altura, teniendo en cuenta que
al menos se han contabilizado 300 habitaciones, podemos pensar que el número total de ellas sería muy superior. El palacio se dividía básicamente en tres zonas:
la privada, la pública y la religiosa.
En la zona pública o administrativa se encontraba la "Casa del Orden" (Bit Tertim) que eran las salas destinadas a llevar la administración del palacio.
En otro lugar en la zona religiosa, se encontraban los santuarios, uno de ellos dedicado a la "señora del palacio" (Belet-Ekallim). La zona privada reservada a la
zona palaciega, en esta se encontraba el salón del trono (11 metros de ancho, por 25 metros de largo y 12 metros de altura) con un patio conocido como "patio de la palmera".
El salón del trono hacía además funciones de sala de culto, de banquetes, de recepción y de audiencia. Una escalera comunicaba la sala con los aposentos reales.
Las salas más importantes, como el salón del trono,
estaban decoradas con pinturas policromas al fresco: sacrificio de toros y otras escenas con este animal, el rey de la ciudad en el momento
de tocar la mano de la diosa Isthar (un acto simbólico de consagración del soberano), escenas de guerra y ofrendas sagradas a una diosa.
Un elemento recuperado en las excavaciones fue una estatua que es conocida como "diosa con la vasija que chorrea", una representación de una diosa menor y que en
origen era una fuente de agua. Los habitantes del palacio se alojaban en ricas habitaciones, con bañeras de terracota. Otra escultura recuperada es la conocida como
"el intendente Ebih-il", estatua de alabastro fechada a mediados del siglo III a. C. y que estaba dedicada a la diosa Isthar (hoy en el Louvre). Un espléndido ejemplar de
águila leontocéfala, en oro, lapislázuli, cobre y betún, realizado hacia el 2500 a. C. (museo de Damasco). La estatuilla del "gran cantor" Ur-Nanse que se remonta a la III
fase predinástica, 2500 a. C. (museo de Alepo). Famosa es también la escultura de la gran cantante de Ur-Nina, escultura en yeso del tercer milenio a. C. en el museo de
Damasco.
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