A través de más de un centenar de obras, la exposición muestra la evolución del arte en Aragón desde
el gótico del sigo XV hasta el esplendor renacentista del siglo XVI.
La primera sección reúne una pequeña pero valiosa selección de obras que refleja la influencia
del estilo gótico internacional y de los modelos del arte flamenco. En escultura, destacada
el Ángel Custodio de Pere Joan, en alabastro policromado material fundamental en la escultura
gótica y renacentista aragonesa. En pinturas, las tablas del Descendimiento atribuido a Bartolomé Bermejo,
en colaboración con su discípulo Martín Bernat, y algunas de las mejores del retablo de la Santa
Cruz de Blesa, ejecutado por Miguel Jiménez y Martín Bernat.
La segunda sección se inicia con un grupo de obras que muestran el transito de los esquemas
góticos a los renacentistas, en una síntesis entre los lenguajes artísticos flamenco e italiano. Los fondos
del Museo de Zaragoza hacen que el mayor número de piezas expuestas sean del genial escultor Damián Forment,
uno de los grandes del Renacimiento español.
Destacan el alabastro San Onofre y dos Virtudes en ese mismo material. El nutrido conjunto de
esculturas de
Damián Forment y sus discípulos, y las de otros artistas coetáneos como el francés Gabriel
Joly, el italiano Juan de Moreto y el aragonés Gil Morlanes el joven, concretaron durante el primer
tercio del siglo XVI el nuevo estilo de la edad de oro de la plástica aragonesa.
Son esculturas y relieves en madera y alabastro, generalmente policromados y procedentes de diversos
retablos, que dieron las pautas artísticas para los escultores de la siguiente generación.
Les acompañan piezas singular del pintor Jerónimo Cósida, uno de los artistas aragoneses más refinados
de la época. Tras sus primeras obras de influencia rafaelesca, su estilo italianizante se caracterizó
por el bello colorido y el delicado modelado de las figuras. Las formas del pleno Renacimiento
entraron en la pintura aragonesa a través de dos artistas italianos que conocieron la obra de Rafael y
Miguel Ángel: Tomás Peliguet y Pietro Morone, que participaron en retablos y proyectos de pintura mural.
En la etapa final de la escultura aragonesa, a partir de 1570, se sitúa la corriente romanista o el
nuevo clasicismo, en la que destaca el escultor vasco Juan de Anchieta, que en el monumental
Cristo Crucificado de la Iglesia del Hospital de Gracia, de Zaragoza y en el Calvario del Museo de
Bellas artes de Bilbao sintetizan el tratamiento del desnudo en los modelos miguelangelescos y el
expresionismo emocional de Juan de Juni.
El interés del duque de Villahermosa, Martín de Gurrea y Aragón, por el retrato es propio de la
cultura del Renacimiento. Culto, coleccionista de antigüedades y pinturas, durante su estancia
en los Paises Bajos conectó con los pintores Pablo Scheppers y Rolán de Moys para que
trabajaran en Aragón a su servicio. Las obras de estos artistas flamencos que estuvieron en Italia,
señalarán las principales directrices de la pintura aragonesa de final del Renacimiento.
Texto y fotografias: Folleto de la Exposición
Valencia 21 de Octubre de 2.009 al 10 de Enero de 2.010
Lugar:
Museo de Bellas Artes de Valencia
c/San Pio V, 9 46010 Valencia
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