Ubicada en la población leridana de Taüll a 1.482 metros de altitud.
Fue consagrada el 11 de diciembre de 1123 por el obispo de Roda-Barbastro Ramón Guillem (entre 1104-1126)
también conocido como San Ramón. El día anterior había sido consagrada la
Iglesia de Sant Climent también en Taüll. Resulta un tanto curioso la presencia de dos iglesias de similares características en una población tan pequeña, esto
se explica por el poderío económico que poseía la familia de los Erill, promotores de la construcción de estos templos. Los templos daban servicio
religioso a dos barrios distintos de la población.
Iglesia de planta única con tres naves separadas por pilastras circulares que sostienen arcos formeros de medio punto.
Cabecera formada por tres ábsides semicirculares. La construcción
se fecha a principios del siglo XII. La torre campanario es de planta cuadrada, con cuatro pisos e integrada en la planta de la iglesia
por su lado sur. Sufrió fuertes reformas en el siglo XVIII que desfiguraron su interior, pero en los años setenta del siglo XX fue
repristinizada devolviéndole su aspecto original. El absidiolo sur es de reconstrucción moderna, por tanto no es original.
En el interior, los ábsides se cubren con bóveda de cuarto de esfera, el central además se encuentra precedido por un tramo recto cubierto por una bóveda de
medio cañón. El interior del templo se cubre con
techumbre de madera a doble vertiente y tejado de pizarra. El tramo recto del ábside central
se desarrolla en dos pequeños cuerpos delimitados por sendos arcos de medio punto.
La decoración exterior de los ábsides siguen los parámetros lombardos
del resto de las iglesias del Valle de Boí, así el central se decora con cuatro lesenas
centrales y dos marginales en los extremos. Las cuatro lesenas dividen el muro en cinco paños o lienzos que rematan cada uno de ellos en arquerías
ciegas de dos arquillos cada uno. En el caso de esta iglesia en particular, cada arquillo dispone además de un
óculo o vano circular ciego. En la
parte superior corre un friso de dientes de sierra.
En tres de cada uno de los cinco lienzos del ábside central,
se abre una ventana aspillerada acabada en arco de medio punto. Solo el vano central está abierto al paso
de la luz, ya que los dos laterales están cegados como consecuencia directa de la decoración pictórica que se realizó por el interior. Los ábsides
laterales siguen los mismos criterios decorativos que el central, con la diferencia que en ellos se abre una sola ventana y el número de arquillos
que rematan el espacio entre lesenas son tres. Los arcos ciegos y sus óculos, así como los arcos de las ventanas son de piedra volcánica (toba) que
contrasta con los sillares con que está construido el resto del edificio.
El acceso se realiza por los pies del templo situado a Occidente. Es una sencilla puerta en arco de medio punto sin ningún tipo
de decoración. En la fachada sur se abre otra puerta de iguales características pero un poco más estrecha.
El campanario de planta cuadrada se encuentra integrado en la planta del templo por su lado sur, es decir no se encuentra adosado a la fachada.
Se data en la segunda mitad del siglo XI en fecha anterior a la construcción del templo.
Es fácilmente distinguible el distinto aparejo con que está construido
el campanario (más basto) en comparación con el más cuidado del templo, de ello se deduce que el actual templo sustituye a
otro anterior ya desaparecido y del que se aprovechó el campanario.
La torre se levanta con cuatro niveles de ventanas, el nivel inferior con una ventana en cada uno de sus lados, mientras que los tres
restantes son ventanas bíforas o geminadas, las que se abren en cada uno de sus lados. Las dobles ventanas descansan en un fuste
prismático central rematado
en un capitel mensulado. La separación entre pisos se realiza a través de arquillos ciegos y friso de dientes de sierra en la parte superior.
También aquí las ventanas se encuentran rehundidos en el muro del campanario.
Sin embargo la mayor riqueza del templo es la decoración pictórica interior formadas por las pinturas murales del ábside. Estos frescos
son considerados como otra de las Capillas Sixtinas del arte románico, los originales se encuentran en el Museo Nacional de Arte de
Cataluña en Barcelona y lo que podemos ver en el templo son copias. Se atribuyen al Maestro de Santa María
y aunque son contemporáneas de las de Sant Climent son claramente de distinto autor. Las pinturas fueron arrancadas de la iglesia entre los
años 1919 y 1923 y trasladados al Museo de Arte de Cataluña en Barcelona. Las que ahora vemos en el templo son en su mayor parte copias.
El tema central está formada por la Epifanía o Adoración de los Reyes Magos; la Virgen con el Niño (Maiestas Mariae) sentada en un trono,
en el interior de una mandorla. A ambos lados la
presencia de los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar en actitud de entrega de ofrendas. En la parte superior dos estrellas.
En un registro inferior vemos un conjunto de personajes con sus nombres:
San Pedro (con las llaves), San Pablo (con un libro), San Andrés (con la cruz) y San Juan Evangelista con otro libro.
En el tramo recto que precede al ábside, en el
intradós del arco triunfal mayor vemos al Tetramorfos (los cuatro evangelistas) acompañados de varios serafines y arcángeles.
En el centro de la bóveda de este tramo recto el Agnus Dei (Cordero de Dios).
En el resto del templo también se pueden encontrar pinturas murales, pero estas de distinto autor que las de la cabecera, estas se atribuyen
a un llamado Maestro del Juicio Final por ser este tema uno de los principales que podemos encontrar. La técnica de este último es claramente inferior
que su compañero de cabecera. En el muro occidental, a los pies del templo
vamos el Juicio Final, el centro de la escena ha desaparecido pero podemos ver diversos fragmentos en dos niveles, en la parte superior un grupo
de hombres que se dirigen hacia Cristo (al que no vemos), uno de ellos lleva una cruz. En el nivel inferior la escena izquierda representa a San Miguel
pesando las almas y a la derecha las almas ardiendo en el fuego del purgatorio. En el muro sur del templo, el rey Herodes y los Reyes Magos, estos
encarnan las tres edades de los hombres al mismo tiempo que a todas las naciones de la Tierra. Tambiém una escena del infierno donde diversos
diablos atormentan a los condeandos. Junto a esta, una escena de David matando a Goliat.
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