Introducción
Nombre: Castillo Palacio de los Fernández de Heredia
Población: Mora de Rubielos (Teruel). Comunidad Autónoma de Aragón
Gentilicio: Moranos
Propietario: Ayuntamiento de Mora de Rubielos
Declarado Monumento Nacional en 1931
Estilo: gótico mediterráneo (siglo XIV)
Se encuentra en la Sierra de Gudar a 1.035 metros de altitud,
A orillas del río Mosa, en las comarcas de Gudar y Javalambre
La Villa esta declarada Conjunto Histórico Artístico desde 1978
Historia
Se han encontrado en el término de Mora restos de la Edad del Bronce (yacimiento de la Hoya Quemada) que nos dice que la zona
ya estuvo poblada desde la antigüedad. El origen sin embargo de Mora de Rubielos es musulmán, pues consta que los musulmanes
ocuparon el lugar desde bien pronto.
En 1171 Mora de Rubielos fue conquistada por las tropas del rey de Aragón Alfonso II el Casto (entre 1162-1196). Desde esa
fecha y hasta 1204 fue la plaza cristiana más avanzada de la Corona de Aragón, frente al
reino musulmán de Valencia.
En enero del 1198, Pedro II el Católico (entre 1196-1213), rey de Aragón, donó la villa, el castillo y el extenso territorio
que le pertenecía a Pedro Ladrón. Su sucesor e hijo Jaime I el
Conquistador (entre 1213-1276), la incluyó en la Baronía de Jérica, donándola en el 1255 a su hijo bastardo
don Jaime I de Jérica.
En 1327 el vizconde don Hugo de Cardona compra la villa a los descendientes de Jaime I de Jérica.
Durante la guerra de los dos Pedros (entre 1356-1369), sufrió la ocupación de las tropas castellanas,
en el año 1363. En 1365
volvió a manos aragonesas, comprometiéndose Pedro IV a no separar la Villa de la Corona y
concediéndoles diversos privilegios. Esto en
premio a que los moranos habían abierto las puertas de sus murallas al Conde de las Montañas de
Prades. Pero tal consideración duró poco, pues poco después la villa fue vendida a don Blasco Fernández de Heredia II, el 17 de octubre de
1367, y finalmente pasó en 1370, a Juan Fernández de Heredia III, llamado "El Postumo" o "El Noble" y Gran Maestre de Rodas.
El actual castillo fue mandado construir por este Juan Fernández de Heredia III (1310-1396),
de una de las ocho grandes familias de la Corona de Aragón, y origen de la dinastía de los señores de Mora que
se prolongó durante cuatro siglos y medio. Militar, diplomático, marino y erudito, fue Gran
Maestre de Rodas y Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén.
Rodeada por territorios de realengo, Mora de Rubielos, se constituyó como señorío de Mora, una
entidad propia que se mantuvo durante siglos, siendo elevada al rango de marquesado en 1494.
Centro administrativo, económico, militar y religioso del señorío, los Fernández de Heredia
ejercieron labores de gobierno desde el monumental castillo.
Los Fernández de Heredia nombrados condes de Fuentes en el siglo XV, eran dueños de numerosos
señoríos en Aragón. Sin embargo, la lejanía de Mora respecto de la corte, donde ejercían gran
influencia, les hizo perder interés por este lugar.
De hecho en 1614 el XII Juan de Heredia, cedió el castillo a la Orden de San Francisco, cuyos
religiosos habitaron la fortaleza hasta su desamortización en 1835. Los franciscanos realizaron
importantes modificaciones en el edificio, destacando la construcción de una iglesia en el ala
noroeste. De aquella época apenas quedan restos, pues un incendio destruyó el archivo y la
biblioteca en 1700.
Durante la Guerra de Sucesión a la Corona de España, la villa se puso de parte del futuro rey Felipe V mientras que su señor natural
lo hacía de parte del Archiduque Carlos. Al finalizar la guerra, le fue concedida a la villa el titulo de fidelísima y el uso de la
flor de lis en su escudo municipal.
Por Mora de Rubielos pasaron además los avatares de la Guerra la Independencia y las Guerras Carlistas, pero sería la Guerra Civil
de 1936 la que mayor protagonismo darían al castillo de Mora, ya que tanto este como la Colegiata fueron incendiados.
El castillo ha sido utilizado como cárcel de distrito, cuartel militar y Comandancia de la Guardia Civil.
A partir de la década de los 70, el castillo ha sido debidamente rehabilitado, haciendo hincapié
en sus elementos originales góticos y retirando los añadidos posteriores.
El escudo de la familia Fernández de Heredia, representa cinco o siete castillos y luce en varios lugares del
castillo-palacio como no puede ser de otro modo.
Características
Es un castillo grandioso, baluarte defensivo y palacio señorial, está construido en sillería y
mampostería, con grandes y anchos muros y escasas ventanas, ocupa una superficie de 4.300 metros cuadrados. La muralla unía en origen el
castillo con la ex-Colegiata de Santa María formando una cierta unidad ambos edificios. Al construir la carretera la comunicación entre ambos
edificios se perdió y por lo tanto su paso a través del camino de ronda.
Tiene planta cuadrangular (78 X 76 metros de lado y 34 metros de altura) con cuatro torres
en sus esquinas y un gran patio de armas porticado de dos alturas en el centro. La distribución del castillo se
articula alrededor de este patio, siendo el eje vertebrador de todo el conjunto.
En el castillo también encontramos varios sótanos, pues este está construido en la parte más alta del promontorio rocoso.
La torre del homenaje es de planta octogonal, y su interior esta formada por dos estancias
de forma cuadrada.
Más fotos del Castillo
Sus cuatro fachadas exteriores son distintas, así como las cuatro torres. La distribución es la habitual
en los castillos señoriales: salas alrededor de un patio descubierto, que tiene estructura
porticada. Una de las torres hace de puerta de entrada, otra sirvió de mazmorra y una tercera
hacia las veces de capilla. La cuarta es la Torre del Homenaje, residencia de los Heredia.
El castillo dispone de dos entradas, la llamada de intra-muros y la de extra-muros.
Para penetrar al castillo hay que subir por una rampa de acceso dispuesta en forma
de
zig-zag que presenta
aspilleras en su recorrido como elemento de defensa. Una vez alcanzada
la
puerta de medio punto, llamada de intra-muros situada
en uno de los lienzos, nos encontramos con un pequeño vestíbulo y nada mas traspasarlo nos
encontramos en el patio de armas porticado o claustro cuando fue convento. Tiene una superficie
en planta de 1400 metros cuadrados (38 X 37 metros) y dos pisos. De planta casi cuadrada e irregular, sus
arcos apuntados presentan dimensiones distintas. En algunos capiteles aparece decoración de
animales o monstruos, pero muy deteriorados. Sobre las arquerías NE y NO corre por el segundo piso una galería de doce
arquillos ligeramente ojivales que apoyan en pilastras octogonales. En los lados SE y SO aparecen
muros ciegos abiertos por seis ventanales de arco conopial.
Más fotos del Patio de armas
El patio dispone de un pozo o cisterna de gran profundidad (unos 30 metros), que alcanza
posiblemente el nivel freático de las aguas del río circundante. Recoge además por un orificio
a ras de tierra, las aguas de los tejados que vierten a la plaza. Nunca se ha vista seco.
Continuando por nuestra derecha, bajamos a un sótano, antiguos establos y caballerizas del
castillo. Se accede por un arco sesgado, junto al ángulo que forman los muros. La bajada se
efectua por una suave pendiente escalonada, que en su tiempo era de tierra. Entramos en una
amplia estancia a cuyos lados se situaban los pesebres del ganado.
A la izquierda se aprecia la base de roca natural sobre la que se asientan los muros de
cimentación de las crujías de esta parte del castillo. El muro de la derecha de gran grosor, se
eleva desde el fondo del barranco y tiene como misión soportar el empuje de las bóvedas que
permitieron ampliar el área de la muela roquera sobre la que se erigió el castillo.
La bóveda de medio cañón rebajado se ejecutó en encofrado y aún permite ver la huellas de las
tablas y las rebabas de la argamasa entre ellas. Ofrece arcos fajones de refuerzo con dovelas
de cuidada labra.
Este espacio en tiempos más recientes, sirvió de cárcel de distrito. Se puede ver al fondo, la
verja de hierro que en su día, empotrada en el arco de entrada, cerraba el recinto. Y en el muro
de la izquierda las huellas de los mechinales donde se asentaban las vigas para conformar la
división en celdas.
En algunos lugares podemos apreciar las marcas de canteros, que son la firma de las cuadrillas
de canteros que trabajaron en su talla.
Volviendo al patio de armas, seguimos nuestro camino y llegamos a una gran sala
llamada gran salón comedor o de usos diversos, ya que esta habitación dado su tamaño
podía servir para múltiples usos en función de las necesidades del castillo.
Lo más destacable de este salón son sus dimensiones, su austero
artesonado de grandes vigas de
madera sustituyeron hace años a las primitivas, muy deterioradas por los incendios y las termitas, y sus
ventanales con los llamados
bancos festejadores que servían aparte de cortejar a las doncellas para bordar las mujeres en
su bastidor a la luz natural de las ventanas.
Junto al entablado del artesonado se abren cinco
ventanas abocinadas de derrame doble, al interior
y al exterior, cerradas en su parte más estrecha con placas de alabastro, para permitir solo
la entrada de luz.
En el muro del fondo la puerta enmarcada en cantería comunica con la antigua cocina, y la chimenea
que ofrece el salón esta ajemelada con la de la cocina, solución bastante original, pues siempre que la chimenea de la cocina estuviera
ardiendo, la habitación podía tener un nivel calorífico aceptable.
En el muro que enfrenta la puerta de la cocina, nos encontramos una puerta que da acceso a las
habitaciones privadas de señor feudal, las puertas se hacen cada vez mas pequeñas, para
facilitar su defensa.
Nos encontramos con una antesala, cuya utilidad está por determinar, pero que bien podría
tratarse del "scriptorium", de la armería, vestuario etc. El amueblamiento arquitectónico de esta
cámara lo ofrece el sobrio artesonado también de gruesas vigas de madera, sobre canes del mismo
material, el ventanal con los "bancos festejadores" ya
descritos y al fondo derecha a ras de suelo el pequeño ventanuco que ofrecía la salida al
destruido adarve o camino de ronda que comunicaría a través de lo alto de la muralla, el
castillo con la próxima torre defensiva y seguía todo el circuito amurallado. Era una salida de escape en caso de necesidad.
Y por fin pasamos a la alcoba-dormitorio del señor feudal. Está situada en la base de la torre (conocida como del Homenaje),
con gruesos muros según puede comprobarse por la profundidad del ventanal y también
un
acorazado techo con el doble de vigas de lo que precisaría normalmente; este techo de madera es el único original que queda en
el castillo. La torre del homenaje es el recurso final donde
el Señor se encastilla en caso de inminente riesgo de invasión del castillo, y en espera de
refuerzos. Las vigas de madera tienen reforzado su arranque merced al apoyo sobre dobles ménsulas de
piedra.
En esta sala también encontramos en el ventanal, el banco festejador y en el muro de la izquierda
encontramos un estrecho y largo pasillo que da acceso a
la letrina del señor del castillo, el cual vertía directamente al foso. Aunque no era esta la única letrina del castillo,
en alguna habitacion junto a la ventana aún podemos ver
el asiendo con su tapa donde los habitantes podían hacer sus necesidades.
Saliendo nuevamente al patio de armas, en un rincón de la torre en donde hemos estado, se
encuentran las escaleras de acceso a las mazmorras. Se trata de una
empinada escalera que
presenta a la mitad un rellano y el hueco de una segunda puerta hoy desaparecida. La bóvedilla
del primer tramo de esta escalera está constituido por arcos de piedra de escasa curvatura que
reproducen aproximadamente la propia escalera.
La mazmorra es un oscuro espacio, abovedado de medio cañón, de mampostería encofrada con
argamasa. Como respiradero y paso de escasa luz cuenta con una
estrecha aspillera doblemente abocinada, con un barrote de hierro intermedio.
El ventanuco de la mazmorra, esta en la misma vertical que el ventanal del dormitorio del Señor,
ya que la mazmorra se encuentra debajo del dormitorio, esto era algo habitual en los castillos
de frontera en donde los señores feudales se complacían en escuchar los lamentos que salían de
las gargantas de su prisioneros encerrados abajo.
Otra vez en el patio de armas y continuando por nuestra derecha, llegamos a la llamada Gran
escalera, que da acceso al segundo piso del patio. Se trata de una escalera de dos tramos, algo
peculiar ya que en la fecha de su construcción lo normal es que las escaleras fueran de un
solo tramo.
A su lado encontramos la segunda puerta llamada extra-muros que da acceso
directamente al exterior del castillo. La puerta se encuentra en la planta baja de una de las torres del castillo.
En su exterior esta puerta contaba con foso y puente levadizo. Se compone de dos puertas cerradas
por trancas, que se deslizan en las jambas laterales de ambos portones. Además están forradas
de gruesa plancha de hierro y la segunda de ellas dispone de aspilleras.
En el espacio que queda entre la primera y la segunda puerta, podemos observar en el techo, la
llamada buhera o buhedera. Se trata de un hueco abierto, por donde los defensores podían echar
a los atacantes toda suerte de elementos ofensivos, como piedras, aceite hirviendo, flechas etc.
Esta buhera llega hasta tres plantas más arriba, hasta la terraza almenada de la torre, a donde
por medio de una carrucha podrían subirse piedras u otros elementos para arrojar desde las
almenas a los atacantes.
La clave del arco ojival de esta torre-puerta, tiene en su exterior esculpido el
escudo de los Fernández de Heredia, siete castillos almenados. El escudo lo podremos observar en otros lugares
del castillo como en las baldosas del pavimento y en el rosetón de las claves de los nervios de
las bóvedas. También encontramos una de las
marcas de cantero que tan habituales son en este castillo.
Continuando nuestro camino, encontraremos un pequeño pasadizo, que da acceso a una saetera sobre
matacán, que tendría principalmente función de vigilancia de la torre puerta.
A su lado una sala con forma trapezoidal hace funciones de distribución de espacios.
Una escalera de caracol nos lleva a unos sótanos, que servían de despensas y alacenas. En el techo otra
buhera servia para introducir los alimentos en el sótano.
Más fotos de los sótanos de la despensa
Otra puerta de esta misma sala, da acceso a la torre del lado norte.
Una puerta en arco de medio punto desde el patio porticado, nos sirve de acceso a una gran sala de 284 m2, que por ese motivo recibe
el nombre de Gran Sala.
En esta sala los monjes franciscanos establecieron la iglesia, para ello derribaron la techumbre
y así aumentar la altura de la sala.
Hoy día reestablecida la techumbre, en el salón podemos observar
los bancos festejadores y la
singularidad de una bóveda rebajada, casi a ras del pavimento, que atraviesa el espesor del
muro exterior: es una
cañonera o tronera con forma de cruz y orbe, lista para montar una bombarda, cuando ya en el siglo XV
empieza a emplearse la pólvora en la defensa de fortalezas.
Fotos de la Gran Sala
Ya prácticamente al final de nuestro recorrido en el lugar que hemos comenzado, justo al lado del
vestíbulo de entrada tenemos el acceso a la capilla, a
los sótanos y a la cripta de enterramiento.
Por unas anchas escaleras de caracol se baja a estos grandes y austeros espacios.
En el primer sótano se aprecia la bóveda de medio cañón, formada por losas de piedras
irregulares a modo de dovelas, con una fila central de piedras labradas, haciendo de claves.
A intervalos regulares arcos fajones de refuerzo. Uno de los arcos del fondo es de grosor muy
superior a los otros, un arco de directriz ojival, seguramente para soportar las estructuras
transversales de las plantas de más arriba. Se ilumina y ventila por aspilleras abocinadas y en
el muro opuesto muestra unas chimeneas en diagonal, hasta el patio, para renovación del aire.
El segundo sótano es de características similares al primero, se ilumina con tragaluces en forma
de aspillera. En esta segunda planta se ve claramente la técnica constructiva del castillo,
apoyándose el muro interior en la geológica muela rocosa y el lado opuesto exterior, estribando
en los gruesos muros exteriores, que arrancan en la proximidades del profundo cauce del río.
Por tal circunstancia no se puede hablar propiamente de sótanos, ya que estas salas aún están
por encima del nivel del río, esto se aprecia claramente en la luz natural que entra del
exterior por las aspilleras.
Estos sótanos eran aprovechados para graneros, bodegas, leñeros, y sobre todo para residencia de
vasallos y sus enseres en caso de asedio.
También estos sótanos han servido como criptas de enterramiento de los nobles del castillo, de
los monjes, así como de algunas victimas de las guerras civiles. Los restos óseos hace años
se llevaron al cementerio municipal. Una de las laudas sepulcrales puede ser vista en el zaguán
de la entrada. En la bóveda una buhera (y van tres), que con toda probabilidad era el lugar
por donde los cadáveres eran introducidos en el sótano.
En la torre situada en la parte superior de estos sótanos, es donde estaba situada la
capilla del castillo. Destaca su bóveda y los azulejos originales del pavimento. En él podemos observar
los escudos de la familia Heredia
(los siete castillos) y el emblema de san vicente ferrer
"fer be" (hacer el bien). También a titulo de curiosidad conviene destacar la extraordinaria
resonancia que tiene esta sala y que la hace especialmente optima para conciertos de música.
Con esta sala hemos vuelto al zaguán de entrada y es hora de dar un paseo por el exterior del
castillo y observar los detalles del mismo.
También es conveniente acercarnos hasta las torres de defensas situadas enfrente del castillo, ya
que desde ese lugar es donde se obtienen las mejores vistas del castillo. Se puede acceder a la
torres bien andando por el calvario, o en vehiculo por la parte de atrás. Desde estas torres
se obtiene unas maravillosas vistas del castillo, de Mora de Rubielos y de la Colegiata, así como
de las sierras que circundan el pueblo.
Ficha técnica
Fecha de realización página: 28 de Mayo de 2.004
Fecha última modificación: 25 de Mayo de 2.014
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