El silo es un recipiente donde se almacena el grano y el trigo. La relativa originalidad de los de Burjassot
estriba en que son subterráneos y forman un conjunto impresionante, pues abastecieron a una ciudad tan importante como Valencia durante varios
siglos.
El abastecimiento de trigo y por tanto de harina para hacer pan, era fundamental en la Baja Edad Media, su escasez podía provocar hambruna y por
tanto desordenes sociales, por lo que el abastecimiento de este cereal se consideraba de suma importancia. De ahí la necesidad de buscar lugares para
su almacenamiento y conservación.
En principio el almacenamiento de trigo se hacía en el
Almudin en la propia ciudad de Valencia, pero este edificio además de pequeño no reunía
cualidades para una conservación prolongada del cereal, es por eso que los jurados de la ciudad buscaron un lugar idóneo para guardar grandes
cantidades de trigo, y el lugar escogido fue la cercana población de Burjassot, por eso mismo durante cientos de años, la propiedad de los silos
la mantuvo la ciudad de Valencia.
La ventaja de la disposición subterránea frente a los edificios tradicionales que cumplen la función de almacén es la
seguridad en la custodia con un personal mínimo. El único inconveniente de este sistema es la
humedad, pero las condiciones naturales del lugar, en una colina seca y fácil de excavar, y el
uso de revestimientos solventaron el problema y llevaron a autores como Pasqual Escaplés de
Guilló (siglo XVIII) a considerarla como: "Obra de las más útiles, fábrica de la más excelente, y digna de
emitarse (sic) donde tuvieren proporción".
La magnitud de la obra ha sido objeto de elogio, pero la originalidad es
relativa, pues desde época romana se contemplaba como posibilidad y se conocía como método de almacenamiento, y los casos de Barcelona,
Villarreal, Alcalá de Chivert, Onda, Castellón de la Plana, etc. sirvieron como estimulo a los
jurados de Valencia para su realización.
Autores clásicos, como Plinio, señalaron lo idóneo del almacenamiento subterráneo. Probablemente
lecturas como esta, llevaron a Gaspar de Escolano a considerar que este tipo de obras eran de
origen romano. Pero la inscripción que figura en una de las paredes de los almacenes sirve para datar perfectamente la obra.
D.O.M
LA ILUSTRE CIUDAD DE VALENCIA COMENZÓ
LA OBRA DE ESTOS 41 SILOS, CAPAZ DE
22270, CAHICES DE TRIGO
EL AÑO 1573.
DESPUES DE 215 AÑOS
EN 31 DE MAYO DE 1788
Marcos Antonio de Orellana en el siglo XVIII transcribió la inscripción y se mostró perplejo por
la afirmación del cronista Escolano, contemporáneo a los hechos. Orellana demostró cómo los
Jurados de Valencia, tenían la intención de construir unos espacios que sirviesen para
almacenar el trigo que precisaba la ciudad, y como compraron la colina de Burjassot en 1573. Esta obra,
que según la inscripción, fue finalizada en 1788, fue utilizada hasta 1907. En 1975 el Ayuntamiento de Valencia propietario de los silos, cedió los
mismos al Ayuntamiento de Burjassot.
La loma sobre la que se construyeron estos silos muestra una explanada casi cuadrada, de unos
55 metros, enlosada y cercada. Una serie de aberturas hoy cegadas y de escasas dimensiones dan acceso a los
diferentes silos. La explanada se encuentra enlosada en piedra y forma un desnivel para la evacuación de las aguas de lluvia.
Los primeros tres silos fueron construidos a modo de prueba
por el maestro cantero Sancho Camino (mestre de fer sitjes) en 1573. El primer cargamento de trigo procedía
del reino de Sicilia, vía marítima. En total se conservan en la actualidad cuarenta y un silos, aunque antiguamente
parece ser que su número era algo mayor.
La principal inquietud era la seguridad de lo almacenado frente a ladrones y frente a la humedad.
Por ello la explanada presenta un declive proporcionado a cada lado que lo protege la humedad, las entradas a los silos
se tapan con piedras de superficie semiesférica, atadas con cadenas y candados, y el interior del silo
se reviste con sillares. Visto los buenos resultados de este sistema, en 1574 Sancho Camino construyó tres silos más y poco a poco
y en el transcurso de los años se llegó a completar la cuarentena que han llegado hasta nosotros. Así hay constancia que en 1575 el cantero
Joan Alfafara construye once silos de similares características a los ya existentes. En 1578 Agustí Roca construye cinco silos más, ocho más en
1580 y los cuatro últimos en 1585. Hay un indeterminado número de silos de los que no se conoce su fecha de construcción, ya que si bien
en total habían 43 silos en la actualidad solo quedan 41.
Sobre la loma donde se alojan los silos, se alza el gran patio enlosado de donde sobresalen las tapas de los silos. En el centro del patio una cruz campea
orgullosa protegiendo este nuevo campo cerealista. La entrada a esta explanada se realiza por una doble escalera que salva el lógico desnivel entre el nivel
superior y el inferior. La doble escalera nos conduce hasta un descansillo o meseta que inicia una empinada escalera que lleva directamente a la explanada.
La puerta de entrada se realiza a través de una reja metálica unida a dos grandes pilares en sus extremos.
Este acceso fue realizado en el siglo XVIII.
Otra entrada, junto a la ermita de Nuestra Señora de la Virgen de la Cabeza, esta vez a través de una
empinada rampa, permitía el acceso de los carros
hasta el nivel superior, acceso que fue reconstruido y mejorado en el siglo XVIII.
Por su cinturón interior cuenta la explanada con un gran banco corrido que recorre todo el perímetro
y que fue realizado a finales del siglo XVIII.
El trigo era depositado
en los silos desde la parte superior y una vez lleno, se cerraba y se sellaba para su perfecta conservación. Las
tapas de los silos llevan grabados dos números, el primero de ellos es el número del silo, mientras que el segundo indica la capacidad del mismo, medido en
cahizes que era la unidad de medida usada para el trigo en la época (1 cahiz equivalía a 201 litros). La capacidad de los silos es variable, y varía entre los 150
cahíces y el más grande que alcanza los 1.278 cahíces.
Si bien en la explanada se edificaron casas para los dependientes, las construcciones
que más destacan son las religiosas. En el centro de la explanada, sobre cinco gradas se levanta una cruz de estilo plateresco con un Cristo.
La actual cruz es una réplica realizada después de la
Guerra Civil sobre la original del año 1580 confeccionada por los canteros Miquel Porcar y Hieroni Munyos. La cruz se levanta sobre un alto zócalo o pedestal y una
columna estriada que remata con la cruz en piedra.
En el lado oeste se encuentra la ermita de San Roque y la Virgen de la Cabeza, muy vinculada
al Patriarca San Juan de Ribera, que adquirió el señorío Burjassot para el Colegio del Corpus Christi. Los Silos de Burjassot fueron declarados Monumento
Histórico Artístico Nacional en 1982. Otros elementos destacables de este conjunto, es un pozo de agua con un abrevadero que lleva el escudo de la
ciudad de Valencia y la fecha de 1795. También varios edificios destinados a almacenes que a lo largo de la historia han tenido diversos usos. Popularmente
han sido conocidos como "l'embarronat".
En la actualidad el interior de los silos se encuentran comunicados entre sí, ello es debido a que durante la Guerra Civil, los silos fueron utilizados como refugio y se
consideró adecuado comunicarlos entre sí, para aumentar su capacidad y protección, pero hay que decir que en origen los silos eran unidades independientes
entre si. La entrada al interior de los silos se realiza por una portada que se abrió en uno de los laterales de la parte inferior de la explanada. En la actualidad solo
seis de los silos pueden ser visitados.
Dada la importancia de este conjunto monumental, a la ciudad de Burjassot, se le conoce también como Ciudad de los Silos.
|