La plaza de los Cajeros se ubicaba en un espacio que hoy estaría comprendido entre la plaza del Ayuntamiento, el inicio de la avenida María Cristina
y la calle San Vicente Mártir, teniendo como
punto de referencia el actual edificio Ripalda o pasaje Ripalda. La plaza de los Cajeros sería el punto de arranque de la desaparecida "Devallada de Sant Francesc" o Bajada
de San Francisco. Era por tanto la plaza de los Cajeros, un punto de paso entre la calle san Vicente y la calle Zaragoza (hoy desaparecida) y la plaza del Ayuntamiento (antes
de Emilio Castelar) que en aquellos años empezaba a emerger como plaza importante de la ciudad.
El nombre de la plaza Caixers cuya traducción al castellano es "Cajeros", hace a alusión al gremio de carpinteros, y a los profesionales
especializados en la fabricación de cajas o arcones de madera que probablemente tendrían sus talleres en este lugar tan céntrico.
Hacia 1927 y con la reforma emprendida en la plaza del Ayuntamiento y el derribo de la Bajada
de san Francisco, la plaza de Cajeros también dejará de existir. Se cierra así un espacio que aunque pequeño por superficie, era un centro comercial y popular siempre lleno
de gente y de mucha vida callejera. En el momento de su desaparición esta actividad gremial ya hacía tiempo que había desaparecido pero conservaba como suele ser
habitual en la ciudad de Valencia el nombre de este gremio. Aunque oficialmente la plaza llevaba este nombre desde el siglo XVII, es probable que el nombre de la plaza tenga
mayor antigüedad.
En la plaza de los Cajeros habían comercios de los más señeros de la ciudad:
camiserías de Álvaro Oltra,
camiserías de Abdón Sánchez,
sombrerería de Enrique Seval,
peluquería de Albert Ricart,
relojero Manuel Armengod,
papelería Vila,
farmacia Bernardo Aliño
y salón París de Paco, establecimiento donde se limpiaban los zapatos, al estilo de los limpiabotas callejeros pero con más glamur (glamour).
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