Situado en la frontera entre el término municipal de Valencia y Burjassot, por su situación y por su originalidad, lo incluimos en el patrimonio arquitectónico
de la ciudad de Valencia, pidiendo perdones anticipados a los burjasotenses por tal inclusión. Situado en el barrio conocido como El Empalme, el
chalet de Garín se encuentra justo enfrente de la
estación del Empalme de metrovalencia. En la actualidad se encuentra en estado de ruinas y aunque hay proyectos para su rehabilitación o mejor su
total reconstrucción, de momento solo son proyectos. Su última desgracia fue un incendio que tuvo lugar en 2009 y que llevó a la desaparición de parte de
sus estructuras de madera.
También es conocido como Chalet del Rosal.
El nombre del Rosal proviene parece ser que porque con la ampliación de la desaparecida cementera (Cementos Turia), situada cerca de la casa,
un chalet de igual nombre fue demolido y por su cercanía quedó su nombre en el recuerdo.
Se trata de un curioso edificio construido en ladrillo y madera
en estilo gótico manuelino portugués, por la familia Garín como residencia estival. A mediados del siglo XIX se abrió
un nuevo camino entre Valencia y Burjassot, conocido entonces como camino nuevo de Burjassot. Este camino y el servicio ferroviario de vía estrecha vio nacer
la construcción de residencias de verano de familias burguesas de Valencia a lo largo de este camino y en las poblaciones cercanas. Así fue el nacimiento de este
chalet.
Aunque su construcción se aproxime a una estética gótica-portuguesa, su construcción tuvo lugar a principios del siglo XX como residencia de
verano de la familia Garín. La familia Garín era una familia acaudalada de Valencia dedicada a la actividad de la seda, de hecho sus sucesores siguen
manteniendo en la actualidad la actividad sedera que comenzó oficialmente en 1820 en la calle Quart de Valencia.
Destaca por su poderosa torre que bien nos recuerda a otra torre similar prototipo del estilo manuelino portugués la torre de Betlem de Lisboa.
En uno de los flancos se mantiene a duras penas una terraza abalconada en forma de mirador. El segundo
elemento destacable es la presencia de decoración escultórica de estética plateresca: escudos, motivos ondulantes, jarrones, máscaras, pináculos etc.
Y finalmente una galería
de arquillos de medio punto en la parte superior de la torre que la conforma como una magnífica torre miramar.
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