La histórica cárcel modelo de Valencia se encuentra frente al
puente 9 de Octubre y junto al cauce del río Turia. La cárcel a día de hoy, ha sido reconvertida
en centro funcionarial de la Generalitat Valenciana con el nombre de "Ciudad Administrativa del 9 de Octubre". El total del complejo tiene vistas a cuatro calles:
calle Democracia (antes Castáñ Tobeñas), Rincón de Ademuz, Luis Lamarca y Nueve de Octubre. El edificio está declarado Bien de Relevancia Local. El nombre 9 de
octubre lo toma por ser esta fecha pero de 1238, cuando el rey
Jaime I el Conquistador entró en la ciudad conquistada a los musulmanes.
La cárcel modelo fue construida en mampostería y ladrillo entre 1889 y 1901 por el arquitecto
Joaquín María Belda Ibáñez. La creación de la nueva cárcel estuvo auspiciada por la
necesidad de vaciar las viejas cáceles de la ciudad
como eran la situada en los claustros de la
iglesia de San Agustín, la de San Gregorio,
Torres de Quart y de
Serranos, y también por la necesidad de
alejar este tipo de establecimientos del centro de la ciudad, ya que por aquel entonces, este paraje en el límite con la población de Mislata se encontraba alejado
de la ciudad.
El sobrenombre de "modelo" le viene pues pretendía ser un nuevo tipo de establecimiento penitenciario conforme a principios de reinserción y respeto para los
presos, que habían perdido la libertad pero no sus derechos como persona. Un concepto muy avanzado para la época y que empezaba a abrirse camino por
aquel entonces.
La cárcel dejó de funcionar en 1991, por varios motivos, el principal el hacinamiento, sin olvidar el deterioro que sufría el edificio que lo hacía prácticamente inhabitable.
Finalmente los presos serían trasladados
a la cárcel de Picassent, población cercana a Valencia. En 2008 el edificio fue rehabilitado por un equipo de arquitectos encabezados por
Juan Añón Gómez, para su uso como complejo administrativo. Para ello se rehabilitaron las antiguas
salas de la cárcel y se levantaron cuatro altas
torres de oficinas de cristal, en cada una de sus esquinas formando un conjunto un tanto heterogéneo.
El edificio original desarrollaba una planta radial, formada por cuatro naves longitudinales que convergían en un cuerpo central semicircular cerrado por una cúpula achatada,
que era el punto central de control de los presos; a su espalda y en comunicación, otro edificio situado transversalmente
servía de oficinas y salas auxiliares. Un segundo pabellón exento y con forma de "U"
a pocos metros del anterior eran las dependencias administrativas y cuerpo de entrada a la cárcel.
Sobre la puerta de entrada podemos ver el
escudo nacional en piedra acompañado por las armas de la ciudad de Valencia.
El bloque administrativo disponía de un
patio interior hoy ajardinado, patio que se alcanzaba nada más traspasar la puerta de entrada y un pequeño vestíbulo.
Las naves de presos se levantaban en planta baja y dos pisos altos, y en total disponía de 528 celdas que se suponía tenían que ser individuales, y que
luego en la práctica no fue así, lo que provocó un total hacinamiento. Sobre cada nave carcelaria se situaba un sobreelevado central que provisto de ventanas aseguraba la
luz al interior de las naves. En su momento todo el complejo carcelario estaba rodeada por un muro perimetral de piedra de mampostería de
aproximadamente 6 metros de altura con
torreones de vigilancia en cada una de sus esquinas. En la actualidad se conserva una de ellas como memoria histórica.
En la cárcel estaban internados los presos comunes, pero al finalizar la guerra y en años posteriores, también albergó
presos republicanos o al menos sospechosos y más adelante presos políticos.
En este edificio, se rodó
en 1988 la película "Todos a la cárcel", del gran director valenciano Luis García Berlanga, si
bien hay que reconocer que no se trata de la obra maestra de este genio de la cinematografía española del siglo XX.
La cárcel modelo en el recuerdo
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