El juego de pelota (pilota valenciana) es el tradicional juego de pelota de nuestra comunidad, antes de la llegada y popularización del football a nuestra península. Su popularidad en el antiguo Reino de Valencia se remonta al menos al siglo XIV, aunque sus orígenes primigenios habría que buscarlos en el mundo helenístico y romano de la antigüedad.

Los juegos de pelota fueron muy practicados a lo largo de la historia en todos los rincones de la península, tanto por la nobleza como por las clases menos acomodadas. Sin embargo, a partir del siglo XVIII el juego de pelota empieza a dejarse de practicar, hasta prácticamente desaparecer en España, solo el País Vasco y el Reino de Valencia mantiene su práctica con distintas modalidades y formas.

En 1994 el juego de pelota fue reconocido como deporte y en 2022 la Generalitat Valenciana lo elevó a la categoría de Bien de Interés Cultural. El juego de pelota valenciana se jugaba en las mismas calles, siendo además un juego practicado por la nobleza. El juego aunque tiene variantes, consiste básicamente en dos equipos formados por un jugador (en ocasiones por parejas o más jugadores) que se lanzan una pequeña pelota uno contra otro, es un juego de puntos, perdiendo aquel que más faltas ha cometido.

El juego se realiza sin ningún tipo de protección, solo unos pequeños guantes con los dedos al descubierto atados con una venda de cuero cubre la mano, protección necesaria, pues las velocidades que alcanzan las pelotas son tan grandes que podría facturar huesos de la mano. La pelota está confeccionada con tiras de cuero endurecido de pieles de animales que se cosen entre sí; las pelotas más utilizadas son las de: vaqueta (realizadas con piel de toro o vaca), badana (piel de carnero u oveja), estas más blandas y más económicas que las de vaqueta, utilizadas para aficionados o amateurs. Otros tipos de pelotas son: las de tec, utilizadas en el juego del frontón y hechas de madera recubiertas de piel de cabra y finalmente las conocidas como de drap realizadas con trapos cosidos.

Cuando los vehículos empezaron a adueñarse de las calles, el juego de pelota tuvo que refugiarse en lugares acotados, los llamados trinquetes, ya que al juego de la pelota valenciana también se le denomina trinquet, nombre proveniente del idioma francés y que también es utilizado en otras latitudes hispanas. El trinquete es la cancha del juego de pelota valenciana por excelencia. Las medidas del trinquete pueden variar pero oscilan entre los 50 metros de largo por los 10 de ancho. Los lados mayores están cerrados por paredes que reciben el nombre de murallas, mientras que los lados cortos reciben el nombre de rebotes. En una de las murallas y a todo lo largo se sitúan una serie de gradas (escalas) a modo de escaleras que son usadas para el público que presencia el juego.

En la actualidad en la ciudad de Valencia solo queda abierto un trinquete, el conocido como Trinquete de Pelayo. Otra modalidad de juego de pelota valenciana es el frontón, si en el primer juego la partida se celebra entre dos jugadores frente a frente, en el frontón las partidas se realizan lanzando la pelota contra una pared y el segundo jugador lanza la pelota nuevamente contra la pared. Salas de juego de pelota en la ciudad, además de Pelayo, fueron el frontón Jai Alai (finales del siglo XIX) por la zona del actual paseo de la Alameda y el Frontón Valenciano, situado en la calle General Sanmartín a la altura del actual pasaje Doctor Serra.

El juego de pelota tiene dos modalidades de juego, el conocido como estilo de tiro directo, en el cual los jugadores lanzan la pelota directamente sobre el contrincante y una segunda modalidad de tiro indirecto, en la cual la pelota es lanzada contra el muro lateral que tiene que ser recogida por el jugador contrario y lanzarla nuevamente sobre el muro contra su oponente.