Convento de Santa Clara
Avenida de Pérez Galdós nº 119

Paz y bien

El convento de Santa Clara se ubica en la actual avenida de Pérez Galdós nº 119, en el distrito de La Olivereta y en el barrio de Nou Moles (nueve muelas, en alusión a un molino de agua que movía un total de nueve muelas, hoy desaparecido). El convento está declarado Bien de Relevancia Local y es el continuador de otro con el mismo nombre que se encontraba en la actual calle Convento de Santa Clara cruce con el Paseo de Ruzafa.

El convento madre del actual, fue una fundación realizada hacia 1609 por el arzobispo de Valencia, san Juan de Ribera. No obstante la primera piedra del convento matriz no fue colocada hasta 1689 por el arzobispo fray Juan Tomás de Rocaberti. A principios del siglo XX la actual plaza del Ayuntamiento, entonces de san Francisco, se encontraba en pleno proceso de transformación, el convento de san Francisco ya había sido demolido y el cercano convento de la Presentación iba a correr la misma suerte, por lo que el de Santa Clara no se iba a quedar atrás. Era un convento que no encajaba en las propuestas de reforma que ya se venían realizando y su estado de medio ruina no ayudaba a su conservación. Finalmente en 1911 la comunidad clarisa a la que estaba adscrito el monasterio decidió su traslado a otra ubicación.

El lugar escogido fue un terreno en las afueras de la ciudad, en zona de huerta, pero junto al conocido como camino de Tránsitos, por lo que tenía relativa buena comunicación con la ciudad. Las monjas se trasladaron al nuevo convento en 1913 y poco tiempo después el convento matriz fue derribado.

El actual convento fue obra del arquitecto Ramón Lucini Callejo (* Ponferrada, León 16-01-1852 † ¿Madrid? 1939), realizado entre 1911 y 1913 en mampostería y ladrillo con recercados en los huecos. Inmediatamente fue ocupado por las monjas clarisas capuchinas (franciscanas de estricta observancia) en calidad de monjas de clausura. En la actualidad todavía permanecen media docena de religiosas dedicadas a la oración y en otros tiempos a la fabricación de dulces.

El conjunto monacal está formado por dos ámbitos: la iglesia y el convento, todo protegido por una cerca o valla perimetral excepto en las partes que hacen división con los edificios colindantes en que esta ha desaparecido. El convento es una edificación de tres plantas que gira alrededor de un patio rectangular y una zona ajardinada en la parte trasera, en la actualidad menguada por la construcción de edificios de viviendas y la apertura de viales. La iglesia de estilo neoclásico es de una sola nave, capillas de escasa profundidad en los muros laterales y cúpula sobre tambor octogonal apoyada en pechinas en el tramo previo al presbiterio de testero recto. La iglesia se cubre con bóvedas de cañón con lunetos. La capilla mayor está presidida por una imagen de Cristo en la cruz. En la parte superior del testero encontramos una pintura mural con una representación de la Inmaculada Concepción entre una gloria de ángeles. El interior de la cúpula conserva también pinturas murales con escenas relativas a santa Clara de Asís.

El acceso al convento se realiza por un vano abierto en la cerca que da paso a un atrio descubierto a modo de compás de espera. Desde aquí se accede a la iglesia y a las diversas dependencias del monasterio. La portada es un sencillo arco de medio punto que luce en la rosca un cartel con el nombre del cenobio: Convento de Santa Clara.

El convento mantiene una tradición (ya perdida en gran parte) cuyo origen desconocemos y es que si una novia llevaba huevos a las monjas del convento, se garantizaba que el día de la boda no lloviese. Teniendo en cuenta que las monjas se dedicaban a la preparación de dulces, el hecho de que les llevaran huevos de forma gratuita, abarataba los costes de fabricación.

Durante la guerra civil (1936-1939) el convento fue utilizado por las autoridades republicanas como cárcel de hombres, al finalizar la guerra fueron las autoridades franquistas quienes convirtieron entre 1939 y 1942 el convento, como cárcel de mujeres, a las cuales se les permitía si tenían hijos pequeños que los mismos permanecieran con ellas.