Casa del Relojero (Casa del rellotger)
c/Bordadores nº 9 esquina c/Subida del Toledano nº 1

La Casa del Relojero toma su nombre por ser la vivienda asignada por el consell de la ciutat a las personas encargadas del mantenimiento y cuidado del reloj de la ciudad. La persona del relojero era muy importante en su época y siempre ha ido ligada a un monumento emblema de la ciudad, la torre del Micalet, es por ello que el edificio está situado en el barrio de la Seu, junto a la torre campanario.

Siempre se ha considerado que el primer reloj público de España fue instalado en la Giralda de Sevilla en 1396. A raíz de las investigaciones llevadas en el archivo de la catedral valenciana por el canónigo José Sanchis Sivera (* Valencia 05-01-1867 † Valencia 21-05-1937) podemos decir que el primer reloj instalado en España, lo fue en Valencia. En 10 de marzo de 1378 el cabildo de la catedral encargó a un mecánico relojero alemán (Johannes alamanus) la instalación de un reloj en la antigua torre campanario de la catedral, cuando esta, todavía se encontraba en la actual calle Barchilla. Este reloj de esfera de 24 horas estaba asociado a una campana que era tocada manualmente para avisar principalmente de los actos litúrgicos.

En 1413 se consideró adecuado instalar un nuevo reloj, este fue colocado en una de las esquinas de la desaparecida Casa de la Ciudad, hoy día, recuerdo de ese reloj solo nos queda el nombre de la calle que lo enfrentaba y que lleva por nombre calle del Reloj Viejo. Este reloj era atendido por dos personas que eran las encargadas de hacer sonar la campana a las horas estipuladas. Este reloj sobrevivió hasta 1418, cuando se decidió un cambio de ubicación del mismo, entre otras cosas porque el sonido de la campana al estar situada en un lugar bajo no era escuchada en todos los rincones de la ciudad ni alrededores.

La campana del reloj se hacía sonar para marcar las horas de apertura y cierre de las murallas, los horarios de los gremios, actos litúrgicos importantes o los relevos de la guardia de la ciudad, su función no era por tanto dividir el tiempo tal y como lo entendemos en la actualidad, sino regular la vida civil ordinaria de la ciudad.

El 21 de febrero de 1418 se firmó una concordia entre el consell de la ciutat y el cabildo catedralicio a fin de situar un nuevo reloj en la torre campanario (campanar nou) que en ese momento todavía se estaba construyendo. Se acordó colocar una campana gobernada por un reloj (la actual Miquel que da nombre al campanario), este reloj construido por el belga afincado en Valencia Robert de Melines, era un reloj de ruedas y cuerda, tenía una esfera pintada y también marcaba las fases de la luna.

El reloj colocado en 1426 tuvo que ser sustituido en 1446 pues su maquinaria adolecía de algunos defectos. La maquinaria fue colocada en el interior de una caseta adosada exteriormente al segundo cuerpo de la torre campanario, los relojeros contratados, tenían que tocar la campana de las horas de forma manual. En 1689 el reloj fue nuevamente renovado (esta vez por desgaste natural de la maquinaria) y sería este, el que llegó hasta mediados del siglo XX en que fue desmontado y su maquinaria desapareció, aunque se cree que fue vendida como chatarra. Este reloj a las horas en punto ponía en acción la maza que golpeaba la campana Miquel para dar las horas. Esta misma acción en la actualidad se sigue realizando, con la salvedad que la operación está regida por un ordenador.

El edificio de la casa del relojero nació por tanto como vivienda para la persona encargada del mantenimiento y funcionamiento del reloj en su ubicación del Micalet. El empleado salía de la casa y entrando por un portillo en la base la torre subía hasta su emplazamiento para cuidar del mantenimiento y lo más importante, darle cuerda. Que los relojeros eran empleados municipales y por tanto pagados por la ciudad, lo pone de manifiesto que mientas los campaneros dependían del cabildo catedralicio y vivían en la propia torre campanario, los relojeros eran ajenos a la catedral y residían por tanto fuera del recinto sagrado.

No sabemos cuando se construyó el edificio, se sabe que en 1675 ya estaba construida (libro de Murs e Valls), por tanto desde al menos el siglo XVII la casa del relojero fue una realidad. El edificio hoy conocido como Casa del Relojero, alza su estructura en planta baja, dos pisos altos y una cuarta altura como piso desván. Que se trataba de un edificio municipal lo delata la presencia en su fachada del escudo de la ciudad, elemento declarado desde 2014 Bien de Interés Cultural (BIC). El escudo que conserva pequeños restos de policromía, fue labrado en el primer cuarto del siglo XIX. Los dos pisos altos en su fachada frontal, distribuye dos balcones adintelados en cada uno de sus pisos, sustentados en tornapuntas de forja, el piso desván por su parte solo abre unos pequeños ventanucos. El edificio está construido en ladrillo con fachada revocada lucida.

Conservamos fotografías del último reloj que tuvo el Micalet, este consistía en una compleja maquinaría que estaba cobijada en el interior de una caseta que se encontraba situada a la altura del segundo cuerpo de la torre, adosada a su muro exterior. A lo largo de toda la calle del Micalet, adosados a la catedral, existía un conjunto de edificios conocidos como "casas de los canónigos", a mediados del siglo XX se tomó la decisión de demoler estas construcciones, la caseta del reloj en voladizo empezó a representar un peligro para la gente y finalmente fue también demolida. Para entonces (mediados siglo XX) no había necesidad ya de un reloj público. El último relojero de la ciudad encargado de su mantenimiento fue Juan Bautista Carbonell, que tenía abierto un comercio de relojería en la entonces Bajada de San Francisco (hoy plaza del Ayuntamiento).

El edificio del relojero entró en ruina al ser abandonado por el empleado municipal, la última actividad conocida en su bajo fue un comercio que llevaba por nombre "Cerería Gascó Sánchez"; al cerrar el comercio, el tiempo hizo el resto y finalmente el edificio tuvo que ser apuntalado. En 2021 los arquitectos Juan Miguel Martínez López y María Dolores Contell Jurado llevaron una total rehabilitación del edificio, dándole el aspecto que podemos contemplar en la actualidad. En las obras de rehabilitación se ha encontrado el arranque de un arco-puente que debía unir el edificio con el campanario, pero dicho puente nunca llegó a realizarse. El proyecto de construcción de este arco-puente está firmado por el arquitecto Cristóbal Sales en 1793, y según dicho proyecto el reloj debía ir colocado en la parte superior del arco.

Junto a la casa del relojero y en un pequeño solar que quedó libre al ser demolidos dos edificios colindantes con nuestra casa, se ha levantado de nueva planta, un edificio de corte muy actual que rompe con la estética de la casa del relojero, construcción que tiene detractores y defensores. Este nuevo edificio tiene comunicación interior con la casa del relojero y aunque exteriormente puedan parecer dos bloques, en realidad forman una sola unidad. El uso actual de este edificio es de oficina municipal de turismo y centro de interpretación del Santo Cáliz.

La casa del relojero en el recuerdo