El conocido como "castillo de Moraira" o "castillo de la mar", era un fortín encargado de la vigilancia y la defensa
del litoral levantino frente a las incursiones piratas del norte de África. Situada en la
población alicantina de Moraira, perteneciente al municipio de Teulada y junto a la playa de l'Ampolla.
En el momento de su construcción el peligro pirata y corsario había disminuido en
gran medida, por eso esta construcción se aleja de la típica torre vigía de vigilancia para convertirse en un castillete defensivo con guarnición permanente.
Se construyó hacia 1742, siendo esta fecha la que podemos encontrar en el escudo de armas que campea sobre la puerta principal. El puesto fue abandonado entre 1870 y 1880
entrando en una fase de abandono que lo llevó a la ruina. A principios de 1980 fue restaurada en su totalidad con el aspecto que hoy podemos contemplar. En la restauración se
primó en el exterior la conservación de su forma original, no así el interior que sufrió una completa renovación alejada de sus formas originales.
Adopta planta de las conocidas como de "pezuña de vaca", semicircular por la parte sur
que mira al mar y con formas rectas y aristadas mirando al interior. Sobre la puerta situada al norte había un puente
levadizo (hoy desaparecido) que salvaba un foso defensivo situada frente a la entrada. Los muros se alzan en talud hasta los 10 metros de altura,
está construida en mampostería con revestimiento de sillares de piedra, no dispone de almenas, en
su lugar un pequeño murete con siete aberturas para la colocación de piezas de artillería. La entrada es una puerta adintelada que mira al interior de la población, sobre el dintel
de esta podemos ver el escudo del
rey Felipe V y la fecha de terminación del fortín: 1742. La puerta está rehundida en el frontal de la construcción por lo que los muros laterales la abrazan y la protegen lo que
hace mas difícil la entrada al estar batida por ambos laterales.
En el interior del fortín se podía encontrar un pequeño aljibe de agua subterráneo, que
complementaba otro exterior situado en las cercanías. El interior se ilumina por tres
vanos situados en el frente sur que mira al mar y un cuarto vano situado sobre la puerta principal.
A la terraza se accede por una escalera de caracol situada en el interior del castillo.
Su no excesiva altura y sus formas redondeadas por la parte que mira al mar
nos sugieren que el fortín estaba preparado también para recibir el impacto de artillería enemiga o por lo menos no ofrecer
un blanco fácil a la misma. Una delgada imposta moldurada establece una línea de separación
entre el cuerpo y la terraza. Quedan restos de un matacán volado sobre uno de los muros laterales.
Frente a la entrada del castillo se alza un pequeño edificio de planta cuadrangular, es la
ermita de Nuestra Señora del Carmen, (ermita del castillo) que servía de auxilio espiritual a los habitantes
del fortín.
El castillo de Moraira en el recuerdo
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