Iranzu es uno de los monasterios fundados por la orden del Cister en Navarra, y aun
en España, que más fielmente sigue los modelos impuestos por estos monjes en la
región francesa de Borgoña, tanto en la organización de las distintas dependencias
monacales como en el espíritu decorativo, donde se impone la contención y sobriedad
preconizada por San Bernardo.
Este templo se comenzó a construir después de 1176, con la llegada de la orden
bernarda, prolongándose las obras hasta el siglo XIII, bajo el reinado de Sancho
el Fuerte.
Parece ser que ya en el siglo XI existía en este lugar una fundación monástica, regida
por la orden benedictina, que tenían como titular a San Adrián; con la desaparición
de esta congregación una nueva orden se hace cargo del monasterio, los cistercienses
fundados por San Bernardo.
El establecimiento de estos monjes en Iranzu data de 1176, favoreciendo especialmente
esta fundación el Obispo de Pamplona, don Pedro de París, quien llamó a su hermano
Nicolás, monje cisterciense de la abadía de Curia Dei, cerca de Orleans, para que
regentara como abad la nueva fundación navarra.
El monasterio de Iranzu surgió a iniciativa del Obispado de Pamplona a diferencia de los
otros cenobios cistercienses navarros que fueron fundaciones reales. No obstante, los reyes
lo favorecieron con numerosas donaciones y privilegios, así Sancho el Sabio permitió
que los ganados del monasterio pudieran pastar en los montes reales. Más tarde Sancho
el Fuerte, su hermana Constanza, Teobaldo I y Teobaldo II siguieron engrandeciendo al
convento con numerosas donaciones.
Iranzu llegó a reunir unas vastas propiedades, consistentes en tierras de cultivo,
pastos, molinos, iglesias parroquiales o pequeños monasterios rurales así como
casas, palacios o pueblos enteros. Sus dominios se extendían por toda Navarra, siendo
un núcleo importante los situados en la comarca próxima al cenobio, como Abárzuza e
Ibiricu. Nos obstante sus posesiones también se localizaban por el resto del reino, de
modo que el siglo XIII se extendían hasta Los Arcos, la Burunda, Milagro en la Ribera,
los Valles de Guesálaz, Goñi, Valdizarbe y la Cuenca de Pamplona, entre otros.
Fuera de Navarra, efímeramente, regentó un monasterio de San Sebastián y tras el avance
de la Reconquista en Andalucía Alfonso X el Sabio le concedió casas y tierras en
Sevilla y Córdoba.
En el siglo XIV el monasterio de Iranzu entra en un periodo crítico que llega hasta
el siglo XV, siendo una de las causas de ello la guerra civil que asoló Navarra, en la
que el convento tomó el partido agramontés. La anexión a Castilla trajo algunos problemas
de nombramientos y administración que no llegaron a solventarse hasta el reinado de
Felipe IV.
Con la desamortización de 1835 los monjes pudieron permanecer con la protección de los
carlistas, pero en 1839, tras el Convenio de Vergara abandonaron el monasterio, que pasó
a propiedad del Estado. Hasta este siglo ha permanecido totalmente abandonado,
iniciando la Institución Príncipe de Viana en 1942 una intensa reconstrucción del
conjunto monástico. Tres años más tarde se establece en el lugar la comunidad
religiosa de los teatinos, quienes regentan hasta el momento el monasterio.
Planta
Presenta tres largas naves con crucero y triple cabecera recta, separando las
distintas naves unos arcos apuntados sobre robustos pilares.
Cubierta
Se cubre la iglesia con bóvedas de crucería entre potentes arcos fajones.
Apoyos
Los nervios de las cubiertas apoyan en ménsulas y los arcos fajones en columnas
suspendidas con capiteles.
Decoración
Los únicos elementos decorados son estos capiteles y ménsulas, donde se esculpen
temas vegetales muy esquemáticos, según el estilo Cister.
Ventanas
Varias ventanas iluminan el interior concentrándose la luz especialmente en el
presbiterio, con el triple ventanal y rosetón central.
Exteriores
El exterior se impone por la fuerza y potencia de sus muros de sillería,
reforzados por contrafuertes.
Portada
A los pies se abre la sencilla portada de arco de medio punto abocinado, con
simples vegetales y columnas lisas.
Sacristía
Es una estancia de la primera mitad del siglo XVII, de estilo manierista, con
planta rectangular cubierta por bóveda de medio cañón con lunetos.
Claustro
El claustro se comenzó a finales del siglo XII o comienzos del XIII y se
prolongó hasta el XIV. La larga duración de las obras explica que el más puro
estilo cisterciense, visible en la crujía lindante con la iglesia, se evolucione
al estilo gótico imperante en el resto.
Galerías
Las galerías de medio punto de la zona más primitiva dan paso a los diseños
más complicados de arcos apuntados con trilóbulos interiores y ojos de buey
de elaborada tracería, propios de un gótico pleno.
Cubiertas y capiteles
De la misma evolución estilística participan las cubiertas de crucería y los
capiteles de hojas, donde las formulas esquemáticas del Cister van evolucionando
a las más naturalistas del gótico.
Lavatorio
Presenta planta poligonal y estilo gótico, aunque ha sido prácticamente reconstruido
en la restauración de 1942.
Sala capitular
Es una amplia sala, donde se reunían los monjes, construida a la vez que la iglesia,
a finales del siglo XII, con cubierta de crucería que apoya en dos columnas centrales.
A ella se accede a través de una sencilla portada de medio punto entre ventanas
abocinadas.
Cocina
La monumental cocina se construyó en el siglo XIII, destacando en ella la gran
chimenea central, soportada por cuatro potentes arcos apuntados. Cubre el lugar
una serie de bóvedas de crucería, con claves decoradas. Apoyan estas bóvedas en
ménsulas de modillones y capiteles con decoración vegetal y geométrica.
El exterior de la estancia ofrece la misma sobriedad que el resto del monasterio,
con muros de sillería reforzados por contrafuertes, emergiendo del conjunto la
chimenea.
Refectorio
Se accede desde el claustro a través de una portada gótica. La estancia, aunque
de origen medieval, fue profundamente transformada en el siglo XVII, datando de este
momento su actual aspecto.
Cillerería
Esta amplia nave rectangular, contemporánea de la iglesia, servía de almacén y
todavía mantiene sus potentes arcos fajones.
Casa Abacial
Forma ángulo con un pórtico muy restaurado que conserva el paño central con un arco
del siglo XII. Al mismo siglo corresponde la casa abacial con su arco apuntado
sobre columnillas, si bien fue remodelada en el barroco.
Texto: Folleto informativo Gobierno de Navarra
Departamento de Educación y Ciencia
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