La iglesia de San Miguel se ubica en uno de los nuevos barrios surgidos en
Estella como consecuencia de la expansión de la ciudad, el cual no está situado
junto a la Rúa de los Peregrinos, sino al otro lado del río. Dicho barrio o de
San Miguel se constituye en 1187, alrededor de un antiguo mercado, de acuerdo con
un documento de Sancho el Sabio de Navarra. El edificio posee una cabecera triconque
románica y tres naves más avanzadas, localizándose la escultura en las ventanas
de los ábsides, en la puerta sur y en la puerta norte, aunque aquí nos interesa
esencialmente la correspondiente a los ábsides y puerta norte, ya que la de la
portada sur está integrada por capiteles vegetales sin demasiado interés.
La puerta norte, protegida por un pótico tardío, es sin duda una de las obras más
interesantes de la escultura románica en Navarra. Poseé un timpano de medio punto
rodeado por cinco arquivoltas que apean en capiteles y, a ambos lados de la puerta,
hay adosados grandes relieves esculpidos en la zona baja de la fachada, mientras
que en la parte alta hay otro grupo de esculturas integradas por unas
pseudoestatuas-columna y unas pequeñas figurillas, algunas de las cuales se
sitúan bajo los arcos de
medio punto. Dado que desde el punto de vista compositivo no está muy clara la
ordenación de todos estos grupos de escultura, algunos autores han supuesto que tanto
los relieves laterales de la portada como las partes altas de ésta fuerón añadidos a la
puerta original e incluso que podian proceder de otras iglesias de Estella o de
otros lugares de esta misma iglesia.
Sin embargo, parece definitiva en este sentido la hipotesis de J.Lacoste, quien
basándose esencialmente en el estudio formal de la portada determina que la mayor
parte de su escultura fué concebida para el lugar que ocupa, pudiéndose admitir
únicamente que se produjese cierta reutilización o colocación distinta del proyecto
original en las partes altas. El autor supone que en esta zona se pudo proyectar
un apostolado que integrase un friso alto del tipo del de Sangüesa, pero que no se
llegó a completar, por lo que las esculturas destinadas a éste se montarón un tanto
desordenadamente en la zona superior de la fachada.
La iconografia de esta portada posee varios ciclos diferentes que se integran con
dificultad en un programa único. En el tímpano se realizó una imagen de Cristo en
Majestad rodeado por el Tetramorfos (derivado según J.Martinez de Aguirre de la
fachada Real de Chartres) y dos figuras laterales que han sido identificadas como
San Juan y la Virgen y que, desde el punto de vista compositivo, sigue el modelo
tradicional en el Norte peninsular durante el ultimo cuarto del siglo XII, al cual
ya nos hemos referido. Como elementos llamativos pueden citarse la mandorla
cuadrilobulada que rodea la figura de Cristo y el Crismón Trinitario que éste tiene
en la mano, en lugar del Libro de la Revelación. En las arquivoltas hay distintos
temas: la primera o interna presenta figuras angelicas; la segunda, parejas de
Ancianos del Apocalipsis con sus atributos típicos; la tercera posee figuras
aisladas de profetas; en la cuarta hay escenas de la Vida Pública de Cristo en la
que, según J.Martinez de Aguirre, se pone el acento en su caracter divino; en la
quinta se ralizarón escenas de vidas y martirios de santos, y en la moldura externa
con la que que acaban las arquivoltas, se tallarón diversos temas negativos, como el
castigo de la lujuria, etc. En los capiteles hay un ciclo de la infancia de Cristo,
que va desde la Anunciación a la Huida a Egipto, junto a dos temas de caza cuyo significado
parece ser decorativo.
A ambos lados de la puerta se realizarón, como se ha dicho, unos magnificos relieves.
El situado a la izquierda del espectador está ocupado por un pequeño ciclo dedicado
a San Miguel, patrón de la iglesia, que se inicia con la lucha del arcángel Miguel
con el dragón en presencia de una figura alada que, tanto R.Crozet como L.M. de
Lojendio, han identificado como el ángel afeminado y que, en realidad, creemos se
debe identificar con la mujer apocaliptica, la cual según el Apocalipsis de San
Juan recibió dos alas del gran águila para volar al desierto y huir del dragón.
Esta identificación encaja perfectamente con la escena de la lucha de San Miguel
de la que forma parte. A continuación el ciclo continúa con el episodio de la
Psicostasis y las consecuencias de este juicio individual protagonizado por San
Miguel, ya que se representó también el Seno de Abraham con los elegidos y el
infierno con los pecadores castigados.
Al otro lado de la puerta, a la derecha del espectador, hay otros relieves que
presentan la Resurrección de Cristo mediante la Visita de las tres Marías al
sepulcro vacío. Por último, en las parte alta hay figuras de apóstoles y figuras
de pequeño tamaño cuya iconografia no ha sido aclarada, pero que por comparación
con las arquivoltas, pueden identificarse sin problema con una pareja de ancianos
del Apocalipsis y dos profetas (en la enjuta izquierda de la puerta según el
espectador) y con una profeta y una escena indefinida a la Vida Pública de Cristo,
en el caso de la enjuta derecha. Estas identificaciones creemos que pueden ser
corroboradas porque ni los ancianos del apocalipsis de la segunda arquivolta ni
los profetas de la tercera están completos desde el punto de vista numérico y, a su vez,
esta identificación confirma la hipótesis indicada por J.Martinez de Aguirre sobre
el montaje tardío de la portada una vez realizadas las esculturas que la integraban.
En este sentido, es muy problable que el esquema de portada pensado incialmente fuese
más complejo y de mayor tamaño, por lo que al reducirse las dimensiones y quizá
eliminarse la zona en la que deberían colocarse las figuras de apóstoles, debierón
sobrar algunas esculturas que en parte se reutilizacón en la zona superior o enjutas
de la puerta. Dada la considerable variedad temática de este conjunto es dificil
aglutinar toda ella en un único programa iconografico, como han pretendido de
forma distinta J.Lacoste (en relación a la idea del Juicio Final) y J.Martinez de
Aguirre (en torno a la segunda venida de Crista y la lucha contra ciertas
herejias de la época, idea de la cual desliga el ciclo de los relieves laterales).
Sin embargo, pensamos que la coherencia temática debió existir en el proyecto
inicial de la portada y que se pudo perder al frustarse el modelo original que
ésta debía seguir.
Desde el punto de vista formal se han dado muchas y diversas opiniones, la mayoria
de las cuales distinguen un único taller y tres manos distintas en la fachada de la
iglesia, auqnue la distribución varía según los autores. Nosotros creemos en un
único taller en el que distinguimos tan sólo dos manos o formas de hacer individualizables.
Así, suponemos con J.Lacoste que el taller pudo ser iniciado por un escultor de
excelente calidad que debió realizar alguno de los capiteles de la cabecera y dos de los
relieves laterales (el de la Resurrección y el del combate de San Miguel), atribuyendo
el resto de la portada al taller formado por dicho escultor y en el que siguen sus
modelos plásticos lo más cerca posible, de acuerdo a la capacidad de sus diversos
integrantes. En relación a esto, Lacoste y la mayoría de los autores individualizan
las figuras del apóstol de la parte superior, pero, en realidad, sus rostros no son
muy diferentes a los de las arquivoltas e incluso, aunque sean de menor calidad, al
rostro de la "Maiestas Domini" del tímpano. Así pues, nos parecen del mismo taller y
momento y no creemos que deban diferenciarse de las arquivoltas.
Lo evolucinado de esta escultura, la delicadeza y alta calidad que muestran los
relieves de la Resurrección y el Combate de San Miguel, y la coincidencia general que
estos dos relieves presentan respecto al modelo estético seguido en el taller de la
Anunciación de Silos ha hecho suponer a J.Lacoste que es en dicho claustro donde debe
buscarse la filiación de la escultura de San Miguel de Estella. Este autor piensa también
que el modelo de Silos llegó a Estella después de haberse utilizado en Armentia, en una
serie de esculturas muy relacionadas con el conjunto navarro, pero que creemos de menor
calidad que los dos relieves citados de San Miguel.
Tal teoría tiene aspectos notables, pero no nos explica satisfactoriamente el origen
de las mejores figuras de San Miguel de Estella que, de algún modo, están conectadas
también con el ábside de la Seo de Zaragoza y con la escultura de Tudela, especialmente
con el tímpano de San Nicolás. En este sentido, hay que tener en cuenta la calidad de los
relieves del Combate de San Miguel y la Resurrección de Estella (especialmente en el caso
de las Marías) es superior a la ya elevada calidad del ábside zaragozano y del tímpano
de San Nicolás de Tudela. También puede añadirse en este punto que las figuras de
apóstoles de la zona alta de la fachada norte de San Miguel de Estella, a pesar de la
calidad bastante baja que evidencian, nos son ajenas al modelo de figuras sobre un
pedestal utilizado en las estatuas de apóstoles del ábside de la Seo de Zaragoza.
Quizá tanto el Maestro de San Miguel de Estella, que realiza el relieve de la Resurrección
y el de Combate de San Miguel, como el maestro de San Nicolás y la Seo de Zaragoza se
han formado juntos en un conjunto que todavía no hemos identificado pero que, de cualquier
modo, no creemos sea el taller de la Anunciación de Silos.
Todo ello nos inclina a adelantar la cronología de las primeras obras realizadas para
la puerta de San Miguel de Estella a una fecha ligeramente anterior o al menos
contemporanea del tímpano de San Nicolás de Tudela, aunque el resto de la escultura
de la portada estellesa pudo avanzar lentamente y retrasarse su conclusión. Ello y la
posibilidad apuntada de que la portada se montase algo tardiamente, nos hacen suponer
que el único dato documental que hemos citado y que hace alusión a la formacion del
barrio de San Miguel en 1187 ha podido confundir a algunos historiadores y problablmente
no supone una fecha límite después de la cual se ha de datar la construcción de la
iglesia de San Miguel, sino que quizá fué la confirmación oficial o de derecho de una
evidencia o realidad de hecho; la existencia de un prospero barrio integrado por francos
en el cual problablemente ya se estaba construyendo la iglesia dedicada a San Miguel. En fin, es
posible que las primeras esculturas de esta portada la debamos datar en la década de los
años 80 del siglo XII y, en contra de lo que hasta el momento habíamos supuesto, al menos
algunos de sus relieves pueden ser ligeramente anteriores o contemporaneos al tímpano de
San Nicolás de Tudela.
En definitiva, y aun no estando resueltos todos los problemas al respecto, es
evidente la importancia y complejidad de la escultura hispana del último tercio
del sigo XII, dentro de la cual merece atención especial la del Reino de Navarra.
También es claro que las relaciones plásticas fuerón abundantes y frecuentes entre los
reinos vecinos y ciudades cercanas, estableciendose un complicado entramado de
influencias y conexiones que hoy por hoy aún se nos escapa en parte y que quizá en el
último cuarto del siglo XII aún seguía siendo determinado por el Camino de Peregrinos,
del cual Estella era un punto destacado.
Relieve de la lucha del arcángel San Miguel con el dragón:
Este relieve está
entre lo mejor de esta fachada y puede atribuirse al que podemos calificar como
maestro de san Miguel de Estella, ya que problablemente fué él quien inició el taller
escultórico de esta iglesia, continuando después por alguno de sus discípulos. En las
figuras destacan los rostros sonrientes e idealizados y los pliegues abundantes y
movidos, todo ello típico de la escultura hispana del último tercio del siglo XII.
Iconograficamente forma parte de un segundo ciclo dedicado a San Miguel,
presentándolo en plena lucha con el dragón y junto a la mujer apocaliptica.
Esta, de acuerdo al texto de San Juan, posee alas en la espalda para huir al desierto y
librarse así del dragón.
Texto: Maria Luisa Melero Moneo
Cuadernos de Arte Español. La escultura románica en Navarra. Historia 16
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