ARENAS DE SAN PEDRO
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Capilla de San Pedro de Alcántara siglo XVIII
Cuevas del Cerro del Aguilar a 10 km.
Iglesia parroquial
Palacio del infante don Luis de Borbón siglo XVIII
Castillo de la Triste Condesa Singular castillo situado en el
centro de Arenas de San Pedro, tiene fábrica de mampostería granítica y planta cuadrada, con
torres circulares en los ángulos y cuadradas en la mitad de tres de sus lienzos, estando el
cuarto ocupado por la torre del homenaje. Esta cuenta con cuatro pisos y balcones superiores
con matacanes en el centro de sus caras. Aunque concebido para la defensa, fue residencia
señorial. Lo edificó el condestable Ruy López Dávalos, entre 1395 y 1423. Al caer en desgracia
política pasa a manos de Álvaro de Luna, nuevo condestable, y lo hereda su mujer cuando éste
es ajusticiado.
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ARÉVALO fotos
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Convento de San Francisco (ruinas) fundado en 1212 por San Francisco de Asís
Convento de Santa María La Real
Convento de las Montalvas (hoy Entidad bancaria)
Palacio de los Sedeño siglo XV con torre y esgrafiados decorativos en la fachada
Palacio de Ballesteros Ronquillo siglo XVI del que resta su renacentista fachada en piedra
Palacio de los Cárdenas siglo XVI (hoy hotel)
Palacio de los Montalvo siglo XVII
Ermita de la Caminanta siglo XVI
Puente de Medina siglo XIV
Puente de los Barros siglo XII el más antiguo de la villa
Arco de Medina siglo XVIII
Arco de los Descalzos siglo XVIII del desaparecido Convento franciscano
Hospital de San Miguel siglo XVIII (hoy residencia de ancianos)
Paneras reales siglo XVIII.
Historia
Muy vinculado siempre a la corona castellana, el señorío de Arévalo perteneció a Isabel de Portugal (madre de Ysabel la Católica), desde su boda con el rey Juan II de Castilla y hasta
su muerte en 1496, motivo este de su traslado con los infantes tras el fallecimiento del rey.
Fue para ella su referencia de hogar. Su hijo Alfonso y hermano de Ysabel la Católica se estableció
aquí, tras ser proclamado rey en la Farsa de Ávila y enterrado en el convento de San Francisco tras su temprana muerte.
Fernando I un emperador en Arévalo
Fernando I es el tercer hijo de Juana de Castilla llamada la Loca y de Felipe de
Habsburgo llamado el Hermoso. Nació el 10 de marzo de 1503 en Alcalá de Henares y
llega a la localidad a los pocos meses, por deseo expreso de sus abuelos Isabel y
Fernando, para apartar al niño de los problemas que enfrentaban a su madre y a su abuela.
En Arévalo residió en el Palacio Real, hoy desaparecido, hasta 1506, cuando deja
Arévalo para encontrarse con su padre, que muere en septiembre de este año en
Burgos. Después vive poco tiempo con su madre Juana y, finalmente, se queda con su
abuelo, de la mano de quien recibe su formación como príncipe del Renacimiento, tal y
como relatan documentos de la época.
En 1518 abandona la península ibérica, después de la llegada del nuevo rey Carlos I, el
futuro emperador Carlos V.
Fernando sigue en los países austriacos a su otro abuelo, el emperador Maximiliano I;
se convirtió en rey de Hungría y Bohemia, rey de romanos y, finalmente, en 1556 emperador
del Sacro Romano Imperio, cuando abdicó Carlos V.
Muere en Viena en 1564 y sus restos están en la catedral de Vito de Praga.
Texto: María Carmen Martín Alonso
Castillo Situado en las afueras del pueblo, es un castillo de
piedra y ladrillo, cuyo origen se remonta al siglo XIV con reformas en el XV y XVI. El rey
Pedro I el Cruel, encerró en él a su esposa Blanca de Borbón. Juan II y Enrique IV lo poseyeron,
entregándoselo este último a don Álvaro de Zúñiga. Fue posteriormente prisión de estado. De
planta pentagonal, tiene una magnifica torre del homenaje. Fue ampliamente restaurado en los años
cincuenta y sirvió de silo. En la actualidad pertenece al Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación y en él se encuentra un Museo de cereales.
Su estratégico emplazamiento, en el vértice del espacio definido por los valles del
río Adaja y del Arevalillo, resultaba fácilmente defendible. Era el lugar donde
convergían los lienzos de la muralla que rodeaban la ciudad.
Parece obvio otorgar un origen más remoto al conjunto, ya que hubo de estar construido
en los primeros tiempos de la existencia de Arévalo. Sin embargo, las partes más
antiguas del castillo actual datarían del siglo XIV, habiéndose reedificado en el
siglo XVI y restaurado íntegramente a mediados del siglo XX. Cuenta con una imponente
torre del homenaje en cuyo seno, se halla embutida una torre militar que hubo de
pertenecer al recinto amurallado precedente.
Pedro de Bobadilla, padre de Beatriz de Bobadilla (amiga de la reina Ysabel la Católica) fue alcaide del castillo.
Plaza de la Villa - Casa de Sexmos - Museo de Historia
La plaza de la Villa fue el centro neurálgico del Arévalo medieval y escenario de numerosos acontecimientos ligados a la vida de Ysabel la Católica.
En ella se encuentra el actual Museo de Historia, edificio histórico que fuera antigua Casa de Sexmos y lugar donde los Reyes Católicos firmaron el
tratado de Tordesillas. En él hay un espacio dedicado a Ysabel y su relación con Arévalo.
Iglesia de Santa María La Mayor
Siglos XII-XIII. En la plaza de la Villa.
Para muchos, esta plaza es una de las más bellas entre las de estilo tradicional
castellano. Sus casas porticadas, sustentadas por columnas de piedra o madera, muestran
sus estructuras de entramado de viguería y relleno de ladrillo. El cierre de este
conjunto, opuesto a la Iglesia de San Martín, lo conforma la Iglesia de Santa María con
una protogótica cabecera románico-mudéjar decorada con arcadas de medio punto de ladrillo y
su torre-campanario con arco de paso en su base, bajo el cual discurre la calle Santa
María. La campana de esta torre era la que realizaba los cien toques que indicaban el
cierre de las puertas de la muralla cuando llegaba la noche.
El interior de este templo sorprende por dos elementos: el restaurado artesonado de la
tribuna y los frescos que ornamentan la cabecera. Entre estos últimos se distingue un
gran pantocrátor (Cristo bendiciendo) central rodeado de los símbolos que representan
a los Evangelistas. Cabe destacar por su carácter único, el friso de ladrillos decorado
con rostros masculinos barbados cuyos significado no está del todo determinado. En los
muros laterales, se localizan pinturas con escenas de la Natividad, la Adoración de los
Reyes o el Anuncio a los pastores. En esta iglesia se celebraron los funerales de Isabel de Portugal (madre de Ysabel la Católica).
Iglesia de San Juan Bautista
Al lado de ésta se encuentra el lienzo mejor conservado de la muralla a la cual está
estructuralmente unida (se cree que la base de la torre pudiera ser un cubo de la propia
defensa). Este campanario y la cabecera mudéjar decorada con arcadas ciegas, que
permanece intacta al interior del templo al haber sido rodeada por otras dependencias, es
lo que resta de la iglesia románico-mudéjar. En el siglo XVI se construye la portada
de granito y en el siglo XVIII, las techumbres actuales sustituyendo a los artesonados
previos.
Su interior alberga un destacado patrimonio artístico sobresaliendo el retablo de la
Asunción del siglo XVI de estilo castellano-flamenco de la denominada escuela de
Ávila, la escultura románica en mármol de San Zacarías (mediados del siglo XII), un
Cristo gótico y los retablos procedentes de la Iglesia de San Nicolás de clara
inspiración jesuítica.
Iglesia de Santo Domingo de Silos
Situada en la plaza del Arrabal.
Desde el medievo, esta plaza ha sido el centro comercial de la localidad. Aún hoy, bajo
sus soportales, los morañegos realizan transacciones de todo tipo especialmente el martes
día de mercado semanal. Cerrando uno de sus flancos, se sitúa la iglesia de Santo
Domingo que cuenta con una cabecera mudéjar del siglo XII decorada con arcadas de
ladrillo. El resto de su apariencia externa es posterior ya que su fachada principal
data del año 1572 y la torre es del siglo XVIII aunque la base de ésta sea previa con
pinturas murales fechadas en 1520. Por detrás de la plaza se localiza un mirador sobre el
río Adaja desde el que se divisa toda la ribera fluvial.
De su interior, dividido en tres naves separadas por arcadas de piedra, sobresalen las
tallas exentas de la patrona de Arévalo y su Tierra, la Virgen de las Angustias, obra
atribuida a Pedro de Salamanca y la de San Francisco de Asís del taller de Gregorio
Fernández. La reja que delimita la cabecera es una estupenda obra de forja plateresca de Bartolomé de Jaén.
Los restos del infante Alfonso (hermano de Ysabel la Católica) y su madre Isabel de Portugal, fueron enterrados
en primera instancia en esta iglesia.
Iglesia de San Nicolás y Colegio de Jesuitas
Este conjunto arquitectónico se comenzó a construir a partir de 1593 y consta
de un inmueble en el que se impartían las clases y residían los estudiantes, y la
iglesia que presenta un deteriorado estado. Con la expulsión de los jesuitas, el
patrimonio existente en su interior se trasladó a otros lugares, la iglesia pasó
a ser parroquia y el Colegio fue teniendo los más diversos usos.
Iglesia de San Martín Siglo XII.
Esta iglesia está dominada por sus torres, denominadas gemelas pero que, en realidad,
son diferentes en cuanto a aspecto y cronología. La de los ajedreces es la más antigua
y aparece decorada en su parte superior, entre otros motivos, por tableros en ladrillo
de este juego. La "nueva" (datada en torno al año 1200) presenta un desarrollo liso sólo
interrumpido por el cuerpo de campanas y el friso superior con de arcadas de medio
punto.
El único atrio en piedra existente en la localidad se encuentra en esta iglesia, con
columnas que rematan en capiteles decorados en el más puro estilo románico pero cuyos
motivos, debido a la erosión, son difícilmente identificables. El interior del templo
no se corresponde con su imagen exterior ya que sufrió diversas reformas la más
significativa de las cuales, en época barroca, le dotó de unas magnificas bóvedas y
cúpula.
Enfrente de este templo se sitúa la antigua Alhóndiga (siglo XVI) donde se almacenaba
el grano que garantizaba el suministro a la ciudad.
Iglesia de San Miguel
Extraña planta de cabecera recta la de esta iglesia que además aparece decorada al
exterior con arcadas y círculos de forma un tanto anárquica. Como el resto de los
arevalenses, su primera etapa constructiva resulta poco clara, pero en el siglo
XIII ya estaría edificada. Las reformas posteriores han modificado sustancialmente
su imagen originaria. Su interior está exento de mobiliario si exceptuamos el estupendo
Retablo Mayor, con tablas pintadas por Marcos Pinilla en 1507 insertadas en una
estructura del siglo XVIII. Se conserva alguna de las pechinas del antiguo artesonado
que cubría la iglesia y han aparecido pinturas murales en varios de sus paramentos.
Iglesia de El Salvador
La judería se extendía hasta las inmediaciones de este templo cristiano. Como en el
resto de las iglesias de Arévalo, su fundación se fecha en el siglo XII aunque, en la
actualidad, de esos momentos tan sólo restaría la torre y la capilla románica situada
bajo ella. El resto de la edificación es del siglo XVI. Su interior se encuentra dividido
en tres naves por grandes arcadas sustentadas sobre columnas de piedra y sus cubiertas
son bóvedas y una cúpula barroca. Distribuidos por toda la iglesia se encuentran los
pasos procesionales utilizados en la Semana Santa de la localidad, algunos de ellos
verdaderas joyas de la imaginería. Además destaca el retablo de la Capilla de los Dávila
realizado en gran parte por Juan de Juni hacia 1573 y que por fallecimiento del
artista, es finalizado por su hijo Issac de Juni.
Ermita de La Lugareja
Siglo XII. Está considerada como uno de los monumentos cumbre del románico mudéjar
castellano. Se localiza a corta distancia de la población, en la carretera que se
dirige a Noharre.
Esta ermita corresponde realmente a la cabecera de la Iglesia del Convento de Santa
María de Gómez Román, monasterio cisterciense asentado allí desde el siglo XII. Su
triple ábside aparece decorado con series de arcadas ciegas dobles a partir de un
zócalo de mampostería. En la parte superior del crucero se sitúa un cimborrio y una
cúpula como cubierta interior, solución arquitectónica poco habitual que, a su vez,
cuenta con series de siete arcadas ornamentales en cada uno de sus flancos al
exterior.
El encalado del interior hace que los motivos decorativos en ladrillo resalten aún
más, creando un bello contraste. El Retablo Mayor es barroco.
Convento de la Santísima Trinidad (restos)
Siglos XIII-XVIII. En el moró, entre otros célebres religiosos, fray Juan Gil, el
trinitario que liberó a gran número de cautivos en Argel entre los que estaba el
célebre escritor Miguel de Cervantes.
Arco del Alcocer
Este monumental arco es la única puerta de la muralla que se conserva y es donde se
ubica la Oficina de Turismo. Por el mismo se accede a la plaza que debe su nombre al
hecho de que allí se localizaba el Palacio Real.
Palacio del General de Río
siglo XVI. En su interior se conserva la denominada "Marrana Cárdena", una escultura
céltica en piedra de la que existe una réplica en la plaza de El Salvador.
Palacio del Conde de Valdeláguila
Siglo XVI. Cuenta con una bonita torre coronada por una galería. Hoy es un restaurante.
Palacio de los Altamirano y Casa de las Milicias
Siglo XVI. La fuerte presencia, durante la Edad Media, de minorías religiosas como eran
los hebreos y los musulmanes dejó su huella en la ciudad. El urbanismo es la influencia
más evidente en zonas como el entorno de la calle Larga y de la calle Mayor de la
Morería, conformado por callejuelas intrincadas. Después de la expulsión de dichas
comunidades en el siglo XV, estas áreas quedan desocupadas y algunos nobles construyen
allí sus casas solariegas que patentizan su poderío. Entre ellas destacan el
Palacio de los Altamirano (en restauración) donde habitaron los abuelos del conquistador
Hernán Cortés y que cuenta con un vano en esquina al estilo extremeño, el de los
Ossorio o la Casa de las Milicias Concejiles, todas ellas datables en torno al siglo
XVI.
Palacio de los Ossorio
Siglo XVI. Se trata de un gran caserón en ladrillo con portada de sillería de
granito.
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ÁVILA fotos
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A orillas del río Adaja
Gentilicio: abulenses
Ermita de San Segundo
Iglesia de San Andrés
Iglesia de San Juan siglo XVI (lugar de bautismo de Santa Teresa)
Iglesia de Santa Teresa de Jesús barroca siglo XVIII
La Catedral siglo XIII
Los cuatro postes
Museo Provincial en la casa de los Deanes siglo XVI
Palacio de Valderrabanos siglo XV (hoy hotel)
Las murallas
Presenta un perímetro de 2.516 metros, un grosor medio de 3 metros, una altura de 12 metros, nueve puertas y
tiene 88 torreones
o cubos. En muchos tramos del recinto se reutilizan bloques de piedra labrados en época romana procedentes de las
necrópolis, de construcciones civiles o incluso de la vieja muralla romana o de la visigótica.
No se conoce con precisión la cronología del levantamiento de las murallas. Aunque existiera una modesta cerca ya desde
el primer momento de la conquista, la actual muralla es obra de la segunda mitad del siglo XII, tal y como atestiguan
su morfología y diversos documentos.
• Jardín de San Vicente.
Es aquí donde los lienzos alcanzan mayor altura (15 metros), ya que en esta parte los paños que unen los cubos fueron
reelevados hasta alcanzar la misma altura de éstos. Esta operación constructiva debió realizarse en el siglo
XIV ya que idénticas soluciones están documentadas en otras murallas castellanas, como consecuencia de los numerosos
enfrentamientos bélicos de la época, debidos a la debilidad del poder de la Corona. Desde el jardín de San Vicente
se puede percibir en estos lienzos, mejor que en ningún otro lugar, cómo se alternó el empleo de sillares procedentes
de anteriores construcciones e incluso de piezas funerarias romanas (hechos de granito gris) con la mampostería
medieval (granito rosado). Dado que aquí la distancia entre los cubos es mayor de lo habitual, se construyeron también
matacanes en el centro de los lienzos para reforzar la protección. A pesar de estas y otras reformas la muralla de
Ávila siguió conservando el carácter eminentemente pasivo de sus defensas, dada su concepción poliorcética arcaica.
Resulta curiosa la curva que en este punto traza la cerca. No se ha hallado una explicación satisfactoria para
este asunto si bien se propone la hipótesis de que, donde hoy se emplaza el jardín de San Vicente, se
encontraba la necrópolis romana.
• Puerta de San Vicente.
Similar a la del Alcázar; también conserva vestigios y testimonios de sus anteriores artilugios defensivos.
Recientes excavaciones han hecho aparecer, en torno al cubo sur, a unos tres metros debajo del suelo actual, la
anterior puerta de la muralla romana junto con cinco hiladas de sillares, además de muchos fragmentos cerámicos de
los siglos I a V d.c.
Parcialmente embutido en el costado interior de la torre, ha aparecido un berraco, perfectamente conservado de
dimensiones considerables: 1,7 metros de largo por 1 de alto. Posee detalles de gran calidad artística: mandíbulas,
lomos, cuartos traseros, pezuñas .... Lo más impresionante es que se conserva "in situ" ya que está tallado en la gran roca
sobre la que se elevaría la torre medieval. Teniendo en cuenta que su datación oscila entre el siglo I ac. y el I dc. y
que las pezuñas del zoomorfo se encuentran al mismo nivel que la puerta de la muralla romana, podríamos concluir que
este hallazgo nos remite a una convivencia entre la cultura indígena y la romana. No está descartada la posibilidad
de que enfrente de él, a la otra parte de la puerta, se halle otro berraco flanqueando la entrada al poblado indígena-romano.
• Puerta del Alcázar
Se trata del elemento más solemne del conjunto defensivo. Presenta dos inmensas torres unidas en su parte
superior por un espectacular puente, único entre las murallas europeas y cuya función primordial fue la de
reforzar la protección de la puerta. A sus costados sobresalen dos mensulones, que servían de apoyo para un cadalso de
madera desmontable o como pieza del puente levadizo. Hubo además otros complementos defensivos hoy desaparecidos, como
el foso o cava y la barbacana, barrera de poca altura que servía para impedir que las máquinas de guerra rodantes se
pudieran acercar a los muros y para dificultar las labores de zapa de los sitiadores.
Esta puerta ha sido restaurada en numerosas ocasiones. La restauración de 1907, obra de Repullés, dotó al conjunto de
unas almenas que nunca tuvo y que imitan a las de la Puerta de San Vicente.
En la mentalidad colectiva medieval las puertas simbolizan franqueza, alianza entre quienes vienen de fuera y quienes
viven dentro. También significan peligro y vulnerabilidad, por ser el contacto con el mundo exterior: (sic)"Onde las puertas
delachiudad avían de fincar, facían ende más detenencia, e bendecian e oraban más que en los otros lugares, diziendo
exorcismos contra los enemigos del linaje humanal".
• Torreón del Alcázar o Torre del Homenaje. Esta torre es lo que queda del Alcázar de la
ciudad que, construido pocos después de acabada la cerca, fue demolido hacia 1927-1930 para levantar en su lugar el
Banco de España. El Alcázar fue la sede del poder real en la ciudad. Allí vivía el alcaide quien por concesión de la
Corona, amplió su jurisdicción militar al ábside de la Catedral.
Al demolerse el alcázar parte del solar resultante se convirtió en plaza y jardín, en el que se sitúa un berraco
celta procedente del cercano castro de las Cogotas. La datación aproximada de este zoomorfo se remonta a los
siglos IV o V ac. La parte más alta de esta torre fue restaurada en 1907 por Repullés con criterios excesivamente
historicistas. Es probable que este torreón, junto con el de la Esquina, dispusiera en el siglo XIV de chapiteles
emplomados, como era habitual en las fortalezas de la época. De esta forma ambas torres serían más altas de lo que hoy
son y aquella esbeltez daría satisfacción a los representantes del poder real.
Hacia 1530, cerca de aquí, se levantaba la Alhóndiga, un edificio concejil con funciones de depósito de granos para
garantizar la sementera y como reserva alimenticia de emergencia. Fue demolida en 1876 y varios de los interesantes
bajorrelieves e inscripciones que adornaban su fachada están distribuidos por los jardines que rodean la muralla.
• Torre de la Esquina o del Baluarte.
Formaba parte como la anterior del viejo alcázar. Era el lugar desde el que habitualmente se observaba cualquier
movimiento que eventuales enemigos realizaban en el valle Amblés.
Algo más allá se extienden los barrios de las Vacas, de Santiago y de San Nicolás, lugares ocupados en la Baja
Edad Media por la pujante morería. Superando los modernos bloques de viviendas se halla el VAlle Amblés, cruzado por
el Adaja y su excepcional Soro. Las construcciones dispersas por el fondo del valle no impiden que observemos el
Santuario de Sonsoles a media ladera y, recortada contra el horizonte, la Serrota una de las estribaciones septentrionales
del Sistema Central. En Sonsoles hay una iglesia gótica, construida a finales del siglo XV. En un camerino de azulejos
se expone la venerada imagen de la Virgen.
En la base de este cubo, a unos 5 metros de altura y mirando hacia el sur, se conserva una estela funeraria con una
inscripción fechada hacia el año 96-97 de nuestra era. Como las necrópolis romanas sólo surgían en los núcleos de
carácter urbano, cabe considerar que este documento en piedra es algo así como la partida de nacimiento de Ávila
como ciudad.
Basílica de San Vicente
Según la leyenda, al morir en el siglo XII San Pedro del Barco varios lugares de la provincia se disputaban el honor
de ser sepultura del santo. La solución fue cargar el cadáver sobre una vieja mula con los ojos vendados y que ésta
se dirigiera donde quisiera. Al llegar la mula a la iglesia de San Vicente su huella quedó grabada en una piedra y
al instante, cayó fulminada; fue enterrada frente al templo, junto al cubo que lleva su nombre. Desde lo alto de
este cubo se disfruta de una perspectiva inédita de San Vicente, el templo de los mártires Vicente, Sabina y Cristeta,
muertos violentamente en tiempos de Diocleciano (siglo IV). La cabecera de este templo se inicia a finales del siglo
XI con influencias de San Isidoro de León, Fromista y Santiago de Compostela. En la segunda mitad del XII se
completan las naves y una excepcional colección escultórica. No obstante, la pieza de más valor del conjunto es el
mausoleo realizado para acoger los cuerpos de los mártires (sus restos descansan en la Catedral de Burgos). Sus
relieves relatan el martirio de los tres hermanos y el episodio de una serpiente que quería ahogar al judío que
ayudaba a los torturadores así como la posterior conversión de este. La organización del relato en variadas escenas
semeja nuestras viñetas, de forma que se ha dicho que aquí hay que buscar el germen del cómic del siglo XX.
Iglesia de San Pedro
Como si la barrera material que protege la ciudad fuera insuficiente, Ávila dispone de un segundo anillo protector
en torno a ella; son las numerosas iglesias románicas que se sitúan enfrente de cada una de las
puertas de la muralla.
La de San Pedro es de estilo románico, comenzó a construirse en el primer tercio del siglo XII, a la vez que
San Vicente y San Andrés. Iniciada por el ábside, como todos los templos de su época, sus obras se alargaron
durante todo el siglo y llegaron hasta el siglo XIII. Puede decirse, por tanto, que su construcción fue coetánea a la
de la muralla.
Es iglesia formalmente muy influida por la basílica de San Vicente. Las cubiertas de las naves, a medida que crecían en
altura, se vieron afectadas por las innovaciones aportadas por el gótico. El gran rosetón cisterciense que hay sobre la
puerta oeste es de pleno siglo XIII aunque ha sufrido una innoble restauración. La fachada norte posee una puerta muy
trabajada, en la que las arquivoltas se adornan con geometrismos y rosetas, similares a las de la Catedral. El interior
alberga valiosos retablos en sus capillas, imágenes y pinturas, entre las que sobresale una Anunciación del XV, del maestro
de Riofrío, o una tabla con una escena de la Virgen, de Juan de Borgoña.
Iglesia de Santiago
Con una torre octogonal, a su alrededor se acurrucan las casas del arrabal del mismo nombre. La iglesia actual es del
siglo XVI pero conserva elementos de una románica anterior que tuvo gran importancia en el Ávila medieval; según la
tradición allí se enterraron algunos de los adalides más importantes de la ciudad, como Nalvillos, el que casó con Aja
Galiana, o como Gómez Ximeno, vencedor en 25 batallas contra la morisma. Era la sede de la poderosa Orden de
Santiago (todavía se conserva la tribuna desde la que oían misa los caballeros de la Orden que se hallaban en
prisión) por lo que abundan las conchas en todo el edificio. A pesa de estar dedicada a Santiago Matamoros, era la
iglesia que señoreaba la morería. Efectivamente, en este soleado barrio se fueron asentando a lo largo de la
Baja Edad Media los mudéjares abulenses, quienes compartieron vecindad con los campesinos que se trasladaban a vivir
a la ciudad y cultivaban las huertas cercanas.
Los mudéjares (musulmanes que vivían en territorio gobernado por cristianos) eran laboriosos y pacíficos. Se dedicaban
a actividades de la construcción (alarifes, carpinteros ...) y al pequeño comercio.
El ábside de la Catedral
La actual Catedral se comenzó entre 1160 y 1180, cuando la muralla llevaba varias décadas construyéndose. El ábside
o cabecera de la Catedral, conocido por los abulenses como cimorro, está unido a la muralla formando uno de los
elementos más fuertes de todo el conjunto defensivo. La parte externa del ábside, la que da a la calle de San Segundo, es
un forro añadido a finales del siglo XIV que ocultó los absidiolos y reforzó el carácter militar del templo. El ábside
posee tres barreras sucesivamente más altas de almenas, la más externa de las cuales forma un matacán corrido
dotado de gigantescas almenas y de una galería por la que los soldados hacían la ronda.
Según la tradición, los abulenses hicieron asomar desde estas almenas al hijo de doña Urraca (el futuro Alfonso VII) para
que desde abajo lo viera Alfonso el Batallador, su padastro, ya que no se fiaban de sus intenciones. El rey aragonés,
ofendido por la desconfianza, ejecutó a 60 rehenes dando origen a la leyenda de las Hervencias.
El carácter defensivo de la Catedral no se limita a la cabecera; las almenas están presentes en numerosos puntos del
edificio. No se trata de un mero recurso estético sino que, al ser un lugar relativamente vulnerable, se
exigían defensas reforzadas.
ver planta
Palacio Episcopal
El actual palacio episcopal fue con anterioridad la casa de los señores de Navamorcuende y Villatoro, es decir, una
de las dos ramas en que se dividió el linaje más influyente de la ciudad, los Dávila. Este palacio pasó en el siglo
XVII a los jesuitas y, al ser expulsados de España en el siglo XVIII, al obispado. Es el único punto del recinto
amurallado donde ha desaparecido el adarve, pues vaciaron el muro y recrecieron el lienzo.
El Episcopio
Ya hemos visto cómo desde el primer momento de la repoblación los centros del poder urbano procuraron asociarse a
las murallas. Al representante del poder real (el alcaide y su alcázar) y al Cabildo catedralicio habría que añadir
el obispo. Conviene recordar que la institución episcopal tenía una gran autonomía respecto al Cabildo ya que los
miembros de éste -los canónigos- representaban al alto clero local generalmente emparentado con los miembros de la
nobleza urbana. En cambio el obispo era el representante del papa y también quien defendía la política eclesiástica de
la Corona en la ciudad.
El palacio episcopal ocupaba y defendía varios lienzos del tramo de levante de los muros. Está documentada su
existencia desde 1191 y del viejo palacio ha llegado hasta nosotros el llamado episcopio, un venerable inmueble
recientemente restaurado que debía cumplir funciones de salón de recepciones del obispo. Se trata del inmueble
civil más antiguo con que cuenta la ciudad. Aquí, según la tradición, fue acogido el Rey Niño que aparece en el
escudo de la ciudad. De este palacio también subsisten la portada que daba entrada al conjunto palaciego (frente a la
puerta norte de la Catedral) y una ventana esquinada de gusto renacentista frente al torreón del palacio de los
Velada.
Palacio de los Dávila
El palacio de los Dávila de Villafranca y las Navas, es el palacio nobiliar más antiguo de la ciudad, con algunas
partes del siglo XIII y otras posteriores. Posee diversas fachadas y patios, todos ellos de gran valor. Al acabar la
Edad Media se relajó el carácter militar de la muralla y los dueños de este palacio abrieron en ella, sin ninguna
autorización, sendos portillos mirando al valle Amblés. En 1507 la reina Juana La Loca, en una de las visitas realizadas
a Ávila, ordenó que tales portillos fueran cegados. Sin embargo, en un gesto de revancha y de soberbia, el nieto del
señor de Villafranca ordenaría en 1542 abrir en la fachada norte de su palacio una ventana renacentista con una
inscripción que dice: Donde una puerta se cierra otra se abre. Además construiría, encima de la puerta del Rastro, un
hermoso mirador desde el que según la leyenda una dama se comunicaba con su amado mediante un juego de espejos.
Casa de las Carnicerías
En este lugar se encontraba el Postigo del Obispo, pequeña puerta abierta en la muralla que comunicaba la Catedral con
el barrio extramuros donde vivían gran parte de los clérigos. Eran tan frecuente los alborotos entre el Cabildo y
clerecía y el Concejo que en el siglo XVI éste cerró la puerta a cal y canto en 1518. Pero el dinamismo y crecimiento
de la ciudad en aquella centuria aconsejaron abrir a finales del siglo una nueva y más amplia puerta (la actual) para
permitir el transito de grandes carros.
Por otra parte, aprovechando los entrecubos, el Concejo levantó en este lugar las Nuevas Carnicerías en 1591 en
sustitución del viejo y poco higiénico rastro. El edificio probablemente fuera obra, lo mismo que la cercana capilla
de San Segundo y que la iglesia de San José, de Francisco de Mora, el discípulo predilecto de Juan de Herrera y
arquitecto de los reyes de la época. Su estilo se basa en la herencia del autor del Escorial, si bien comienza a
alejarse algo de la desnudez grandiosa del maestro.
Casa de la Misericordia
Conocida como Casa del Caballo, por el relieve de San Martín a caballo partiendo su capa con un pobre, es obra pía
fundada a mediados del siglo XVI por el clérigo acomodado, el racionero Manso.
Palacio de los Sofraga
La nobleza local gustó de adosar sus mansiones al interior de los muros, en la parte alta de la ciudad, a fin de
asociar su familia a un elemento tan cargado de simbolismo y prestigio como las murallas. Los poderosos debían vivir
dentro y en la parte alta del recinto; los menos afortunados se asentaban extramuros y en las zonas húmedas y
poco soleadas. En consecuencia, en esta zona alta de la ciudad abundan los palacios y mansiones señoriales. Distinguirse
del pueblo llano y de quienes debían su posición al propio esfuerzo fue una obsesión de los nobles abulenses.
El grupo de los caballeros-guerreros no sólo ocuparía los mejores lugares de la ciudad sino que monopolizaría el poder
político en el Concejo y los emplearía en su propio beneficio. La idea entonces aceptada del privilegio social
llevaría durante el Renacimiento a alguno de estos nobles a convertir en un coqueto mirador el tramo del adarve que
correspondía a su palacio.
En este grupo podemos incluir el Palacio de los Sofraga, el de Bracamonte y el de los Águila.
Monasterio-Convento de Santo Tomás Monasterio de dos plantas y
tres claustros que alberga un interesante Museo de Arte Oriental, fue construido en el siglo
XV (como fray Tomás de Torquemada como primer prior), funcionó más tarde como centro universitario,
sufrió el saqueo de tropas francesas en la Guerra de la Independencia y fue desamortizado en
1844. La iglesia es de planta de cruz latina, de una sola nave y ocho capillas laterales, cubiertas
por bóvedas de crucería. Bajo el altar mayor descansan los restos del único hijo varón de los
Reyes Católicos, el prematuramente fallecido príncipe don Juan, en un sepulcro de alabastro labrado
por Domenico Fancelli. También es destacable el Retablo Mayor, obra de Berruguete, y un coro de
setenta y tres sillas de nogal.
Monasterio de la Encarnación Iniciado en 1479 por doña Beatriz de
Higuera, fue el convento que eligió Santa Teresa para ingresar como novicia en la Orden del
Carmelo en 1535; en él permaneció 27 años y de él partió para llevar a cabo la reforma carmelita.
San Juan de la Cruz vivió en él desde 1572 hasta 1577, siendo capellán y confesor de las monjas.
Construido sobre un antiguo osario judío, su iglesia, modificada en los comienzos del siglo
XVIII, conserva los primitivos coros, alto y bajo, comulgatorio, confesionario de San Juan de la
Cruz practicado en el muro y la celda de Santa Teresa en la capilla de la Transverberación.
Cuenta en su interior con un museo dedicado a Santa Teresa.
Posee un gran claustro renacentista de dos pisos, la iglesia con portada palaciega tiene ornamentación
barroca y fue reformada en el siglo XVIII.
Monasterio de San José Fue la primera fundación de Santa Teresa, con
la ayuda de su hermana, su cuñado y el obispo de Ávila. El monasterio se componía de una serie
de casas y una pequeña iglesia que se agrupan creando un espacio arquitectónico diferente al
del resto de los conventos de la ciudad. Se conservan algunas dependencias como la cocina, el
refectorio, la ceda la Santa y el claustro. La iglesia actual, de Francisco de Mora, iniciada en
1610, es de estilo herreriano y excelente sillería. Se encuentran en ellos los sepulcros orantes
en alabastro de los Señores de Guillamas y el Obispo de Mendoza. Con este monasterio se inaugura
el estilo de los templos de la orden, de triple pórtico sobre el que avanza el coro, una sola
nave y capillas a los lados.
Real Monasterio de Santa Ana Antiguo monasterio de monjas benedictinas y
en la actualidad sede de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Ávila, fue
fundado en 1331 y en él se alojó durante algunas temporadas quien más tarde sería coronada como
Isabel la Católica, así como los reyes Felipe II y Felipe III. En la segunda mitad del siglo
XVI las religiosas decidieron renovar el monasterio y la iglesia, por lo que poco quedó de la
fábrica primitiva. Mantiene un bellísimo claustro formado por tres pisos de arquerías (desde uno
de cuyos lados se aprecia la espadaña de la iglesia), una notable sala capitular y un templo de
sillería de granito y piedra arenisca de una sola nave, convertido en auditorio.
Convento de la Magdalena
Habitado por monjas de clausura, el de las Concepcionistas o de la Magdalena incorpora un antiguo templo
románico cuya portada norte puede todavía observarse. Antes fue uno de los numerosos y pequeños hospitales
de la ciudad. En los siglos XVI y XVII su patio central se utilizaba como Teatro de la ciudad. Los beneficios
de la recaudación eran destinados al mantenimiento del hospital.
Convento de Nuestra Señora de Gracia
Habitado por monjas de clausura. Monasterio levantado a principios del siglo XVI sobre el solar de la mezquita
de la Solana, siendo mozuela Santa Teresa pasó año y medio en un riguroso régimen educativo reservado a las hijas
de la nobleza local. Mas tarde, en 1564 San Juan de la Cruz intervino en ese convento para exorcizar durante ocho
meses a una monja que, se decía, estaba poseída por el demonio. La capilla del monasterio conserva un retablo
renacentista sufragado por don Pedro Dávila, contador real y regidor de la ciudad, en memoria de sus padres
judeo-conversos cuyos sepulcros están colocados a ambos lados del altar mayor. Toda la obra de carpintería de la
iglesia fue diseñada y realizada por dos moriscos locales.
Mercado Grande
Desde el siglo XIII está documentada la existencia de los mercados Grande y Chico. Ambas plazas contaban con
soportales con el objeto de facilitar las actividades comerciales. En 1518, en el Grande, se sustituyeron los pilares
de madera por otros de piedra. Estas plazas tenían como principal razón de ser el realizar en ellas el mercado
semanal donde se intercambiaban productos de primera necesidad a la vez que se vendían mercancías venidas de lejos.
Durante muchos años los reyes concedieron a Ávila el privilegio de tener mercado franco. Desde la Baja Edad Media en
estas plazas, y en el coso de San Vicente, se celebraban las corridas de toros, para lo cual se montaban unas
talanqueras de madera y se alquilaban los balcones de las casas particulares. También se organizaron en ellas festejos y
celebraciones extraordinarias, tales como la recepción ofrecida al emperador Carlos V en 1534 (Mercado Grande) o la
decapitación en 1591 del noble don Diego de Bracamonte acusado de distribuir en la ciudad unos panfletos anónimos contra
la política fiscal de Felipe II (Mercado Chico).
A finales del siglo XV se instalaban frente a la iglesia de San Pedro los tablados donde, bajo la presidencia de
Torquemada, la Inquisición celebraba su Autos de Fé contra los judeo-conversos.
Paseo de Rastro
Debe su nombre al matadero municipal o rastro que existió hasta finales del siglo XVI en la actual Plaza
del Rastro, que se halla intramuros al finalizar este paseo. A mediados del siglo XIX se realizó el presente
muro de contención y la verja.
Desde este punto, se avistan las montañas por las que siempre venían los moros. Las murallas en la Edad Media
significaban el limite entre el espacio salvaje y el espacio humanizado. El primero era percibido como un
espacio caótico y peligroso que contrastaba con la seguridad y el orden que proporcionaba la cerca.
En el campo vivían las personas que ocupaban los lugares más bajos de la escala del privilegio, los campesinos. Sin
embargo ellos y su trabajo mantenían la ciudad y a sus habitantes. La preeminencia de la ciudad sobre la tierra,
llegaba hasta el punto de que sobre los campesinos recaía el 80% de cualquier gasto en infraestructuras urbanas,
incluido "el reparo de los muros", es decir el arreglo de la muralla. No es extraño que los rústicos al
acercarse a la ciudad pensaran que detrás de las murallas lo que había era un espacio de poder y de dominación.
Calle de San Segundo
Conservó hasta 1982 casas adosadas a la muralla. Al ser un lugar llano, esta era una de las zonas donde la muralla
podía ser vulnerable. Por ello se levantó, probablemente en los siglos XIV o XV, otra barrera paralela y más baja
llamada barbacana que, como obra más moderna, ya disponía de troneras para armas de fuego.
Los expertos han discutido mucho acerca de la personalidad de los autores de estas murallas. Las Crónicas dicen que
la dirección inicial corrió a cargo de dos maestros de geometría, el romano Casandro y el francés Florín de Pituenga;
sin embargo el estilo de la construcción sugiere mejor alguien de mentalidad constructiva árabe más que europea.
Aunque las murallas de Ávila son mucho menos homogéneas de lo que se suele decir, hay determinadas técnicas
poliorcéticas (la poliocértica es el arte de construir castillos y murallas) y formas constructivas que apuntan a una
afinidad morfológica con las murallas toledanas u otras del ámbito andalusí.
En los lienzos de todo el tramo Este se hallan reutilizadas numerosas piezas procedentes de la necrópolis romana: urnas
cinerarias, capas, estelas con inscripciones y dibujos etc. Además hay varios berracos perfectamente visibles embutidos
en los muros.
Mirador del Norte
La repoblación de la ciudad corrió a cargo de un noble francés, Raimundo de Borgoña que llegó a Castilla al calor de la
lucha de frontera contra el Islam. Durante el reinado de Alfonso VI numerosos francos encontraron en Castilla un lugar
donde echar raíces. Esto explica por qué se encuentra aquí la iglesia de San Martín, la de la torre mudéjar de ladrillo,
santo francés muy popular en la Edad Media.
Más a la derecha se encuentra la iglesia de San Andrés, coetánea de San Vicente y de San Pedro. Sus capiteles son
dignos de admiración. Aún hay otra pequeña iglesia románica, Santa María de la Cabeza; contemplándola en su simplicidad
parecería que el tiempo se ha vuelto inmóvil.
Este arrabal del norte, con sus modestísimas casas y sus huertas que han llegado hasta anteayer, es el mejor contrapunto
al orgulloso barrio señorial que está a nuestras espaldas; al final de la cuesta en calles húmedas y abiertas a los
vientos del norte, vivieron laboriosos molineros, rejeros, hortelanos ... Durante siglos fue el barrio más pobre
de la ciudad.
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BONILLA DE LA SIERRA
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En la lista de los pueblos mas bonitos de España
Bonilla de la Sierra = "La Bona Villa"
Torre del Castillo-Palacio
Iglesia de San Martín siglo XV
Restos murallas medievales
Rollo señorial
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BURGOHONDO
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Abadía de Santa María Antiguo convento de la Orden de San Agustín,
de construcción granítica en estilo románico, erigido en el siglo XII por miembros de la Orden
de San Juan de Jerusalén, la abadía de Burgohondo es la cuna de todos los pueblos del Valle del
Alberche. Su iglesia que se alza junto a los restos del claustro del siglo XVI, consta de tres
naves separadas por arcos semicirculares apoyados en columnas de granito y exhibe una fuerte
torre. En el ábside redondo el viajero puede apreciar verdugadas, de ladrillo y signos mudéjares,
presentes también en las pinturas aparecidas tras el retablo del altar mayor. El elemento de
más valor es su orla, llena de delicadas figuras.
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CEBREROS
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Castillo
Iglesia parroquial renacentista
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EL BARCO DE ÁVILA fotos
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Iglesia de la Asunción gótica
Iglesia de San Pedro de el Barco
Puente siglo XIV
Castillo de Valdecorneja Toma el nombre del señorío de Valdecorneja
y fue propiedad de la Casa de Alba. Ocupó una situación privilegiada dentro del feudo y su
importancia estratégica ha marcado la historia de sus muros con avatares memorables, tanto en
épocas de vaivenes fronterizos como en sucesos de trascendencia sucesoria, siendo prácticamente
desmantelado durante la Guerra de la Independencia para construir con sus sillares viviendas de
uso particular. Durante el siglo XIX fue cementerio de la villa y, hoy en día, se ha recuperado
en parte para usos culturales. Tiene planta cuadrada con cubos circulares en las esquinas.
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EL TIEMBLO
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Monasterio de los Jerónimos o del Cerro de Guisando A poco más de
un kilómetro de los famosos Toros de Guisando, se alza el monasterio abulense de los jerónimos,
edificado a finales del siglo XIV y reconstruido y ampliado en el XVI en estilo renacentista. Por
él pasaron reyes como Juan I y Felipe II (pensó levantar allí el monasterio que después hizo en
El Escorial), santos como Teresa de Jesús y nobles como Fernando Álvarez de Toledo, duque de
Alba. Subastado según la Ley de Desamortización de Mendizábal, fue adquirido en 1844 por Mariano
Goya, nieto del famoso pintor, por 430.000 reales. En el siglo XX, a finales de la década de
1970, el monasterio sufrió un grave incendio al que sólo sobrevivió un hermoso claustro
renacentista.
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MADRIGAL DE LAS ALTAS TORRES fotos
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Iglesia de Santa María del Castillo una de las más antiguas del románico-mudéjar
Puerta de Arévalo
Puerta de Medina
Puerta de Peñaranda
Puerta mudéjar de Cantalapiedra
Palacio de los Pocostales
Historia
Madrigal se define por un riquísimo conjunto monumental que se conserva en
buen estado y que refleja el devenir histórico de la villa y de sus gentes.
El nombre de esta villa está íntimamente ligado a la historia de España. Sus
murallas, de origen islámico y fábrica mudéjar, nos hablan de un largo
proceso de la Reconquista, pero también de la convivencia entre las tres
culturas: cristianos, judíos y musulmanes. La conquista y colonización de
America están igualmente unidos a Madrigal por el protagonismo de los madrigaleños
en este proceso, especialmente la reina Isabel la Católica. Otros ilustres nacidos
en la villa fueron el teólogo humanista Alonso de Madrigal "el Tostado" (1400-1455),
el obispo indigenista Vasco de Quiroga (1470-1565), y el cardenal y estadista
Gaspar de Quiroga (1512-1595).
Las murallas de Madrigal se encuentran entre las mejor conservadas de toda España.
Su perímetro que se creía totalmente circular, se conserva en su mayor parte a pesar
de su antigüedad. Aunque es posible que hubiera indicios de ocupación anterior,
estas murallas de origen islámico se reforman en el siglo XIII ampliando sus elementos
defensivos con adarves, almenas, puertas y fosos.
Iglesia de San Nicolás de Bari
Siglo XII. Románico-mudéjar y muy reformada en los siglos
XVI y XVII. Tiene un gran desarrollo en altura y volúmenes, aunque es conocida ante
todo por conservar la pila donde recibió el bautismo Isabel la Católica. Su torre la
más alta de toda la provincia, alcanza los 75 metros de altura, es llamada la reina de las torres mudéjares.
Monasterio de Nuestra Señora de Gracia - Palacio de Juan II
Lugar de nacimiento de Isabel la Católica, fue palacio de Juan II. En la actualidad es convento
de agustinas, orden en la que profesaron varias hijas bastardas de Fernando el Católico, Carlos I
o Juan de Austria. Además del convento, una parte del antiguo palacio fue posteriormente el
Hospital de la Concepción del siglo XV. El edificio se comenzó a construir en el siglo XV, manteniéndose
salones renacentistas, la escalera regia y la sala de cortes con artesonado mudéjar del siglo
XV. También se puede ver el claustro, la Capilla Real, El salón de embajadores, El Panteón de
Bastardas e Infantas y la alcoba en que nació Isabel. El claustro es de estilo gótico tardío.
Se conservan además documentos, objetos y mobiliario.
Real Hospital de la Purísima Concepción
fundado en el siglo XV (1443) en estilo mudéjar y reformado posteriormente, en cuya capilla se alberga al "Cristo de las
Injurias", patrono de la villa. Fundado por María de Aragón, primera esposa del rey Juan II de Castilla.
Palacio de Justicia
con una magnifica fachada plateresca, fue en origen
la residencia de Nicolás de Soto, médico personal de Isabel la Católica.
Palacio de Juan II
Característico palacio castellano cedido en 1525 por el emperador Carlos V a las monjas agustinas. En una de sus estancias más humildes, nace un 22 de abril de
1451 una niña llamada Ysabel. Mezcla de vida palaciega y monacal se respira no solo en sus obras de arte sino también en el claustro, en una de sus salas se celebraron
Cortes de Castilla.
Palacio de la Bodega (Bodega de los frailes agustinos)
De arquitectura monumental, fue construido en el siglo XVIII sobre restos visibles de una bodega del siglo XV. Refleja la importancia de un verdejo de tal calidad que se
consideró medicinal y estuvo exento de aranceles (El vino de Madrigal te quita de todo mal). Considerado digno de la reina, el elixir de los reyes.
Convento de los Agustinos
Los restos del convento extramuros de San Agustín, de estilo herreriano pero
con orígenes en 1335, nos dan constancia de la enorme construcción que fue, el escenario de importantes hechos
históricos: entre frailes fieles se refugia la infanta Ysabel cuando huye de Ocaña y del matrimonio concertado por el rey, su hermanastro.
En este convento falleció fray Luis de León.
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MIRONCILLO
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Castillo de Aunqueospese Los primeros indicios de la existencia
de un bastión defensivo en el lugar se remontan al siglo XI, cuando el avance de la Reconquista
obliga a los señores de los reinos cristianos a establecer líneas de defensa con fortificaciones
comunicadas visualmente. Así nace unos de los castillos roqueros mas hermosos de la región, cuya
traza se asienta definitivamente en el siglo XIV, tomando características del sólido estilo
gótico imperante. El nombre por el que es conocido se pierde en explicaciones, legendarias que
hablan de amores palaciegos y prohibiciones paternas, aunque a ciencia cierta, se desconoce el
origen.
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MOMBELTRÁN
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Castillo Este castillo está rodeado de un paisaje de singular
belleza, en la sierra de Gredos. En 1461 fue donado por el rey Enrique IV a su favorito don
Beltrán de la Cueva, antepasado del actual propietario y poseedor también del Castillo de
Cuellar. Consta de dos recintos de forma cuadrada con cubos circulares en las esquinas. Conserva
en su interior restos de columnas, muros y escaleras.
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NAVAS DEL MARQUES fotos
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Iglesia parroquial
Castillo Palacio de Magalia Construido en el siglo XVI, fue obra
de don Pedro Dávila y Zúñiga, señor de las Navas. Es de estilo renacentista y está asentado sobre
rocas de granito. Completamente restaurado, en él se pueden apreciar interesantes recursos
arquitectónicos y ornamentales, algunos de magnifica belleza.
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PIEDRAHITA
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Convento de las Carmelitas Descalzas siglo XVII
Iglesia de la Asunción gótica siglo XV
Palacio de los Duque de Alba neoclásica siglo XVIII
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RIVILLA DE BARAJAS
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Castillo de Castronuevo Castillo de aspecto militar y austero que
contiene numerosas troneras, sótanos, abovedados y foso. De su nombre deducimos el pasado
defensivo de su enclave, cuya traza responde a reformas del siglo XV. Está constituido por dos
recintos rectangulares de argamasa de ladrillo, cal y canto. Tiene cuatro torres en sus esquinas
y conserva restos de un palacio renacentista con salas abovedadas, galerías de arcos, columnas
y escaleras. Su estructura y aspecto están condicionados por la artillería: carece de torre del
homenaje, sus muros son recios y se encuentra dentro de un foso que dificultaba el ataque.
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SOLOSANCHO
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Castillo de Villaviciosa Erigido en los siglos XV y XVI, es una
fortaleza residencial de caprichosa arquitectura, de discretas proporciones y sujeta a diferentes
etapas constructivas. Se pueden apreciar las huellas del foso y el puente de entrada al
acceder al patio de armas por un gran arco de medio punto situado entre dos torres. En la llamada
Torre de Damas subsiste un artístico ventanal sobre el que pende un escudo que representa un
león rampante sobre un águila. Otros escudos de las diversas generaciones lucen también en los
muros. Hoy alberga un hostal.
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