Es uno de los quesos historicos españoles, cuya area de producción abarca la región del Maestrazgo, entre Teruel y Castellón, y la zona sur
de la provincia de Tarragona.
Su lugar de procedencia, de donde le viene el nombre, es el pueblo turolense de Tronchon, desde donde se extendió a toda la zona
descrita.
Este queso, de graso a extragraso, adopta diversos tamaños sin llegar a ser nunca muy grande. Su peso oscila entre el medio kilo
y los dos kilos por pieza.
Una de sus principales peculiaridades consiste en la forma exterior con la que siempre se ha distinguido. La corteza lleva grabados
distintos dibujos, con motivos florales, simbolos o letras, que ya en el pasado realizaban los propios pastores con sus navajas.
Coexisten, hoy dia, la elaboración artesanal con la industrial, aunque la primera es escasa.
Ademas de por los grabados,su corteza se caracteriza por ser brillante y aceitosa, de tonalidad amarillenta.
Tiene un sabor muy graso y mantecoso, con gusto a queso de oveja, tanto mas intenso cuanto mayor haya sido la proporción de
esta leche en el proceso de elaboración.
Se recomienda acompañar de vinos blancos o rosados jovenes.
Región: Aragón y Levante.
Tipo de queso madurado de tierno a curado
Leche de oveja, cabra o mezcla.
Forma de cazoleta.
Contenido en materia grasa 55,75 %.
Conservación a 10º c.
Una de las novedades de los menus de Iberia es la presencia de algunos
quesos españoles, como el clasico tronchón, del que Maria Antonieta se
convirtió en gran consumidora tras haberlo probado en un banquete ofrecido
por el conde de Aranda, embajador de España en Francia.
Tronchón es, en principio, el nombre de una pequeña localidad turolense,
pero tambien el de este queso del que se hablaba en El Quijote como uno de
los presentes que un paje entrega a la duquesa de parte de Teresa Panza, la
mujer de Sancho.
Se trata de un queso madurado, elaborado con leche de oveja, de cabra o
con su mezcla, que presenta una forma muy peculiar, con una o las dos caras
hendidas como un volcan.
La corteza suele estar grabada con motivos florales o con letras, de
cierta belleza ornamental. Su sabor resulta muy intenso, graso y mantecoso,
con ciertos aromas que recuerdan a plantas aromáticas. Combina muy bien con
algún vino blanco de la tierra o quizás; de la cercana Tarragona.
Aunque ha avanzado extraordinariamente su fabricación industrial,todav¡a
se mantiene la artesana por parte de los austeros pastores del Alto Maeztrazgo
quienes, en pequeñas cooperativas, han sabido mantener las pautas
tradicionales en la elaboración de un producto de gran personalidad.
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