Hoy, Poblet ha dejado de ser un formidable y desolado palacio en ruinas, sólo poblado de ecos y de
fantasmas, para convertirse en el que fue en sus tiempos gloriosos: sede tranquila y recogida de los
hijos de San Bernardo, casa de Dios, emporio de arte, símbolo viviente de gloriosas empresas del
pasado y foco poderoso de elevada espiritualidad.
Manuel de Montoliu
Introducción
Nombre: Real Monasterio de Santa Maria de Poblet (Reial Monestir de Santa María de Poblet)
Emplazamiento: Vimbodí (Tarragona). Al pie de la Sierra de Prades . En la comarca de la Conca de Barberà. Comunidad Autónoma de Catalunya
Declarado en 1921 Monumento Histórico Artístico. Declarado por la Unesco en 1991 Patrimonio de la Humanidad
Orden: Cisterciense. "Ora et labora". Monjes blancos. Desde 1940 el monasterio conserva vida monástica.
Época: Siglos XII al XVIII
Poblet deriva del nombre latino "populetum" (alameda)
Gentilicio: Populetanos
Historia
El Real monasterio de Santa María de Poblet forma parte, junto con los de Santes Creus y
Vallbona de les Monges, del conjunto de monasterios cistercienses que se establecieron
en la Catalunya Nueva en la segunda mitad del siglo XII, como instrumento de reorganización
y repoblación de las nuevas tierras conquistadas por la Corona de Aragón a los musulmanes.
A finales del siglo XI (1098) un grupo de monjes benedictinos fundó el monasterio de Citeaux o
del Cister en Borgoña (Francia), donde se ensayó una nueva manera de vivir la regla de San
Bernardo, con voluntad de volver a los orígenes y de buscar una mayor austeridad y más
alejamiento del mundo. Este movimiento triunfó gracias a la gran personalidad de San Bernardo
de Claraval, fundador y abad del monasterio de este nombre. Había nacido la orden de Cister.
Los monasterios cistercienses se situaban en terrenos despoblados y vírgenes, aunque siempre
junto a cauces de agua, que los monjes convierten en tierras fértiles y productivas, desarrollando
innovaciones agrícolas que incluso acabaron por hacer de los cistercienses los más grandes
ingenieros agrónomos de la época.
La historia de Poblet se remonta al año 1151, cuando dentro de la política de repoblación
de los soberanos de la Corona de Aragón, el conde de Barcelona
Ramón Berenguer IV da a la
abadía de Fontfreda, cerca de
Narbona (Francia), unas tierras en la Conca de Barberà para fundar en ellas un monasterio
cisterciense. De la primera comunidad plenamente constituida tenemos constancia desde 1153.
Los primeros doce monjes junto con su primer abad Guerau, ocuparon una ermita llamada de
Laudeta, muy próxima al lugar donde hoy se alza el monasterio. Se sucedieron entonces
las donaciones al monasterio, de modo que estos contaron pronto con tierras y granjas.
La construcción del actual monasterio comenzó en 1163, cuando Arnau de Bordells, hizo
una donación para construir "una casa de piedra". Poco tiempo después Ramón de
Cervera, señor de Espluga Jussana, autorizó a los monjes a extraer del termino de
Espluga, toda la piedra necesaria para la construcción del monasterio y sus dependencias.
Los monasterios cistercienses se caracterizan por su austeridad, prescindiendo de toda ornamentación,
exaltando la piedra desnuda, símbolo de pureza y sobriedad. Hasta las cruces y los objetos de culto eran
de madera o de hierro. A tanto llegó el ascetismo de los monjes que su vida media descendió hasta
situarse en apenas 30 años.
En el momento de máximo esplendor (siglo XIV) Poblet extendía su jurisdicción sobre
siete baronías, que incluían sesenta pueblos, y nombraba a los alcaldes de una decena de villas que dependían de él.
Los monasterios cistercienses dividen sus construcciones en varios espacios claramente diferenciados:
el primero destinado a clausura, donde se desarrolla la vida conventual, que gira en torno al claustro y
sus dependencias, como son la iglesia, el refectorio, el dormitorio, cocina, sala capitular y biblioteca. Un
segundo espacio agrupa la residencia del abad, la enfermería, la hospedería y las dependencias de la
administración del cenobio. Otro tercer espacio es el destinado a almacenes, bodega, establos, servicios
etc. Y por último un cuarto espacio al igual que ocurre en Santes Creus pero que no es habitual en los
monasterios cistercienses, que es la existencia de un Palacio Real, ya que estos monasterios tuvieron una
fuerte vinculación con la Corona, hasta el punto que los reyes eligieron estos monasterios para ser
enterrados en ellos y por lo tanto convertirlos en panteones reales.
La primera devastación del monasterio comenzó durante el trienio liberal (1820-1823) en que la
iglesia y los palacios abaciales y reales fueron saqueados e incendiados, pero se respetaron
las sepulturas de los reyes allí enterrados. En este momento se quemaron los altares del
templo, la sillería del coro del siglo XVI, el órgano, los armarios de madera de las dos
sacristías, además de los daños ocasionados sobre los sillares de las bóvedas.
Con la desamortización de 1835, los setenta monjes que habían en el monasterio tuvieron que
salir y el cenobio fue abandonado al pillaje y a la devastación. En 1836 fueron saqueados los
sepulcros reales en busca de tesoros, rompieron las paredes laterales de los sarcófagos y
dejaron esparcidos por el pavimento los cuerpos de Jaime I, Pedro el Ceremonioso y Juan I. Otras
tumbas fueron abiertas y registradas pero los cuerpos reales no fueron extraídos de sus
respectivos sepulcros.
En 1837 el párroco de Espluga de Francolí, Antonio Serret, obtuvo permiso para recoger los
restos esparcidos por la iglesia, y en el 1843 fueron trasladados a la catedral de Tarragona,
donde permanecieron hasta ser devueltos al monasterio de Poblet el 4 de junio de 1952.
Los únicos restos que se han podido identificar son los del rey Jaime I el Conquistador, en
gran medida por su altura que sobresalía de los demás, pero no así su cabeza que albergaba
dudas, por lo que se decidió guardar en su sepulcro las dos posibles cabezas.
En 1930 se crea el Patronato de Poblet, dando comienzo a las obras de recuperación del monasterio
y en 1940 los monjes vuelven a Poblet, siendo en 1945 cuando se crea la Hermandad de Poblet
que ha sido la encargada de la rehabilitación y restauración del monasterio.
El monasterio
Las obras del monasterio fueron iniciadas por el hijo de Ramón Berenguer IV, Alfonso II el
Casto (1162-1196), ya que al inició de las obras del nuevo monasterio el conde Ramón había muerto. Con el
rey Alfonso se construyó la nave central, la nave lateral derecha y el crucero, las capillas
semicirculares de la cabecera y la sacristía vieja. También se construyeron el locutorio,
el calefactorio, el refectorio y la fuente del lavatorio. También comenzaron las obras de la enfermería.
Las obras continuaron con su nieto Jaime I el Conquistador (1213-1276). Es un periodo de
transición hacia el estilo gótico, por lo que a partir de este momento empiezan a aparecer
elementos de este estilo que contrasta con la austeridad cisterciense. Se construye la
biblioteca, el dormitorio de los monjes en el piso superior sobre la biblioteca, la sala
capitular, el claustro, el templete de la fuente, la cocina y el refectorio de los
conversos. También se completa la construcción del atrio o Galilea existente a los pies del templo.
Con Pedro el Ceremonioso (1336-1387) las obras toman un nuevo impulsó, después de que la peste
mermará la vida en la comunidad. El nuevo rey acuerda en 1340 ser enterrado en la iglesia del
monasterio con toda su descendencia.
Este rey acordó también fortificar el monasterio no solo por albergar en él los panteones
reales de sus antepasados, sino ante el peligro que supone sus diferencias con el reino de
Castilla. Manda construir murallas con almenas y doce torres de defensa.
Su hijo Martín el Humano (1396-1410), ordenó construir el Palacio que lleva su nombre, junto
al vestíbulo de entrada, pero el mismo nunca fue acabado ni habitado, ya que el rey murió antes
de finalizar la obra.
Características
Las dependencias más antiguas del monasterio se encuentran a Levante, alrededor del la capilla
de San Esteban, y constituyeron el primer núcleo monástico mientras se construían las estructuras definitivas.
El monasterio se compone se compone de tres recintos, el más interior
de los cuales constituye el ámbito propiamente monástico y se encuentra cerrado por murallas.
Portal de entrada y Casa del abad Lerín (siglo XVI)
Se trata del acceso al primer recinto y recibe el nombre de Puerta de Prades. La portada está formada por un arco de medio punto en la cara que mira
al exterior, mientras que al interior desarrolla un arco apuntado. El vano de entrada sin embargo es mucho más pequeño y toma forma de arco rebajado.
Sobre el arco se ha levantado un segundo cuerpo rematado por una especie de espadaña con un reloj y un castillejo con campanilla.
Sobre la puerta, en el interior de un nicho vemos una talla en piedra de la Virgen María.
Esta entrada era la antigua portería del monasterio. Una serie de edificaciones realizadas en
el siglo XIX se encontraban destinadas a almacenes agrícolas, hoy recepción de visitantes. Esta portada fue mandada edificar por el abad
Fernando Lerín (abad entre 1531 y 1545) cuyo escudo podemos ver en uno de los muros.
En el segundo recinto se abre la Puerta Dorada
Es un
bello ejemplar de arquitectura militar, obra de los abades Delgado (1458-1478) y Juan Payo
Coello (abad entre 1480 y 1489), a juzgar por los
escudos situados en la fachada. Bajo la cornisa de
matacanes y almenas aparecen las divisas de la Corona de Aragón, Sicilia y Castilla,
correspondientes a Juan II y Fernando el Católico, reinantes por aquellos años. Se supone terminada
en 1493, cuando después de la rendición de Granada (1492) y descubrimiento de America, los
Reyes Católicos hicieron, acompañados de sus hijos, el infante Juan y las infantas Juana, Isabel y Catalina una larga visita al monasterio.
Ante esta puerta descabalgaban los reyes en sus visitas a Poblet, los cuales, arrodillados en
ricos reclinatorios, besaban el "Lignum Crucis" que les ofrecía el abad, y bajo palio, marchaban
a la iglesia mayor acompañados por la comunidad y séquito, mientras se entonaba el "Te Deum".
Se llamó Dorada esta puerta desde que, en 1564, con motivo de la visita y estancia de Felipe II al
Monasterio, se doraron las planchas de bronce que la recubrían.
Pasado este recinto, se levanta la
capilla de San Jorge (Sant Jordi) (1452), de estilo gótico, planta cuadrada y
financiada por
Alfonso V de Aragón para conmemorar la conquista de Nápoles en 1442. Esto ocurría
en tiempos del abad Bertomeu Conill (abad entre 1437 y 1458). Tiene una portada gótica apuntada flanqueada por columnillas rematadas
en pináculos. La capilla se cubre con bóveda de crucería estrellada.
La capilla se encuentra bajo la titularidad de la Virgen del Rosario, San Miguel y San Jorge, aunque es conocida solamente como de San Jorge.
En la fachada podemos
ver los escudos del rey Alfonso V, el reino de Nápoles y del abad Bertomeu Conill (un conejo en alusión a su nombre)
y en lo alto del pináculo central la cimera y el dragón alado, símbolos Reales.
En la festividad de San Jorge del año 1951, fue bendecida la puerta actual, donada al
Monasterio por el Real Cuerpo de la Nobleza, antiguo Brazo Militar del Principado de Cataluña, ya
que la anterior había sido destruida.
Plaza Mayor
Este segundo recinto contiene una gran plaza irregular, siendo lo mejor de ella, por su sabor
arqueológico, la capilla románica de Santa Catalina (1250). Una bella puerta de acceso a la
misma, ofrece en su interior bóveda de cañón apuntada y sobrios ventanales; es de
una elegancia y austeridad impresionantes. Esta capilla estaba destinada en exclusiva para las
gentes del lugar ya que ellos no tenían acceso a la iglesia del monasterio. También era lugar de
oración para los peregrinos y huéspedes del monasterio.
Entre las otras piezas de esta plaza merece especial atención
la cruz del abad Joan de Guimerá (abad entre 1564 y 1583) que se alza en la plaza sobre cuatro escalones.
En la puerta izquierda de la puerta dorada existen las ruinas de los edificios que fueron
gobernación, economato, talleres de carpintería y herrería, bolsería o administración y hospital
de pobres y peregrinos. Un edificio moderno que podemos encontrar es la nueva Hospedería, realizada
en el año 2010 y que está levantada sobre construcciones anteriores, entre ellas el antiguo hospital de peregrinos, del que solo
resta la portada integrada en el actual edificio.
Algo más apartadas se hallan las solitarias ruinas del Palacio abacial, construido por el abad Francisco Oliver de Botaller
(abad entre 1583 y 1598), y su larga galería de acceso a la iglesia mayor, obra de los abades Félix Genover (1728-1732) y Baltasar Sayol (1732-1736).
Constan las
fechas de 1591 (fecha de comienzo de las obras) en la galería renacentista y de 1776 (fecha de terminación) en la fachada principal. El palacio del abad
fue parcialmente reconstruido en 1990.
Cierra la clausura interior una muralla de 608 metros de longitud por 11,30 metros de altura y
2 metros de espesor. Dispone de paso de ronda, almenas y matacanes. Repartidas a lo largo de esta gran
muralla figuran diez torres poligonales conocidas con los nombres de Torre de las Hostias (junto a la sacristía nueva), del Prior, Aceite,
Baño, Casas Nuevas, Armas, San Esteban, Locos, Cardenal y Zapatero. La muralla data del
siglo XIV, construida durante el reinado del rey Pedro IV el Ceremonioso.
La entrada al tercer recinto del conjunto monástico se realiza a través de
la Puerta Real
Cercado el monasterio por murallas del siglo XIV, se accede a él por la imponente
Puerta Real, flanqueada por dos torres poligonales. El perímetro amurallado solo es sobrepasado,
en el ángulo nordeste, por el cuerpo del edificio de las casas nuevas destinado a los monjes jubilados y
en el sur, por la imponente sacristía nueva. En este lado, a extramuros, se encuentra el palacio nuevo del abad.
La puerta real es una pieza completa de arte militar del siglo XIV. Su puerta es de medio
punto con grandes dovelas; en la clave ostenta el
escudo de la Corona de Aragón sostenido
por un ángel y dos leones rampantes; a ambos lados, la cimera real y el escudo de Pedro IV
el Ceremonioso, con una inscripción latina que dice: "Esta obra se comenzó en
tiempo de Pedro rey de Aragón"; algo más arriba, en la barbacana, las armas del abad constructor,
Guillermo de Agulló (1361-1393). La construcción es obra de 1368 realizada por el ingeniero militar Guillermo de Guimerá.
El rey Pedro de Aragón es Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387), mandó fortificar este monasterio y
también el de Santes Creus, ante las desavenencias con el reino de Castilla y como medida preventiva. Las hostilidades con el reino
de Castilla llegaron a materializarse en la conocida como la Guerra de los dos Pedros (Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón).
La magnífica cantería, el conjunto de la fachada, las saeteras, matacanes y demás cuerpos
salientes, hacen de esta construcción digno ejemplar de las fortalezas medievales.
Pasada la puerta real, a la derecha se encuentra la entrada, patio y escalinatas del inacabado
palacio real del rey Martín el Humano; a la izquierda el acceso a dependencias secundarias
(horno de pan, habitaciones de donados etc). Este vestíbulo que recibe el nombre del
Abad Ponce de Copons (abad entre 20-05-1316 y 29-07-1348) es la antesala de entrada al claustro el monasterio. Ponce de Copons también había sido abad del
Monasterio de Santa María de Benifassà-Castellón entre 1311 y 1316. Murió en el monasterio de Poblet el 29 de julio de 1348 victima de una
epidemia de peste.
Este vestíbulo es una bella obra cubierta con dos hileras de bóveda de crucería, cuyos arcos ojivales descansan sobre
delicadas ménsulas, en las cuales se puede ver el escudo del abad Copons.
A la izquierda de este vestíbulo hay una gran nave, hoy transformada en
locutorio, cuya construcción es de la primera mitad del siglo XIV. En un principio fue habitación de los
hermanos conversos, siendo transformada después en sala de lagares y almacén.
Claustro mayor
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Las obras dieron comienzo en el año 1208, y se prolongaron durante todo el siglo XIII, por lo
que podemos observar dos estilos de construcción diferentes, el románico y el gótico. Las obras comenzaron por la panda sur que es la que
queda adyacente a la iglesia.
A través de una
puerta románica situada en el vestíbulo del abad Copons, se accede al claustro mayor, que
es el centro en el que convergen todas las dependencias monacales. De las pandas del claustro, la más
antigua es la de la iglesia, que fue comenzada en estilo románico en el siglo XII y que abren al patio interior a través de arcos de medio punto. Se
cubrió con bóveda de crucería de estilo gótico en el siglo siguiente. Las otras tres pandas fueron construidas
en el siglo XIII ya en estilo gótico con arcos ojivales y cubiertas de crucería. Frente a la puerta del refectorio, en el interior del claustro, se encuentra el
templete o lavatorio, románico también y de la misma época (siglo XII) que la nave del claustro contigua
a la iglesia. El lavatorio situado en la crujía norte es
de doble taza, de mármol con 31 caños protegiéndose con un templete hexagonal en el que los
arcos mayores engloban arcos geminados rematados por vanos romboideos.
A destacar en los capiteles del claustro, la ausencia de formas zoomorficas, ajenas a la
arquitectura cisterciense.
En la parte alta de las muros del claustro se pueden ver
tumbas de nobles, que obtuvieron el privilegio de ser enterrados en este monasterio. Buen número
de ellas contienen aún sus cenizas más o menos profanadas.
En tiempos de los Reyes Católicos se construyó el sobreclaustro, posteriormente derrumbado
y que no se ha vuelto a construir, es por ello que desde el dormitorio de los monjes situado en el primer piso se puede
acceder a la azotea del claustro que es lo único que resta del sobreclaustro.
Ventana del claustro alto
Además del claustro mayor, el monasterio dispone de dos claustros más, el de
Sant Esteve y el del Locutorio, aunque los mismos no son visitables, por ser de uso exclusivo de los
monjes.
Cocina fotos
Obra del siglo XIII, es de sillería, espaciosa, cubierta con crucería en su parte central. En la parte superior de la bóveda una abertura permitía la
salida de humos y ventilación de la sala.
Enormes fogones de piedra fueron construidos al servicio de las calderas. Unas pequeñas aberturas abiertas en los muros permitían el paso
de alimentos a los dos refectorios contiguos, el de monjes y el de conversos.
Este espacio fue remodelado en el siglo XIX por lo que su distribución actual no es la original.
Refectorio o comedor de los monjes
Es una gran sala, terminada en el siglo XIII, de bóveda ligeramente apuntada que apoya en tres arcos fajones que apoyan en ménsulas sencillas.
La sala es de planta rectangular, mide 33,50 metros x 8,25
metros. En el muro de la derecha, cerca del testero frontal, está el púlpito para el monje
lector; en el centro de la sala destaca una fuente octogonal, y al fondo la mesa del abad.
La luz penetra a través de doce grandes ventanales de arcos apuntados situados sobre los bancos corridos de madera en los
que se sientan los monjes ante las mesas.
Calefactorio
Se encuentra en la sala contigua al refectorio, y como su nombre indica, en él se
calentaban los monjes en los crudos días de invierno. Es una construcción del siglo XIII,
cubierta con bóveda de cañón apuntada. Es austera en todo su conjunto y detalles. Esta sala
hacía también las veces de barbería de los monjes.
Era la única sala del monasterio que contaba con chimenea.
Locutorio de los monjes
Sala rectangular y estrecha construida en el siglo XIII con bóveda de cañón apuntada que apea en una imposta corrida en el muro. En este lugar el abad
repartía el trabajo diario de los monjes y los monjes podían hablar de los temas relacionados con los trabajos diarios.
Biblioteca
Se trata de una gran sala rectangular formada en realidad por dos salas anexas. El acceso a la biblioteca se realiza a través del locutorio.
La biblioteca en el siglo XIII estaba destinada
a "scriptorium", siendo transformada por el abad Pere Virgili (abad entre 1688 y1692) en biblioteca. El
estilo es ojival, con gruesos nervios de sección rectangular que descansan en ménsulas en los muros y en columnas centrales exentas.
Se trata de un gran espacio
rectangular que se divide en dos amplias naves separadas por columnas centrales
que culminan en forma de palmeras, gracias a sus nervios de ojiva hacia las austeras
bóvedas. Los sencillos
capiteles de esta sala tienen forma poliédrica.
Esta sala era conocida como Biblioteca de don Pedro Antonio de Aragón, duque de Segorbe y
Cardona († 1690), y guardaba en magníficos armarios, la colección de 4.322
volúmenes, regalo del duque, cuyos ejemplares solo se conservan unos pocos, los demás han desaparecido
o se encuentran diseminados entre varias bibliotecas. Se distinguían por su encuadernación
uniforme, de cordobán rojo, con el escudo y el nombre del magnate grabados en oro y cantos
igualmente dorados. Fue en este momento cuando el abad Virgili trasladó la biblioteca a este lugar.
Cabe destacar que en este monasterio, el abad Copons mandó
hacer en 1343 una copia de la "Crónìca de Jaume I o Llibre dels feits", la más antigua redactada en romance. El amanuense encargado de la
copia fue Celestí des Torrents y actualmente se encuentra en la Biblioteca de la Universidad de Barcelona.
También el rey Pedro el Ceremonioso, donó poco antes de morir su biblioteca histórica
al monasterio. A su muerte acaecida en 1387, a causa de la malaria, el monarca legó al
monasterio su mayor tesoro, sus libros. En carta enviada desde Valencia, el 20 de agosto de
1382, recuerda al abad que, se tiene que picar la piedra de la bóveda de la biblioteca para
seguridad de los libros y que la parte que da al claustro tiene que esculpirse un escudo con
sus armas reales, acompañado de un rótulo que diga con letra clara "Aquesta es la llibreria del
rey En Pere III", para distinguirlo de otros monarcas de su mismo nombre.
Y actualmente el que fuera presidente de la Generalitat de Catalunya, Josep Tarradellas, también hizo
donación de su biblioteca al monasterio.
Sala capitular siglo XIII.
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De disposición parecida a otros monasterios cistercienses, se entra a ella por una puerta
románica de arcos y columnas en gradación, con unos bellísimos capiteles en perfecto estado
de conservación, en los que predominan elementos florales.
Desde las ventanas existentes a los lados de la puerta los hermanos conversos podían escuchar
el sermón del abad y la lectura del capitulo de la Regla de San Benito.
Forma un cuadrado de 15 metros de lado, y fue construida entre 1243 y 1250, dividida en
nueve compartimentos por cuatro esbeltas columnas octogonales rematadas por decorados capiteles con
motivos vegetales, los cuales arrancan en palmera los nervios de las bóvedas de fina crucería. Alrededor de
la sala se dispone una gradería de asientos.
En la parte frontal, varias columnas se rematan en arquivoltas que rodean los tres grandes ventanales,
cada uno dividido en dos por una columna que se abre en un rosetón calado. Por estos ventanales penetra
una luminosidad de suaves matices.
Adornan el pavimento de la misma, grandes laudas sepulcrales, con figuras talladas de los
antiguos abades perpetuos. Son los siguientes: don Juan Tarrós muerto en 1602, don Francisco
Oliver de Botaller muerto en 1598, don Domingo Porta muerto en 1526, don Pedro Alferich muerto
en 1311, don Fernando de Lerín muerto en 1545, don Ponce de Copons muerto en 1348, don Juan
Payo Coello muerto en 1498, don Guillermo de Agulló muerto en 1393, don Bartolomé Conill muerto
en 1458, don Pedro Boqués muerto en 1564, don Simón Trilla fallecido en 1623 y que fue el
último abad perpetuo.
Ante la puerta del capitulo y en el pavimento,
una losa sin adorno alguno cubre los restos
del abad Vicente Ferrer muerto en 1411, tío de San Vicente Ferrer.
En las cercanías una sala conocida como el "Armarium" era la habitación donde los monjes guardaban
los libros utilizados en las lecturas del refectorio y también los usados en el capitulo.
Iglesia Mayor siglo XII
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Su portada barroca que asoma a la plaza Mayor, es del año 1670 y medio siglo después se añadieron en los laterales, dos ventanas ovaladas con
ornamentación barroca y columnas salomónicas. La portada fue encargada por el duque de Cardona. Hay que hacer
notar que en principio las abadías cistercienses no tenían puertas abiertas al exterior ya que la
iglesia era de uso exclusivo de los monjes, y por lo tanto no precisaba de puerta exterior abierta a los fieles. La portada da paso al atrio o galilea
de la iglesia situado a los pies de la misma.
La fachada abre en un plano más elevado una hornacina con la imagen de la Asunción de la Virgen María, con los brazos abiertos
en señal de bienvenida espiritual. En el cuerpo inferior y también en sendas hornacinas, a la izquierda imagen de San Benito de Nursia, fundador
de los benedictinos y a la derecha San Bernardo de Claraval fundador de los cistercienses.
El templo adopta planta basilical orientado su ábside al Este. La integran tres naves de siete
tramos, con crucero, ábside central, girola y capillas absidiales.
La
nave central tiene unas dimensiones 85 metros de longitud por 21 metros de anchura y
28 metros de altura, mientras que las
laterales alcanzan los 18 metros de altura.
La diferencia de altura respecto a la nave central no se resuelve mediante arbotantes del
estilo gótico, sino con contrafuertes. Además hay que destacar algo que no se corresponde con
el Cister y es la existencia de un ábside semicircular en la cabecera del templo, con
deambulatorio y cinco capillas absidiales. Esto es así, porque ante el elevado número de monjes que habitaban el
cenobio, estos precisaban de capillas para celebrar su misa personal. Hoy esta costumbre ha desaparecido
y se realiza solo una misa para toda la comunidad. Las capillas absidiales están dedicadas a San Vicente, San Miguel, San José, Santa Tecla y San Juan
Bautista. Además hay que contar dos pequeñas capillas absidiales que se abren en los brazos del crucero, dedicadas a San Benito (brazo Sur) y a San
Bernardo (brazo norte), ambos con clara relación con el Cister.
La nave central plenamente románica, está cubierta con bóveda de cañón apuntada, con arcos
fajones en cada tramo. La nave del evangelio está cubierta con sencilla crucería;
la nave de la epístola es gótica, del tiempo del abad Copons (siglo XIV), fue reformada para abrir las capillas laterales y se
cubre también con bóvedas de crucería.
La iluminación se resuelve por medio de las ventanas de la nave central y de las laterales,
los rosetones del crucero y de la nave central y los ventanales de las capillas. También dispone de un
gran vitral.
Al pie de la escalinata del presbiterio fue enterrado el abad general don Edmundo de la Croix,
fallecido en el priorato de Nazaret (Barcelona) en 1604.
En el crucero de la iglesia se levantan dos arcos rebajados que sostienen los
sepulcros de los reyes de la Corona de Aragón, magnífica obra iniciada por el rey Pedro IV el Ceremonioso, hacia 1359 y continuada por sus
sucesores. Los dos arcos fueron construidos en alto en 1380 por Jordi de Deu, y sobre ellos se situaron
los sepulcros, lo que permitía el paso de los monjes por debajo sin entorpecer la cotidiana vida monástica.
En el sarcófago del lado del evangelio, inmediato al presbiterio, fue sepultado Jaime I el
Conquistador (con dos estatuas). En el segundo sepulcro Pedro IV el Ceremonioso, y tres de sus cuatro esposas:
María de Navarra, Leonor de Portugal, y Leonor de Sicilia. El último pertenece
a Fernando I de Antequera (con dos estatuas) y su esposa Leonor de Alburquerque. De Leonor de Alburquerque hay que decir que aunque su
sepulcro se encuentra aquí en Poblet, nunca lo llegó a ocupar y sus restos se encuentran en el Monasterio de Santa María la Real de Medina del
Campo, a donde se había retirado a la muerte de su esposo. Es por ello que en algunas listas no se hace mención de su enterramiento en Poblet.
En la parte de la epístola, y en el sarcófago próximo al presbiterio, fue enterrado
Alfonso II el Casto (con dos estatuas), en el segundo sepulcro Juan I el Amador de la Gentileza o el Cazador y sus dos
esposas: Violante de Bar y Marta de Armagnac. En el tercer sepulcro construido por
Fernando el Católico, descansan sus padres: Juan II el Grande (con dos estatuas) y su esposa Juana Henriquez.
Las estatuas yacentes de estas tumbas han sido reconstruidas por el escultor Federico Marés (siglo XX),
según los fragmentos originales que han llegado hasta nosotros, ya que todas las tumbas fueron
profanadas y sus restos diseminados por toda la iglesia. Solo se conserva original los arcos que sostienen los sepulcros.
En 1671 fueron trasladados los restos del rey Alfonso el Magnánimo desde Nápoles hasta Poblet.
Fueron depositados en una tumba, tocando a las otras tumbas reales, en el crucero en el lado
del evangelio.
En el extremo del crucero, junto a la capilla de San Benito, se ha instalado la
tumba del rey
Martín I el Humano, obra también de Federico Marés. En los muros laterales de la capilla de
San Benito, se encuentran los sepulcros de los infantes don Pedro, doña María, don Martín y
don Alfonso, hijos de Pedro el Ceremonioso.
En la otra parte del crucero y simétrica a la tumba de Martín el Humano, sobre una fuente o
lavabo, existe una sepultura gótica de piedra. Guarda los restos de doña Juana de Aragón († 1384),
condesa de Ampurias, hija de Pedro IV. Quedan aun vestigios de su policromía.
Sobre la puerta de la sacristía vieja (la actual),aparecen los pequeños sarcófagos de los
príncipes Juan, Jaime, Fernando y Leonor, hijos todos de Juan I.
En su origen los sarcófagos estaban policromados, y después de su expoliación fueron debidamente
restaurados por el escultor Federico Marés, como ya hemos dicho.
Entre la decoración existentes en las tumbas podemos destacar los leones situados a los pies de
los reyes, símbolos de poder y fuerza y los perros a los pies de las reinas, símbolos de
fidelidad y lealtad.
Se considera que aunque los restos que figuran en el interior de los sarcófagos son los auténticos de
los personajes allí enterrados, el deterioro de los mismos era tal que hacia imposible saber quien era
quien, por lo que los sepulcros puede que no se correspondan con el finado. La única excepción se
considera el enterramiento de Jaime I, que debido a su altura y algunas marcas de su cuerpo se ha
podido determinar que se trataba de este personaje, y pudo ser enterrado en su sepulcro.
En el Altar Mayor, encontramos un magnífico
retablo de alabastro blanco, esculpido en estilo
renacentista por el artista valenciano Damian Forment (* 1480 † 1540), que lo esculpió del
1527 al 1529. El abad Pere Caixal fue el que encargó esta obra, en la época del emperador Carlos V.
Los propios monjes diseñaron la temática que debía tener la obra y en la que en el centro
debería figurar, como corazón mismo del monasterio,
la imagen de la Virgen María. El retablo
se divide en cuatro cuerpos en los que se representan escenas de la vida de Jesús, la Virgen
rodeada de santos, los apóstoles en torno a Jesucristo y, en lo alto, rematando el gran
retablo, la Crucifixión con las tradicionales figuras. Toda la superficie del retablo de Forment,
quien sin duda se valió de colaboradores que no tenían su calidad artística, se halla rodeado
de diversos motivos ornamentales.
El cimborrio es una de las construcciones mas brillantes del monasterio. Construido sobre la
intersección de la nave mayor con el crucero de la iglesia presenta
ocho ventanales de arco ojival,
uno sobre cada una de las caras del prisma de base octogonal. El inicio de su
construcción se remonta al abad Ponce de Copons en el año 1330, siendo concebida inicialmente
como campanario y utilizándose con esta función hasta 1668 cuando las campanas fueron
trasladadas a la torre situada a mediodía del cimborrio.
Se considera al Monasterio de Poblet como el Panteón Real de los reyes de Aragón, sin embargo hay otro monasterio que también tiene
consideración de Panteón Real y es San Juan de la Peña, donde están enterrados los condes de Aragón y los tres primeros reyes del Reino. Sin embargo
la mayor parte de los Reyes se encuentran enterrados en Poblet desde que Alfonso II el Casto inició la costumbre. A continuación hacemos un listado con
el lugar de enterramiento y el periodo de gobierno de los reyes de Aragón ya que a pesar de todo, no todos están enterrados en Poblet.
• Ramiro I - 1035-1063 - San Juan de la Peña-Huesca
• Sancho Ramírez - 1063-1094 - San Juan de la Peña-Huesca
• Pedro I - 1094-1104 - San Juan de la Peña-Huesca
• Alfonso I el Batallador - 1104-1134 - San Pedro el Viejo-Huesca
• Ramiro II el Monje - 1134-1157 - San Pedro el Viejo-Huesca
• Petronila - 1157-1164 - Catedral de Barcelona
• Alfonso II el Casto - 1164-1196 - Santa María de Poblet-Tarragona
• Pedro II el Católico - 1196-1213 - Monasterio de Sigena-Huesca
• Jaime I el Conquistador - 1213-1276 - Santa María de Poblet-Tarragona
• Pedro III el Grande - 1276-1285 - Monasterio de Santes Creus-Tarragona
• Alfonso III el Liberal - 1285-1291 - Catedral de Barcelona
• Jaime II el Justo - 1291-1327 - Monasterio de Santes Creus-Tarragona
• Alfonso IV el Benigno - 1327-1336 - Catedral de Lérida
• Pedro IV el Ceremonioso - 1336-1387 - Santa María de Poblet-Tarragona
• Juan I el Cazador - 1387-1396 - Santa María de Poblet-Tarragona
• Martín I el Humano - 1396-1410 - Santa María de Poblet-Tarragona
• Fernando I de Antequera - 1412-1416 - Santa María de Poblet-Tarragona
• Alfonso V el Magnánimo - 1416-1458 - Santa María de Poblet-Tarragona
• Juan II el Grande - 1458-1479 - Santa María de Poblet-Tarragona
• Fernando II el Católico - 1479-1516 - Capilla Real de Granada
Atrio o Galilea
Con el nombre de Galilea se designa la nave de 22,60 metros de largo por 7 de ancho que se
encuentra a la entrada de la Iglesia. Su bóveda es de crucería, y a juzgar por su arquitectura,
debió construirse en el siglo XIII. Se conserva, restaurado, el altar renacentista del
Santo Sepulcro, de mármol, edificado por el abad Joan Guimerá (1564-1583). En el extremo opuesto
había otro dedicado a la Virgen de los Ángeles, hoy completamente desaparecido y sustituido por un
Calvario. En el suelo hay un
enterramiento.
Sacristía Vieja
Está situada en el extremo izquierdo del crucero y era una de las tres capillas primitivas
edificadas en tiempo de Ramón Berenguer IV, estaba dedicada a Santa María; es de piedra de sillería
con bóveda de cañón apuntada.
Sacristía Nueva siglo XVIII
Fue durante el tercer abadiato de don Baltasar Sayol (1732-1736), cuando en el extremo opuesto
al crucero, se construyó la gran sacristía que el monasterio necesitaba para guardar dignamente
los ornamentos litúrgicos que poseía.
Es la obra más importante que se hizo en el monasterio durante el siglo XVIII. Sus dimensiones
son un cuadrado de 20 metros x 30 de altura , cubierta por una amplia cúpula y linterna. Sus
paredes están decoradas con grandes pinturas de Viladomat, fray Juncosa y Flaugier. En su
cabecera un gran cuadro de Cristo Crucificado de Francisco Ribalta.
Enormes cómodas que se extendían a lo largo de las paredes, encerraban valiosísimos ornamentos.
Imágenes de santos, en las hornacinas de los ángulos y grandes cortinajes de terciopelo,
completaban la decoración de la sala.
Es la única dependencia junto con las llamadas Casas Nuevas, en las que su estructura sobresale
fuera del recinto amurallado, como bien se puede observar en el plano de la planta del monasterio.
En la actualidad la sacristía nueva no cumple ninguna función especifica, ni dispone de mobiliario alguno.
PISO SUPERIOR
Dormitorio de los monjes
En el brazo de crucero de la nave del Evangelio, una escalera conduce al dormitorio situado en el piso superior.
Ocupa más o menos el espacio donde se encuentra la biblioteca y la sala capitular, se trata de una nave grandiosa que mide
87 metros de longitud y 10 de anchura.
Es obra que parece ser de finales del siglo XIII y declaradamente gótica.
Diecinueve grandes
arcos de diafragma, partiendo de
labradas ménsulas, sostienen la techumbre del tejado de madera.
Una doble hilera de ventanales iluminan la espaciosa estancia. En la parte de poniente existe
una puerta que comunica con el claustro superior, edificado en tiempo de los Reyes Católicos, hoy casi del todo desaparecido.
La sala está dividida en dos espacios, ya que esta se sigue utilizando como dormitorio por los
monjes y solo una parte de ellas es visitable.
Palacio del rey Martín fotos
Lo mandó edificar el rey de Aragón Martín I el Humano (1395-1410) en 1397. La obra corrió a cargo del maestro Arnau
Bargués († Barcelona 1413), arquitecto y constructor del Ayuntamiento de Barcelona, cuya estructura y trazado se asemejan
a este palacio. Sus grandes y afiligranados ventanales (fachadas oriental y occidental), de arte incomparable, fueron traídos de
Gerona, y los canteros de Montblanc, que labraban la iglesia de Santa María, realizaron las
puertas y las cornisas. En 1410 el rey Martín fallecía y las obras del palacio que se habían detenido en 1406 quedó inacabado. Nunca lo
pudo habitar.
Tras cruzar la Puerta Real, a nuestra derecha encontramos las dependencias palaciegas. Sus Salas de Corte, de las Damas o el
dormitorio, la Capilla Real, el recibidor etc., conservan las piezas más valiosas de lo que constituye
el actual Museo del Real Monasterio de Poblet, desde 1978: tallas románicas y góticas, cerámica medieval,
tablas valiosísimas, lienzos de diversas épocas, mobiliario, orfebrería, un tríptico del siglo XV,
escudos medievales en madera y pergamino, estelas funerarias, capiteles, gárgolas, banderas,
el escudo matrimonial del rey Martín etc. Al Museo se accede por una
escalera que desemboca en una portada gótica.
Sala del abad Copons
Para pasar del sobreclaustro al dormitorio de los monjes jubilados, se atraviesa una
dependencia gótica, edificada durante el abadiato de Ponce Copons (1316-1348). Esta sala
elegante y austera, fue restaurada en el año 1960. Traspasada esta sala, una
escalera exterior con pasamanos de hierro forjado en forma
de dragón, obra de Ramón Martí (1982) nos lleva directamente al piso inferior.
Bodega fotos
El primitivo refectorio de hermanos conversos, edificado en el siglo XIII, quedó desde los tiempos del
abad Guimerá (siglo XVI) transformado en bodega para elaboración del vino. Impresiona su grandiosidad y austera sencillez. Queda
dividida en dos crujías por cuatro pilares de los que parten robustos y elegantes, los
nervios que constituyen la crucería de la bóveda. Todavía se puede ver en distintos tramos, el canalón que servía para llevar el mosto de la uva
hasta los toneles o cubas donde se elaboraba el vino.
Sala de lagares siglo XIV
Una sala a nuestra derecha abierta en el vestíbulo del abad Copons, nos lleva a la conocida como Sala de Lagares, mientras que la sala situada en
el flanco izquierdo se corresponde con la bodega. Se trata de una sala rectangular cubierta con bóveda de crucería con el escudo del abad Ponce
de Copons (abad entre 1316 y 1348) que fue el promotor de la construcción.
El Monasterio de Poblet en el recuerdo
Ficha técnica
Fecha de realización página: 12 de Noviembre de 2.004
Fecha última modificación:
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