El Museo del Prado cuenta con un fondo fundamental de retratos en el que
estan representados los mejores artistas españoles y europeos de los siglos XVI
al XVIII. El Greco, Velázquez, Murillo o Goya conformaron una parte
sustancial de la pitura nacional, destacando en su condición de retratistas. Pintores
de retratos también fueron Alonso Sánchez Coello, Juan Pantoja de la Cruz, Juan Carreño
de Miranda, Claudio Coello, Mariano Maella o Agustín Esteve. Nombres que dierón continuidad
al género, convirtiéndolo en la espina dorsal de nuestra historia del arte, y cuya
conformación y desarrollo no podría entenderse sin la participación, en algunos casos
decisiva, de pintores extranjeros; los más sobresalientes, Tiziano y Antonio Moro. Casi todos
estos artistas fuerón los encargados de fijar la imagen del monarca y su familia, asumiendo
tácitamente un cúmulo de tradiciones y múltiples referencias heredadas que, sin embargo, fuerón
transformandose a lo largo del tiempo. El papel central que tuvo la monarquia en la sociedad
española y europea durante buena parte de la Edad Moderna, hizo que fuera desde ese
ámbito donde se generara el armazón del género. Como creación eminentemente urbana, el peso de
ciudades como Toledo o Sevilla en los siglos XVI y XVII puede explicar tradiciones propias
que se ligan a su vez al peso especifico de artistas como el Greco y Murillo.
Esta exposición describe el devenir del retrato español bajo el hilo coductor que conforma
la corona española. Se inicia con un retrato de Isabel la Catolica, de finales del siglo
XV, prosiguiendo por los años centrales del XVI, cuando se construye y fija el modelo
cortesano bajo los reinados de Carlos V y Felipe II. Velazquez centra el reinado de Felipe IV,
convirtiéndose de inmediato en el gran referente de los pintores que le sucedierón en el cargo
de pintor del Rey. Durante el siglo XVIII, el retrato se enriquecerá grancias al cambio
dinástico que trajo consigo nuevas formas artísticas. Sin embargo, será Francisco de Goya quien
reconduzca el retrato de finales del XVIII, recogiendo múltiples referencias pero asumiendo
también las tradiciones anteriores.
El Museo del Prado conserva un fondo muy amplio de retratos del siglo XIX, que atestigua la
importancia que tuvo el género en esa centuria. En él están representados los principales
artistas españoles del siglo, para la mayoria de los cuales el retrato fué un ambito preferente
de creación. Se continuaba asi la predilección que los pintores anteriores tuvierón por el
retrato. Además la profunda transformación social que tuvo lugar en este siglo amplió
significativamente la clientela y multiplicó el número de encargos.
En la selección realizada las variadas tipologías del género se reflejan a través de
ejemplos destacados de los sucesivos estilos, el neoclásicismo, el romanticismo y el
naturalismo, que articulan, cada uno, un tercio del siglo. En la evolución de Goya hasta su
muerte en 1828, la introspección de sus retratos y la libertad de su técnica suponen una
modernidad que anticipa no sólo el romanticismo sino también el realismo, con una expresividad
muy personal. El estilo neoclásico que prevaleció en esta época en Europa, caracterizado por
el rigor del dibujo y la claridad de la composición, está representado por dos de los alumnos
de David, José Aparicio y José de Madrazo. Pero fué Vicente López, pintor de virtuoso
detallismo, el retratista mas fecundo. El romanticismo tuvo importancia en Sevilla, donde la
influencia de Murillo fué determinante en artistas como Antonio María Esquivel, que logró un
lugar relevante en la Corte. En madrid, la herencia de Goya y la del Siglo de Oro se perciben
en los retratos de Leonardo Alenza. Formado en el purismo, Federico de Madrazo proyectó su
influencia, como habia hecho su padre, merced a su posición preminente en la Academia, a
través de numerosos discipulos. Uno de ellos, su hijo Raimundo, se convirtió en reputado
retratista del gran mundo parisino.
En el último tercio del siglo sobresalierón los valencianos que partiendo de un realismo
basado como en el caso de Francisco Domingo, en el estudio de Ribera y Velazquez, pintarón
retratos con una intuitiva vivacidad. Ignacio Pinazo y Joaquin Sorolla profundizarón en el
naturalismo con obras de vigorosa ejecución y luminoso colorido.
Texto y fotos: Folleto de la Exposición
Del 12 de junio al 2 de septiembre de 2.007
Lugar: Museo de Bellas Artes de Valencia
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