Hace unas pocas semanas, de turismo por el Monasterio de Cañas (La Rioja), nos enseñaron en la sala de las
reliquias con que cuenta el monasterio, varios cráneos de algunas de las once mil vírgenes. Y claro enseguida
me hice la misma pregunta que ya se hizo en 1931 Enrique Jardiel Poncela en su libro, ¿Pero hubo alguna vez
once mil vírgenes?.
La respuesta es no, y no es que no haya habido once mil vírgenes en este mundo de nuestros amores, que si las
ha habido, sino que no han existido once mil vírgenes, todas juntas lanzadas al sacrificio para conservar su
virginidad.
La historia, que a ciencia cierta no se sabe si es real, tiene múltiples variantes como es habitual en estos relatos,
y según quien la cuente añadirá más o menos matices, tal vez ninguna de ellas sea verdad, pero debemos
quedarnos con el grueso de la historia, dejando de lado los detalles que a buen seguro están equivocados.
Corría el siglo IV cuando un rey de Britania (Inglaterra) prometió a su hija Úrsula en matrimonio a un alto personaje
de la nobleza del país. Su futuro esposo era pagano y Úrsula cristiana, y no estando conforme con
tal matrimonio, pidió y obtuvo un periodo de tres años para poder peregrinar a Roma. Con ella viajaron
diez compañeras más. De regreso de su
peregrinación y al llegar a la actual Colonia en Alemania, fueron a caer en manos de los bárbaros hunos;
[aquellos de cuyo jefe Atila (406-453), se decía que por donde pisaba su caballo, no volvía a crecer
la hierba].
Los hunos no podían creerse que hubieran tenido tanta suerte y que un numero indeterminado de vírgenes,
hubieran caído en sus manos, claro que el número no llegaría a once mil, (eso hubieran querido ellos) pero el
caso es que los hunos se prestaron a hacer con las vírgenes, aquello que los bárbaros suelen hacer con
las vírgenes.
Úrsula y su compañeras se negaron en redondo a tales pretensiones, por lo que los
bárbaros enfurecidos las mataron a todas, con lo cual demostraron que aparte de bárbaros
eran tontos.
Hasta aquí la historia más o menos (más bien menos), de lo que sabemos de Úrsula y sus compañeras. Úrsula
y sus compañeras murieron mártires por defender su virginidad y sería elevada a los altares como Santa Úrsula.
Convendría hacer notar que el tema de la virginidad en los primeros siglos del cristianismo, más que un tema
puramente de tipo sexual, entroncaba con un deseo de parecerse a la Virgen María que era considerada como
un modelo de perfección a seguir y por lo tanto de alcanzar los cielos.
En un documento datado en el año 922 y encontrado en un monasterio cerca de Colonia,
se hacía referencia a la historia de Santa Úrsula y sus compañeras. En el citado documento entre
otras cosas se decía:
"Dei et Sanctas Mariae ac ipsarum XI m virginum"
donde "XI m virginum"
debía leerse como "undecim martyres virginum" (once mártires vírgenes)
y en su lugar leyeron "undecim millia virginum" (once mil vírgenes)
Durante siglos la confusión, llegó a convertirse en realidad, siendo aceptada como tal, y sin poner en
duda ni un ápice su veracidad. A partir de este momento la leyenda de las once mil vírgenes, tomó cuerpo
y la historia de Santa Úrsula se extendió como la pólvora.
La leyenda de Santa Úrsula y sus compañeras vino a España de la mano de Beatriz de Suabia, esposa de
Fernando III el Santo, que introdujo la devoción a la santa y a las once mil vírgenes en la península.
En el lugar donde se produjo según la tradición el martirio de las vírgenes, fue construida una iglesia
dedicada a Santa Úrsula. En unas excavaciones realizadas en la misma,
fue encontrado un cementerio, y la buena o mala voluntad de las gentes,
consideraron que allí se encontraban las once mil vírgenes y empezó el trafico de reliquias, que tan en boga
estuvo en los siglos medievales.
A partir de ese momento el número de reliquias que llegaron a la península correspondiente a las
once mil vírgenes, fueron numerosas y algunas de ellas llegaron hasta el monasterio de Cañas que yo
visité y ví hace unas semanas.
Solo a titulo de curiosidad enumeraré el nombre de las once vírgenes asesinadas, lista más que dudosa, pero
que queda bonito su enumeración. Son: Úrsula, Marta, Saula, Brítula, Gregoria, Saturnina, Sencía, Pinnosa,
Rabacia, Saturia y Paladia. No siempre Úrsula ha sido la principal, en algunas crónicas se sitúa en lugar
preferente a Pinnosa, siendo la advocación de Santa Úrsula más tardía.
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