La frase se suele utilizar como "abrir la caja de Pandora", y se usa cuando queremos significar
que alguno de los actos que realizamos en la vida nos van a traer nuevos males o nuevas
desgracias.
La historia de Pandora y su famosa caja hay que enmarcarla dentro del mito de Prometeo,
aquel que robó el fuego a los dioses para entregárselo a los hombres, según nos cuenta
la mitología griega.
Es pues la historia de Pandora una
venganza de Zeus como parte de un castigo a Prometeo por haber revelado a la humanidad
el secreto del fuego.
Como suele ocurrir con la mitología, sobre una misma historia hay varias versiones a cual
mas afortunada: nosotros seguiremos a Gustav Schwab para explicar la historia aun a sabiendas
de que no es la versión mas extendida.
La historia pues dice así:
Por orden de Zeus padre de los dioses,
Hefesto dios del fuego, famoso por sus habilidades, formó la estatua de una hermosa doncella. La
propia Atenea que, celosa de Prometeo, habíase trocado en su enemiga, echó sobre la imagen una
vestidura blanca y reluciente, aplicole sobre el rostro un velo que la virgen mantenía separado con
las manos, coronola de frescas flores y le ciñó el talle con un cinturón de oro,
adornada maravillosamente con policromas figuras de
animales. Hermes, el mensajero de los dioses, otorgaría el habla a la bella imagen, y Afrodita le
daría todo su encanto amoroso.
De este modo Zeus, bajo la apariencia de un bien, había creado un engañoso mal, al que llamó
Pandora, es decir, la omnidotada; pues cada uno de los Inmortales había entregado a la doncella
algún nefasto obsequio para los hombres.
Condujo entonces a la virgen a la Tierra, donde los mortales vagaban mezclados con los dioses, y unos
y otros se pasmaron ante la figura incomparable. Pero ella se dirigió hacia Epimeteo, el ingenuo hermano
de Prometeo, llevándole una caja regalo de Zeus. En vano aquél había advertido a su hermano que nunca
aceptase un obsequio venido del olímpico Zeus, para no ocasionar con ello un daño a los hombres;
debía de rechazarlo inmediatamente.
Epimeteo, olvidándose de aquellas palabras, acogió gozoso a la
hermosa doncella y no se dio cuenta del mal hasta que ya lo tuvo. Pues hasta entonces las familias
de los hombres, aconsejadas por su hermano, habían vivido libres del mal, no sujetos a un trabajo
gravoso, y exentos de la torturante enfermedad. Pero la mujer llevaba en las manos su regalo, una
gran caja provista de una tapadera. Apenas llegada junto a Epimeteo abrió la tapa y en seguida volaron
del recipiente innumerables males que se desparramaron por la Tierra con la velocidad del rayo. Oculto
en el fondo de la caja había un único bien: la esperanza; pero, siguiendo el consejo del Padre de los
dioses, Pandora dejó caer la cubierta antes de que aquella pudiera echar a volar, encerrándola para
siempre en el arca.
Entretanto la desgracia llenaba, bajo todas las formas, tierra, mar y aire. Las enfermedades se
deslizaban día y noche por entre los humanos, solapadas y silenciosas pues Zeus no les había
dado la voz. Un tropel de fiebres sitiaba la Tierra, y la muerte, antes remisa en sorprender a los
hombres, precipitó su paso.
La vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el
crimen; todos los males del mundo se habían extendido por la tierra y sólo la
esperanza quedó oculta en el fondo del arca.
Existe una versión más extendida y tal vez un poco misógina, en la que se nos quiere
explicar la naturaleza de la mujer, y en la cual Pandora no pudiendo resistirse a conocer
el contenido de la caja procedió a su apertura, lo que claramente nos da a entender que
la mujer es curiosa por naturaleza. Esta historia entronca también con la tradición
judeo cristiana en la cual se nos dice que Eva dió de comer a Adán la manzana del árbol del
bien y del mal, por lo que en ambos casos la mujer es la culpable de todos los males
que afligen a los hombres.
Como única objeción a la historia, encuentro un poco extraño que en una caja toda ella
llena de males, se esconda un bien (la esperanza), va contra toda lógica, también
habría que preguntarse donde quedó la caja, y que fue de Pandora.
Como dato final podemos decir que el nombre de Prometeo significa "el previsor" mientras
que la etimología de Epimeteo significa "que reflexiona después de hecho".
El mito de Pandora en el arte:
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Pandora de Jules Joseph Lefebvre
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Pandora de Odile Redon 1910 Oleo sobre lienzo 62 x 143 Museo Metropolitano de Arte de Nueva York
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