Atalayas dominantes del paisaje urbano de Teruel Ya en su día, el marqués
de Lozoya, en sus estudios sobre arte hispano, afirmó que "si tuvieramos que
señalar un conjunto para compendio y blasón de la España medieval, cristiana y mora,
nos decidiriamos sin duda por las torres de Teruel". Las torres mudéjares de Teruel,
desde el momento de su construcción se convirtierón en las señas de identidad de
la ciudad, alzándose sobre un cielo azul, celebrado también en las cronicas de los
viajeros. Se situaban junto a las entradas del recinto amurallado, mostrándose como
la más eficaz carta de presentación y marcando las pautas de actuación en el
planteamiento espacial de la recientemente fundada ciudad. En 1986 fuerón declaradas
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, siendo los primeros monumentos mudéjares
aragoneses en recibir este reconocimiento.
Contexto histórico Cuando se construyerón las torres, la ciudad de Teruel se
encontraba en uno de los momentos de mayor apogeo de su historia. No hacia mucho que
había sido fundada por Alfonso II (año 1171) recibiendo unos fueros especiales para
asentar la población en la frontera con la España musulmna. La conquista de Valencia en
el 1238 abrió un periodo de esplendor económico en el que floreció la arquitectura
mudéjar turolense.
La Torre de El Salvador El arte mudéjar ha sido definido como la pervivencia
y desarrollo de la tradición artística del islam en la España cristiana. Como tal, el
mudéjar turolense hereda del comportamiento estético musulman, por un lado, su capacidad
para mantenerse fiel a la tradición que impide desasimilaciones culturales, y, por otro
lado, su versatilidad que le permite asimilar e integrar nuevos elementos formales.
Por ello la torre del Salvador, al ser la más tardía del mudéjar turolense (posiblemente
fué construida en la segunda o tercera década del siglo XIV), se erige como ejemplar
turolense más aquilatado, ya que sabe recoger y desarrollar los elementos más
característicos de esa aquitectura.
Torre puerta Como su predecesoras, esta torre se integra en el urbanismo de la
ciudad permitiendo el discurrir de la calle al abrirse en su parte inferior con un arco,
agilizando el trazado viario. Todo aquel que entrara en Teruel por la desaparecida puerta
de Gudalaviar, una de las más importantes de la ciudad, debía pasar bajo la impresionante
mole de esta torre, teniendo, pues, una clara función de control de dicha entrada.
La decoración La decoración exterior de la torre del Salvador manifiesta
claramente la importancia de ésta en la estética musulmana, constityéndose como un
elemento de primer orden y esencial para conseguir una arquitectura sin peso que
niega los elementos tectónicos.
Así, encontramos elementos decorativos con precedentes regionales del arte musulmán
(arcos mixtilineos), importaciones del arte almohade (paños de sebka) y el brillo
luminoso a la arquitectura. El resultado final de la combinación de estos elementos
decorativos es una arquitectura desmaterializada, donde color, luz y sombra le
confieren un aspecto cambiante y eteréo, dotándola de un amplio abanico de visiones
que varían conforme se van sucediendo los diferentes momentos del día y de la
noche.
Estructura interior Tras esa exuberante decoración, la torre del Salvador
presenta una interesante estructura interior, pues reproduce la de los alminares
almohades, al estar formada por dos torres, una envolviendo a la otra con escaleras
entre ambas, cubiertas con bovedillas por aproximación de hiladas. La torre interior
realizada en mortero de yeso, se divide en tres estancias superpuestas (en las dos
primeras se pueden ver unos paneles explicativos sobre el mudéjar y en la tercera,
sobre la restauración de la torre). Las escaleras desembocan en un cuerpo de
campanas según los modelos cristianos, ajeno a la estructura del alminar, desde el
cual se aprecian magnificas vistas.
Datos de interes
Tras ser declarado el mudéjar de Teruel Patrimonio de la Humanidad por la
Unesco en el año 1986, el Gobierno de Aragón se compromete a sufragar la
restauración del conjunto mudéjar turolense, siendo ésta la primera de las
cuatro torres mudéjares de la ciudad en restaurarse. La dirección técnica
de las obras fué realizada por los arquitectos: Antonio Perez Sanchez y José
María Sanz Zaragoza. La torre restaurada se inaugura el 23 de abril de 1993;
el 1 de junio del mismo año pasa a ser la primera torre mudéjar visitable
de la ciudad.
Planta rectangular de 9,20 metros en la base y 8,90 X 7,90 en la parte alta. Por
ello es ligeramente troncopiramidal.
Hasta el punto más alto de las almenas, mide 40 metros. El nivel del suelo de
campanas esta a 27,30 metros. Las almenas tienen 2 metros de altura.
Toda la torre esta realizada con ladrillo y yeso. Se emplearón unos 260.000
ladrillos de 30 X 15 X 5 cms. Tiene en total unas 650 hiladas de ladrillo.
Primitivamente, el exterior pudo estar cubierto con una lechada de yeso.
Según Antonio Almagro, tanto la torre de El Salvador como la de San Martin,
se construyerón en un año, a razón de un metro y medio a dos metros por
semana.
Al llegar al cuerpo de campanas, habrá subido 122 escalones y una altura desde el
nivel de la calle de 27,50 metros.
A partir de este cuerpo ya no existe la torre interior y el muro de la exterior
es de 75 cm.de espesor, es decir 15 cm. mas ancha que en la parte baja.
En la restauración de 1958 se realizó la bóveda de ocho lados que actualmente la
cubre, tratando de reproducir la forma de la que en su momento pudo existir y que,
debido a los empujes, pudo ser la causa de la ruina del cuerpo de campanas.
Texto: Ernesto Utrillas Valero
Patronato Provincial de Turismo. Diputación de Teruel
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