Introducción
Nombre: Castillo de Belmonte
Localidad: Belmonte (Cuenca). Comunidad Autonoma de Castilla-La Mancha
En el cerro de San Cristobál
Declarado en 1932 Monumento Nacional
El castillo es propiedad particular la Casa Ducal de Peñaranda y Condes del Montijo
La Villa esta declarada de Interés Turistico y Conjunto Histórico Artístico
Gentilicio: Belmonteños
Estilo gótico con elementos mudejares y platerescos. Reformado a finales del siglo XIX
Fue residencia particular de la emperatriz de Francia María
Eugenia de Montijo después de morir su esposo Napoleón III
Eugenia de Montijo era descendiente directa de la familia Pacheco
Entre sus muros se rodaron parte de las escenas de la pelicula El Cid (1961) protagonizada por Charlton Heston y Sofia Loren
Belmonte fue el lugar de nacimiento del monje agustino Fray Luis de León en 1528
Recibe el nombre de Belmonte por "Bello Monte" en alusión a unos cerros con encinas que existian en la zona desde antiguo
Desde 1986 es capital comarcal
Historia
Belmonte era una aldea dependiente de Alarcón que fue conquistada a los musulmanes almohades en 1184. El territorio pasó a depender militarmente
de la Orden de Santiago y del recien creado Obispado de Cuenca.
La conocida como Tierra de Alarcón y con ella la aldea de Belmonte fue recibida en 1305 por don Juan Manuel, hijo del infante Manuel de
Castilla y hermano del rey Alfonso X el Sabio.
Don Juan Manuel de Borgoña y Suabia (1282-1347), noble y literato castellano, autor del conocido libro El Conde Lucanor,
escribió entre los muros de su palacio uno de sus libros "De los enxiemplos" o ejemplos,
compuesto por historias cortas con un fin moralizante. El palacio residencial
conocido como Alcazar Viejo y construido hacia 1323 se encuentra
intramuros de la villa, cerca de la Colegiata de San Bartolomé aunque en avanzado estado de deterioro. También de este periodo es la
construcción de una primera muralla rodeando la villa.
En 1361 el rey de Castilla Pedro I (1350-1369) incorpora la villa a la Corona independizandola de Alarcón, cerrando
con ello el periodo de dominio de los Manuel sobre la villa. En 1366 el rey Enrique II de Trastámara (1369-1379)
convierte el territorio en marquesado y se lo entrega a don Alfonso de Aragón que lo retendrá hasta 1398.
En 1398 el rey Enrique III de Castilla (1390-1406) dona la villa de Belmonte a Juan Fernández Pacheco oriundo de Santarén (Portugal) que
se convierte en el I señor de Belmonte. Hereda el señorío su hija María Pacheco casado con Alonso Téllez Girón del linaje de los Acuña
Antes de la boda Juan Fernández Pacheco habia establecido mediante capitulaciones matrimoniales un mayorazgo
sobre el territorio en favor del primogenito pero a condición de mantener las armas y el apellido
de los Pacheco. Su hijo Juan Pacheco nadido en 1419 en el Alcazar Viejo de Belmonte sería el primero en asumir el mayorazgo.
En 1445 el rey Juan II por meritos de guerra en la batalla de Olmedo le nombra marqués de Villena.
El actual castillo fue construido entre 1456 y 1472 (siglo XV) por Juan Pacheco
primer Marqués de Villena y III Señor de Belmonte. Es obra gótica-mudejar
del maestro Hanequín de Bruselas fallecido en Toledo en 1494.
Según un documento de 1456, don Juan Pacheco ordena construir el castillo y una muralla de cal y canto que rodease la villa hasta
el castillo, cuya tercera parte sería costeada por el propio marqués y el resto por sus vasallos de Belmonte. Juan Pacheco también
ordenó construir la Iglesia Colegial de San Bartolomé en esta villa de Belmonte.
El marqués de Villena, Juan Pacheco, cedió en 1467 el castillo inacabado, a su
hijo Diego López Pacheco Portocarrero
segundo marqués de Villena. Este al apoyar el
bando de la hija de Enrique IV (Juana la Beltraneja) perdió temporalmente la propiedad del
castillo y de otras villas (Garcimuñoz y Alarcón).
Poco tiempo después, la ya reina Isabel la Católica le devolvió sus propiedades. Esta historia
hay que enmarcarla en el periodo de la guerra civil de Castilla entre los partidarios de Isabel
la Católica y Juana llamada "la Beltraneja".
Durante la Guerra de Sucesión a la Corona de España (1701-1713), los descendientes del Marqués de Villena se distinguieron por su
adhesión a la causa de Felipe V a quien prestaron grandes servicios. La situación de Belmonte
les sirvió maravillosamente, eligiéndolo como punto estratégico para detener los socorros que
recibía de Portugal el archiduque Carlos de Austria aspirante a la Corona, y a vigilar al mismo
tiempo las fuerzas que operaban en el Reino de Valencia.
Durante la guerra de la independencia (1808-1814), el castillo sirvió como cárcel francesa quedando al final de la
guerra en lamentable estado. Por la zona fue famoso el guerrillero español conocido como "el francisquete" o "Tio Camuñas" (Francisco Sánchez Fernández)
cuyos restos reposan en la Colegiata de Belmonte.
En el siglo XIX la propiedad del castillo la ostentaba el condado de Montijo.
Eugenia de Montijo (esposa del emperador de Francia Napoleón III) encargó al arquitecto español Alejandro Sureda la rehabilitación del castillo
siguiendo esquemas franceses en la restauración. Posteriormente fue habitado por una
comunidad de dominicos franceses que realizaron reformas en los salones del castillo, construyendo
una capilla. Los dominicos residieron en el castillo hasta 1885.
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939)
el castillo sirvió de cuartel republicano y prisión y al finalizar la contienda hizo en 1946 de Escuela Superior de Mandos
Onesimo Redondo.
Uno de los personajes históricos que habitó el Castillo de Belmonte durante algún tiempo fue
doña Juana, conocida como la Beltraneja, hija de Enrique IV. Protagonista de los enfrentamientos
políticos que sufrió Castilla en el siglo XV y que acabaron con la entronización de la reina
Isabel I llamada la Católica. Una de las puertas del castillo tiene su nombre, pues según cuenta la leyenda por ella
huyó del castillo para evitar una muerte segura por parte de sus antiguos aliados.
Dice la historia que cuando la causa de Juana la Beltraneja se daba por perdida, y ante la
actitud del Marqués de Villena de cambiar de bando, Juana vio peligrar su seguridad y se
descolgó por una de las ventanas de la capilla del palacio huyendo por la puerta que hoy día recibe
su nombre.
Características
Dos partes se pueden definir en este castillo, por una parte el recinto amurallado que baja hasta
la población y por otra el castillo propiamente dicho.
Recinto amurallado
Del antiguo recinto amurallado que rodeaba la población, sólo restan dos tramos en perfecto estado
que bajan desde el castillo hasta la población, así como cuatro puertas de las cinco que tuvo.
Este recinto amurallado fue construido y reconstruido a lo largos de los siglos XV y XVI.
El
lienzo norte de la muralla de unos 300 metros de longitud, baja desde el castillo hasta la población en dos quiebros,
hasta el camino donde se situaba la puerta de Santa Inés, donde se remata con un baluarte.
El
lienzo sur de la muralla de unos 350 metros de longitud y dos baluartes, baja
desde el castillo hacia el casco urbano, se pierde en la primera zona edificada, reapareciendo
en la Puerta de Chinchilla. En este trozo encontramos una curiosa
torre albarrana.
El nombre de las puertas que se abrían en el recinto amurallado y que ahora quedan dentro del
casco de la población, son las siguientes:
•
Puerta de Chinchilla
•
Puerta del Almudí o del Cristo de los Ausentes
•
Puerta de la Estrella, de Monreal, o de Toledo
• Puerta Nueva (derruida en el siglo XIX)
• Puerta de Santa Inés o San Juan (derrida en el siglo XIX, sólo quedan restos)
Castillo
En cuanto al castillo propiamente dicho
tiene dos recintos; el primero una muralla de mediana altura envuelve el castillo por completo, por ambos lados descienden las
murallas que llegan hasta la población. Es de forma poligonal, simétrica, pero no regular y se encuentran
coronadas de almenas con forma de escalones que nos recuerdan el estilo califal. El total de cubos de este recinto es de nueve, cuatro
aislados y otros cinco que protegen las puertas, dos cubos o torres por cada una de las dos puertas
y la tercera puerta que se abre en el centro de un solo cubo.
Tres son las puertas de este perímetro externo:
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Puerta del Campo: es la principal, en su origen tenía foso y puente levadizo hoy desaparecido. Esta
flanqueada por dos torres sobre la que se abren dos huecos para el alzado del puente levadizo.
En su origen era de estilo gótico; bajo su antiguo arco de entrada se rebajó su
arquitectura construyendo un nuevo
arco escarzano sobre el que se incrustó
el escudo la familia Pacheco y los Acuña.
La puerta se sitúa en el
lado este. Las torres laterales están dotadas de almenas y troneras en forma
de cruz y orbe.
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Puerta de Santiago: situada en la fachada norte, en el lado opuesto a la de la entrada, es similar
a la anterior pero más estrecha, con arco de medio punto, antiguo puente levadizo ya desaparecido y dos pequeños torreones
(anteriormente tenía cruz y veneras de Santiago esculpidas sobre el dintel).
Tambien recibe el nombre de
Puerta de la Beltraneja.
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Puerta de peregrinos: Situada en la fachada sur de este primer recinto amurallado.
Formada por un ancho y único cubo, también con antiguo puente levadizo con señales
de un antiguo y alto arco de medio punto con otro rebajado bajo él.
Nada más pasar la puerta del Campo que es la entrada principal, nos encontramos con un ancho
espacio libre entre
el castillo y esta primera muralla; se llama albacara, servía de refugio a los habitantes de
la villa en caso de ataque de los enemigos, y allí con sus enseres y ganados se veían protegidos
por el señor.
Desde este lugar se puede observar en lo alto del muro
un saliente, sujeto por ménsulas, con una pequeña ventana
y que era lugar para desde el interior hacer sus necesidades fisiológicas los señores del castillo.
La
puerta de acceso al castillo situada al este, está formada por una puerta gótica trilobulada
situada junto a la torre del homenaje. En el tímpano aparece la figura de
un paje que se
encuentra de pie sobre un pequeño pedestal situado en la clave del arco. Una de sus manos
se apoya sobre un yelmo con los escudos nobiliarios de la familia de Juan Pacheco (primer marqués de Villena) y la familia
de su segunda mujer María Portocarrero y Enríquez con la que casó en 1442 (la familia Girón).
Esta puerta se atribuye al arquitecto Juan Guas.
Un guardapolvos trilobulado apoyado en
ménsulas protege el arco de la puerta. Cada una de las
ménsulas se decora con
la figura en piedra de un ave. En las bases de las ménsulas aparecen las palabras: Una sin par, lema que utilizaba
el marqués de Villena.
Posee el castillo planta poligonal en torno a un patio de armas en forma triangular.
La anchura de las galerías laterales le confiere el aspecto de una extraña y original estrella
con torreones en sus vértices.
En el castillo propiamente dicho destacan seis torres circulares de 22 metros de altura, una en cada vértice, así
como la del homenaje, lo que forman un total de diez lienzos de defensa.
Una vez traspasada la puerta antes mencionada, entramos en el patio de armas.
Más fotos de las galerías
Es desde aquí donde mas fácilmente se puede observar las modificaciones introducidas por
Eugenia de Montijo en el siglo XIX, ya que las galerías que forman el patio forman un conjunto
un tanto distinto al resto del castillo, sobre todo por el uso del ladrillo rojo utilizado.
Dos de los lados del triangulo
están formados por dos cuerpos rectangulares, resueltos cada uno por planta baja
y dos pisos, en el tercer lado del triangulo que forma el patio se
eleva una robusta torre de planta cuadrada en la que se concentraba la vida militar.
Estos cuerpos rectangulares o galerías, eran los lugares de residencia y estancia de la nobleza.
Situadas en los flancos norte y sur,
constan de dos galerías altas y planta baja. Esta última formada por arcos apuntados, el primer piso con arcos ligeramente apuntados
con
ventanas apuntadas geminadas y el segundo piso con ventanas apuntadas pareadas. En origen todas las plantas se encontraban
abiertas al patio de armas, en la actualidad la primera y segunda planta están cerradas. También originalmente la segunda planta de
la galería sur no existía. Todo esto fueron modificaciones del siglo XIX con el objetivo de hacer más agradable la estancia del
castillo.
En el patio de armas, encontramos un singular
pozo aljibe inacabado situado en el vértice de
unión de las dos galerías. Este pozo tiene a su lado dos grandes columnas helicoidales que permanecen inacabadas. Hay también una
gran chimenea o cocina, que bien pudiera servir para cocinar la comida de la tropa o para calentarse en las frías noches de invierno.
A la derecha de la torre del homenaje encontramos una alta y empinada
escalera de piedra que se introduce en la torre y que lleva a una
escalera de caracol que nos lleva al camino de ronda o parte alta del castillo.
En la galería norte (a nuestra derecha según entramos), se
encontraban las cocinas, almacenes y habitaciones de la servidumbre, en sus
sótanos se
almacenaban los víveres. A su lado es
donde se encuentra la cocina antes mencionada y también en este lado se encuentra la escalera noble
de acceso a las plantas superiores. Una escalera de caracol de uso para la servidumbre, comunica las cocinas de la planta
baja con las habitaciones de servicio de la primera planta y con el dormitorio de la marquesa
de la segunda planta.
En la galería sur se encontraban los establos y cuando los monjes dominicos se establecieron en el castillo, aquí
construyeron su capilla monacal.
En la actualidad, las galerías de la planta baja se han habilitado para uso turístico: bar, sala de proyecciones, sala
de exposiciones, servicios etc. Estas se cubren con
artesonados de madera polciromados en tonalidades rojizas.
El tercer lado que cierra el triangulo que forma el patio lo forma la torre del homenaje. Llama
la atención su poca altura, debido tal vez a que la torre quedo inacabada o bien a la orden de
los Reyes Católicos de rebajar la altura de las torres principales para evitar encastillamientos
contra la autoridad real. Hay un "in pace" que ejercía funciones de calabozo. Al detenido se le
bajaba por un agujero cuadrado existente en el techo junto al cuerpo de guardia. En una esquina
a la izquierda de la entrada, está el encaje para los condenados a morir por el suplicio de la
gota de agua sobre la cabeza. Arriba se conserva el canal para el agua.
Edificada con sillares pequeños de piedra caliza, la torre del homenaje es de planta cuadrada, con tres semicírculos en forma de
cubos hacia el exterior y mas adelantado el del centro, así como plana en la parte interior del patio. Las esquinas adoptan formas
redondeadas.
La distribución del primer piso así como la del segundo es la misma, largas galerías a
cuya derecha se encuentran las habitaciones correspondientes y a la izquierda quedan los ventanales
que asoman al patio de armas. A destacar que todas las habitaciones incluidas las galerías se encuentra cubiertas
con techumbres de madera bellamente policromadas.
A los pisos superiores se accede por una
escalera de madera, mandada construir por Eugenia de Montijo en
el siglo XIX y en la cual destaca el trabajo de madera tanto de los escalones y barandillas como de los elementos
de sujeción de la misma. Es una escalera noble de dos tramos de las llamadas voladas, en cuyos descansillos hay
grandes escudos de la familia Pacheco realizados en yeso.
En la actualidad las habitaciones se han decorado con recreaciones historicistas del ambiente medieval, sin que ello
suponga que dichas habitaciones fueran usadas necesariamente para tal menester.
Primer piso (ala norte)
La escalera de madera nos introduce en un
largo pasillo situado en el primer piso del ala norte.
En este pasillo encontramos a la izquierda tres puertas que se
corresponden con otras tantas habitaciones. La galería se cubre con un
artesonado de madera en su color natural y con decoración geométrica.
La primera habitación es cuadrada, se encuentra debajo
de la habitación del marqués, y en ella hay una escalera de caracol que comunica con la habitación
del marqués del segundo piso y con la planta baja. Esta
habitación era usada por el personal de
servicio de más confianza y podía ser usada como cocina. La
puerta de entrada se decora con molduras entrelazadas realizadas en yeso.
La segunda habitación o salón central tiene una chimenea con decoración en yeso muy recargada.
Tiene
tres escudos, uno con una cruz flordelisada con la cruz de Santiago, otro con el escudo de Juan Pacheco y el tercero con el escudo
de María Portocarrero Enríquez, esposa del marqués.
Esta habitación se considera debía ser la
sala de las mujeres o estrado medieval.
Esta es una estancia de origen musulmán. La habitación disponía de una tarima donde se encontraba la marquesa, rodeada
de alfombras, tejidos, tapices y almohadones. La señora del castillo rodeada de sus mujeres de confianza, bordaban, escuchaban
música y pasaban las largas tardes al cobijo de la habitación. La chimenea proporcionaba el necesario calor a la sala.
Completaba la decoración un mínimo mobiliario compuesto de alguna silla, arcones, brasero etc.
La sala se encuentra comunicada con la anteriormente vista, donde estarían los servidores y con la contigua que se
reservaba para alcoba o reservado. De esta manera y de alguna manera esta ala se reservaba para las mujeres.
A la izquierda de la chimenea una
puerta permitía el acceso a una
alcoba. Esta pequeña habitación apenas tenía
espacio para una cama con dosel, un arcón para la ropa y un pequeño reclinatorio para las oraciones. Una ventana con bancos cortejadores
permite la iluminación de la sala.
Al final del pasillo encontramos una ventana con bancos cortejadores y junto a la misma un pequeño pasillo nos conduce a las
letrinas de uso exclusivo para la nobleza.
Primer piso (ala sur)
Continuando por el pasillo un pequeño paso nos introduce en el
ala sur. Nos encontramos en el piso principal y más noble del castillo. Entramos en un largo pasillo dominado por la presencia
de tres chimenas,
la central más grande que las laterales y dos puertas de acceso a las distintas salas.
La primera habitación era la capilla del castillo o más propiamente del marqués. Desde una
de las ventanas de esta capilla, se dice que escapó Juana la Beltraneja. Extraña el tamaño de la habitación para uso de capilla, por
lo que tal vez quepa suponer que la habitación fuera una antesala de espera a la Sala de Gobierno. Avalaría esta hipótesis la presencia
de ventanales con bancos cortejadores y la extraña decoración del bestiario medieval, elementos un tanto extraños para una capilla.
Otra opción sería la de considerar esta sala
como una especie de Sala de Trono del marqués, a imagen y semejanza de la Sala del Trono del Rey.
La habitación se cubre con una
techumbre octogonal de madera policromada que apoya en pechinas decoradas y policromadas. En la
actualidad se encuentra
parcialmente rehabilitada para comprobar así la diferencia de color y estado de la madera, antes y después
de la restauración. La decoración de esta techumbre se resuelva a base de temas vegetales entremezclados con escudos heráldicos de la
familia propietaria del castillo. En las pechinas, jovenes donceles sujetan escudos de la familia Pacheco.
Destaca la decoración tallada en piedra de las dos
ventanas que dispone la habitación. En ellas se encuentra un minucioso
trabajo en piedra realizada sobre todo el interior de la ventana tanto en los muros laterales como superior. Es el conocido como
bestiario medieval pues en ellas podemos encontrar desde animales mitológicos, frailes, escudos, representaciones historiadas o formas
extrañas de difícil interpretación. Es una de las salas más espectaculares de todo el castillo.
La segunda habitación se trata del salón de gobierno o Salón Noble, una habitación de 147 m2 y con un
artesonado de madera de nogal, en forma de artesa invertida y policromado en tonos rojizos y dorados. A ella se accede por una
puerta gótica con decoración de yeserías con el
escudo de la familia Pacheco en la parte superior del arco.
El salón de gobierno era usado para las recepciones oficiales, pero también se utilizaba para
banquetes y como sala de fiestas y de baile. El sistema de calefacción utilizado resulta original y
permite caldear el salón con las tres chimeneas que existen en la
galería contigua. Las chimeneas situadas en el pasillo exterior se encendían y el calor de las mismas se transmitía al
muro y de ahí al interior de la sala, de esta manera los nobles no tenían que soportar el humo o bien el constante trasiego
de servidores moviéndose por la sala. Es la habitación más grande del castillo y su presencia y tamaño nos puede indicar que más
que un castillo se trata de un castillo-palacio fortificado.
La sala se ilumina mediante dos grandes
ventanales con bancos cortejadores situados en el muro más largo del rectangulo y otro
ventanal de iguales características que se abre en el lado corto del rectangulo.
Además recibe luz del exterior por las puertas que se abren a la galería exterior, por lo
que esta sala puede ser de las más iluminadas de todo el palacio.
La Sala de Gobierno se comunica con la capilla a traves de un
vano abierto en el muro con un arco escarzano y sobremontado un
arco apuntado gótico en cuyo tímpano
encontramos una peana de la que sobresale decoración vegetal entrelazada. A ambos lados de la portada dos pináculos con decoración
también vegetal. En el trasdós del arco decoración de macolla.
En los vértices de cada de una de las alas de las galerías y coincidiendo con la torre se abre una pequeña salita o gabinete
de forma circular y con una ventana que se abre al exterior del castillo.
Segundo piso (ala norte)
Volviendo a la escalera principal ascendemos al segundo piso mientras contemplamos el colorido del
artesonado del techo.
La distribución de la galería norte de este segundo piso
sigue la misma distribución que el piso inferior. Habitaciones a la izquierda y los ventanales a la derecha. En este caso
se ha procedido a una recreación con mobiliario de la época de Eugenia de Montijo.
La primera habitación de planta cuadrada y de modestas dimensiones era la
alcoba del marqués. Hasta ella alcanza la escalera
de caracol que comunica todos los pisos y que estaba reservada para el servicio. En la actualidad se ha recreado la alcoba de lo
que podría haber sido el dormitorio de Eugenia de Montijo.
Destaca esta habitación por su
techumbre de madera que era conocido por el nombre de el giratorio. Se trata de un artesonado en
forma octogonal que según las crónicas podía girar. Se adornaba con cientos de pequeños espejos de oro y plata
incrustados en la madera, también colgaban
una serie de campanitas. Al moverse el conjunto producía un destacado juego de luces, colores y sonidos.
La segunda habitación más grande que el resto de las que vamos a ver, era el
salón noble de los marqueses, donde pasaban sus
ratos de ocio. En la actualidad se ha decorado con muebles de época decimonónica.
Una tercera habitación en la actualidad acondicionada como despacho decimonónico debía ser la
alcoba de la marquesa. Junto a esta
otra
habitación más pequeña probablemente para algún hijo de los marqueses. En la actualidad decorada como un vestidor de época.
Segundo piso (ala sur)
En la actualidad no cumple ninguna función especifica, en el siglo XV no existía pues es de construcción tardía. En el siglo
XIX las habitaciones fueron cerradas convirtiéndose en un gran salón alargado.
En el vértice donde se comunican ambas salas, una escalera nos lleva al adarve, el camino de ronda o las terrazas del castillo, que
de cualquier manera las podemos denominar.
Camino de ronda, murallas y torres
El adarve recorre todo el perímetro del castillo, se puede acceder a los seis cubos circulares que protegen el castillo. Las torres, exentas de
almenas, se decoran en su parte alta con una serie de
arquillos de medio punto alombardados que descansan sobre ménsulas y metopas en
forma de escudos lisos. Desde el adarve se tiene comunicación con la torre del homenaje y a través de una escalera de caracol se baja al
patio de armas. Desde lo alto de las torres se divisa perfectamente
la población, así como el terreno circundante. Al final del camino de ronda
una
pequeña puerta con un diminuto arco trilobulado nos adentra en el interior de una de las torres y a través de una escalera de caracol nos baja
al patio de armas.
Más fotos de las torres y murallas
Interior del castillo
La decoración interior del castillo, así como la capilla, es de tradición mudéjar de yeserías, con
motivos decorativos vegetales en ataurique que se alternan con los escudos de la familia
Pacheco y de la Orden de Santiago. Destacan sus bellos artesonados de madera
que decoran los techos de las distintas estancias, la mayoría de los cuales pertenecen a la
restauración efectuada en el siglo XIX, siendo solamente tres los originales del siglo XV.
Así mismo destacan las chimeneas de las habitaciones, adornadas todas ellas con distintos
escudos nobiliarios.
También destacar que todas las habitaciones se iluminan con ventanas al exterior y todas disponen de los llamados cortejadores, bancos de piedra
situados junto al alfeizar de la ventana y que servían además de para descansar y contemplar el paisaje, para mantener conversaciones
privadas, de donde le viene el nombre.
Queda dicho que uno de los mayores atractivos del castillo de Belmonte, son sus
artesonados. Sin
duda los más variados y bellos de España en edificios civiles. Policromados todos ellos, juegan
los colores rojos, amarillos y azules alternando con los ocres y tonos naturales de la madera
de pino, creando un efecto maravilloso y de ensueño al contacto con la luz exterior. Los motivos
de los artesonados son sorprendentes, nacidos todos de la rica imaginación mudéjar: casetones
rectangulares y cuadrados alternando con modelos geométricos estrellados y otras piezas de lazos
y cruces con decoración floral. Ricas tirantas apoyadas en ménsulas bellamente decoradas. En
otras salas aparecen célebres pinjantes o mocárabes suspendidos en los centros de ricos
rosetones.
Ficha técnica
Fecha de realizacion página: 16 de Abril de 2.004
Fecha última modificación: 27 de Octubre de 2.011
Lugares de interés de Belmonte
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Fuentes consultadas:
Alarcón, Belmonte y Garcimuñoz. Tres castillos del señorío de Villena en la provincia de Cuenca. Autor: Miguel Salas Parrilla
Castillos de Cuenca. José Luis Rodríguez Zapata
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