En esta pintura - considerada por muchos como el símbolo de una amistad - Van Dyck se
representa acompañado del aristócrata-diplomático inglés sir Endimión Porter. Es la única
vez que el artista se retrató junto a la persona que le encargaba la obra. Esta audacia
iconográfica -el inmortalizarse junto a un personaje importante, posiblemente a petición del
mismo-, y la elección del novedoso formato ovalado, confieren a este retrato doble un
encanto peculiar.
La personalidad de ambos retratados está totalmente definida en el retrato mediante la actitud,
el ropaje que visten y las calidades tonales del mismo. En sir Endimión distinguimos el
hombre de mundo, poeta y coleccionista de obras de arte, y diplomático que jugó un papel
destacado en la política de alianzas entre España e Inglaterra: aunque no llegaron a dar
el fruto esperado, estuvo en las conversaciones sobre el matrimonio de María, la hermana
del rey Felipe IV, con Carlos I de Inglaterra. Su aspecto es el de un hombre ataviado con
lujo, de expresión abierta, amable, contrapuesta a la figura del artista, tan sobria y tan
discreta, y con una prestancia que se valora no tanto por la calidad de su ropa sino también
por la definición de su rostro. Van Dyck, en ese su autorretrato, muestra al artista mimado
por la fortuna y relacionado con la sociedad aristocrática por su labor artística.
En toda la obra el pintor juega con las contraposiciones. Todos sus elementos buscan sus
contrarios: el blanco al negro, el frente al perfil, lo interior a lo exterior, la mano
desnuda a la mano enguantada, lo blando a lo duro. Es un juego plástico, con las calidades
formales pero también con la psicología de los retratados.
Existe una leve subordinación entre ambos personajes, pero Van Dyck supo disimularla
mediante un equilibrio de su estructura formal; así, el ojo del espectador se desplaza
alternativamente entre uno y otro hombre debido a la atracción individual que ambos ejercen.
Este retrato doble fue adquirido para la colección de Isabel Farnesio, segunda mujer de
Felipe V. Estuvo expuesto en el Palacio de San Ildefonso de la granja y, posteriormente,
aparecía inventariado en distintos palacios reales -Aranjuez y Madrid-, hasta su entrada en
el Museo del Prado.
Fuente: http://museoprado.mcu.es
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