Retablo de San Crístobal - Anónimo

Dimensiones: 2,66 x 1,84 mts.
Tipo de cuadro: Temple sobre tabla
Anónimo español (Siglo XIV)

Este pequeño retablo completo de autor anónimo del siglo XIV, pertenece al estilo francogótico o lineal. Está dividido en tres calles y tres cuerpos y coronado por la Crucifixión de Cristo. La calle central está dedicada enteramente a la historia de Réprobo, un hombre que al convertirse al cristianismo fue llamado Cristóbal - que significa "portador de Cristo"-. Su leyenda comienza cuando san Cristóbal buscó entre las celebridades o reyes más poderosos de la tierra a alguno para ponerse a su servicio. Pero en cada uno de ellos encontró debilidades. Unos se asustaban ante ciertas circunstancias, otros recurrían a santiguarse ante la presencia del diablo, y éste a espantarse ante la cruz. Por eso decidió ponerse al servicio de aquella cruz.

En cierta ocasión, un ermitaño le aconsejó que la mejor manera de servir a su amo era ayudar a la gente a cruzar un río muy caudaloso (este santo poseía un aspecto gigantesco, ya que su talla era de 5 metros de altura). Un día, un niño le pidió que lo trasladara a la otra orilla. Cristóbal notó que a medida que se internaba en el río el peso era mayor. Cuando terminó el trayecto comentó que parecía que había llevado todo el peso del mundo. El niño le respondió que tenía razón ya que él era el amo del universo y sobre él recaía todo su peso.

El artista presenta a San Cristóbal con el Niño Jesús sobre sus hombros, llevando la bola del mundo dividida en tierra, cielo y agua. La mano derecha del Santo sostiene aquella vara que apenas la hubo hincado en la tierra reverdeció y floreció; visto este milagro muchos se convirtieron a la fe de Cristo. En el otro brazo lleva una piedra de molino, que atestigua su poderosa fuerza.

Las calles laterales de este retablo están divididas en varios cuerpos que relatan pasajes de la vida de otros santos: San Pedro, San Blas y San Millán.

El autor de esta obra sabe jugar con la perspectiva jerárquica en sus figuras, pero no es capaz de solucionar el espacio, porque en la escena principal en vez de presentar un río en escorzo presenta una "montaña de agua". Sin embargo, en las calles laterales cada escena está solucionada con un encuadre arquitectónico.

La maestría del dibujante se aprecia en muchos detalles, que hablan del dibujo lineal sentido y preciso de este artista y lo encuadran dentro de su estilo pictórico.

La bordura de castillos y leones heráldicos parece indicar que fue realizado para una fundación real. También es probable que haya pertenecido a algún monasterio riojano, si se tiene en cuenta la devoción que se tenía a San Millán en esa región.

En 1969, por donación de don José Luis Várez Fisa, entró a formar parte de la colección del Museo del Prado.

Texto y foto: http://museoprado.mcu.es