Esta espléndida obra evidencia el conocimiento directo que tenía Annibale Carracci
de la pintura veneciana y ya en inventarios antiguos se la describía como
realizada "ad emulatione di quella di Tiziano", el cual pintó varias versiones del
tema, una de ellas conservada en el Museo del Prado.
Ambos pintores, basándose en la historia relatada por Ovidio en las Metamorfosis, eligieron
momentos diferentes a la hora de concebir su obra. Carracci optó por una sugerente
escena, en la que refleja la pasión nacida entre Adonis y Venus tras su encuentro
casual en el bosque, cuando él partía hacia una cacería. Este enamoramiento fue
provocado por una de las flechas de Cupido que, hirió a la diosa Venus, su madre.
Tiziano, a su vez, representó una escena de máxima tensión, cuando Venus trata de
impedir, guiada por un presentimiento, la marcha de Adonis a la cacería fatídica que
le ocasionaría la muerte.
El lenguaje plástico utilizado por Annibale Carracci se separa también de la obra del
veneciano. En su versión destaca sobre un paisaje umbroso a los tres protagonistas
de la escena, acentuando la sensualidad de sus cuerpos mediante la luz dorada que
incide sobre ellos, y para realzar, aún más, la figura de Venus, la dispone en
diagonal sujetando con sus brazos a Cupido. El rotundo cuerpo de la diosa anuncia ya
el modo con que Rubens se expresaría tantas veces en sus desnudos.
Carracci sitúa a Adonis en una actitud plena de dinamismo que contrasta con la
languidez del cuerpo de Venus. El artista crea, a través de un juego de miradas, una
complicidad amorosa entre éste y la diosa de la belleza, mientras los ojos de Cupido
se dirigen hacia el espectador y lo implica en estos acontecimientos al señalar con
su dedo la herida infringida por él a su madre.
Existe una copia antigua de este cuadro en el Kunsthistorisches Museum de Viena
considerada autógrafa hasta la segunda mitad del siglo XX, momento en el que se
profundizó en el conocimiento de la obra del Prado. Ésta ha sido estudiada a través
de varios dibujos preparatorios conservados en la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando de Madrid, en el Museo de los Uffizzi de Florencia y en el British
Museum de Londres, y por medio de radiografías, poniendo de manifiesto la gestación
y los cambios llevados a cabo por Annibale en su realización.
No se conoce el nombre de su destinatario inicial. Perteneció a la colección de pinturas
del marqués genovés Giovanni Francesco Serra, en cuya almoneda fue adquirida en 1664
por Felipe IV. Al entrar en las colecciones reales fue colgada en el Alcázar de
Madrid, pero a partir del siglo XVIII y durante el XIX fue recluida, por su
sensualidad, primero en la Casa del Rebeque, luego en el Gabinete Reservado de la
Academia de San Fernando y, por último, en la Sala Reservada del Museo del Prado.
Desde 1883 a 1984 estuvo depositada en la Universidad Central de Madrid, en Facultad
de Filosofía y Letras. Finalmente, terminó su peregrinaje regresando al Museo del
Prado en 1984.
Texto y foto: http://museoprado.mcu.es
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