El Retablo del Arzobispo don Sancho de Rojas es un interesante ejemplo de
arte gótico con influencias de la pintura trecentista florentina, realizado por
los pinceles de un pintor castellano.
La estructura del conjunto está compuesta por tres cuerpos que forman siete
calles, cinco de ellas rematadas por pequeños tabernáculos con agudos
gabletes. En la predela, dentro de medallones lobulados, se representan cabezas
de santos y santas, las cuales no pueden ser identificadas ya que no llevan
ningún atributo.
Los temas desarrollados en cada una de las tablas se pueden asociar con el ciclo
de la Infancia de Cristo (Anunciación, Natividad, Adoración de los Magos y
Presentación en el Templo), con el ciclo de la Pasión (Cristo ante Caifás,
Flagelación, Camino del Calvario y Crucifixión) y, por último, con el ciclo
de la Muerte y Glorificación de Cristo (Quinta Angustia, Santo Entierro, Bajada
al Limbo, Pentecostés, Ascensión y Misa de San Gregorio). Cada una de estas
escenas presenta la iconografía que era habitual en la época.
El conjunto está presidido por la imagen de Cristo Triunfante en actitud de
bendecir, con la bola del mundo sobre su rodilla. Más abajo, dos profetas que
portan filacterias en sus manos flanquean las figuras del ángel y la
Virgen en la Anunciación.
La tabla central está dedicada a la Virgen Entronizada con el Niño rodeada
de un coro de ángeles con instrumentos musicales. Esta iconografía deriva
de la Virgen en Majestad bizantina (Panagia Nikopoia) y está también
relacionada con la tradición de la pintura trecentista italiana. La Virgen
impone la mitra al arzobispo don Sancho de Rojas, mientras el Niño
corona al rey de Aragón, don Fernando de Antequera, gestos ambos que son una
clara alusión al origen divino del poder eclesiástico y real. El pintor
introduce una iconografía que aparece en el siglo XIV, al representar a los dos
donantes precedidos por la imagen de un santo. Estos santos protectores suelen ser
identificados con San Benito y San Bernardo.
Entre los pináculos aparece el escudo de la familia de los Rojas, muy vinculada
a Toledo: cinco estrellas azules en campo de plata. Este blasón permite
identificar al prelado con Sancho de Rojas, el cual estuvo muy
relacionado con el rey de Aragón.
Aunque es posible que en algunas tablas haya intervención de taller, ya que se
aprecian modelos diferentes, en especial en las escenas de la derecha, el
conjunto está plagado de detalles sugestivos como el interés del pintor
por encontrar soluciones espaciales, los incipientes estudios del cuerpo
humano, la expresividad en los rostros de algunos personajes y la riqueza
en la decoración de las telas y los nimbos.
El retablo fue encargado por el arzobispo don Sancho de Rojas para la primitiva
iglesia del monasterio de San Benito el Real de Valladolid. A finales del
siglo XVI fue sustituido por un retablo de Alonso de Berruguete y enviado
a la iglesia parroquial del pueblo de San Román de la Hornija. En 1929 fue
adquirido por el patronato del Museo del Prado.
Texto y foto: Museo del Prado
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