Este ejemplo de retrato matrimonial es una tipología que Lorenzo Lotto introdujo en
Italia y tiene su origen en el mundo flamenco, aunque en Venecia existía cierta tradición
de retrato doble.
Esta obra le fue encargada al pintor por Giovannino Cassotti con motivo de la boda de
su hijo Marsilio, quien en el momento del enlace tenía 21 años, edad muy temprana para
contraer matrimonio en Bérgamo, ya que por entonces lo habitual era casarse hacia los
30 años. El joven murió cinco años después.
El lienzo está lleno de connotaciones sobre las obligaciones y derechos del matrimonio.
La pareja aparece acompañada por Cupido, que sujeta un yugo detrás de los novios, en
señal de los deberes que contraen a partir de ese momento. Del yugo nacen hojas de
laurel símbolo de la virtud y de la castidad que se deben los contrayentes. El tema
de Cupido y el yugo procede del mundo germánico, lo que prueba de nuevo el interés de
Lotto por el arte de las escuelas del norte de Europa.
Los personajes aparecen en primer plano, él de frente al espectador y ella con la
cabeza inclinada y el cuerpo ladeado. Esta actitud de la novia, según algunos
investigadores, es símbolo de su inferioridad social. Faustina luce un traje de
seda rojo y un collar de perlas. En esa época el rojo era el color favorito de las
novias y las perlas simbolizaban la sumisión de la mujer a su marido.
El pintor representa el momento en que Marsilio coloca el anillo en el dedo anular
de la mano izquierda de su esposa bajo la sonrisa irónica de Cupido, mientras ambos
miran al espectador para implicarlo en el instante más señalado de la ceremonia. La
lectura iconográfica del lienzo parece querer poner de manifiesto el carácter
indeleble del vínculo entre los contrayentes.
La obra -firmada y fechada en el extremo izquierdo del yugo: "L. Lotus Pictor / 1523."-
perteneció en un primer momento a la colección de Giovanni Cassotti. En 1664,
procedente de la colección del marqués de Serra, pasó a formar parte de la Colección
Real. Fue inventariada en el Alcázar de Madrid y en el Palacio del Buen Retiro. En el
siglo XIX pasó al Museo del Prado.
Texto y foto: http://museoprado.mcu.es
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