Esta espléndida tabla, también conocida como Madonna della Scala, es un ejemplo
visible del lenguaje del clasicismo florentino de Andrea del Sarto. A partir del
inventario de Carlos I de Inglaterra, que consideraba la figura de la izquierda como
San Juan, se ha especulado que el tema de la tabla podría ser la Consagración del
Apocalipsis, y que el ángel representaría la confirmación de la profecía de la Pasión
y estaría leyendo al Niño el Antiguo Testamento. De ahí la angustia reflejada en el
rostro de la Virgen y la escena del fondo.
Sin embargo, ciertos historiadores
identifican la figura de la izquierda con Tobías y la de la derecha con el arcángel
Rafael, interpretando por lo tanto el gesto del Niño como una afirmación del Libro
de Tobías. Esto permite suponer que Sarto se podría haber inspirado en una obra de
Rafael, La Virgen del Pez (Museo del Prado), que desarrolla el mismo tema.
Otras
veces se ha pensado que el santo fuera San Mateo, patrono de los banqueros, porque,
según Vasari, la obra fue encargada por un banquero florentino. Del evangelio de
San Mateo deriva el Protoevangelio de Santiago, texto apócrifo que relata el
episodio de Santa Isabel y San Juan Bautista huyendo de la persecución de Herodes
contra los inocentes, lo que ayudaría a explicar la escena secundaria.
En un
inventario de 1857 se define la pintura como una Sagrada Familia -la Virgen, el Niño
y San José-, interpretando la figura del ángel como el mensajero que viene a avisarles
de las intenciones de Herodes. La escena se desarrolla sobre un paisaje
montañoso, en el que se aprecia, en la lejanía, una ciudad amurallada característica
de la Toscana, en clara alusión a Jerusalén.
Las figuras principales ocupan todo
el espacio del primer plano, definen un esquema piramidal y crean una armoniosa y
elegante relación rítmica entre ellos. Sarto realizó numerosos dibujos
preparatorios, elaborando minuciosamente todos los detalles hasta conseguir
la perfección compositiva patente en esta tabla. Esta pintura se encuadra dentro
del clasicismo, y es deudora de Leonardo, Rafael y también de Miguel Ángel -en el
doble contraposto de la Virgen en relación al Niño y en la monumentalidad de sus
figuras-, pero con elementos que presagian ya el manierismo. Las tonalidades
empleadas por Sarto anuncian ya las posteriores gamas utilizadas por los pintores
manieristas. Vasari, en sus Vidas de artistas, cita esta obra como un encargo del
banquero florentino Lorenzo di Bernardo Jacopi.
En 1605 fue adquirida por el duque
de Mantua, Vicenzo Gonzaga, y en 1627 pasó a poder de Carlos I de Inglaterra, en cuya
almoneda fue comprada, en 230 libras, por el coronel William Wetton. Éste la vendió
en 500 libras a don Alonso de Cárdenas para don Luis Méndez de Haro, quien se la
regaló a Felipe IV. Velázquez la depositó en la sacristía del monasterio de El
Escorial.Finalmente en 1819 ingresó en la colección del Museo del Prado.
La tabla
está firmada en la segunda grada con el monograma del artista.
Texto y foto: http://museoprado.mcu.es
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