Pintado en el otoño de 1786. Transferido entre 1856-1857 desde la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, Madrid, al Palacio Real
(sótanos del oficio de tapicería). Ingresó en el Prado por reales órdenes de 18.1 y 9.2. de 1870.
El Otoño, estación del dios Baco, se transforma aquí en una vendimia moderna, en que un joven majo, sentado sobre un murete
de piedra y vestido de amarillo, color que simboliza el otoño, ofrece a una dama un racimo de uvas negras. El elegante niño, intenta
alcanzar las uvas, reservadas, sin embargo, a los adultos. Tras ellos, una campesina lleva sobre su cabeza, con dignidad y apostura
clásicas, una cesta llena de uvas, que trae de los campos del fondo. En ellos, los campesinos se afanan en la recogida del fruto, inclinados
sobre las viñas, mientras uno se yergue mirando a sus señores. El fértil valle se cierra al fondo por altas montañas, que recuerdan la
sierra de Gredos, cerca de Arenas de San Pedro en Ávila, tierra de viñedos.
El tapiz resultante de este cartón formaba parte de los
que iban a decorar el comedor (?) de los Príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma) en el palacio
de El Pardo, encargo de 1786-1787. Por su formato, hubiera debido situarse en uno de los muros laterales, pareja sin duda de La primavera.
La serie iba a consistir en trece tapices con el tema de las Cuatro Estaciones y otras escenas campestres, descritas como "Pinturas
de asuntos jocosos y agradables". Los tapices no llegaron a colgarse en su destino por la muerte de Carlos III, ocurrida en diciembre
de 1788. El Museo del Prado conserva los once cartones y uno de los seis bocetos preparatorios conocidos.
Texto y foto: http://www.museodelprado.es
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