Esta soberbia tabla de Las Tres Gracias formó parte de la colección de Rubens hasta su
muerte. Hay versiones encontradas sobre si fue adquirida para Felipe IV, o supuestamente
regalada al Rey por la segunda mujer del pintor, Helena Fourment.
En 1666 la obra fue inventariada en el Alcázar de Madrid, en las Bóvedas de Tiziano,
junto a los desnudos que este pintor realizó para Felipe II. Durante el siglo XVIII
se la consideró como la pintura más conflictiva de la Colección Real y estuvo a punto
de ser destruida. Aunque su destino final fue confinarla en una de las distintas Salas
Reservadas que estaban destinadas a la pintura de desnudo (Casa del Rebeque, Academia de
San Fernando y Museo del Prado). Esta incomunicación se abandonó en 1838 cuando pasó a
exhibirse en la colección general del Museo.
El pintor flamenco representó en esta tabla a las tres hijas de Zeus y Eurínome. Otras
veces su madre podía ser Hera. Las Cárites griegas, que se corresponden en la mitología
latina con las Gracias, se llamaban: Áglae (la deslumbrante), Eufrósine (la gozosa) y Talía
(la floreciente). El primero en mencionarlas fue el poeta griego Hesiodo (siglo VIII a.C.)
en su obra Teogonía. Las descripciones que siempre se hicieron de ellas las presentaban
desnudas y entrelazadas por los hombros, sin principio ni fin. La iconografía habitual
de estas diosas, representadas tanto en piedra como en pintura, se corresponde con la
descripción literaria.
Las Gracias habitan en el Olimpo, junto a las Musas, y protegen a los filósofos. Son las
diosas de la belleza, el encanto y la alegría. Su influencia se aprecia en los trabajos
del espíritu y en las obras de arte.
Es muy posible que la inspiración rubeniana partió de diversas versiones sobre este
tema, como podría ser el grupo helenístico de la catedral de Siena que pudo haber
admirado en su viaje por Italia, o bien utilizó la estampa, muy divulgada en su
época, del grabador florentino Marco Antonio Raimondi sobre este asunto.
El pintor flamenco sigue en esta tabla la tradición establecida y las presenta:
desnudas y entrelazadas, una de espalda y dos de perfil. Sitúa a las Gracias en un
primerísimo plano que destaca la morbidez de sus cuerpos desnudos y luminosos.
El espacio que las circunda representa un paisaje con una línea de horizonte baja,
que realza aún más sus contornos. Las figuras a su vez están enmarcadas por una
fuente clásica a su izquierda, propia de un jardín, y un árbol al lado contrario.
Rubens, para crear un espacio escenográfico que enmarquen a las Gracias, coloca
sobre sus cabezas una magnífica guirnalda de rosas colgada de las ramas del árbol
igual que sus ropas abandonadas.
Era habitual que su segunda mujer, Helena Fourment, posara como modelo, como hizo para
esta tabla. Según Eugenio d'Ors, la otra figura podría representar a su primera mujer,
Isabel Brandt, lo cual es posible aunque no verosímil.
Existen dos dibujos preparatorios para Las Tres Gracias; uno se encuentra en el Museo
Nacional de Varsovia y el otro en el Courtauld Institute de Londres.
Texto y foto: http://museoprado.mcu.es
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