Este cuadro, del que se desconoce su destino original, formaba parte de las Colecciones Reales.
Se sabe que Felipe II lo envió a El Escorial en 1574, lo que quedó registrado en el Libro de
Entregas del Monasterio, redactado ese mismo año: "La Tentación de San Antón con tres mujeres
en un paisaje; las figuras de mano de Maestre Coyntin y el paisaje de Maestre Joachin".
La participación de Quintin Massys y Joachim Patinir en la ejecución de la obra es evidente,
a pesar de que sólo aparece la firma del segundo: "OPUS JOACHIM. AT.. NIER", cerca del ángulo
inferior derecho. La colaboración de los dos artistas flamencos en la realización de algunos
cuadros está suficientemente documentada, al igual que la estrecha amistad que mantuvieron a lo
largo de los años. A la muerte de Patinir en 1524, por indicación suya, Massys fue nombrado
tutor de sus hijas.
Una de las características más relevantes del arte de Patinir es el especial protagonismo
que concede al paisaje en sus composiciones. Es el primer artista flamenco que refleja en
el arte la nueva visión del Cosmos, que considera al hombre una mínima parte del universo,
contrastando con el papel fundamental de la figura humana en el Renacimiento italiano.
El argumento y las figuras de sus cuadros resultan accesorios; son, en definitiva, un mero
pretexto del que se sirve el pintor para desarrollar sus luminosos fondos y sus amplias y
bellas panorámicas, a lo que contribuye la visión desde un punto de mira alto y el trazado
muy elevado de la línea del horizonte.
Patinir realizó, además del paisaje, todas las figuras de pequeño tamaño del cuadro, mientras
que el grupo de figuras situado en primer plano es obra de Massys, quien consiguió una
síntesis muy genuina de los aspectos tradicionales de la pintura flamenca -gusto por el
detalle, colorido vivo y brillante, detallismo en la representación de las telas y de las
joyas- y de elementos tomados del Renacimiento italiano, como es la vieja celestina de la
izquierda, que revela el conocimiento de Massys de los dibujos caricaturescos de Leonardo,
y recuerda otra obra de su mano, que se conserva en la National Gallery de Londres, conocido
como "La Duquesa Fea".
La escena central representa un episodio no mencionado en los relatos hagiográficos conocidos
dedicados a San Antonio Abad. Éste aparece rodeado de tres hermosas damas que intentan
apartarle del camino de la virtud: una le acaricia la nuca, otra le ofrece una manzana
(clara alusión a Eva y símbolo del amor físico), mientras el mono del primer plano (la lujuria)
tira de la capa de su hábito.
Las restantes escenas ilustran otros tantos momentos de la vida del Santo (Lucifer, en forma
de mujer desnuda en una barca, intenta corromperlo; una turba de demonios lo apalea...)
que nos informan acerca de la gran fortaleza espiritual de San Antonio, que termina por
vencer todas las estrategias de seducción urdidas por el diablo.
Texto y foto: http://museoprado.mcu.es
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