La Bacanal de los Andrios es una de las obras que Alfonso d'Este, duque de Ferrara, encargó
a Tiziano para decorar su estudio, el famoso Camerino de Alabastro. Tiziano pintó para esta
estancia de los apartamentos privados del duque en su residencia de Ferrara tres cuadros
mitológicos: La ofrenda a la Diosa de los Amores (Museo del Prado), Baco y Ariadna (Galería
Nacional de Londres) y esta Bacanal;. También retocó el paisaje de El festín de los Dioses
(Galería Nacional de Washington), obra realizada anteriormente por Giovanni Bellini para
esta serie, con el fin de dotar de mayor coherencia pictórica al conjunto.
El tema de la Bacanal procede de las Imágenes de Filostrato, texto del siglo III d.C. que
fue traducido por Isabella d'Este en 1510. La escena transcurre en la isla de Andros, que
según la leyenda era favorecida por Baco haciendo manar vino de un arroyo. Los personajes
beben, cantan y bailan, en un ambiente de fiesta y alegría. Al fondo se ve el barco en el que
llega el dios del vino a la isla.
Tiziano recrea fielmente la celebración de los efectos del vino descrita por el poeta, a la
que incorpora elementos de la época, como las dos figuras tumbadas y vestidas a la moda
renacentista. El pintor estampa su firma en una de ellas, identificada por un ramo de
violetas, lo que hace suponer que se trata de Violante, la amante del pintor. Sostiene en
su mano un instrumento musical, y delante de ella hay una partitura que dice: "Chi boyt ety
ne reboyt il ne seet que boyre soit" (quien bebe y no vuelve a beber, no sabe lo que es
beber), canon atribuido a Adriaen Willaert, músico flamenco que estaba al servicio de la
corte de Ferrara.
En el ángulo derecho aparece una figura desnuda y dormida que nos remite a Ariadna, personaje
de la mitología ligado a Baco, y que es una clara referencia a la escultura clásica, frecuente
en la pintura italiana de la época.
La obra está concebida con un ritmo ondulante, solamente Ariadna escapa a ese desarrollo
rítmico. La sutileza con que están pintados ciertos personajes hace pensar que Tiziano las
copió del natural, algo habitual en su obra. La profundidad del paisaje, con el barco en la
lejanía, está delimitada por los árboles que enmarcan la escena. El rico empleo del color y
la iluminación modulan todo el espacio, en el que las figuras aparecen enlazadas recreando
el movimiento y la alegría propios de estas fiestas.
En 1598 Cesare d´Este entregó Ferrara al Papado y las pinturas del camerino fueron trasladadas
por el cardenal Pietro Aldobrandini a Roma, donde fueron muy admiradas. Posteriormente
pasaron a manos del cardenal Ludovisi, y en 1637 Nicolo Ludovisi regaló la Bacanal y la
Ofrenda al rey de España Felipe IV, en agradecimiento por la cesión del Estado de Piombino.
Ambas obras estuvieron colgadas en las "bóvedas de Tiziano" del Alcázar madrileño hasta el
incendio de 1734. En 1821 ingresaron en el Museo del Prado, procedentes del Palacio Real.
Texto y foto: http://museoprado.mcu.es
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