Guido di Pietro nació en Vicchio en el Mugello. Fraile del convento de Santo Domingo de
Fiesole, cerca de Florencia, inicia su actividad artística muy joven, en el campo de la
miniatura. Desde el principio, su obra aúna elementos de la tradición gótica de finales
del siglo XIV con los avances del primer renacimiento, pero es la espiritualidad que emana
de sus cuadros, la que le hace merecedor de su sobrenombre: Fra Angélico, porque se decía
que pintaba como los ángeles.
El retablo de La Anunciación fue realizado para la iglesia del convento dominico de Santo
Domenico de Fiesole, entre 1425 y 1428. Está formado por una tabla central, rematada en la
parte inferior por un banco o predela. La tabla principal representa la Anunciación en
primer plano, en un interior, y la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso Terrenal, en un
segundo plano exterior.
La relación entre estos dos episodios es la redención del pecado original por la llegada
de Cristo, anunciada a la Virgen por el arcángel San Gabriel. Fra Angélico sitúa a la
Virgen y el Arcángel en un marco arquitectónico, definido por una elegante arquería,
que recuerda las obras que por entonces realizaba Brunelleschi en Florencia, como el
pórtico del Hospital de los Inocentes. El tratamiento racional del espacio y el estudio
de la perspectiva geométrica recogen los planteamientos del arte renacentista. El ángel
se inclina ante María, que adopta una actitud de humildad. El orden y la sencillez del
cuarto que se abre tras la escena alude a las virtudes de la Virgen, así como el pequeño
libro de oraciones que tiene abierto sobre sus rodillas. La paloma del Espíritu Santo
proviene de las manos de Dios, en la esquina superior izquierda, y atraviesa el jardín
del Edén, reafirmando el carácter de redención del pecado original que posee la encarnación
de Cristo. La predela se compone de cinco paneles donde se representan cronológicamente
episodios de la vida de la Virgen: Nacimiento y Desposorios, Visitación, Adoración de los
Magos, Presentación en el Templo y Tránsito de la Virgen.
El tratamiento iconográfico de estas escenas es el característico de la pintura italiana
de los siglos XIV y XV. En esta obra maestra del Quatrocento italiano destacan la maestría
del color y la luz, y la carga poética que se desprende de las figuras. En 1611 se vendió
para construir el campanario al duque de Mario Farnese quien la regaló al duque de Lerma,
gran ministro de Felipe III. En España estuvo primero en la iglesia de los dominicos en
Valladolid, para pasar posteriormente al Convento de las Descalzas Reales de Madrid, desde
donde ingresó en el Museo del Prado en el año 1861 gracias a las gestiones del pintor
Federico de Madrazo, por entonces director del Museo.
Texto y foto: http://museoprado.mcu.es
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