La Adoración de los Magos (Hacia 1510)
Óleo sobre tabla
AUTOR Hieronymus van Aeken Bosch, El Bosco (1450-1516)
Pintura Flamenca (Siglo XV)
La Adoración de los Magos pertenece a la etapa final del pintor flamenco y está considerada
por muchos su obra maestra. Pintado para la capilla de la Douce Mère de la Catedral de Hertogenbosch,
en 1546 fue trasladado al Ayuntamiento durante la revuelta iconoclasta, salvándose así de la destrucción.
La obra fue confiscada en 1567 a Jan Casembroot, partidario de Guillermo de Orange, y el
duque de Alba la donó a Felipe II, quien la envió en 1574 a El Escorial, donde fue colocada en su
oratorio privado. De allí pasó en 1839 al Museo del Prado. Conserva el marco original.
En el reverso de los paneles laterales del tríptico El Bosco reproduce en grisalla la Misa de San Gregorio.
El santo, uno de los cuatro Padres de la Iglesia Occidental, está situado ante el altar, presenciando la
aparición del Cristo crucificado, rodeado por escenas de la Pasión. Entre los personajes que acompañan
al Papa hay dos donantes sin identificar.
El tríptico abierto representa, en la tabla central, La Adoración de lo Reyes Magos, y en las laterales, integradas
en la escena, las figuras de dos donantes, un hombre y una mujer, acompañados por sus santos respectivos,
San Pedro y Santa Inés, a los que se puede reconocer fácilmente por sus correspondientes atributos.
Ambos personajes han sido identificados como Pieter Bronchorst y Agnes Bosscchuyse por sus
respectivos escudos.
El niño, sentado sobre la Virgen, recibe las ofrendas de los Reyes Magos, que representan, no sólo a las
tres edades del hombre, sino también, como es característico ya a finales de la Edad Media, a las diferentes
razas descendientes de los tres hijos de Noé. Con su gesto queda prefigurado el reconocimiento por los
paganos de Jesús como Hijo de Dios, frente al rechazo del pueblo judío.
Destaca la suntuosidad de los ropajes y la riqueza de los presentes: oro, incienso y mirra, que contrasta
con la cabaña ante la que se situa la escena, y la sobriedad de la figura de la Virgen y el Niño. Aparecen
en la escena varias alusiones a episodios del Antiguo Testamento que prefiguran la llegada de Cristo y
la Epifanía: la esclavina que cubre los hombros de uno de los Magos decorada con la Visita de la reina
de Saba a Salomón y la pieza de orfebrería que descansa a los pies de María, que representa el
Sacrificio de Isaac. Detrás de las figuras principales llama la atención un personaje situado en la
puerta de la cabaña, semidesnudo tocado con corona, dificil de identificar pero que algunos críticos
relacionan con la simbología judía y otros con el Anticristo.
El Bosco logra unificar el espacio compartimentado del tríptico mediante el paisaje del fondo, detalladamente
representado y poblado de extrañas figuras y arquitecturas fantásticas, que dotan a la obra del
carácter enigmático del pintor flamenco.
Texto y foto: Museo del Prado
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